La UFC, la NASCAR, la NFL, Elon Musk y Joe Rogan, ingredientes de la "manosfera bro" que potenció el triunfo a Trump
El apoyo de ciertos sectores deportivos al candidato republicano han sido claves para su victoria en las urnas.
Washington.- Diez días antes de la noche de su triunfo, Donald Trump hizo algo muy importante: se sentó a conversar con Joe Rogan. Tanto habló, tres horas, que llegó con un retraso sideral al acto de campaña en Michigan, un estado que antes de las elecciones se veía como sumamente importante. Cuando finalmente se presentó ante sus seguidores, se quedó de pie, paralizado y en silencio, mientras sonaba el tema que habitualmente usa el ex luchador conocido como The Undertaker.
Aquel viernes 25 de octubre reunió algunos ingredientes importantes que ayudaron a Trump a derrotar con contundencia a Kamala Harris, ingredientes que sintetizan el mundo de la UFC: el mundo de los "bros", hombres jóvenes felices y a salvo de las críticas en su burbuja, hombres disfrutando de la "manosfera". Un mundo que incluye también a la NFL y la NASCAR, claves en una jugada de último momento de Trump. Y a Elon Musk aportando a los "tech bros" y moviendo millones de dólares de las empresas tecnológicas a favor de Trump en cantidades aún no calculadas.
Tras su salida de la Casa Blanca hace cuatro años, la UFC se convirtió en un importante refugio para Trump, que venía cortejando al mundo de la lucha, la testosterona y la "manosfera" hacía ya varios años. Eso era evidente en cada aparición suya en un combate, recibido con euforia por un público joven y predominantemente masculino, y también lo fue en los festejos en la residencia de Mar-a-lago en la noche del martes 5 de noviembre, con Dana White, el jefe de la UFC, presente.
"Esto es lo que pasa cuando la máquina te persigue", dijo White, traje gris y camisa negra de cuello abierto. "Lo que habéis visto en los últimos años es lo que parece. No se le puede parar, sigue adelante, no se rinde, es el hombre más resistente y trabajador que he conocido en mi vida. Esto es el karma, señoras y señores. Se lo merece".
White agradeció al "poderoso Joe Rogan", emblema de esa "manosfera" en la que la UFC tiene un rol clave. Es la evidencia de cómo cambiaron las cosas en la sociedad estadounidense, pero también entre los republicanos.
Un cambio que se inició ya en 2016, durante la campaña que llevó a Trump por primera vez a la Casa Blanca.
"Déjenme decirles algo. He estado en el negocio de la lucha toda mi vida. Conozco a los luchadores. Señoras y señores, Donald Trump es un luchador, y sé que va a luchar por este país", dijo White en aquella convención republicana. Ese discurso nunca cambió, sólo se intensificó.
Todo era diferente hace menos de dos décadas, cuando John McCain, que llegó a ser candidato a presidente por los republicanos, describió la UFC como "una pelea de gallos humana".
Aquello golpeó con dureza a la organización, porque McCain no era un cualquiera, sino un muy respetado senador con heroico pasado en la Guerra de Vietnam, donde estuvo preso seis años y fue torturado con graves secuelas. En 2008, McCain perdió la lucha por la presidencia con Barack Obama. Aquel Partido Republicano era muy distinto al de hoy, se lo veía como el partido de las élites, que es el cartel que se le cuelga hoy precisamente a los demócratas.
White hizo una fuerte campaña a favor de Trump: habló por tercera campaña consecutiva en la Convención Republicana y fue parte del mitin de cierre en el Madison Square Garden de Nueva York, aquel en el que se describió a Puerto Rico como una "isla de basura flotante". En paralelo, muchos campeones de la UFC se unían a la campaña pro-Trump y se enfocaban en persuadir a grupos minoritarios clave, como el de los árabes estadounidenses, grandes seguidores de la UFC.
Con carteles de campaña en árabe, Trump, que trasladó la embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv a Jerusalén, logró convencerlos de que él garantiza la paz en Cercano Oriente. Y recibió un apoyo muy importante. "La UFC se convirtió en una potente plataforma para el movimiento MAGA (Hagamos América nuevamente grande), destaca Karim Zidan en su newsletter "Sports Politika". "Si hay una liga deportiva americana que realmente se ha convertido en la plataforma de la ideología MAGA y de Donald Trump, esa es la UFC".
Zidan destaca la intención de mostrar a Trump, hoy de 78 años, como un "hombre fuerte" que conecta con ese mundo de los hombres fuertes de la UFC.
"La base principal de la UFC incluye a muchos de estos hombres jóvenes, apolíticos y conservadores (...) Trump la utiliza como un medio para asegurarse de que estos jóvenes apolíticos est´en conectados con él".
Zidan advierte del error de algunos analistas.
"En el periodo previo a las elecciones, los principales expertos descartaron la idea de que la manosfera, una organización de lucha libre, y un grupo de podcasts de derechas pudieran influir en el resultado. Los críticos argumentaron que dirigirse a los hombres jóvenes era arriesgado, suponiendo que no acudirían a las urnas. Resulta que sí lo hicieron", añade Zidan.
"Entre el apoyo de Musk, la plataforma UFC de White y la influencia de Rogan en la generación Z y los 'bros' millennials, la victoria de Trump era casi inevitable. Las encuestas a pie de urna de las elecciones del martes mostraban a Trump en cabeza con un margen de 10 puntos entre los hombres".
Martin Gurri, un cubano que creció en Estados Unidos, espantada su familia por el camino que tomaba la revolución de Fidel Castro, trabajó por décadas como analista en la CIA. Un par de días después de las elecciones se sienta con Relevo a conversar y desgrana sus conclusiones.
"Trump ganó las elecciones con tres factores: los nuevos medios, en contraposición a los tradicionales, algo que podríamos definir como los chicos contra las chicas, y el apoyo de los 'normales', aquellos hartos de las disputas de género y de las estigmatizaciones".
Gurri, autor de un exitoso libro ("La rebelión del público: la crisis de la autoridad en el nuevo milenio"), añade que la victoria de Trump comenzó cuando Musk compró Twitter y se consolidó en las tres horas de podcast con Rogan".
Harris rechazó la invitación a hablar con Rogan y perdió la oportunidad de hablarle a un público que habitualmente se rehúsa a escuchar a los demócratas. Prefirió aparecer junto a su imitadora, Maya Rudolph, en "Saturday Night Live" (SNL), un programa que, en términos de potencial electoral para los demócratas, equivale a cazar en un zoológico.
Aquella aparición de Harris llevó a una protesta del equipo de Trump, que activó la regla de la "equidad de tiempo". Es decir, si Harris dispuso de 90 segundos, ellos tienen derecho al mismo tiempo.
Aparecer en SNL ya no era posible, porque había sido la emisión del 2 de noviembre, la última antes de las elecciones. Pero eso no le importaba al equipo de Trump, que le pidió a la NBC espacio en dos emisiones clave: la transmisión de la NASCAR y del fútbol americano, parte muy importante de la "manosfera".
El domingo 3 de noviembre, apenas finalizada una carrera de los playoffs de la NASCAR, "Trump apareció en un anuncio inusual -destacó "The Hollywood Reporter"-, hablando directamente a cámara mientras llevaba una gorra de béisbol roja de 'Make America Great Again'".
Ese domingo se completó con una aparición de 60 segundos -dos veces el mismo aviso- en "Sunday Night Football", una emisión sumamente popular y que conecta con varios de los sentimientos más profundos de muchos estadounidenses.
"Estamos a dos días de las elecciones más importantes de la historia de nuestro país", dijo Trump, que cerraba así años de paciente y persistente trabajo en la "manosfera", a la que mucho le debe en su regreso a la Casa Blanca.