El debut agridulce de Adrián Vicente en unos Juegos: "¿Qué haces? Estás robando una plaza"
El taekwondista tiene el billete para disputar sus segundos Juegos Olímpicos en París, tras la primera experiencia en Tokio que consiguió debido a la expulsión de Jesús Tortosa.
Han pasado tres años desde que Adrián Vicente se estrenó en el tapiz de Tokio en sus primeros Juegos Olímpicos. Unos Juegos marcados por la polémica, ya que consiguió la plaza en lugar de Jesús Tortosa, expulsado por la Federación de Taekwondo. Vicente se encontró con la alegría y la ilusión de afrontar sus primeros Juegos, pero también con una lluvia de críticas que le sirvieron para hacerse fuerte e ir esta vez a París (-58 kilos) con una gran evolución física, pero sobre todo mental.
Al preguntarle por ello se le nota en la cara que tiene más que asumido el asunto, aunque responde con una sonrisa, sabe que no fue un momento fácil para digerir. "La gente no para de hablarte, medios, personas ajenas que no conoces que te dicen tanto "enhorabuena" como "¿qué haces? Estás robando una plaza". Pero lo afronté bien, yendo a lo mío, trabajando y con las máximas ganas", confiesa el madrileño a Relevo.
A pesar de su juventud, Vicente gestionó la situación desde la madurez y define esos días como "ajetreados". Asegura que no consideró que tenía que demostrar más que otros y tampoco sintió una presión extra. "La presión era la mía propia, no pensaba en otra gente. Sí que es verdad que veía cómo gente quería influenciar negativamente, pero estaba centrado en mí, en el trabajo e iba con la mayor de las ganas".
Buscará en París lo que no consiguió en Tokio
Sabe que en esos momentos duros es en los que se ve quién está apoyando. "Te das cuenta de quienes están a tu lado y quienes no, quienes pensabas que lo estaban y luego no lo están. Se abre el poder elegir y ser un poco más selectivo en cuanto a la calidad y no a la cantidad de personas".
Con el tiempo ha cambiado la perspectiva y considera esa etapa de su carrera como una de las mejores. "Fui a unos Juegos Olímpicos, los años atrás hice mis resultados y los posteriores han sido incluso mejores y son los que me han llevado a estar aquí. A día de hoy estoy clasificado por ranking directo y estar en París, por lo tanto, contento y orgulloso".
No se cumplieron las expectativas en cuanto a resultados en Tokio, pero buscará resarcirse en París. "Plasmamos todo lo que habíamos entrenado esos años, las sensaciones fueron buenas, disfruté el camino y el día de la competición, no acompañó el resultado, pero el rendimiento estuvo ahí". Ahora, desde una mayor experiencia, confía en la medalla. "He estado prácticamente en un podio constante todos los campeonatos, así que creo que se puede soñar". Inteligencia y frialdad son dos características que escoge para hacer referencia a la evolución que encuentra entre el Adrián de Tokio y el de París. "Creo que esa madurez, tanto fuera del tapiz como dentro, es la que nos hará estar y luchar por la medalla".
De ver pelis de artes marciales, a soñar con la Triple Corona
El trabajo mental es algo que tiene muy presente, ya que la técnica la empezó a aprender a los 12 años. "Mi pasión por el taekwondo viene un poco tardía. Yo siempre veía películas de artes marciales con mi padre en el sofá recostados. Un día vi una exhibición de taekwondo, entonces le dije a mi madre que quería hacer eso y hasta el día de hoy".
Taekwondista ambicioso y decidido, además del campeonato de Europa que ya tiene, quiere ser el mejor en todo lo que pueda. "Mi sueño en el mundo del taekwondo es conseguir la Triple Corona: ser campeón del mundo, campeón olímpico y campeón de Europa. De momento el campeonato de Europa lo tengo ya, me quedan dos y allá que vamos".
El taekwondo español goza de buena salud y Vicente cuenta que, a raíz de esto, ha experimentado una mayor presión por cumplir en campeonatos de España que en otros más grandes. "Gracias a ese nivel competitivo nacional que hay, tienes que estar al 100% como si fuese un campeonato de Europa o del mundo. A mí me enorgullece tener ese nombre y estar en la portada por así decirlo. Hay que llevarlo de la mejor manera posible y sobre todo ser humilde y enseñar a los demás que pueden estar ahí".
Quizá en esos campeonatos de España y en logros más humildes, pero que Vicente valora mucho, está la clave del valor que le da al poder volver a vivir unos Juegos. "Hay bronces que saben a oros. Algún campeonato de España lo he afrontado con la presión que implica ser Adrián Vicente y que la gente diga que tienes que ganar. Cuando supero las semanas previas con esa presión me enorgullece y me hace saber por qué estoy aquí. Hay un campeonato del mundo en el que quedo tercero que me llena de ilusión y en 2018, cuando quedo campeón de Europa, ese mismo día fallece mi abuelo. Son momentos duros y que no se ven en el deportista".
Con la ilusión de un chaval que tiene grandes sueños y aspiraciones todavía por cumplir, pero con la sensación de estar curtido en batallas complicadas de gestionar mentalmente, sonríe cada vez que se le habla de París. La cuenta atrás está en marcha y sabe que tiene una responsabilidad de representar al taekwondo español, que hace creer en que se consigan grandes cosas en estos Juegos Olímpicos.