JJOO I SALTOS DE TRAMPOLÍN

El jacuzzi de la piscina de saltos que temen todos los entrenadores: "Si te pasas, cuidado..."

Presente solo en este tipo de eventos, esta minipiscina ayuda a la recuperación muscular... pero puede ser un arma arrojadiza.

Adrián Abadía, de España, en el jacuzzi después de competir en la final de plataforma sincronizada./EFE
Adrián Abadía, de España, en el jacuzzi después de competir en la final de plataforma sincronizada. EFE
Raúl Rodríguez
Alberto Martínez

Raúl Rodríguez y Alberto Martínez

Para muchos espectadores, los Juegos Olímpicos sirven para conocer numerosas disciplinas deportivas que jamás habían visto. Incluso, desatar nuevas pasiones. Un detonante emocional que en ocasiones avanza en función del conocimiento que vas adquiriendo con el paso de los días. Métodos de puntuación, tiempos, normativas… o incluso los instrumentos empleados.

En los deportes acuáticos no es difícil encontrar algunas pequeñas cosas que chocan al espectador casual. Si hace unos días surgieron dudas con el uso de abrigos antes de entrar a la piscina, ahora tenemos la presencia de jacuzzis en salto de trampolín. A priori, contando con la explosividad que demanda este deporte en poco tiempo, puede atribuirse a la recuperación del músculo, pero, en realidad, puede ser un arma arrojadiza.

La disciplina lleva en los Juegos desde los de 1904 en San Luis y actualmente liderada en el medallero por la República Popular China, se disputa con ocho eventos: trampolín 3 metros (individual y sincronizado, masculino y femenino) y plataforma 10 metros (individual y sincronizado, masculino y femenino). Los criterios del jurado para otorgar la mejor puntuación se rigen por la estética de los movimientos del clavadista, la complejidad del salto y la forma en que el atleta ingresa al agua. En todas, la explosividad muscular es clave.

Según los expertos de esta disciplina, un salto de 10 metros puede completarse en dos segundos, superando los 50 Km/h. Casi un parpadeo, que apenas ocupa tiempo entre los grandes momentos de espera. Porque, con la tensión muscular generada, los competidores deben de completar seis saltos ante, en algunos casos, diecisiete competidores. Ahí es donde entra en juego el jacuzzi.

Varias atletas durante la final de plataforma 10m de los Juegos Olímpicos de París.
Varias atletas durante la final de plataforma 10m de los Juegos Olímpicos de París.

Tras el salto, sin ser un protocolo de obligado cumplimiento, el saltador tiene a disposición esta golosina para relajarse con el fin de mantener la temperatura corporal y recuperar la explosividad antes próximo salto. Siendo un contraste alto de temperatura, lo que puede ser útil también puede acabar siendo arriesgado. Y los entrenadores tienen que estar pendientes de los tiempos de uso: no pueden superar los 30 segundos.

"Tenemos miedo, porque puede relajar en exceso y perder la reactividad del músculo", afirman a Relevo varios entrenadores que reconocen tener que estar encima de los más jóvenes. Y más si se tiene en cuenta la especialidad que tiene este jacuzzi: solo está presente en grandes competiciones como los Juegos Olímpicos: "A veces coinciden dos, tres, van, se quedan... al no tenerlo en los entrenamientos no están acostumbrados".

Los ganadores de la medalla de oro Zongyuan Wang y Daoyi Long.  EFE
Los ganadores de la medalla de oro Zongyuan Wang y Daoyi Long. EFE

Otro de los elementos curiosos de esta disciplina es la bayeta de secado. Un accesorio simple pero que esconde un pequeño detalle, especialmente en saltos agrupados: la fijación de las manos. Al haber tirabuzones, carpas, o mortales encogidos, los atletas tienen la manía de estar todo el rato secándose la palma. E incluso, recurren a una cera especial que se usa en deportes como el béisbol. En definitiva, por muy simple que parezca un deporte, siempre te sorprenderá por la cantidad de claves que tiene a su alrededor.