Nuestro silencio era su poder. Pero ya no, nunca más

Poder es autoridad. Poder es presencia. Poder es influencia.
Poder, en definitiva, es acceder a recursos para mejorar capacidades. Por lo tanto, poder es avance. Poder es independencia. Pero cuando hablamos de poder y, sobre todo, en el deporte, el poder es un espacio masculino. Las mujeres no están presentes. Y hoy es un día para reivindicar la liberación de las cadenas, no de una, sino de todas…
El deporte, y concretamente el fútbol, siempre se ha asociado con la masculinidad, con el liderazgo, con el PODER. Pero, ¿qué pasa con las mujeres? Siguen mostrando su valía, pero siguen fallando las oportunidades. Ni federaciones, ni clubes, ni asociaciones… Sólo 31 mujeres -frente a 205 hombres- ocupan cargos en las juntas directivas de clubes de fútbol de las primeras divisiones masculina y femenina y de las federaciones olímpicas que participarán en París 2024.
Y todavía algunos se cuestionan por qué son necesarias ciertas iniciativas, incluso leyes, que ayuden a romper hegemonías tan masculinas como las que se encuentran en los puestos de poder dentro del deporte.
¿Cuotas? Ojalá este mundo no necesitase de cuotas, ni de leyes, ni de reglamentos para que el poder ofrezca oportunidades a las mujeres. Por eso, atreverse a denunciar desigualdades; a pedir oportunidades; a ocupar puestos de responsabilidad, no es un regalo, es JUSTICIA. Porque en el deporte, si no estás en puestos directivos, no tienes poder, si no tienes poder, no estás, y si no estás, no existes, y de eso sabemos mucho las mujeres. De silencio e invisibilidad.
Que las mujeres ESTÉN presentes en los puestos de poder es necesario. Necesario para crear referentes, para romper techos de cristal, para avanzar en la igualdad. Solo entonces las mujeres podrán decidir sobre aspectos tan importantes como los protocolos de abuso, como las ayudas, como las infraestructuras, como el crecimiento de su deporte, y podrán participar en decisiones que les afectan e incumben. Decisiones que siguen sin tenerlas en cuenta. Porque la lucha debe ser equilibrada, con espacios seguros para todas las personas, en los que, ese empoderamiento femenino del que tanto se habla, se haga realidad.
Porque, a pesar de las leyes, de las cuotas, de los incentivos y de las ayudas, el deporte sigue siendo ese espacio masculinizado en el que las mujeres no son visibles. Ni aparecen. Ni mandan. Pero sí existen…
Hasta ahora, nuestro silencio era su poder. Pero ya no. Nunca más. Ellas merecen ESTAR, pero ESTAR de verdad, en TODA la escalera de poder… Y que los datos de infrarrepresentación en el deporte, tan dolorosos e injustos, se queden obsoletos, reflejo de una sociedad que ya no queremos seguir siendo…
Ya es hora de que las mujeres también aparezcan en la fotografía. La fotografía del Poder…