La complicidad que cambió la historia olímpica de la abanderada Támara Echegoyen: "Miré a Paula y le dije que nos íbamos"
La abanderada española analiza para Relevo sus sensaciones antes de encabezar el desfile del equipo olímpico.

Támara Echegoyen tiene por delante uno de los momentos más bonitos de su carrera deportiva. La regatista gallega va a ser la abanderada junto a Marcus Cooper del equipo olímpico español, por lo que en Relevo hemos querido dialogar con ella para chequear sus últimas sensaciones antes del desfile.
¿Cómo van los nervios?
Estoy muy emocionada. Ni en mis mejores sueños había pasado por mi cabeza que podía ser abanderada y liderar esa expedición que participará en París. La verdad es que para mí es un orgullo, no solo por lo que representa sino por llevar al deporte de la vela a primera fila en esa ceremonia de apertura.
¿Cómo recibiste la noticia?
La verdad es que fue sorprendente. La realidad es que ya hacía varios meses algunos periodistas que están muy involucrados en el hecho de la elección de la bandera, que eso es una cosa que yo nunca pensé que pasaría, me habían llamado. Se hablaba de que Maialen podía rechazarlo por el calendario, entonces dentro de esa quiniela entraban las campeonas olímpicas y yo era una de ellas, pero fuera de las especulaciones mediáticas yo no sabía cuáles eran los criterios. La prensa empezó a hablar y decidí mantener perfil bajo y centrarme en lo mío porque si pasara sería un regalo. Al final recibí una llamada del presidente Alejandro Blanco en que me decía que tras la renuncia de Maialen la segunda la lista era yo por resultados deportivos y que si quería llevar la bandera del equipo español y evidentemente, con el apoyo de Paula que siempre la tengo a mi lado, dijimos que no había duda, que sí.
¿Dónde estabas y cómo te pilló la llamada?
Estaba en Marsella entrenando a tope con Paula. Llevábamos casi tres semanas con una buena concentración, mucho trabajo y justo fue un día de descanso, tenía muchísimas llamadas perdidas del día anterior y ya me sospechaba algo. Fue increíble porque me explicaron cuáles eran los criterios y al final está muy bien saber por qué eres la abanderada. Saber que los abanderados son los que mejores resultados tienen en los Juegos es merecedor de orgullo. Me lo explicaron, dije que sí, miré a Paula y le dije que nos íbamos a la ceremonia de inauguración. Las dos nos alegramos mucho por lo que consigue la otra, Paula me dijo que me lo merecía por toda mi carrera deportiva y que no tenía ninguna duda de que teníamos que ir. Además en sus primeros Juegos Olímpicos, en Tokio, Paula decidió no ir a la ceremonia de inauguración por el riesgo que había de contagio. Todos sabemos que en los Juegos Olímpicos hay que competir, pero también hay que vivir experiencias especiales y en esta ocasión estaba intentando convencerla de ir la inauguración. Es una motivación extra y si nunca has estado, tienes que estar.
Conseguiste mantener un secretismo extremo con el tema…
Si, intenté ser lo más agradable con todo el mundo sin decir nada porque imagínate la cantidad de llamadas y mensajes que tuve. Al final nunca es algo que te planteas dentro de tus preparaciones.
¿Cuándo empezáis a competir vosotras?
Nosotros empezamos a competir el día 28 a las 3 y 10 de la tarde. Es perfecto porque va a venir un coche a recogernos a la villa, nos llevan a la estación de tren y vamos a París, creo que en total el viaje dura unas 5 horas, y la vuelta lo mismo. De hecho uno de los requisitos que le dije al Comité Olímpico es que antes de las 12:30 de la mañana quería estar en Marsella porque el día antes de empezar siempre me gusta seguir con mi rutina y me dijeron que sin ningún problema y que se encargarían. La verdad es que no es un viaje muy extenuante, sobre todo por el hecho de que vamos el día de la inauguración por la mañana, dormimos allí y volvemos al día siguiente.
¿Cómo reaccionó tu familia?
Pues yo aún no me había dado cuenta exactamente de lo que significa y la gente de mi alrededor es la que me lo hizo ver. Estos últimos dos meses y medio han sido de un trabajo muy intenso focalizado en lo que teníamos que hacer. Queremos llegar a los juegos con muchas opciones de pelea, estás en tu rutina y no eres capaz de sentarte y analizar lo que realmente supone. Al final me siento muy feliz y muy emocionada de este hecho, pero creo que aún no soy muy consciente de lo que realmente significa. Mi madre, que es la persona que me ha dado los consejos más sabios de mi vida, es una de las grandes responsables de que haya conseguido los resultados que he conseguido. Es verdad que yo lloré mucho los dos cuartos puestos, pero esos dos cuartos me han hecho ser abanderada. Siempre digo que el tiempo pone todo en su lugar y a mí me ha regalado muchas cosas.
¿Cuáles son los primeros recuerdos que tienes sobre los abanderados españoles en los Juegos? ¿Recuerdas algo de Barcelona 92?
Yo de Barcelona solo recuerdo lo de la llama olímpica, que creía que todas las llamas se encendían así. Yo recuerdo especialmente a los abanderados de los Juegos en los que he estado, y siempre me he sentido súper bien representada por ellos, es algo muy bonito. Me acuerdo de Pau Gasol, Rafa, Mireia, Saúl, David Cal… del resto yo era muy pequeña.
¿Y cómo fue tu primer desfile en 2012?
Recuerdo a Toni Otero (su entrenador) decirnos: "Vais a ir a todo el parque de atracciones". Fuimos a la inauguración y a la clausura. Había que trabajar todos los días pero también disfrutarlo, yo me acordaba que después de toda la caña que me había dado la prensa durante todos los años de match race, con un diplomita habría estado súper contenta y acabamos ganando el oro. Me acuerdo que después de la inauguración nos recogió un taxi a las 4 de la mañana para llevarnos a Weymouth. El día siguiente teníamos entrenamiento a las 10 de la mañana, con lo que imagínate… Berta (Betanzos, su compañera en Río 2016) me dijo un día: no sabes la envidia que me disteis cuando os vi a vosotras, tan unidas y disfrutando de la inauguración como si fuese una fiesta. Los Juegos son una competición de 11 días en los que vas día a día y nosotras íbamos como de tapadas, pero claro, cuando vas pasando fases y tu nombre empieza a salir, la presión viene. Pero yo me acuerdo de disfrutar esos Juegos al máximo. Gran partícipe de eso fue Toni, que nos empujó a realmente valorar lo que era estar en unos Juegos, es una ocasión única que no todo el mundo puede estar.
¿A la de 2016 pudiste ir?
Sí, a la de Rio fui con Berta y fue también muy especial. Como siempre hablamos hasta con las paredes nos pusimos a hablar con todo el mundo y llegó un momento que nos quedamos solas porque toda la expedición de la vela se había pirado. Al final nos conseguimos meter en un autobús, que encima era el número 23 (el número de vela con el que compiten), que era el del equipo de baloncesto, y salimos en fotos en todos los periódicos nacionales… Recuerdo el momento del túnel antes de salir al estadio cuando empezó a saltar todo el mundo, es algo impresionante…
Para los olímpicos de la vela, la inauguración es quizás más especial si cabe porque habitualmente competís lejos del centro neurálgico y no estáis en la villa olímpica principal…
Sí, la realidad es que muchas veces estamos en villas satélites porque la vela se disputa en otro lugar. Para mí es una oportunidad de conocer gente y de hablar, compartes vivencias, escuchas historias… Es una manera de hermanar un poco en el equipo, que siempre estamos muy separados. El ambiente es muy festivo, muy de amistad, la gente está como muy abierta… Es una buena sensación.
Vas a ser la sexta abanderada que hemos tenido el deporte de la vela…
Sí, el otro día estuve con Jane Abascal (el primer campeón olímpico español) porque querían hacer una foto de los dos como tomando el relevo y para mí es un honor, porque son todos referentes de la vela, ver cómo distintas generaciones vamos cogiendo el relevo de los campeones que nos precedieron para mí es un orgullo. Es verdad que lo que más me sorprendió del nombramiento es la cantidad de cariño recibido y cómo la gente se alegra y lo vive por mí, es un regalo que jamás olvidaré, lo que eres capaz de emocionar a la gente y eso le da mucho valor.
Y a nivel deportivo, ¿cómo afrontas tus cuartos Juegos?
Pues mira, la verdad es que he aprendido mucho de esta última campaña. Afronto los Juegos de una manera más experimentada o madura, es verdad que muchas veces, y sobre todo después de los Juegos de Londres con la medalla de oro, había una carga de presión por resultados que es evidente y sigue habiendo la misma carga. Eso es muy positivo porque la gente cree que tenemos posibilidades y eso es confianza en nosotras, pero somos muy realistas con con la situación, sabemos que depende mucho de cómo ejecutemos la semana y me siento tranquila con la sensación de que creo que hemos hecho un trabajo excepcional. A lo largo de la campaña hemos tenido que tomar decisiones duras para que el proyecto avance en la mejor dirección y lo hemos conseguido siempre juntas. Creo que nos merecemos el disfrutar de la posibilidad de competir tú a tú y sabemos que va a ser muy dura la medalla, no estamos para nada fuera de la realidad, pero consideramos que tenemos opciones y eso es para mí es muy importante. Es verdad que llego sin la sensación de deberle nada a nadie. Los Juegos Olímpicos no nos deben nada, yo creo que nos regalan cosas preciosas, he luchado por medalla olímpica en todos ellos, y voy con la sensación de que cualquier cosa que pase será porque la hemos ganado en el agua, así que tranquila y sobre todo con muchas ganas de disfrutar y de afrontar el reto.