UFC

Sandhagen arranca una victoria y un rugido en Des Moines

El estadounidense venció a Deiveson Figueiredo por nocaut técnico tras una lesión del brasileño y dejó claro que su camino apunta directamente al título gallo de UFC.

Cory Sandhagen celebra su victoria sobre Figueiredo./UFC
Cory Sandhagen celebra su victoria sobre Figueiredo. UFC
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

La noche del sábado en Des Moines se cubrió de expectación como se cubre una mecha antes del estallido. Por primera vez en 25 años, la UFC regresaba a Iowa y lo hacía con una cita inesperada pero crucial: Cory Sandhagen frente a Deiveson Figueiredo, dos estilos, dos naturalezas, dos formas de sobrevivir en el octágono.

Pero cuando la jaula se cerró, el equilibrio duró apenas un suspiro. Desde el primer asalto, Sandhagen impuso su cadencia como quien escribe el ritmo de una canción. No bailó: dictó. Golpeó con intención, cortó ángulos con precisión y llevó la pelea al suelo, donde sus codos hablaron con violencia y claridad. Figueiredo, que alguna vez reinó entre los moscas como un huracán brasileño, parecía esta vez atrapado en un oleaje demasiado alto.

El segundo asalto apenas comenzaba cuando ocurrió lo inesperado. En un intento por cambiar el rumbo, Figueiredo buscó una llave de pierna, un destello de lo que pudo ser una remontada brillante. Pero su propia rodilla, traicionera, se dobló en falso. Y ahí, justo ahí, Sandhagen olió la sangre.

No celebró. No vaciló. Siguió. Golpe tras golpe, forzó la detención del árbitro a los 4:08 del segundo round. El rugido del Wells Fargo Arena fue instantáneo. No por el desenlace abrupto, sino por la certeza de que estaban viendo a un contendiente legítimo, un luchador que no sólo gana: convence.

"Quiero ser campeón algún día", dijo Sandhagen tras el combate, todavía con la adrenalina ardiendo bajo la piel. "He aprendido más en la derrota que en la victoria, pero esta noche fue mía. Y lo hice contra una leyenda".

Figueiredo, por su parte, se retiró cabizbajo, no por la derrota, sino por el modo en que la historia se le escapó de las manos. El brasileño, guerrero de mil batallas, ahora suma dos derrotas seguidas en las 135 libras, una categoría que no termina de abrazarlo como lo hizo la de los moscas.

Con esta victoria, Sandhagen (18-5) no solo se llevó el respeto del público y un bono de $50,000 como "Actuación de la Noche", sino también el derecho a mirar hacia arriba. Su nombre se instala con firmeza en la conversación por el título gallo, mientras el mundo espera el desenlace entre Sean O"Malley y Merab Dvalishvili.

En Des Moines, la UFC no solo volvió: dejó una promesa encendida. Y en medio de esa promesa, un hombre flaco, preciso y cerebral dio otro paso firme hacia la cima.