ESPELEOLOGÍA DEPORTIVA

Beatriz Flamini interrumpió su gesta ocho días, aunque permaneció incomunicada

Tras más de 500 días bajo tierra en una cueva de Granada, la exkarateka habla de su experiencia como "lo mejor" que ha vivido.

Beatriz Flamini abandona la cueva y se abraza con su equipo./EFE
Beatriz Flamini abandona la cueva y se abraza con su equipo. EFE

Tras más de 500 días bajo tierra en una cueva de Granada, la exkarateka habla de su experiencia como "lo mejor" que ha vivido.

June Lavín

June Lavín

"Es un reto importante. Vamos a intentar protegerla entre todos", recomendaban los espeleólogos de Beatriz Flamini, deportista extrema que ha permanecido 500 días en una cueva de Granada, a los medios de comunicación asistentes en su primera comparecencia mediática. Su último día lejos de la oscuridad se remonta al 21 de noviembre de 2021: "Sigo anclada en ese día. No sé lo que ha pasado en el mundo desde que entré y tampoco esperaba tanto interés. Creía que al salir me iría a dar una ducha, no una rueda de prensa. He cumplido 49 y 50 años en la cueva, pero no lo he celebrado y no me he dado cuenta", reconoce Bea.

"Intentas llevar la cuenta, pero es insostenible. Perdí la percepción temporal en el día 65, más o menos. Cuando empiezas, intentas aprender algún truco, pero he preferido vivir el presente, el aquí y ahora. Cualquier despiste podría haber trastocado el proyecto", continuaba. Este récord extremo tenía en 465 días su mejor marca, pero Beatriz Flamini ha mejorado el registro y lo ha elevado a los 500. "Claro que ha habido malos momentos. Recuerdo una invasión de moscas, estando llena de larvas, y las alucinaciones auditivas propias de estar tanto tiempo sola y en silencio", apunta la exkarateka.

Para Flamini, su día a día se basaba en sensaciones: "Dedicaba las horas a leer, tejer, escribir, dibujar, comer cuando tenía hambre y beber cuando tenía sed. Tienes que estar sana y nutrida para que la mente responda. Estaba donde quería estar, haciendo lo que en todo momento he querido hacer. He cumplido un sueño". En la cueva, sin contacto humano y sin noticias sobre sus familiares o amigos, Bea asegura haber disfrutado la experiencia. "Lo más importante es que lo que quieres, sientes y piensas sea coherente. Echas de menos a todo el mundo, a mí misma incluida, pero nunca pensé en pulsar el botón del pánico".

Beatriz Flamini cumple 500 días bajo tierra.Dokumalia

"No quería salir y nunca he pensado en abandonar", indicaba, mientras se dirigía a su equipo de espeleólogos, entonando un "me habéis sacado [risas]". El 21 de noviembre de 2021, Beatriz Flamini vivió su último día normal antes de empezar su particular reto. Su equipo, al que en todo momento se refiere como "muy importante" a la hora de haber batido el récord, en todo momento la apoyó y se preocupó: "No te puedes preocupar por tu familia o por tus amigos, sólo por tu equipo".

Después de 500 días bajo tierra, la deportista extrema no sintió "nada" al ver la luz: "Para mí ha sido como una noche. No he echado de menos la luz o el sol. La sensación que me invade es la de satisfacción. Estoy muy a gusto". Desde el día de su ingreso en la cueva, ha estado alejada de la actualidad y de sus seres queridos. "No había ningún comando extremo; ha sido incomunicación con todas las consecuencias, tanto para mí como para la otra parte. En caso de morir mi padre o mi perro, acordamos que yo prefería no saberlo. Quería enterarme de todo al salir, no estando en la cueva", afirma Flamini.

No había ningún comando extremo: si mi padre o mi perro morían, prefería no saberlo hasta que el reto acabase

Beatriz Flamini Deportista extrema y exkarateka

Leer se ha convertido en una vía de escape para Beatriz Flamini, que en todo momento ha sabido separar la información de la imaginación en las líneas de las que se empapaba: "Las veces que he leído libros dentro de la cueva las he afrontado como experiencias, pero no he dejado que me afecten en el presente. No me he imaginado escenarios, para mí era información y agradecimiento al autor: gracias por contarme esto y no por hacer que me imagine en un sitio u otro".

Permanecer 500 días bajo tierra ha sido, hasta la fecha, la experiencia más extrema para Beatriz Flamini, que reconoce que "los retos no van a parar" y que "esto tan sólo ha sido una preparación personal y profesional para recorrer Mongolia sola y a pie".

"Cada cinco cacas, iba al intercambio con mi equipo. Subía la basura y me sentía igual que los dioses: yo dejo mis ofrendas, ellos las recogen y me dan más comida, ropa o lo que fuese. Así lo acordamos. Todavía no me he duchado, pero tengo ganas de hacerlo", concluía Beatriz Flamini entre risas.

Tuvo que salir 8 días

Un fallo técnico en el interior de la cueva donde la deportista Beatriz Flamini cumplía el reto de pasar 500 días en una cueva la obligó, por motivos de seguridad, a abandonarla durante ocho días en los que continuó aislada y sin comunicación con el exterior en una tienda base hasta que se solventó el problema.

Según ha trasladado a EFE Flamini y una portavoz de la productora Dokumalia, que forma parte de este desafío enmarcado en un proyecto científico, el fallo se dio en el router ubicado en la cueva para permitir a la deportista conectarse a internet a través de un ordenador "capado", sin fecha ni hora ni navegadores a los que acceder, para realizar "únicamente" los test que, a petición de los psicólogos involucrados en el reto, debía completar para posteriores estudios cognitivos.

Ese fallo impedía también que Flamini pulsara, si fuera necesario, el botón de pánico ante cualquier emergencia, lo que ponía en riesgo su seguridad, además de que, debido a las ondas magnéticas emitidas, le causaban dolor de cabeza y afectaban a su salud, según el equipo.

La deportista ha manifestado a EFE que aquella circunstancia, que según el equipo se dio poco antes de que se cumplieran los 300 días aislada bajo tierra, hizo que su integridad física estuviera "en peligro", por lo que, siguiendo el protocolo de seguridad y prevención de riesgos establecido para este tipo de proyectos, se decidió que abandonara la cueva.

Fueron ocho días en los que -ha asegurado- estuvo incomunicada en una tienda base. "No tuve contacto con el equipo porque todos conocíamos las normas", por lo que el proyecto no se ha visto en ningún momento desvirtuado, según la deportista.

"No hay nada que ocultar, de hecho me ha extrañado que nadie me lo haya preguntado en la rueda de prensa (que ha ofrecido a su salida de la cavidad)", ha indicado tras señalar que, una vez solventado el problema, tuvo "las narices" de volver a entrar en la cueva para seguir cumpliendo el desafío.

June Lavín
June Lavín

Redactora

June Lavín nació en Vitoria-Gasteiz, cuna del deporte, pero estudió periodismo en la Universidad Europea del Atlántico, en Santander. Después de pasar por Editorial Puskas y A La Contra, ahora