La receta de aquel mítico oro de España en Barcelona 92: "Nos pusimos con un psicólogo a gritar en medio del monte"
Mikel Lasa, oro en fútbol con España, da la llave del éxito para lograr recuperar el trono olímpico.
"Ser una familia, ese es el objetivo para conseguir el oro". Así de claro ha sido Santi Denia en repetidas ocasiones cuando se le preguntaba sobre cómo subir al primer puesto olímpico. Lo cierto es que todas las dudas futbolísticas que ha podido dejar el equipo nacional las ha solventado demostrando ser un grupo tremendamente unido y precisamente Mikel Lasa, uno de los últimos campeones en 1992, concibe esa como una de las mejores recetas para repetir título. Lasa atiende a Relevo en una entrevista donde además confiesa que el tratamiento con el psicólogo, algo innovador por aquel entonces, fue clave para el grupo.
¿Cuál es el primer recuerdo que se te viene a la cabeza de esa final?
La verdad es que estábamos muy seguros de nosotros mismos. Hicimos un campeonato excelso, ganamos todos los partidos, no nos metieron ningún gol. Formábamos un grupo de gente, de jugadores magníficos, con un ambiente increíble, en el cual se daba una palabra que últimamente se comenta mucho, como una familia. Yo más que una familia diría una cuadrilla de amigos que se juntaron, jugadores de calidad, con buena actitud, con buen cántico, que cada uno sabía su papel y nos plantamos en la final con todo merecimiento.
A vosotros también os tocó remontar en la final, como a la actual selección ante Marruecos.
Sí, sí, sí. La verdad es que tuvimos anteriormente un partido muy difícil contra Italia y que fue duro, no tuvimos que remontar porque ganamos 1-0. Contra Polonia, pues al fin y al cabo, era Polonia. No existía toda la información que hay hoy en día, no se sabía ni cómo jugaban, ni quiénes jugaban, ni qué sistema practicaban, ni el balón parado... digamos que ibas un poquito así a ciegas. Entonces sí que nos sorprendieron, se pusieron por delante, tuvimos que estar remontando todo el rato y, afortunadamente, al final conseguimos el tercer gol de Kiko, que fue una explosión de júbilo.
¿Qué se te pasó por la cabeza cuando Kiko marcó el gol?
Recuerdo casi más lo que se me ha pasado por la cabeza en la jugada que en el mismo momento del gol, ¿no? Porque al fin y al cabo metes el gol, estás en la prórroga, final de partido, campeón olímpico y no te da tiempo a simplemente a disfrutar porque vas a 3.000 por hora.
Muchos rebotes.
¿Sabes quién saca el córner?
Ahora, no me acuerdo... ¿Ferrer?
Chapi Ferrer. Me atrevería a decir que Chapi Ferrer no ha sacado un córner en su vida menos ese día. Lo saca al primer palo, llega Luis Enrique, otra vez le llega el rebote, al final llega Kiko y mete gol. Es que ni aunque lo prepares, te podría salir tan bien, dentro del desastre, lo bien que salió. Porque fue una jugada... la verdad es que cada vez que lo veo, es que me río solo. Cada vez que me veo en casa en la jugada, veo a Chapi sacar el córner al primer palo, uno que no le da, el otro rechace, el otro tal, el otro dispara, le llega a uno, dispara, le llega a Kiko y es cuando finaliza la jugada y mete gol. Me acuerdo más de eso, porque la final acabó en el momento en el que metes el 3-2. Al poquito termina el partido y eres campeón olímpico, estás a 2.000 o 3.000 por hora.
Erais una selección repleta de nombres propios. No sé si os veíais como favoritos. ¿Cuál fue la clave del éxito?
Lo primero la calidad de los jugadores que teníamos, que no hace falta nombrar a los jugadores que había, había jugadores de muchísimo nivel que estaban jugando ya en equipos muy importantes. Luego, sobre todo, el compañerismo. En las concentraciones, cuando estuvimos en Cerro de la Pizuera, hacíamos nuestras cositas, nos desmarcábamos un poquito de la línea que quería el entrenador, hacíamos cosas raras como igual, ir a correr en unos karts. Íbamos casi todos. Eso para mí dentro de un grupo es importante, ya no solo de fútbol, en todos los deportes en general, cuando hay un buen ambiente y la gente dentro del equipo sabe lo que tiene y lo sabe llevar y lo sabe asimilar... engrandece mucho. Hace que los pequeños defectos que puedas tener no sean tan importantes.
¿Estuvisteis en la Villa Olímpica?
No. Nosotros jugamos toda la fase previa en Valencia. Además, de hecho, el día anterior a comenzar la Olimpiada es cuando empezamos a jugar nosotros, contra Colombia. Que me acuerdo que una vez nos vino Javi Clemente, que era en ese momento el seleccionador, y me acuerdo del partido amistoso jugamos. Noo le debió gustar mucho y la verdad es que nos echó una bronca interesante. Nos vino a decir como que éramos unos paquetes, que iba a venir Colombia con Asprilla, con Valencia, y nos iba a meter no sé cuántos. Bueno, nos echó una bronca, sin más. Pues el día anterior a la inauguración de la Olimpiada jugamos en Valencia el primer partido y ganamos 4-0 a Colombia, a la gran Colombia que tenía un equipazo. A partir de ahí todo vino rodando. Sí que me acuerdo que tuvimos algún problemilla porque nosotros queríamos ir a la ceremonia de inauguración de la Olimpiada y el míster no estaba muy por la labor. Hubo algún intercambio de opiniones entre unos y otros y al final conseguimos poder ir, disfrutar, pasarlo genial, ver a deportistas que los ves en la tele y que son hasta medio ídolos en otros deportes, pero son ídolos. Lo pasamos genial, volvimos y sí que fue un día un poquito duro porque Valencia-Barcelona, estar tres o cuatro horas de pie, el desfile... Pero, bueno, afortunadamente todo salió bien e igual si no hubiese salido bien estaríamos pensando a qué habríamos ido y tal. En teoría un futbolista puede jugar una Olimpiada una vez en toda su vida, por lo cual es una oportunidad rechazable y que no puede desaprovechar. Y lo hicimos así.
¡Es verdad! Recuerdo aquella conversación que tuvimos hace tres años. Me dijiste que estuviste a punto de no jugar por eso...
Después de ganar el primer partido y encima ganar 4-0, convincentemente y con un muy buen partido, teníamos nuestra fuerza. Tú como deportista olímpico quieres estar en la inauguración porque es un acto que vas a vivir solo una vez en tu vida. La verdad es que sí que presionamos para poder ir, el entrenador no quería. Y, bueno, como te he dicho, pues afortunadamente fuimos, salió todo bien y quedamos campeones. Lo que pasa que, claro, el deporte también tiene estas cosas, si llegas a perder el siguiente partido, pues saldría al entrenador 'ya os dije yo, había que descansar, teníais que descansar, teníais que estar pensando en tal'. Pero, bueno, afortunadamente salió todo bien y todos encantados.
¿Cuál es el recuerdo que nunca olvidarás de aquella experiencia? Aparte del oro, claro.
Todo, evidentemente, porque todo fue rodado y todo fue maravilloso, ambiente increíble, los compañeros increíbles, el entrenador, el staff técnico, todos, o sea, una maravilla, entre todos teníamos una conexión muy cercana, muy de cuadrilla. Recuerdo que vinieron mis padres, mis hermanas y mi novia en la final. ¿Por qué? Porque era la primera vez que venían a ver un partido mío. Mi padre casi nunca me había visto jugar tampoco y el hecho de que estuviera ahí, pues la verdad es que... eso es impagable. Que llegasen, llevarles a Barcelona, porque nosotros somos de un pueblo, y salir de ahí pues también les costaba un poquito. El hecho de que fuesen allí, estuvieran, y disfrutaran de todo aquello fue lo mejor. Lo mejor, deportivamente, es la medalla, pero a nivel personal, que estuvieran ahí, pues me hizo muchísima ilusión.
¿Cuántas anécdotas guarda de todo aquello?
Tengo muchas, pero quiero destacar alguna que vivimos junto al psicólogo García Barrero, desgraciadamente fallecido. Ahora esa persona, la del psicólogo, está normalizada. Pero en aquella época, independientemente de que en el Madrid, con Benito Floro, ya trabajábamos con psicólogo, era algo poco habitual. En la selección teníamos otro y nos hacía hacer cosas que no eran las habituales. Era un aprendizaje nuevo. Nos llevó al monte, allí en Valencia, donde no había nadie ni nada. Nos pegamos una buena caminata y llegamos a un punto y nos dijo: Ahora gritad lo más fuerte que podáis. Y si ves a 23 tíos gritando... Nos mirábamos uno a otro, no era habitual. No sé quién empezó y 23 energúmenos gritando como locos. Una anécdota muy bonita, porque nunca me había pasado, ni me ha vuelto a pasar.
Hablando de esta selección, ¿Cómo ves la final ante Francia?
Hombre, Francia es un gran equipo, lo que pasa que Marruecos también lo era. Y puso las cosas muy complicadas, y hubo que sufrir mucho para poder ganar. Yo creo que ganaron merecidamente, pero jugar contra Francia, pues una final es cara o cruz. El que menos errores cometa, o el que esté un poquito más acertado en las áreas, pues posiblemente es el que se llevará el gato al agua. Espero que España esté con una moral increíble, igual también los franceses, pero bueno, tengo que mirar por lo mío. Yo estoy convencido de que van a competir, y van a pelear, y estarán a punto para ganar la medalla de oro.
¿Quién era el mejor en tu equipo?
Depende de los gustos que tengas.
¿Para ti?
Para mí el mejor era yo. Es una broma. ¿Quién era el mejor? Teníamos a Toni, a Cañizares, a Ferrer, Solozábal, López, Abelardo, Luis Enrique, Kiko, Alfonso, Manjarín... O sea, teníamos una retahíla de jugadores que para mí todos eran grandes. Y siempre han sido amigos míos, y siempre he tenido una buena relación con ellos. ¿Quién era el mejor? Guardiola también, ahora que me acuerdo. El que distribuía y tal. Había grandísimos jugadores. El mejor, eso ya depende de gustos. Todos llegaron a primer nivel. En mayor o en menor media, pero sí que jugamos todos en Primera División.
¿Tienes relación con Villabona?
David es un poquito escurridizo, pero David ya ha seguido su camino. Y la verdad es que ya no solo para mí, sino para todo el grupo, es un poquito escurridizo y complicado contactar con él.
Ahora, con esto de las nuevas tecnologías, ¿tenéis algún grupo de WhatsApp de los Juegos Olímpicos?
Lo tenemos hace mucho ya. Eso habla bien del ambiente que ha habido. Bueno, alguno participa más y otro menos, o algunos otros menos y otros más, pero sí que tenemos.