ESPELEOLOGÍA DEPORTIVA

Beatriz Flamini abandona la cueva tras 500 días bajo tierra en Granada y batir un récord mundial extremo

Llevaba desde noviembre de 2021 en una cueva sin ningún contacto con el exterior y este viernes puso fin a la aventura de llevar la espeleología deportiva a su cúspide.

La cueva de Beatriz./
La cueva de Beatriz.
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Punto y final a una aventura extrema. Beatriz Flamini terminó este viernes con 500 días y otras tantas noches metida en una cueva granadina sin ningún tipo de contacto con el exterior. Fue en noviembre de 2021 cuando inició un desafío que ha dado la vuelta al mundo y que buscaba poner en valor la espeleología deportiva. "Estáis todos muy guapos", fueron sus primeras palabras cuando vio la luz del sol.

Hacía año y medio que para Beatriz Flamini sólo existía la noche, dos cámaras y libros, pero no la noción del tiempo ni el contacto con el exterior de ningún tipo. El 20 de noviembre de 2021, esta madrileña, que por entonces tenía 48 años, inició una aventura que le acaba de dar un récord mundial: el de permanencia bajo tierra en condiciones extremas, después de haber vivido todo este tiempo en una cueva de la Costa de Granada, a 70 metros de profundidad. Y este viernes, casi 17 meses después, y habiendo soplado las velas dos veces desde entonces, puso fin a una experiencia con la que ha llevado a su culmen la espeleología deportiva.

Beatriz, 500 días bajo tierra.

Para situarnos, cuando Beatriz Flamini, una exkarateka que se pasó a los deportes extremos, empezó este reto, Messi acababa de iniciar su primer año en el PSG, el Granada CF militaba en Primera tras cerrar una temporada histórica en la que debutó en Europa League y el Covirán Granada todavía no había logrado el ascenso a Liga Endesa. Tampoco había estallado la guerra de Ucrania, las mascarillas seguían siendo obligatorias, España no se había colgado el oro del Eurobasket, Argentina no había conquistado su tercer Mundial ni Alcaraz había alcanzado el número 1 del ránking ATP. Ni siquiera existía por entonces Relevo para poder contar el inicio de esta aventura que arrastra consigo una historia de superación y una preparación física y psicológica sin precedentes que dará pie, además, a la publicación de un documental. Y es que aunque Flamini no ha recibido ningún tipo de información del exterior, sí que ha contado con un gran equipo detrás que ha monitorizado su día a día y le ha provisto de suministros.

A través del denominado proyecto Timecave, la productora Dokumalia realizará un vídeo documental con todo el material grabado estos 500 días sobre este hito que partió de un sueño infantil.

Beatriz, bajando a la cueva.
Beatriz, bajando a la cueva.

"Ella tenía otro proyecto que no pudo hacer por la pandemia y recuperó un sueño que tenía de cuando era pequeña, que era el vivir en una cueva. Y a raíz de eso empezó a desarrollar esta posibilidad de hacer esto. Para eso se puso en contacto con gente que le pudiera apoyar para su experiencia. Entre ellos, la universidad y David, el espeleólogo que le ha dado todo el apoyo logístico para que pudiera entrar con todas las garantías y tener seguridad durante todo este tiempo", indica a Relevo Elena Mera, portavoz del proyecto.

Para esta aventura, Flamini se estuvo preparando física y psicológicamente y, precisamente, su preparador físico y su psicóloga siempre estaban en contacto con aquellos que la han estado monitorizando. De este modo, comprobaban si las fases por las que iba pasando -desde reflexiones hasta alucinaciones- eran o no "normales" dentro de lo que estaba viviendo y así cerciorarse de que su vida no corría ningún tipo de peligro.

Pero, ¿cómo se le daba suministros si no tenía ningún contacto ni siquiera veía la luz del sol? Para ello se diseñó un sistema en el que mediante "una zona intermedia, en la que no había posibilidad de encuentro a través de un protocolo, se llevaba alimentos y se recogían los desechos que ella dejaba. Eso sí, no era de forma regular porque si, por ejemplo, se hacía cada 20 días, ella de alguna manera podía calcular el tiempo y eso había que evitarlo", indica Mera. ¿El motivo? Que ella dejó dicho que, salvo algo extremo, no se interviniera en su reto.

Beatriz, en su cueva.
Beatriz, en su cueva.

De este modo, desde el Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la Universidad de Granada (UGR) se ha ido estudiando cómo afecta el aislamiento social y la desorientación temporal extrema a la percepción del tiempo. Mientras que desde la Universidad de Almería, grupos de investigación en neuropsicología clínica y experimental han estudiado los posibles cambios neuropsicológicos y cognitivos que ha supuesto este desafío que este viernes tocó a su fin.

Tras 500 días de oscuridad y soledad, con la única compañía de 60 libros que ha leído, Beatriz Flamini ha sido sacada de la cueva y dará una entrevista con la que pondrá fin a esta aventura de espeleología deportiva extrema que la ha tenido, nunca mejor dicho, en un agujero.