Los 163 minutos frenéticos que han cambiado la vida de Carolina Marín: "Creo que nos han puesto una multa"
El 8 de mayo pasará a la historia de la onubense por su distinción con el mayor galardón internacional entregado en España.

163 minutos. Es el tiempo que pasó desde que el móvil de Carolina Marín comenzara a echar humo la mañana de este miércoles hasta que pronunciara, con la voz emocionada, el primer discurso como premio Princesa de Asturias de los Deportes 2024. Eran las 10:55 de la mañana cuando su madre, que sabe que 'Caro' no coge el teléfono habitualmente porque siempre lo tiene en silencio, insistía por Whatsapp a su hija para alertarle de que iba a recibir una llamada importante y que, a pesar de que el entrenamiento para ella es sagrado, debía descolgar el teléfono. En la cabeza de Marín ni siquiera estaba que era el día en el que la Fundación Princesa de Asturias fallaba el premio en categoría de Deportes: "No, no. No tenía ni idea que era hoy. Y mucho menos que alguien había presentado mi candidatura", explicaba entre risas.
"He sentido susto y luego alegría", decía Marín al explicar que los mensajes insistentes de su madre le hicieron ponerse en lo peor: "Pensaba que le había pasado algo a algún familiar". Sin embargo, pronto salió de dudas. Al leer a su madre, que no desveló lo que su hija estaba por descubrir, Carolina llamó a su progenitora, que, ante la sorpresa de la deportista, decidió cancelar la conexión. No quería que el teléfono estuviera ocupado a las 11:00, cuando su hija iba a recibir una de las llamadas más importantes de su carrera deportiva. "Eres el premio Princesa de Asturias de los Deportes 2024", escuchó Marín que, con la naturalidad que le caracteriza, explicaba: "Me ha llamado Carlos y, cómo he podido, le he dado las gracias, porque me he puesto a llorar". Se refería así a Carlos Hernández-Lahoz Ortiz, jefe del área de Premiados y Candidaturas de la Fundación Princesa de Asturias, encargado de comunicar a los galardonados la decisión de los jurados de cada una de las ocho categorías.
En ese momento, dos personas aparecían en su mente mientras sus ojos se empañaban y procesaba lo que acababa de escuchar: su padre, de quien tuvo que despedirse en julio de 2020 y su madre, con quien mantiene una estrecha relación más aún desde la pérdida de su progenitor. Se abrazó con Guillermo Sánchez, su preparador físico y junto a su entrenador, Fernando Rivas, sus ángeles de la guarda. Con ellos ha trabajado sin descanso para ser la única jugadora de bádminton que ha conseguido volver a la élite tras romperse el Ligamento Cruzado Anterior y los meniscos de sus dos rodillas. Más cuando la segunda lesión llegó después de perder a su padre tras los cinco meses más duros de Marín.
Lo primero que hizo 'Carito', como la llaman en casa, fue llamar a su madre: "Fueron segundos sólo porque ninguna de las dos podía parar de llorar", contaba. Así que quedaron en llamarse de nuevo cuando el entrenamiento hubiera terminado para poder compartirlo como ambas merecían. Porque si hay una cosa sagrada en la vida de Carolina es la concentración y la disciplina en sus sesiones. La segunda llamada, previo aviso, fue a Ignacio Paramio, quien lleva la comunicación de la deportista. A las 11:02 recibió un mensaje que decía: "Helloo. Oyee, te llamo ahora". Y así hizo, fue la propia Carolina Marín quien le comunicó que había recibido el premio: "Me acaba de pasar una cosa. Estoy aquí llorando", le dijo, contagiándole el susto inicial que ella misma había tenido. Pero cuando desveló la noticia, Paramio contestó: "Arrea. ¡Felicidades!".
Tras pedirle unos minutos a 'Guille' para recuperarse, volvió al entreno que estaba programado desde las 9:00 hasta las 12:00. Y así fue. Ni el Princesa de Asturias de los Deportes frenó un día de preparación de la campeona olímpica en Río para regresar a lo más alto en París: "Por mi cabeza no pasa la medalla de plata, por supuesto que lo que quiero conseguir y a lo que aspiro, después de que la lesión me impidiera hacerlo en Tokio, es al oro", decía sin miramientos.
Aunque a las 12:00 horas estaba previsto que saliera pitando a un acto organizado con uno de sus patrocinadores, Marín tuvo que cambiar sus planes. La propia Teresa Perales llamó a la marca para explicar que necesitaban que el evento se cancelara porque Marín iba a atender a los medios en la sede del Consejo Superior de Deportes (CSD). Paramio y el equipo de prensa de la Secretaría de Estado para el Deporte se pusieron manos a la obra. A las 12:18 enviaron una nota anunciando que Marín comparecería a las 13:30. A esa misma hora, Carolina corría hacia su domicilio, nerviosa, para ducharse y prepararse. Incluso mandó fotos de varios looks para acertar con una de las imágenes que pasará a la historia de su carrera. Con una americana rosa, se presentó tranquila en el CSD donde ya esperaba la Ministra, Pilar Alegría, y el Secretario de Estado, José Manuel Rodríguez Uribes.
Cambio de planes en el Ministerio y CSD para arropar a Marín
La ministra, que asistía a las 9:00, cuando el entrenamiento de Carolina Marín comenzaba desconocedora de lo que iba a ocurrir, asistía al desayuno informativo del Foro de la Nueva Economía con el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu. Cuando fue informada, puso rumbo al Consejo Superior de Deportes, donde la recibían a las 13:17. Lo mismo ocurrió con José Manuel Rodríguez Uribes, quien iba a participar en el acto de proclamación de Elisa Aguilar como presidenta de la Federación Española de Baloncesto que comenzaba a las 12:30 horas en Alcobendas. Sin embargo, la agenda del Secretario de Estado también se vio modificada. A todos les pilló con el paso cambiado. No dudó ni un segundo en dirigirse a un CSD, la casa del deporte español, donde Carolina Marín entrena y había decidido pronunciar sus primeras palabras como Premio Princesa de Asturias de los Deportes. "Creo que nos han puesto alguna multa", bromeaba el equipo de prensa al contar cómo había sucedido la mañana. La comitiva se dirigió a la Calle Martín Fierro a toda prisa para que estuviera todo listo a la llegada de Marín, que se apresuraba a estar lista para su gran momento.
Al llegar al CSD, a eso de las 13:17, le esperaba la Ministra y el Secretario de Estado. Con ellos compartió unos minutos en un despacho antes de entrar, entre aplausos, en la sala de prensa. Fue emocionante. La propia Marín, recordaba en ese encuentro privado cómo fue su llegada a Madrid —algo que también recordó en su discurso—, cuando aterrizó con sólo 14 años y un único objetivo: convertirse en la mejor de todos los tiempos en, el por entonces más desconocido en nuestro país, bádminton. La importancia de su madre se hizo presente también en aquella charla: "Una vez vino a verme entrenar al CAR (Centro de Alto Rendimiento), y cuando me di cuenta estaba de espalda. Me dijo que sufría mucho con la intensidad y la exigencia que tenía en cada sesión, así que ha venido poco y cuando lo hacía, no quería ni mirar", recordaba el entorno más cercano a Carolina tras su rueda de prensa.
A las 13:38 avanzó con paso firme por la sala de prensa, escoltada por Alegría y Uribes, a quien agradeció su presencia. "No sé por dónde empezar, no tengo palabras suficientes, pero gracias al jurado por haber pensado en mí y por haberme elegido ganadora, es un sueño. Hace varios años lo hablaba con mi madre y soñaba con conseguir este premio y se ha hecho realidad", empezaba, volviendo a mencionar de nuevo a una orgullosa Toñi Martín, quien se deshacía en lágrimas atendiendo a varios medios desde su casa en Huelva.
Tres minutos y medio en los que dejó dos claves: "Este es un reconocimiento a toda mi carrera deportiva, a todos los valores de sacrificio, esfuerzo, dedicación, resiliencia... Hemos superado todos los obstáculos en el camino y hemos ido cumpliendo todos los objetivos y sueños que me he marcado", manifestó segura y sonriente. Y dejó el destello de lo que ha sido su vida en los últimos años: "Lo primero que le pido a lo que queda de 2024 es salud, que me respete mi cuerpo estos dos meses y medio, que me deje entrenar y disfrutar de este camino hasta el 27 de julio que empiezo a competir. Pero por pedir, vamos a pedir la medalla de oro", dijo con determinación y alegría. Sin embargo, mientras los fotógrafos tomaban las primeras imágenes de Marín como premiada, se la escuchaba decir a la ministra: "Las medallas son muy bonitas, pero pasan rápido. Las personas no, son las que se quedan", decía.
La gran premonición
Antes de comenzar su entrenamiento del miércoles, el equipo más directo de Marín —con Guille, Fernando y sus fisios— compartió en su grupo de whatsapp algo que sería premonitorio horas después. Comentaban a las 7:53 una entrevista de Javier Sánchez, compañero de El Mundo, a Eliud Kipchoge, justo hasta ese momento, premio Princesa de Asturias de los Deportes de 2023. Ajenos a lo que sucedería horas después, pues tampoco su equipo tenía en el radar que horas después se fallaba el premio de 2024, valoraron la reflexión que dejaba el keniata: "trabajar desde el dolor", algo con lo que Carolina se sentía tremendamente identificada al empezar este último ciclo olímpico con la rotura de su segundo cruzado justo antes de los Juegos Olímpicos de Tokio.
Así terminaron las casi tres horas, 163 minutos, que cambiaron el destino de Carolina Marín, la mejor jugadora de bádminton de la historia no nacida en el continente asiático —cuna de este deporte— que recibirá el próximo 25 de octubre en el teatro Campoamor de Oviedo el más que merecido Premio Princesa de Asturias de los Deportes de 2024. Requisito imprescindible es asistir a la recepción, por lo que Fernando Rivas ya cuenta con que por esas fechas, cuando se disputa el Abierto de Francia en el que suele participar Carolina, Marín estará en Asturias. "Después de los Juegos Olímpicos haremos una reestructuración de su calendario", decía sonriente su entrenador. Con la misma sonrisa, alegría, disciplina y sobre, todo, resiliencia, llegará la onubense a Asturias. Ojalá lo haga con el oro olímpico colgado del cuello. Lo que no olvidará nunca es este 8 de mayo, cuando al fin, tras años con su candidatura sobre la mesa, el jurado decidió que su carrera era acreedora del premio internacional más prestigiosa que se entrega en nuestro país.