Un anuncio de Chanel en los Campos Eliseos de París explica el carácter ganador de Miki Oca: "Si se propone algo, lo consigue"
El seleccionador de waterpolo, que ya fue oro en Atlanta '96 como jugador, logra ahora el techo femenino tras 14 años en el cargo.
París.- La fotografía de un Miki Oca desenfocado, borroso, mientras de fondo las jugadoras celebran en primer plano uno de los goles de la final ante Australia no es baladí. Así le gusta sentirse al seleccionador de un grupo excepcional que él ha construido desde 2010 y ha sabido gestionar con sus obvias dificultades pero con acierto y conducir hasta el oro olímpico. Un camino con una colección de medallas a cuestas y una constante renegeración porque la rueda de producir talentos del waterpolo no cesa.
"En el Centro de Tecnificación de la Federación Catalana de Natación captamos los talentos y los formamos en el CAR de Sant Cugat. Los que llegan a ese proceso, tienen números de alcanzar la absoluta. La mejora es continua", reitera Enric Bertran, vicepresidente de la RFEN. Y Miki Oca solo tiene que seleccionar, dar oportunidades y decidir. Fácil no es. Pero acierta.
Volvemos al Miki Oca desenfocado porque no sabemos qué pasó después de esa ceremonia de medallas en la que se le vio más radiante que nunca, haciéndose fotografías, bromeando con su excompañero y ahora entrenador de porteros, Ángel Andreo, y con el director técnico, Rafa Aguilar. Y, seguramente, después desaparecerá de las fiesta. "Miki es uno en la piscina y otro fuera", recalca Albert Estiarte, que lo conocen tan bien cómo si lo hubiese parido.
Ya pasó en el oro de los Mundiales de Barcelona en 2013 o en la plata de Tokio en 2021. ¿Dónde está Miki Oca? Desapareció del mapa. Nadie lo encontró. "Se transforma, es sereno en su día a día, en la mayoría de las horas que comparte. Pero es visceral a la hora del partido. Les da la lucha necesaria. Miki nunca juega un partido de entreno sin competir. Aunque luego sea el hombre más espiritual, en la piscina es el más agresivo", añade el médico, que también lo fue en el éxito de Atlanta 1996, cuando Miki era jugador de aquella Selección.
El "nadie es mejor que vosotros" que marcó su carácter de joven
Y hay que viajar en el tiempo para comprender la dimensión y el carácter ganador de este madrileño que se forjó en la escuela de Mariano García en Madrid, todo un personaje que entrenaba con una fotografía de Franco en el bolsillo, un padre para los Jesús Rollán, Pedro García Aguado o Chava Gómez, también para Miki, aunque un sargento que los sometía a unos entrenamientos salvajes cuando eran adolescentes.
Y les tatuó a fuego una señal: "Nadie es mejor que vosotros". Y Miki, que sus compañeros lo señalan como una persona obsesiva, que "cuando se le mete algo en la cabeza lo lleva a la exageración y lo consigue", fue clave en aquella Selección que ganó medallas e hizo historia, pero su vaso se llenó demasiado rápido y en 1996 se retiró. Había sido oro y plata olímpico. Y dos veces subcampeón mundial. Ya no quería más adrenalina. O quería otra.
Y Miki cambió de vida y se convirtió en modelo. Tan alto escaló que en 1999 fue imagen del perfume Allure de Chanel junto a la actriz canadiense Tara Westwood. Y la inmensa pancarta publicitaria lució durante seis meses muy cerca de la piscina Arena de La Défense, donde este sábado 10 de agosto ha conseguido el oro. La fotografía de Miki Oca cubrió una de las fachadas de los Campos Eliseos de París durante seis meses. Una época que el madrileño dejó atrás en 2004 para regresar al waterpolo después de conocer el otro lado de un mundo tan distinto al cloro. Como modelo, igual que como jugador, Miki Oca llegó al cénit, una faceta olvidada de una vida de película.
🥇🥇🥇 ¡¡¡¡𝐈𝐍𝐂𝐑𝐄Í𝐁𝐋𝐄!!!! 𝐂𝐀𝐌𝐏𝐄𝐎𝐍𝐀𝐀𝐀𝐀𝐒 𝐎𝐋Í𝐌𝐏𝐈𝐂𝐀𝐀𝐀𝐀𝐒
— RFEN (@RFEN_Oficial) August 10, 2024
🔥 Nuestra selección de waterpolo femenina se impone a Australia en la final de #Paris2024 por 9 - 11
🏆 Oro olímpico para una generación HISTÓRICA
🌟 MIL GRACIAS por hacernos disfrutar tanto pic.twitter.com/1cqssXpdo8
Y volvió al agua en el CN Alcorcón, en 2004. Y allí se encontró ya a la capitana de esta Selección campeona olímpica, Pili Peña, quien era una juvenil con una zurda prometedora. Y Oca, cautivador con su mensaje, técnico pasional que se transforma cuando está al lado de una piscina, ganó dos Copa de la Reina y una Liga y en 2010 lo nombraron seleccionador español. Y un año después, en el Mundial de Shanghai de 2011, quedó undécimo porque apostó por un grupo joven, de veinteañeras, pero le dio la vuelta a la historia en el Preolímpico de Trieste de 2012 cuando eliminó a Grecia a Italia y se plantó en los Juegos. Y fue plata en Londres. Y allí empezó la cosecha de éxitos. Estaba antes de eso contra las cuerdas.
Como ha hecho siempre en su vida, Miki Oca tiene la capacidad de reinventarse. En las épocas donde non hay concentraciones con la selección, pasa más tiempo en la sombra. Se comunica con las jugadoras, en ocasiones, pocas, va a partidos, sabiendo encontrar los equilibrios en su vida. Lejos del ruido, porque no le gusta salir en las fotografías, ni hacer documentales ni dar demasiadas entrevistas. Pero cuando toca una competición sale su verdadero yo, ese con un carácter ganador único, el que le hizo ser oro olímpico en Atlanta o triunfar dos veces en París: primero como modelo y después como entrenador de un grupo de jugadoras excepcional. Un hombre único.