Masomah Ali Zada y Eldric Sella, dos historias de superación para el Princesa de Asturias
La ciclista afgana y el boxeador venezolano participaron en los Juegos Olímpicos de Tokio como parte del Equipo Olímpico de Refugiados, galardonado este viernes en Oviedo.

En 2016, las amenazas de los talibanes obligaron a Ali Zada y a toda su familia a huir de Afganistán. El vuelo que les salvó la vida aterrizó en Francia, donde obtuvieron asilo humanitario. Allí, Ali Zada, estudiante de Ingeniería Civil, fue becada para desarrollar sus aptitudes sobre la bicicleta en 2019. Dos años más tarde, y una pandemia de por medio, la afgana compitió en los Juegos Olímpicos de Tokio bajo la bandera del Equipo Olímpico de Refugiados.
En esa misma expedición se encontraba el púgil Eldric Sella, que salió de Venezuela para buscar asilo en Trinidad y Tobago en 2018. Allí continuó sus entrenamientos hasta que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) logró tramitarle una visa que le permitió viajar a Japón para debutar en los Juegos.
Ambos deportistas recogieron este viernes junto a Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI),el Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2022, una distinción que trata de concienciar sobre una de las crisis más importantes de la comunidad internacional.

En la Fundación Princesa de Asturias ensalzan el simbolismo de este galardón, pues consideran que el Equipo Olímpico de Refugiados utiliza el deporte como vía para la ayuda humanitaria, la cooperación y el desarrollo de las personas afectadas por conflictos a nivel internacional.
Junto a Ali Zada y Sella, otros 27 atletas formaron parte de la expedición olímpica en Tokio, donde no obtuvieron ninguna medalla, pero sí el reconocimiento internacional ante una lucha que consideran fundamental.