Nadia Comaneci lanza un guiño a Simone Biles y rompe el tabú mental de la gimnasia: "Yo también sufría ansiedad"
Casi medio siglo después de su actuación perfecta en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, la exgimnasta rumana repasa su trayectoria en Relevo.
Ha pasado ya casi medio siglo desde que, vestida de blanco y con una mirada todavía inocente, Nadia Comaneci dejó boquiabierto a todo el planeta. Lo hizo en los Juegos Olímpicos de Montreal, en 1976, cuando, todavía con 14 años, alcanzó lo que parecía imposible: la perfección.
"Aquel ejercicio fue lo que me dio a conocer, lo que me puso en el mapa e hizo que la gente se interesara por mí y por mi país, Rumanía", reconoce a Relevo la exgimnasta, cuya actuación descolocó también a los propios jueces de la prueba. "Los marcadores no tenían capacidad para mostrar el diez; la puntuación más alta que podía darse era el 9'95, así que me calificaron con un 1'00, lo más parecido a un diez [ríe]".
"Recuerdo que todo explotó de la noche a la mañana", apunta Comaneci, sonriente, confiada y con una mirada aún cristalina, 48 años después. "Para mí no fue un cambio tan significativo, eso sí; llevaba dedicándole mi vida a la gimnasia desde que tenía seis años".
"Un día, justo antes de los JJOO, sentí que mi cabeza no iba donde iba mi cuerpo"
ExgimnastaEse esfuerzo diario la catapultó a ser, todavía hoy, una de las deportistas más reconocidas de la historia. Pero también hubo sombras. "Nosotras no teníamos palabras con las que verbalizar los problemas de salud mental, no existían", explica. "Eso no quiere decir que no sufriéramos... ¡Claro que sufríamos! Yo tenía mucha ansiedad antes de competir. Siempre quería hacerlo bien y me tenía que preparar mentalmente. Pensaba, vale, estoy yo, solo yo y las barras… Es decir, ¡existía! Y con el tiempo hemos aprendido a cómo lidiar con ello, pero siempre ha estado ahí".
"Recuerdo un día, con los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina, en el que sentí que mi cabeza no iba donde iba mi cuerpo", añade. "Hablé con los entrenadores y dijimos, ¿qué hacemos si esto me pasa durante los Juegos? ¿Acaso tenemos un plan B? ¿Deberíamos preparar una rutina más asequible para lidiar mejor con esto? Sentía que teníamos que hablar de ello, teníamos que verbalizarlo para prepararnos mentalmente y afrontar con garantías lo que pudiera pasar. Al final, siempre que he vuelto a los momentos más duros de mi carrera ha sido para tratar de aprender de ellos".
En ese proceso, no obstante, nunca faltaron la autocrítica ni la exigencia. "No creo que el ejercicio de Montreal fuera para darme un diez", asegura con sonrisa cómplice. "Creo que lo podría haber hecho mejor, pero en aquella época me bastó con hacerlo mejor que el resto de competidoras. Al final, hice algunos trucos que nunca antes se habían hecho. Piensa que por aquel entonces no había redes sociales y no sabías cómo de buenas eran las rivales, así que yo siempre proponía ideas y trataba de ir un paso más allá".
"Es que, a fin de cuentas, ¿qué es la perfección?", sugiere Comaneci en referencia a su diez en Montreal. "Creo que simplemente supone que alguien ha hecho algo lo mejor que se puede hacer. O mejor dicho, ¡mejor que nadie hasta ese momento! Pero una vez se alcanza ese listón, todo el mundo trata de superarlo. Es una historia sin final. Escalas, escalas, escalas y la cima nunca llega".
"Simone Biles es una deportista única, pero su caso puede valer para cualquiera"
ExgimnastaUn ejemplo claro, aunque moderno, es Simone Biles. La estadounidense, ganadora ya de seis oros olímpicos tras su inicio fulgurante en París, y quizás el único nombre de la gimnasia mundial que puede equipararse en impacto mediático a lo que en su día supuso Comaneci, anunció en los Juegos Olímpicos de Tokio que necesitaba parar por salud mental. "No es fácil", señala la rumana a sus 62 años. "La gimnasia es un deporte muy, muy duro. Entiendo perfectamente que quisiera priorizar su salud mental al plano deportivo".
"Simone es una atleta única, pero su caso puede ser válido para cualquier deportista del mundo. No pasa nada por parar, por tomarse un descanso de año y medio o del tiempo que sea, siempre se puede regresar", sentencia. "Antes de París, la gente se acordaba de lo que logró en Tokio 2020, pero el año pasado ya compitió en los Mundiales de Liverpool y volvió a lo más alto. Estaba convencida de que en París volvería, y sabía que sería increíble".