JJOO | WATERPOLO

El último ejemplo de un Perrone envuelto en lágrimas tras la derrota más cruel: "De dónde vine y todo lo que viví, 'chapeau"

El capitán de la Selección masculina de waterpolo, un mito de este deporte, no puede contener la emoción en París: "Quedan los recuerdos".

Felipe Perrone, ante Francia. /REUTERS
Felipe Perrone, ante Francia. REUTERS
Alberto Martínez

Alberto Martínez

París.- Con el corazón en un puño, dolido aún por ese 10-8 de Croacia que apea de nuevo a la Selección masculina de waterpolo de las medallas, Felipe Perrone, el capitán, el emblema de este deporte durante décadas, intentó resumir lo que realmente tenía una explicación lógica, como él mismo dijo: "Jugaron un gran partido y fueron mejores. Nos faltó tranquilidad atacando al inicio… es deporte".

Pero el momento era muy emocional. Por la decepción y el 'palo' gordo después de este extraordinario ciclo olímpico y por el personaje. A sus 38 años, el de Río de Janeiro sabe que es imposible poder llegar a Los Ángeles y mantener este ritmo cuatro años más.

Perrone se derrumbó. Se emocionó. Lloró desconsolado buceando en los recuerdos de ese niño que, crecido junto a una favela de Río, tenía destreza jugando a waterpolo e idolatraba a Manel Estiarte, porque veía que, pese a ser bajito, podría triunfar en un deporte de gigantes. Y así llegó a Barcelona con su hermano Kiko, apadrinados por ese cubano que ganó dos Mundiales con España, Iván Pérez.

Y lo de ahí es historia. Perrone lo ha ganado todo, ha significado todo, ha jugado en todas las posiciones, es admirado en Croacia, Hungría, Brasil, Italia… Y obviamente en España, porque todos sus compañeros han crecido a su imagen y semejanza: como ejemplo, no eran muy propensos a las redes sociales hasta que el capitán, con 36 años, se abrió una cuenta. Un detalle baladí, pero que explica su influencia, siempre positiva.

“El deporte y la vida son así”

"Por experiencia he hablado estos días con ellos. Les traté de transmitir que no siempre se puede ganar. Obviamente, queremos ganar, pero ellos son un buen equipo. La sensación es que lo dimos todo. Hay que seguir, no hay más. El deporte y la vida son así", comentó el jugador. "Ahora se habla de salud mental, pero no hemos podido, y ya está, es Croacia, campeones del mundo y de Europa", comentó. Y luego ya no pudo continuar.

"No es un mensaje para el equipo, sino para cualquier persona. Creo que…", se tuvo que detener unos segundos. Y pidió perdón. "Creo que conmigo era la última oportunidad de una medalla. Se puede decir que al final no pudo ser, pero viví cosas increíbles, conquisté muchas cosas. No se acaba el mundo, se queda una historia muy bonita", explicó Perrone. "Hay un bagaje de recuerdos muy bonitos y esto no se puede estropear… No soy capaz de decir cuándo será el adiós. Le dije a los chicos que debía ser lo que tenía que ser. De dónde vine y todo lo que viví, 'chapeau'", finalizó.

Todos en la Selección saben que estos Juegos eran especiales por Felipe Perrone, que llevaba en la Selección desde 2005, casi 20 años, que acumulaba 12 Mundiales y que era el ejemplo en el vestuario. Humildad, trabajo y mucho talento, todos querían ser como él y deseaban que su despedida olímpica fuera con una medalla. Pero no pudo ser.

Y Felipe no pudo aguantar la emoción. "Tengo que tomarme tiempo para pensar qué hago", comentó. El legado de Perrone, decida lo que decida, es inconmensurable aunque no haya logrado ese trozo de chapa olímpica. El waterpolo le mantendrá siempre en el pedestal que se ha ganado en el agua.