FÚTBOL SALA

Así se rompió la unidad de la LNFS: Rubiales, García y el hotel de Atocha

Acusaciones cruzadas, demandas y una liga rota. Todo comenzó en julio de 2019 con un encuentro que terminaría dividiendo al fútbol sala en dos bandos.

Luis Rubiales, en el centro, en una asamblea de la RFEF en diciembre de 2019. /BALLESTEROS / EFE
Luis Rubiales, en el centro, en una asamblea de la RFEF en diciembre de 2019. BALLESTEROS / EFE
Andrés G. Armero

Andrés G. Armero

Primera semana de julio de 2019, Hotel Only You de Atocha. Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se cita con José María García, presidente del Inter Movistar, y con una relación de directivos de otros clubes que serán protagonistas más tarde en el cambio de rumbo del fútbol sala. En un bando, el de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS), organización a la que pertenecían estas entidades, hablan de "motín y de clubes sublevados". En el otro, el de la RFEF, de "reunión libre en la que no había nada que ocultar".

Sea como fuere, todas las versiones convergen en que la LNFS no tenía constancia de esa cita. Allí estaban también un directivo de Inter, uno del Peñíscola FS, otro del Pescados Rubén Burela y dos del Jaén Paraíso Interior. El FC Barcelona no acude físicamente, pero el entonces mánager del fútbol sala blaugrana mantiene conversaciones telefónicas con la RFEF sobre los asuntos tratados, según un directivo de un club cercano a la RFEF. "El Barcelona ha sido un agente doble. Es como dios, está en todas partes", aclara otro.

Javier Lozano, presidente de la LNFS, en una asamblea de 2022.  LNFS
Javier Lozano, presidente de la LNFS, en una asamblea de 2022. LNFS

En esa reunión, según uno de los presentes, los cuatro clubes ponen en conocimiento de Rubiales una serie de temas para ejemplificar su descontento con la LNFS y la figura de su presidente, Javier Lozano. Entre esos asuntos, le comentan unas supuestas irregularidades de Lozano relacionadas con el Caja Segovia, una de las entidades más emblemáticas del fútbol sala. "Creíamos en una posible unión con la RFEF y dejar de estar en la LNFS, en una poca dictadura, o mucha, que había en aquel momento" (sic), comenta Nicolás Sabariego, director general del Jaén Paraíso Interior, otro de los asistentes al cónclave de Atocha.

Todos los clubes se ven las caras días más tarde, el 11 de julio de 2019, en una Asamblea de la LNFS en la que, pese a las tensiones generadas tras airearse la reunión del hotel, se respalda por unanimidad la negociación del convenio con la Real Federación Federación Española de Fútbol, que databa de 2013 y que en tiempos de Ángel María Villar se renovaba automáticamente. "Se mantenía todos los años, había confianza", explica Lozano, quien tuvo un gran entendimiento con Villar, pero no así con su sucesor Rubiales, elegido en mayo de 2018, con el que había coincidido durante ocho años en la Junta de la RFEF.

El propio presidente de la RFEF mueve ficha. Luis Rubiales cita el 8 de agosto de 2019, un mes y unos días después del encuentro de Atocha, a todos los clubes (sin la presencia de la LNFS) para explicar sus planes para el fútbol sala. Pero, según alguno de los presentes, no logra aunar más voluntades que las de los clubes del hotel. "Ahí comienzan unas guerras, presiones, chantajes… pero los otros clubes no ceden. Además de una cacería contra mi persona", denuncia Lozano.

José María García, presidente de Inter.  JUAN DE DIOS ORTIZ
José María García, presidente de Inter. JUAN DE DIOS ORTIZ

Tras reuniones entre bambalinas de varios de los actores secundarios de esta película, con algunos nombres históricos del fútbol sala, la sangre termina por llegar al río. No hay convenio que valga. En octubre de 2019, la RFEF asume la organización de las competiciones alegando "que en sede judicial un abogado de la LNFS ha dicho que la RFEF estaba haciendo dejación de funciones", subraya Javier Lorente, actual director de fútbol sala de la RFEF, antes de ponerse en la piel del ente federativo: "Pues cojo las competencias y se acabó el problema".

En diciembre de 2019, la RFEF pide dos años de inhabilitación por el mencionado asunto de Caja Segovia a Javier Lozano, quien contraataca con una querella por supuestos delitos de prevaricación y coacciones contra Rubiales, Andreu Camps (secretario general de la RFEF), el juez instructor y el juez único de competición, que se admite a trámite en junio de 2020. Lozano se blinda ante una posible inhabilitación federativa.

En julio de 2020, cuatro equipos de Primera (en aquel entonces) abandonan la LNFS: Inter, Jaén, Peñíscola y Burela, los cuatro que acudieron físicamente a la reunión de Atocha. La LNFS, desposeída de la organización de la competición, se queda sin esas entidades y comienza el conflicto de los derechos televisivos. Los clubes de LNFS habían firmado un contrato suculento, gracias a las relaciones de Lozano, con LaLigaSportsTV por cinco años, en vigor hasta el 30 de junio de 2023.

Los disidentes alegan "que es un contrato con vicios de nulidad, entre otros, que la LNFS ya no organiza la competición" y se van del acuerdo que habían suscrito para comenzar un peregrinaje por televisiones y plataformas varias. El departamento de Antipiratería de LaLiga les corta la señal en numerosas ocasiones. Al final, encuentran refugio en la web de la RFEF, donde no puede actuar Antipiratería. El cambalache confunde a los aficionados: unos partidos se dan por LaLigaSportsTV y otros por www.rfef.es, depende de qué club ejerza de local. En esta coyuntura, Inter Movistar presenta su gira Megacracks a un programa de ayudas de la RFEF llamado Somos Más, cuyas bases se publican en la web federativa, y obtiene la subvención. En el club no quieren hablar de cantidades. "Unos 250.000€", dicen a Relevo otras fuentes.

Imagen de un partido de El Pozo y el FC Barcelona en 2021.  LA VERDAD
Imagen de un partido de El Pozo y el FC Barcelona en 2021. LA VERDAD

Para mayor complejidad, en esa temporada de los líos aparece en escena el Real Decreto-Ley 15/2020 del 21 de abril de 2020, que autoriza a la RFEF a gestionar de forma global los derechos audiovisuales del fútbol sala, siempre y cuando no haya un contrato existente, como el actual que expira en junio de 2023. Mientras aguardan al 30 de junio, esos clubes y los que se les sumaron después, como los navarros Xota y Ribera en Primera, se enfrentan, por el conflicto audiovisual, a una demanda por valor de más de 700.000 €, que supondría la desaparición de alguno de ellos, como reconocen a Relevo. También está en ese frente el FC Barcelona, porque da sus partidos de local en la web federativa, sin abandonar la LNFS. El don de la ubicuidad, siempre en boca de sus colegas.

El embrollo es cada vez mayor. Tras asumir la RFEF la organización, se suceden las sanciones a los clubes, según Lozano, "a imagen y semejanza del fútbol femenino". Primero, multas a los que no llevan parches de la RFEF en las camisetas, luego a los que exhiben el logo de la LNFS en las vallas. "Son las normas de la competición, que ellos han aceptado para competir en la RFEF… Se les ha multado, lo han quitado y nada más", explica Lorente desde el ente federativo.

José Manuel Franco, presidente del CSD, en la presentación de los presupuestos de 2023.  JAVIER LIZÓN / EFE
José Manuel Franco, presidente del CSD, en la presentación de los presupuestos de 2023. JAVIER LIZÓN / EFE

En medio del fuego cruzado, la LNFS sólo tiene, en teoría, un camino para recuperar el poder organizativo y televisivo antes del 30 de junio, una improbable profesionalización en el corto plazo que ya ha solicitado al Consejo Superior de Deportes. "Hace cuatro años estábamos preparados para ser profesionales, ahora ya no lo sé", comenta una voz autorizada de este deporte.

Hoy por hoy, el fútbol sala es un reino de taifas en el que los clubes están presentes en las diferentes Comisiones de la RFEF, mientras la mayoría continúa en la LNFS. Y nadie se fía de nadie. Hace dos meses José María García sorprendía a la audiencia al ser preguntado por Rubiales en el programa de TVE Plano General. "Le esperaba mejor", sentenció tras cinco segundos de silencio que no saben interpretar ni los integrantes de la reunión de Atocha.