ATLETISMO

Luis Grijalva, el 'Tarzán' de Guatemala que sólo sale de EE.UU. para correr

Cuarto en el último Mundial en 5.000 m, afronta un laberinto burocrático para competir fuera del país, con riesgo de deportación.

Luis Grijalva, en la final de los 5.000 m en Eugene (Oregón) /JEWEL SAMAD / AFP
Luis Grijalva, en la final de los 5.000 m en Eugene (Oregón) JEWEL SAMAD / AFP
Andrés G. Armero

Andrés G. Armero

"Correr es fácil, sólo necesitas unos zapatos y a ti mismo". Luis Grijalva aprendió desde niño que simplificar los problemas y apretar los dientes le abrirían más puertas que cualquier pasaporte. Ahora es un atleta consagrado, cuarto del mundo en 5.000 m, pero su historia de superación es larga; y está lejos de ver el final.

En Estados Unidos se debate estos días sobre el programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) que Barack Obama implantó hace 10 años para proteger de la deportación a 600.000 niños, conocidos como dreamers. Grijalva es uno de esos muchos soñadores que transitan en el limbo legal: "Puedo vivir y trabajar en Estados Unidos, pero no tengo acceso a la ciudadanía, es muy duro", explica. Sólo puede salir del país en circunstancias excepcionales y tras un maratón burocrático. Un paso en falso y las puertas del sueño americano se cerrarán.

Cuando tenía un año, Grijalva salió de Guatemala con su familia dirección California. "Mi papá no encontraba trabajo y por eso nos fuimos a Estados Unidos", apunta. Su padre ha estado vinculado al sector del automóvil (en una fábrica de camionetas, lavando coches...), pero el Fórmula 1 lo tenía en casa. "Desde niño me pongo retos. Primero quería ser el mejor de clase y luego me propuse ser el mejor de California", comenta. Una beca para estudiar comunicación en el Northern Arizona University era la más preciada de las medallas: "El atletismo cambió mi vida y me dio muchas oportunidades".

La odisea para salir de EE.UU.

El atleta, cuarto del mundo en 5.000 m, explica su situación burocrática. RELEVO

Llegaron los resultados y con ellos la proyección internacional. Su reputado grupo de entrenamiento en Flagstaff (Arizona) comenzó a quedarse pequeño a medida que rebajaba sus marcas. Guatemala le confirmó como uno de los suyos para los Juegos de Tokio en 2021, pero el dreamer no podía viajar. Su calvario en la antesala de la cita olímpica saltó a la prensa mundial, y, a última hora, gracias a la excepcionalidad de su caso, su abogada, Jessica Smith Bobadilla, consiguió un permiso especial.

La opinión pública se olvidó del tema, pero el laberinto burocrático le refresca la memoria en cada competición en el extranjero. En 2022 ha salido dos veces para correr en la Diamond League: una para las pruebas escandinavas (Estocolmo y Oslo) y otra para el Memorial Van Damme en Bruselas. Siempre con el corazón en un puño para que los papeles, los directores de los mítines y su estado de forma converjan en un mismo punto. Es casi imposible rendir así, pero él no es amigo de las disculpas: "Para mí es como cepillarme los dientes, ya es una rutina". Una rutina que le cuesta mucho tiempo, dinero en abogados y en la que no puede fallar: "El riesgo es que me estaría autodeportando".

DACA es objeto de discusión estos días entre Republicanos y Demócratas. Los primeros se aferran a que hace una semana un juez federal de Texas declaró ilegal el programa y urgió a una revisión del mismo. Los segundos, a través del presidente Joe Biden, han emitido un comunicado el pasado jueves: "La vida de los dreamers sigue en el limbo. Los defenderemos de los ataques de los Republicanos y les ayudaremos a encontrar el camino hacia la ciudadanía". En juego, el futuro de cientos de miles de personas que se beneficiaron de DACA, cuando eran menores de 16 años, y ahora viven atrapadas en sus redes. Entre ellos, Luis Grijalva.

El 'Tarzán' de Guatemala

El fondista y su relación con la tierra que le vio nacer. RELEVO

Entender su vida es entender su manera de correr. No teme ponerse al mando de las operaciones en el tartán porque el único miedo es quedarse encerrado. Lo hizo en el Mundial de Oregón en julio para terminar en cuarta posición delante de su afición americana con 13:10.09. "Los astros se alinearon en Eugene, todo era perfecto", dice emocionado. Lo repitió en la Diamond de Bruselas para pegar el enésimo mordisco a su marca en 5.000 y dejarla en 13:02.94, unos 47 segundos menos que su registro en 2018. Pero las marcas no le obsesionan: "Yo corro para divertirme y para ganar".

Hace nueve años que no ve a sus dos hermanos y hace dos que no ve a su madre, todos ya en Guatemala, pero Grijalva sonríe porque sabe que el destino le tiene reservado algo grande. Hace 22 primaveras (tiene 23) llegó a un país del que no puede salir salvo contadas excepciones. No es muy justo que un alma libre como la suya, que adora la naturaleza y que en las últimas vacaciones se dedicó a explorar el Gran Cañón del Colorado, esté enclaustrada. "Tengo ganas de ver mundo", repite.

Una canción en su honor

Tarzán, como se le conoce desde que a los 18 decidió dejarse el pelo largo, ya ha experimentado unos Juegos y un Mundial. Ahora tiene dos años por delante para hacer lo que siempre ha hecho, llevar el concepto de imposible al siguiente nivel. En París 2024, si los dichosos papeles lo permiten, Guatemala verá a su plusmarquista de 5.000 m volar en el tartán. Siempre y cuando el héroe no decida otra cosa. "En otra vida creo que sería un buen nadador", concluye. A estas alturas, nadie duda de que se ha ganado el derecho a moverse tranquilo por el mundo. Pero la Justicia es, por desgracia, bastante más lenta que Grijalva.