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El hockey siempre vuelve: los Redsticks tumban a la favorita y pelearán por las medallas

Victoria inesperada y de prestigio ante Bélgica, la mejor del mundo, por 2-3 que hace soñar a los de Max Caldas.

El gol de 1-2 que ponía de nuevo por delante a España en los Juegos ante Bélgica. /EFE
El gol de 1-2 que ponía de nuevo por delante a España en los Juegos ante Bélgica. EFE
Alberto Martínez

Alberto Martínez

El decorado era oscuro para los Redsticks. Muchas dudas en la fase de grupos, con alguna victoria de prestigio como la de Alemania (0-2) y el empate ante Francia (3-3) que bajó el suflé. Una irregularidad que se ha esfumado en estos cuartos de final ante Bélgica, la verdugo en los Juegos de Tokio, la favorita al oro y la mejor del mundo. Y ahora la decepción, porque se derritió como un azucarillo en las manos de los españoles, que jugarán las semifinales después de una exhibición de madurez en el mejor momento en estos Juegos Olímpicos de París.

Bajo la dirección de Max Caldas, el técnico argentino que llevó a las neerlandesas a conseguir el oro olímpico en los Juegos de Río, la Selección en ningún momento se sintió atemorizada. Dinámica en ataque, aguantando los duelos ante los belgas y defendiendo bien los penalti córners, poco a poco fueron creciendo en el encuentro hasta que se adelantaron por medio de Basterra, el delantero de Getxo, un cazagoles que puso por delante (40') a España. Corazones encogidos. La alegría apenas duró unos segundos porque en el siguiente ataque, Bélgica anotó en una jugada que mostró su excelente nivel técnico por medio de Arthur de Sloover, que anotó por debajo de las piernas de Calzado.

La Selección masculina parecía que repetía la historia. Que de nuevo se quedaba en la orilla. Restaba un cuarto pero Bélgica tenía la experiencia de saber sobrevivir en el alambre. Pero esta vez no lo hizo. España, en una magnífica jugada de ataque, veloz, combinativa, puso un centro en el área en busca de un pie y lo que encontró fue el stick de Reyne, que la metió para adentro. 1-2 a falta de cinco minutos. Alegría española y miedo en Bélgica.

Lejos de amedrentarse, España siguió en busca del tercero como un equipo y grande. Esa mentalidad que siempre les ha inculcado Caldas, de "no tener miedo, ser valientes". Y encontró el premio en un penalti-córner, aquello que tanto han trabajado en este ciclo olímpico. Marc Miralles la metió para adentro a falta de cuatro minutos. Con el 1-3 parecía todo hecho, pero Bélgica vendió cara su piel. Alexander Hendrixck, el experto en los penalti córner, anotó el 2-3. Bélgica se volcó, sin portero y tuvo dos opciones claras de gol pero ahí estuvo la defensa española y Calzado para desbaratarlas todo.

La alegría española fue como descorchar una botella de champán. Abrazos, lágrimas, dentro del campo y fuera, y en la grada, con esa familia que forma el hockey que no alcanzaba unas semifinales desde 2008, cuando se colgaron la plata en Pekín. La piña y la fotogorafía en el centro del campo reflejan la unión de una Selección que ha derribado un muro en el que pocos creían. Y menos ante Bélgica. Ahora ya todo es posible.