Entrenar a Juan Lebrón y Jessica Bouzas y acabar haciendo el Camino de Santiago con El Xokas e Ibai: "Tenía dudas, era un reto grande"
Moises Benavente, preparador personal de muchos deportistas profesionales, habla con Relevo de sus clientes y de un reto que le ha cambiado la vida.
Moises Benavente Miana (23 de febrero de 1986, Zaragoza) es un loco de la preparación física. Siempre ha tenido clara su vocación: mejorar la condición física de las personas. Tras licenciarse en ciencias de la Actividad Física y del Deporte, no paró de formarse para llegar al objetivo de trabajar en alto rendimiento y preparar a deportistas profesionales. Su dedicación le ha llevado a preparar a Juan Lebrón o Jessica Bouzas.
Aunque su nombre es muy reconocido en el sector de la preparación física, ha saltado a la fama por Youtube. Empezó a entrenar de manera privada a El Xokas, conocido influencer español que quería llevar a cabo un cambio físico radical. Pero el boom de Moi llegó por hacer junto a su cliente e Ibai, otro referente para los más jóvenes, el Camino de Santiago.
Desde entonces, su vida ha cambiado. Sigue dedicándose a los gimnasios y a que quien le llame y confíe en él alcance su mejor estado de forma. Pero ahora le piden fotos por la calle. No es casualidad que, en su visita a Relevo, una persona lo reconociese en el ascensor. Esto no quita que quiera seguir ligado al alto rendimiento y que muchos deportistas profesionales estén como locos por contar con él en su equipo.
¿En pleno boom de la preparación física, cómo puede uno destacarse sobre el resto y acabar trabajando con famosos o deportistas profesionales?
Al final es una suma de cosas. Creo que el hecho de llevar mucho tiempo dentro de la profesión es un punto positivo. La formación que tengo también. Yo soy licenciado en Ciencias de la Actividad Física, soy fisioterapeuta, tengo un máster en Alto Rendimiento y he estado 15 años trabajando de esto y al final la experiencia y las habilidades, ya no solo técnicas sino sociales, comunicativas con mis clientes, me han hecho llegar a trabajar con las personas que trabajo hoy en día.
¿Te da rabia que pueda haber preparadores con más fama por sus redes sociales que por su conocimiento o formación?
Creo que todo nos puede ayudar para aprender. Hay personas que comunican muy bien o enseñan muy bien lo que hacen en redes sociales y eso le da un alcance, una visibilidad que puede ayudarnos al resto de compañeros que no hacemos tanto hincapié en las redes sociales. Pero creo que no puede ser una herramienta para tomar tu decisión única y exclusivamente los seguidores que tienes. Es decir, hay buenísimos profesionales que no generan tanto contenido en redes sociales porque están inmersos en su día a día, docencia o trabajar con sus clientes. Pero sí que evidentemente es una gran oportunidad el utilizar las redes sociales como escaparate para que conozcan tu trabajo. Y cuanto mejor seas, más fácil va a ser que la gente te valore.
Al contrario, tienes más de 25.600 seguidores en Instagram. ¿Te molesta que la gente pueda juzgarte diciendo que eres más influencer que preparador físico?
No me preocupa la crítica porque realmente considero que aquellas personas que puedan valorar o tener una opinión que a mí realmente me importe, van a ser compañeros profesionales que no me lo van a decir en redes o no van a hacer una crítica en redes. Y sé que la crítica va a existir siempre y que van a ser personas que no tienen la información que yo tengo. Al final, yo cuando trabajo tengo mucha más información que la persona que ve un vídeo de 30 segundos o un minuto. Por tanto, creo que es algo normal con lo que tenemos que convivir, pero no le doy ninguna importancia.
Respecto a trabajar con profesionales: ¿Se idealiza el entrenamiento con deportistas? Lo digo porque en la mayoría de ocasiones conlleva un sacrificio en muchos sentidos (tiempo, esfuerzo, presión...) que no sucede con otro tipo de clientes.
Como tú dices, es una experiencia muy agradable para muchos de los que nos dedicamos a esto. Digamos que el objetivo es llegar a trabajar con atletas de alto rendimiento, con grandes profesionales, pero lleva una alta exigencia de tiempo, de esfuerzo, de dedicación, que a veces no se ve. A veces nuestro trabajo se valora casi por el resultado, entonces creo que es difícil lidiar con eso. Es muy satisfactorio, pero como tú dices, lleva muchas cosas detrás de dejar de pasar tiempo con tu familia, con tu pareja, tiempo para ti, que sabes que es una parte de ese proceso.
¿Alguna vez te has planteado dejar a un lado el alto rendimiento y dedicarte a cliente comunes?
A mí es que una de las partes que más me gustan de mi trabajo es trabajar con alto rendimiento, porque siempre me ha gustado muchísimo el deporte y formar parte de ese proceso es muy gratificante. Pero como bien dices, hay momentos en los cuales te planteas si necesitas dar un paso a un lado y enfocarte en otras partes de tu vida o enfocar tu trabajo de manera diferente, porque sobre todo tú estés contento con lo que haces en tu día a día.
Cuando al deportista no le van bien las cosas, la culpa puede ser de cualquiera, incluido del preparador físico. ¿Has tenido muchas broncas con tus clientes cuando los resultados no salen?
Siempre haces autocrítica y siempre intentas mejorar cualquier aspecto que pueda condicionar el rendimiento o el momento del deportista. Para mí un punto muy importante que tenemos nosotros es el educar o enseñar al deportista. Qué factores influyen en su rendimiento y que si tú estás haciendo las cosas bien y crees en el proceso y crees en el equipo… Que es parte importante de un equipo, todas las personas que integramos eso, sabiendo que el objetivo común es beneficiar a nuestro deportista y que esté siempre disponible y esté en las mejores condiciones. Todos vamos a una. Obviamente todos estamos con la necesidad o la curiosidad de saber si podemos hacer algo mejor, pero aunque haya momentos de duda, sobre todo hay que confiar en el trabajo y saber que si en algún momento dado hay alguien o algún compañero o algún otro profesional que nos puede ayudar con ese objetivo común, saber dar un paso a un lado.
Las lesiones pueden ser el momento más difícil de llevar para un deportista. ¿Cómo lo lleva un preparador físico? ¿Te afecta mucho?
Pues como dices, para un deportista el no estar disponible en su deporte es una sensación bastante negativa y el hecho de que se repita o que sea por primera vez puede condicionar ese proceso. Por tanto cuando algo sucede, para mí es intentar controlar las emociones, es decir, no ser muy negativo. Es parte del proceso. Es parte del deporte. Todos lo van a experimentar. Nuestro objetivo como personas que trabajamos con nuestro deportista es que suceda lo menos que es posible o incluso que no suceda. Poner soluciones. Es decir, 'oye, ha pasado esta lesión, ¿qué es lo que podemos hacer para mejorarlo? ¿Qué podemos controlar para saber que en esta situación o en estas circunstancias hemos tenido esta lesión?' E intentar que no se repita en el futuro.
Aunque siempre has trabajado con profesionales, tu momento de más fama ha llegado una vez has empezado a entrenar al Xokas y has hecho el Camino de Santiago junto a él e Ibai. ¿Cómo nace esta idea?
Yo empiezo a trabajar con Joaquín -El Xokas- en marzo o abril de este año y él ha empezado a hacer un cambio físico, un cambio de hábitos y ha contado conmigo para que le ayude en ese proceso. Ibai también lo ha estado haciendo y dentro del contenido que ellos suben una parte es ese cambio físico, un poco entrenando y haciendo ejercicio. Hace un par de meses estuvimos en casa de Ibai y surgió la conversación de que podría ser bonito hacer un reto como el Camino de Santiago en el futuro, algo que yo veía difícil a corto plazo. Y bueno, me llamaron y dijeron '¿qué te parece que lo hagamos ya en noviembre?' Y fue un reto muy bonito y creo que muy positivo.
¿Cómo han sido estas semanas para ti en las que, de un día para otro, han pasado a pedirte fotos o te reconocen por la calle?
Para mí el Camino ha sido una experiencia súper agradable, tanto por cómo ha sido en sí la experiencia como por todo lo que ha venido alrededor. Es cierto que yo soy consciente de la influencia que tienen tanto Ibai como el Xokas en la población y sobre todo en una población más joven. Y el hecho de que fomenten el ejercicio, la actividad física, el estar en la naturaleza, ya no solo por algo estético sino a nivel mental o cómo se encuentran ellos, es muy positivo. Y lógicamente soy consciente del alcance que tiene porque ha aumentado mi visibilidad en redes. Hay gente que me para o me pide fotos y entonces es una parte de esta experiencia.
¿Confiabas en que Xokas e Ibai podían acabar el Camino en su actual estado de forma?
Es cierto que cuando hablaba con Valentín, que es el preparador de Ibai, y planteamos el reto, yo tenía ciertas dudas porque es cierto que han mejorado mucho su condición física pero no estaban acostumbrados a andar esta distancia. Nosotros hemos hecho 171 kilómetros pero han salido algo más porque hemos hecho, aparte de la etapa, más kilómetros. Entonces para mí era un reto grande. Aunque mucha gente pueda pensar que no es tan difícil andar 20, 23, 25 kilómetros diarios, es un reto exigente. Y me ha sorprendido gratamente que lo hayan conseguido.
¿Cómo empiezas a trabajar en el cambio físico de Xokas?
Realmente, como suele suceder muchas veces, es por una recomendación. En este caso, el entrenador de Ibai, Valentín, le habló de mí y tuvimos una reunión. Le gustó mi manera de enfocar este proceso y empezamos a trabajar.
¿Qué habéis conseguido en estos meses y qué margen de mejor tiene el Xokas de aquí a medio y largo plazo?
Algo que creo que es muy importante y que hay que remarcar es el efecto que puede tener en las personas un estilo de vida muy sedentario. Estamos viendo población joven en la cual pasan mucho tiempo delante de las pantallas, sentados, sin hacer actividad física ni deporte. Creo que han sido un ejemplo de lo que puede suceder en tu cuerpo cuando haces ese estilo de vida. Este cambio, enfocado lejos de un cambio estético, a cómo ellos en su día a día mejoran, cómo mejoro el descanso, cómo me encuentro, cómo me siento, no me fatigo al hacer cosas diarias… Obviamente, hay un cambio estético que también es positivo. Para mí, lo más importante es que estos hábitos o cambios que estamos teniendo, este aprendizaje, lo pueda mantener él en el tiempo lo máximo posible. Conmigo acompañándole en este proceso o, obviamente, él solo.
Entrenas a deportistas profesionales y te llama un influencer. Es decir, un perfil muy diferente de cliente. ¿Dudaste en algún momento si querías asumir este reto?
No. En el momento que me llama, me parece un proyecto muy interesante. Obviamente, por el poder ayudarle a él, por el altavoz que tiene y el hecho de cómo puede impactar su cambio de hábitos o lo que él transmita a su público, en parte, gracias a lo que yo también le pueda transmitir o enseñar. Entonces, creo que, sobre todo, va a haber cosas muy positivas de todo este proyecto.
Mucha gente lo juzgaba diciendo que estaba en mala forma y que llevaba una vida muy sedentaria, pasando mucho tiempo sentado y llevando una mala alimentación. ¿Qué Xokas te has encontrado en el gimnasio?
Es verdad que no he sido un consumidor del contenido o no conocía el contenido de ellos. Por lo menos, no mucho. Pero me he encontrado una persona súper disciplinada, en la cual, siempre que hemos quedado, hemos hecho el entrenamiento, el tío tiene muy claro qué es lo que hay que hacer para conseguir los objetivos y una relación muy buena, o sea que yo estoy muy satisfecho con la relación que estamos creando.
¿Más allá de la carga de trabajo, qué diferencias existen entre entrenar a un deportista y a un influencer?
Por decirlo de una manera rápida y sencilla, el influencer puede tener un impacto mediático muy alto, dependiendo obviamente de qué deportista estemos hablando. Sabes que lo que estés haciendo lo va a ver mucha gente y va a haber gente que lo critique o lo valore de diferente manera. El deportista me quedaría con la inmediatez y la necesidad o la presión que conlleva el resultado. Es decir, tú trabajas con un influencer, no te va a decir necesito esto hoy, pero el deportista sabemos que, oye, tengo el partido hoy o tengo tal torneo en tal día. Esa inmediatez y esa presión. Con otras personas que no tienen esa exposición social o ese impacto de tener la competición, lo vives de manera diferente, pero sabiendo que obviamente, como cualquier otro cliente, buscas que mejore su condición física, que no le duela algo. Son diferentes perfiles, pero en todos ellos intentas que con el ejercicio mejoren.
Pasamos a los deportistas con los que has trabajado. Por ejemplo, Jessica Bouzas, que trabajando contigo ha conseguido una mejoría notable en el ranking WTA. ¿Cómo te surge esta posibilidad?
Empiezo a trabajar con Jessica porque se pone en contacto conmigo Javi Martí, que en ese momento era su entrenador. Al final, creo que por una serie de personas en común, y también porque él veía el contenido que yo subía con otros jugadores, él también estaba metido en el mundo del pádel y conocía mi trabajo con Juan Lebrón. Se pone en contacto conmigo, me presentan el proyecto y yo enseguida digo que sí porque el proyecto me apasionaba y el hecho de poder trabajar con Javi y estar metido en el mundo del tenis, que a mí es un deporte que me encanta, bueno, me apetecía muchísimo. Jessica es una jugadora muy prometedora, una jugadora con la que llevo trabajando dos años y ha mejorado muchísimo. Empecé trabajando con ella estando cerca del ranking 200º de la WTA y actualmente está la 55º. Esperamos que ella siga con esta progresión, siga mejorando porque creo que es una jugadora con la capacidad de estar muy arriba.
¿Vais a seguir juntos la temporada que viene?
No voy a continuar en el proyecto. Al final entiendo que la jugadora quiere dar un salto hacia tener a alguien con el cual pueda viajar más y tener más exclusividad aquí en Madrid, y yo no tengo esa disponibilidad. Estaré apoyándola desde la distancia con cualquier cosa que pueda necesitar y deseando que esté lo más arriba posible.
De Jessica siempre se ha dicho que, para el tenis actual, es una jugadora 'bajita' (1,70m). ¿Cómo habéis conseguido disimular este posible hándicap?
Todo deportista tiene que saber cuáles son sus fortalezas y debilidades. Es cierto que en los deportes podemos ver que hay unas ciertas características que hacen más fácil que llegues a un alto nivel, pero en este caso por ejemplo Jessica que venía de estar en la academia de David Ferrer y David ha sido un ejemplo como un jugador que sin una altura destacada ha llegado a ser top 3 del mundo. Jessica, dentro de que no es la jugadora más alta del circuito, tiene muy buen cambio de dirección, unos desplazamientos muy buenos, tiene muchísima fuerza, tiene golpes muy buenos que contrarrestan en ciertos momentos esa altura que tampoco es una cosa que le condicione mucho. Porque aunque pueda disminuir un poco su capacidad en el saque no es algo tan limitante como si estuviésemos hablando de un jugador de baloncesto.
Otro gran deportista con el que trabajaste fue Juan Lebrón. ¿Es uno de los físicos más completos que te has encontrado en tu carrera?
Algo que es importante y que hay que destacar es que todos los deportistas tienen como objetivo mejorar la capacidad de aplicar fuerza, que a veces pensamos que la fuerza solo la asociamos a musculatura y es la capacidad que aplica fuerza. Para mí Juan era un ejemplo de esa capacidad porque destacaba muchísimo la capacidad de aplicar mucha fuerza en poco tiempo. Eso le hacía desplazarse muy rápido, golpear muy fuerte y ha sido un jugador para mí con las características físicas más altas con las que he trabajado y además con una disciplina y una profesionalidad hacia cómo enfocaba su entrenamiento seguramente el deportista junto a Valentín que más empeño ponían en esa parte física.
¿Si las cosas iban bien, por qué dejasteis de trabajar juntos?
Pues nosotros estuvimos trabajando tres años y al final un poco por lo que comentábamos yo personalmente notaba que no podía ayudar más en ese proceso. No sé si yo tenía un desgaste personal o sentía en un momento dado que no podía ayudar más al equipo. Entonces decidí que lo mejor era dar un paso a un lado y apartarme del equipo más que nada porque siempre he creído que cuando he trabajado con alguien tengo que buscar el beneficio de ese deportista y si yo creía que no estaba en las condiciones de dar mi máximo es preferible echarme a un lado.
Tras Juan, te habrán salido ofertas de otros jugadores del circuito...
El mundo del pádel cada vez me gusta más. Es verdad que la oportunidad de trabajar con Juan ha hecho que dentro de este deporte se me tenga como uno de los referentes y así lo siento. Además por compañeros que son preparadores de otros jugadores así me lo hacen saber. Es cierto que una vez que entrenas con un jugador, un número uno del mundo, esperas o deseas un proyecto igual de ambicioso. No te digo que sea coger a un número uno, pero sí con esas ganas y esa ambición de llegar lo más arriba posible. Me han llegado ofertas pero estoy esperando al proyecto en el cual yo me sienta que esté al 100% con las ganas suficientes para poder dar mi máximo.
También has trabajado con un árbitro de Primera División, Valentín Pizarro Gómez. ¿Cómo ha sido entrenarlo?
El primer año que yo trabajo con Valentín es su último año de Segunda División. Cuando empieza a trabajar conmigo me dice que quiere hacer todo lo posible por dar ese salto a Primera y con otros integrantes del equipo ayudamos en ese proceso. Es muy satisfactorio conseguirlo porque empezamos a trabajar y el año siguiente da el salto a Primera y para mí lo ha hecho muy bien porque además ha tenido diferentes premios de reconocimiento. Ha sido un descubrimiento esta profesión, que muchas veces se ha podido criticar desde fuera porque no se entiende la profesionalidad, pero yo me he encontrado una persona muy meticulosa, muy profesional, estudiando todo a nivel técnico, táctico de los equipos para saber hacer mejor su desempeño y sabiendo que el hecho de que si un árbitro se equivoca tiene una repercusión. El árbitro, como ninguno de nosotros en nuestro trabajo, queremos hacerlo mal. Para mí es una profesión muy compleja que tendríamos que hacer ese ejercicio de empatía por entender que tiene mucha complejidad y mucha presión y que ellos intentan hacerlo lo mejor posible.
¿Es muy diferente el trabajo que hace un árbitro respecto a un deportista de alto rendimiento?
Al final es de élite porque es un profesional, vive exclusivamente de este trabajo. Tienen que pasar una serie de pruebas. Lógicamente la complejidad de un futbolista es mucho mayor por las habilidades técnico-tácticas aparte del entrenamiento específico en el campo. Un futbolista es mayor, pero lógicamente el árbitro tiene que estar preparado a las demandas que tiene el deporte. Sabemos que el deporte cada vez es más rápido, a más intensidad. Si los jugadores cada vez corren más rápido, el árbitro tiene que ser más rápido y tolerar las situaciones del juego.
Cuando cometía un error, ¿llegaba muy tocado a los entrenamientos?
Yo creo que con todos los deportistas y con todos nuestros clientes haces esa faceta de psicólogo, pero yo me encontré una persona súper profesional sabiendo que él hacía, que además a mí me llamaba mucho la atención el tiempo y esfuerzo que hacía él para hacerlo lo mejor posible en su trabajo. Yo me encontraba una persona que era crítica consigo mismo, que era consciente de qué había hecho bien, qué había hecho mal y ponía manos a la obra para mejorar esos errores que pudiesen cometer, pero siempre mirando a cómo podíamos mejorar.