MOTOGP

Álex Rins pasa de las caídas a estar "deshecho por dos"

El barcelonés vivió un duro y satisfactorio fin de semana, el primero que ha completado más de cuatro meses después de lesionarse.

Álex Rins pasa de las caídas a estar «deshecho por dos»
Borja González

Borja González

Hace algo más de cinco meses, en el fin de semana del 14 de mayo, en el Circuito de Le Mans (Francia), Álex Rins disputaba su último gran premio completo. En la siguiente cita, en Mugello (Italia), se caía y se lesionaba. Fue durante el sprint disputado el 10 de junio. El piloto del LCR Honda intentó regresar en el Gran Premio de Japón, aunque apenas pudo completar la primera jornada. Y por fin esta vez, en Indonesia, cerró una etapa de una recuperación física que todavía está incompleta, aunque no le limita ya para competir.

Y, siguiendo con el calendario, justo este lunes 16 de octubre se cumple un año de su fantástico triunfo con la Suzuki en Phillip Island, Australia, el escenario de la próxima cita del Mundial de Motociclismo. "En Japón fue imposible. Allí el dolor superaba a las ganas de seguir", explicó Rins en Mandalika en conversación con Relevo, tras completar la primera jornada de entrenamientos.

"El callo óseo estaba tocando el músculo, y eso es lo que no me dejaba seguir. Ahora me duele, pero el tratamiento que hicimos después del primer día en Motegi me ha permitido poder seguir. Eso sí, estoy que me caigo por los suelos de cansado", añadió. El piloto español enfocaba este gran premio como de aprendizaje, "como una vuelta al cole". Sin objetivos claros, como parte del proceso de readaptación, aunque en un escenario complicado. "El entorno, el calor, la humedad: no ayuda nada. Ni el circuito, que es un circuito rápido, con muchos cambios de dirección. No me subía a la moto desde hacía tres o cuatro meses. Puedes estar muy fuerte en el gimnasio, pero como la MotoGP no hay nada", aclaró.

El sábado cumplía con su segunda etapa: entrenamiento libre, Q1 y sprint, una primera prueba de fuego. Del 'estoy que me caigo por los suelos de cansado' pasó a un 'he acabado deshecho' (¡alcanzó las 198 pulsaciones!). Y de deshecho pasó a 'deshecho por dos' tras ser capaz de cumplir con las 27 vueltas del domingo.

"Ha sido duro, muy duro", confesó. "No hemos dejado de luchar para poder estar ahí, para acabar la carrera y volver a sentir lo que es pilotar una MotoGP y hacer un fin de semana; y por eso estoy orgulloso, porque no hemos tirado la toalla. A mitad de carrera se me ha pasado el efecto de la anestesia y ha sido muy duro, aparte de que este circuito es todo a derechas y por eso iba muy al límite. Pero el hecho de pensar un poco en todo el proceso, en todo lo que hemos sufrido en casa, el fisio...".

Y es que, en el momento de la crisis física, Rins se alimentó de su largo periplo y de lo sufrido y vivido durante estos meses, para no arrojar la toalla. "Iba con todo lo que tenía por el cuerpo enfocado a la pierna, no había más. He intentado pilotar cambiando el estilo de pilotaje, descolgarme menos de la moto. En las curvas lentas prácticamente era un palo, ni me descolgaba", reconoce. Porque esas reflexiones sobre este periodo es lo que hizo que no se retirase de una carrera en la que, inesperadamente, brilló. Terminó noveno, si bien es cierto que en un día con muchos incidentes, pero lo hizo marcando un buen ritmo con su Honda, marca que lideró: Marc Márquez y Joan Mir terminaron por los suelos, pero él pudo superar a su compañero, Takaaki Nakagami.

Australia, un fin de semana en el que recuperar sensaciones

"Al final son muchos meses fuera de la moto y acabar noveno con la pista como estaba, con el calor y con todo… Creo que tenemos que estar muy orgullosos", añadió. Terminado el tormento, uno de los doctores del servicio médico del campeonato le esperaba en su box. "Al final te haces películas en la cabeza pensando que ha pasado algo con los tornillos o con algo y me ha examinado. Pero estaba todo bien, así que nada", añadió.

Un paracetamol, y listo para la cita australiana, de la que tan buen recuerdo guarda. "Nos vamos el lunes para allá, llegaremos e intentaré hacer algo de deporte, caminar, intentar dar algo de movilidad para que la sangre fluya, mucho fisio, descargar toda la pierna y todos los músculos". Preparación para un fin de semana en el que, pese a los buenos recuerdos, sólo se plantea mejorar lo conseguido en Indonesia, con la referencia de la distancia que le separó del primero en la meta, 22 segundos.

Objetivos a corto plazo, con la intención de terminar de la mejor manera posible su corta aventura en Honda, y estar listo para el debut con Yamaha, para poder transmitir el máximo de información a los ingenieros japoneses para cuando se encierren en sus cuarteles de invierno. Y también de seguir examinando su físico.

"Tres meses después de la operación hay movimientos que me duelen, algunos tornillos que noto cuando paso la mano, y esto me molesta. Seguro que si no hay peligro algo del material quitaremos. ¿Cuándo? No se sabe, tiene que soldar todo primero", concluyó. Una explicación que permite entender el nivel agonístico al que están acostumbrados los pilotos de motociclismo.