JJOO | HÍPICA

Un bronce culmina la historia de superación de Laura Collet, la jinete que estuvo seis días en coma y perdió la visión en un ojo

Al borde de la muerte en 2013 por el aplastamiento de su caballo tras una caída, la británica, once años después, toca el cielo en los Juegos de París.

Laura Collet muestra su medalla del concusro individual. /Instagram: @laura_collett
Laura Collet muestra su medalla del concusro individual. Instagram: @laura_collett
Aroa Cosín Goñi

Aroa Cosín Goñi

A prinicipos de julio de 2013, la jinete Laura Collet, de 23 años, se preparaba para sus primeros Juegos, los que se disputarían tres años después en Rio de Janeiro. Una desafortunada caída dio con ella en el suelo y con su caballo desplomado encima de ella. El resultado de la misma: un hombro fracturado, un pulmón perforado, el hígado lastimado, varias costillas rotas, seis días en coma y la perdida total de la visión por su ojo drecho.

Este 27 de julio de 2024, once años y unos días después, Laura Collet, ahora con 34 años, conseguía junto a su caballo London 52 su primera medalla individual en unos Juegos Olímpicos, un bronce en el concurso individual de doma clásica, presea que se sumaba al oro por equipos del equipo británico del que también formaba parte, incluso marcando récord olímpico en su puntaje. En Tokyo, en los anteriores Juegos, ya había sumado ese mismo metal grupal.

Una historia de superación de once años entre una y otra fecha, la de la caída y la del bronce, transcurrida no sin nuevas dificultades, superadas por el amor propio y el tesón de Laura, a la que un chaleco le cambió la vida. El que portaba aquel día de julio de 2013 y le salvó de, quién sabe, una tragedia mayor. Una chaqueta con airbag, que se infla cuando caes y ofrece amortiguación para el cuello, la columna y el cuerpo, que le protegió de heridas mayores. Ahora es una herramienta de seguridad casi obligatoria para los jinetes, pero hace once años solo algunos se la ponían. "Probablemente me salvó la vida", reconoció en su día Collet.

Once años después solo se apoya en el pasado, lo que ocurrió y lo que pudo suceder, para sentirse afortunada. "Trato de no detenerme en aquello, pero sé que tuve mucha suerte de poder seguir haciendo el deporte que amo. Es mi vida, amo a los caballos, trabajar con ellos día a día y poder acudir a un escenario como estos Juegos", explicó tras su bronce en París, subida, según ella, "en una montaña rusa de emociones". "Cada día malo ha merecido la pena, no hay que rendirse ni perder la esperanza", continuó Collet, que desde poco después del suceso fatídico de 2013 se propuso acudir a unos Juegos Olímpicos, algo que ya consiguió en Tokio y también ahora en París.

La muerte de su caballo y los problemas de visión

Entre medias, la recuperación de la jinete británica no fue sencilla. Retomó la actividad con los caballos en 2015, cuando le confiaron el entrenamiento en doma de un legendario caballo de los obstáculos, Kauto Star. El animal sufrió un extraño accidente en su establo y tuvo que ser sacrificado. Un nuevo palo para Laura, que fue acusada de maltrato del caballo por algunas voces. "Aquello fue muy cruel", ha recordado en otras ocasiones.

Pero Laura también lo superó. Como aquel coma en el hospital que no recuerda. Tampoco tiene reminiscencia de aquel día en el que se cayó del caballo. "No recuerdo haber estado allí ese día, y eso que monté tres caballos antes de caerme. Es inexplicable", relata. Recuperada del coma y de todas las lesiones, le perdura la falta de visión de su ojo derecho, lo que no le ha impedido competir al más alto nivel en la hípica.

"No pienso en mi vista, no tengo otra opción que seguir adelante. Es sorprendente lo rápido que mi cuerpo se adaptó. Al principio no tenía profundidad de visión, pero encuentras el modo y para mí ahora es normal tener un solo ojo. Podría ser mejor tener dos, pero eso nunca lo sabremos", sonrió tras bajarse del podio.

Todas las medallas olímpicas esconden un esfuerzo y un sacrificio, una historia detrás de superación. La de Laura Collet es una historia de vida, de libro, de película o serie, de lograr dar la vuelta al infortunio y levantarse hasta la cima y no renunciar a los sueños.