JUEGOS OLÍMPICOS

Tras la corrupción de Río y Tokio, así eligen hoy la sede de los Juegos Olímpicos (spoiler: a dedo)

Los escándalos en las votaciones de 2016 y 2020 y el rechazo ciudadano han llevado al COI a cambiar el sistema de elección. Hasta 2032 ya están decididas las sedes.

La delegación de Brasil, encabezada por Carlos Nuzman, Lula da Silva y Pelé, celebran la elección de Río en 2009. /Charles Dharapak-Pool/Getty Images
La delegación de Brasil, encabezada por Carlos Nuzman, Lula da Silva y Pelé, celebran la elección de Río en 2009. Charles Dharapak-Pool/Getty Images
Nacho Encabo

Nacho Encabo

La historia es cíclica, dicen. Bella Center de Copenhague, 2 de octubre de 2009. El mundo posa sus ojos en el auditorio danés donde Río de Janeiro supera a Chicago, Tokio y Madrid para ser elegida como sede de los Juegos Olímpicos de 2016. Un bombazo: los anillos por fin alumbrarán Sudamérica. Lo que prácticamente nadie sabía era que había un puñado de votos, quién sabe si decisivos, comprados. El asunto acabó con los principales cabecillas de la candidatura de Río entre rejas.

Teatro Colón de Buenos Aires, 7 de septiembre de 2013. La capital argentina acoge la 125º Asamblea del Comité Olímpico Internacional y Tokio triunfa como sede de los Juegos 2020 por delante de Estambul y Madrid. Nadie sabe a día de hoy si también se compraron algunos votos: las investigaciones siguen abiertas.

La historia es cíclica, dicen. Y cuando de corrupción en el deporte se trata, también hay un nombre que suena, desaparece y después vuelve, siempre vuelve. El de Diack. Primero por Lamine Diack, durante largos años jefe del atletismo internacional, miembro del COI y capo absoluto de las mordidas. Y después, por Papa Massata Diack, su hijo. Aprendió bien en casa.

Lamine Diack junto a Vladimir Putin durante el Mundial de atletismo de Moscú 2013.  EFE/BERND THISSEN
Lamine Diack junto a Vladimir Putin durante el Mundial de atletismo de Moscú 2013. EFE/BERND THISSEN

Fue Lamine Diack el que recibió tres millones de euros por encubrir el escándalo de dopaje en Rusia. Fue Lamine Diack el que recibió dos millones de euros para que Río se asegurara hasta seis votos en aquella asamblea de Copenhague en la que Madrid fue segunda. La candidatura brasileña entregó otro medio millón más, en este caso a Papa Massata Diack, para comprar tres votos más. Años más tarde, Papa Massata Diack volvió al centro de la escena: el Comité Olímpico Japonés realizó varios pagos misteriosos por valor de dos millones de dólares entre agosto de 2013 y enero de 2014 a una consultora de Singapur que transfirió después 370.000 dólares a Papa Massata Diack. La investigación está en manos de la justicia francesa.

Basta unas declaraciones del propio Papa Massata para imaginarse la influencia que ejercía su padre. "El día que Lamine Diack abra la boca, el COI y la FIFA se derrumbarán", dijo en una ocasión a The Guardian. "Porque conoce muchos secretos sobre cómo se cerraron los tratos para obtener muchos de los Juegos Olímpicos. Él lo sabe todo, ha sido el intermediario del poder". Lamine Diack murió en diciembre de 2021 y se llevó muchos de sus secretos a la tumba.

Nuzman, Lula y Cabral, tras la elección de Río 2016.  AFP PHOTO / PIERRE-PHILIPPE MARCOU
Nuzman, Lula y Cabral, tras la elección de Río 2016. AFP PHOTO / PIERRE-PHILIPPE MARCOU

Los dirigentes de Río 2016, en la cárcel

Aquel 2 de octubre de 2009 todo era alegría en la delegación brasileña. Luiz Inácio Lula Da Silva, entonces presidente del país en su primera etapa, lloraba de emoción. A su lado, como se ve en la foto sobre estas líneas, Carlos Nuzman y Sergio Cabral estaban eufóricos. Nuzman era el presidente del Comité Olímpico Brasileño, mientras que Cabral era el gobernador de Río de Janeiro.

Unos años más tarde, los tres coincidieron entre rejas. Lula pasó dos años en prisión por el escándalo de corrupción política Lava Jato antes de que su condena fuera anulada; Nuzman fue condenado a 30 años y 11 meses por corrupción, lavado de dinero y evasión de impuestos; y Cabral fue sentenciado a más de 425 años de cárcel por recibir sobornos por la licitación de las obras del Mundial 2014 y de los Juegos de Río. También recibieron penas de prisión Arthur Soares, empresario y uno de los hombres fuerte en la candidatura, y Leonardo Gryner, director general de operaciones del comité organizador.

Fue el propio Cabral el que lo dejó todo bien claro en su declaración ante un juez en 2019. "Nuzman se me acercó y me dijo: 'Sergio, quiero hablarte sobre el presidente de la IAAF, Lamine Diack. Es alguien que está dispuesto a aceptar sobornos'", confesó Cabral. "Dije: 'Nuzman, ¿cuáles son nuestras garantías aquí?' Y dijo: 'Tradicionalmente vende cuatro, cinco, seis votos. Existe el riesgo de que no lleguemos a la segunda ronda de la votación'", añadió.

Los dos millones de dólares llegaron a la cuenta de Diack en los últimos días de septiembre de 2009. El 2 de octubre, Río de Janeiro -la ciudad que peor nota recibió en los informes previos del COI- superó la primera votación con 26 apoyos, por 28 de Madrid, 22 de Tokio y 19 de Chicago, que fue eliminada. En la última votación, se impuso por 66-32 a Madrid.

Takeda, entonces presidente del Comité Olímpico de Japón, celebra el triunfo de Tokio en la Asamblea de 2013.  REUTERS/Marcos Brindicci/File Photo
Takeda, entonces presidente del Comité Olímpico de Japón, celebra el triunfo de Tokio en la Asamblea de 2013. REUTERS/Marcos Brindicci/File Photo

La investigación sobre Tokio 2020

Cuatro años más tarde de que Río ganara la votación en Copenhague, la Asamblea del COI volvía a reunirse en 2013, esta vez en Buenos Aires, para elegir la sede de los Juegos 2020. Madrid, otra vez, aspiraba a todo. Sin embargo, la capital española no llegó esta vez ni a la votación final: perdió en la primera ronda y después Tokio se impuso a Estambul por 60-34.

Tsunekazu Takeda fue el rostro del triunfo nipón. Nieto del emperador Meiji, era el presidente del Comité Olímpico Japonés y jefe de la comisión de marketing del COI, además de miembro del organismo de los anillos. Aunque siempre negó todo, Takeda dimitió en junio 2019 después de que la justicia francesa empezara a indagar unos sospechosos pagos que realizó en aquel 2013 el Comité Olímpico Japonés a una empresa conectada con Papa Massata Diack.

La firma en cuestión era la consultora Black Tidings, con sede en Singapur y a nombre del empresario Ian Tan Tong Han, que recibió dos millones de euros por parte de los japoneses. Parte del dinero fue transferido después a Papa Massata Diack. Tong Han acabó condenado por falso testimonio, después de que mintiera en un juicio en el que se investigaba a Black Tidings como parte de la trama de sobornos para encubrir el escándalo de dopaje en Rusia. La historia es cíclica, dicen.

La justicia francesa sigue investigando el asunto y todavía no hay nada en claro sobre el supuesto pago de sobornos en la candidatura japonesa. Los Juegos de Tokio, no obstante, también estuvieron rodeados de otras polémicas: el sustituto de Takeda al frente del Comité, Yoshihiro Mori, renunció al cargo en 2021 por unos comentarios sexistas; la candidatura tuvo que cambiar el logo por plagio; y recientemente ha sido detenido un alto cargo del comité organizador por corrupción en las licitaciones para las obras de los Juegos.

París 2024, Los Ángeles 2028 y Brisbane 2032

En medio de ese aroma de corrupción comenzó el proceso para elegir la sede de los Juegos 2024. Pero ya nada sería igual. Además de los escándalos de sobornos, el COI tuvo un enemigo más: el rechazo ciudadano de muchas urbes que no querían semejante inversión pública en un evento deportivo.

Budapest, Hamburgo, Roma, Los Ángeles y París fueron las ciudades candidatas que pasaron el corte final para optar a los Juegos 2024. Así lo anunció el COI en 2015, pero Hamburgo se retiró a los dos meses, Roma tomó el mismo camino en 2016 y Budapest fue la última en bajarse, en 2017. Al final, con solo dos candidatas y para evitarse otro sonrojo en la elección de 2028, el COI decidió por primera vez en su historia otorgar dos sedes a la vez: París albergaría los Juegos de 2024 y Los Ángeles se quedaría con los de 2028. Todos contentos.

Para 2032 hubo otra sorpresa. El COI cambió las reglas y ahora la ciudad sede de los Juegos es propuesta por el organismo olímpico. Se creó una Comisión de Futuros Anfitriones de los Juegos que envía informes al COI y recomienda una ciudad que haya mostrado interés. Después, es potestad de la Asamblea ratificar o no, pero ya no hay votaciones como antes. En 2021, unos días antes de los Juegos de Tokio, Brisbane fue elegida como sede de los Juegos 2032.

2036, ¿destino Asia?

Elegidas ya las sedes de las tres próximas ediciones, con destino Europa, Norteamérica y Oceanía, existen muchas posibilidades de que los Juegos de 2036 viajen a Asia por la regla no escrita de la rotación de continentes.

Aunque todavía no hay candidaturas oficiales, muchas ciudades ya han manifestado su deseo de albergar el evento y la mayoría de ellas están en Asia: además de Londres, Estambul y Budapest, en la carrera están Doha (Catar), Yakarta (Indonesia), Vladivostok (Rusia), Wuhan (China) o Ahmedabab (India).