Terreros, reincidente: ya fue destituido en 2014 por su gestión de la política española antidopaje
El ya expresidente de la agencia española antidopaje cesó en 2014 por decisión del CSD cuando Ana Muñoz era directora general de deportes.

No es la primera vez que Terreros cesa de un cargo público por su gestión de la política antidopaje en España. Toca remontarse a marzo de 2012 cuando Ana Muñoz fue elegida nueva directora de la Agencia Estatal Antidopaje (AEA), nombre que recibía por entonces el organismo creado en 2008. Sin embargo, la agencia carecía todavía de competencias para ordenar o realizar los controles, así como para sancionar posibles resultados positivos, responsabilidad de la Comisión de control y seguimiento del dopaje del CSD.
Apenas cuatro meses antes de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, la AEA recibió un ultimátum de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA): habían detectado un gravísimo incumplimiento en 91 controles antidoping realizados por España y, además, exigían con urgencia a nuestro país un reglamento nacional que se ajustara a la lucha contra el dopaje que establecía el Código Mundial.
Por entonces, la responsabilidad en materia antidopaje en cuanto a la realización de test y gestión de los resultados dependía del CSD. Concretamente, de la mencionada Comisión de control y seguimiento del dopaje cuyo subdirector era desde 2009, al ser también subdirector general de Deporte y Salud del CSD, José Luis Terreros.
Muñoz, como en cuanto al incumplimiento: trató de resolver las irregularidades de los test y dio respuesta a la AMA por cada control. España participó en la cita olímpica y después, ante la gravedad de lo ocurrido, el Secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, movió ficha. El 12 de febrero de 2013 nombró también a Ana Muñoz como presidenta de la Comisión de control y seguimiento del dopaje, de modo que pudiera ejecutar, ahora sí con competencias directas, un plan de lucha antidopaje acorde al Código Mundial de la AMA.
En el seno de esa Comisión, con José Luis Terreros al frente, y desde 2013 con Ana Muñoz en un cargo superior, se establecían los criterios sobre quién era seleccionable para pasar los controles, la realización de los test y qué laboratorio era el encargado de analizar las muestras.Se trabajó también en el proyecto de la "ley de protección de la salud del deportista y lucha contra el dopaje en la actividad deportiva" que finalmente el Parlamento aprobó el 20 junio de 2013. Cumplían así con la segunda exigencia de la Agencia Mundial Antidopaje y España, por fin, tenía su nuevo reglamento. A partir de ahí la AEA pasó a llamarse AEPSAD (Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte).
Todo lo que ocurrió desde que en 2012 la AMA llamara la atención de España en materia antidopaje fue explicado por la propia Ana Muñoz en el Congreso de los Diputados en septiembre de 2013 con la ley recién aprobada y con el análisis de los controles realizado previamente: "Se detectaron 851 formularios de controles que tenían incorrecciones, que permitían anular los controles de un total de aproximadamente 5.600. Era un porcentaje lo suficientemente importante como para que llamara nuestra atención", aseveró.
Muñoz también detalló que "había 93 agentes de control del dopaje que habían realizado actuaciones incorrectas" y que "algunos agentes de control del dopaje tenían relación directa y personal con deportistas que habían estado involucrados en algunas operaciones de dopaje". Aquello puso a España en la diana de la Agencia Mundial Antidopaje y la participación de nuestros deportistas en los JJ.OO de Londres corrió peligro.
En octubre de 2014, un año después, Ana Muñoz fue nombrada nueva directora general de Deportes del Consejo Superior de Deportes. Llegaba al cargo tras dirigir, desde 2012, la antigua agencia antidopaje (primero AEA, luego AEPSAD) y abordar una de las grandes crisis del deporte español. Una de las primeras decisiones que el CSD tomó tras asumir Muñoz su nuevo cometido fue destituir a los responsables directos de la política antidopaje anterior en la Comisión de control y seguimiento del dopaje: primero, Myriam Pallarés, subdirectora general adjunta de Deporte y Salud; después José Luis Terreros, que pasó a ser subdirector adjunto al gabinete del Presidente del CSD.
Sin embargo, cuatro años después, Terreros regresó y con más poder. José Ramón-Lete, presidente del Consejo Superior de Deportes en 2017, lo nombró nuevo director de la agencia española antidopaje -en sustitución de Enrique Gómez Bastida-, cargo que ha ocupado hasta ahora, cuando Relevo destapó el entramado de positivos sin sancionar y una discutida gestión a raíz de dos denuncias presentadas ante el Ministerio.
La política antidopaje española cambiaba de rumbo de nuevo. Decidía poner al frente de la lucha nacional contra el dopaje a Terreros, un médico ya cuestionado por su gestión anterior, en el lugar de Gómez Bastida, un Guardia Civil que dirigió la Operación Puerto en 2006 -una de las grandes manchas del deporte español- y que como director de la agencia española antidopaje, más trabajó por la independencia de la institución. Hasta hoy, que ha sido destituido de nuevo por las mismas razones por las que ya cesó en 2014.