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Tras el barro alrededor del caso Khelif hay una discusión muy delicada: "Se ha convertido en algo muy político"

Expertos en intersexualidad en el deporte ayudan a explicar y a dar matices a la polémica sobre la boxeadora argelina

Carini y Khelif, tras el combate. /EFE
Carini y Khelif, tras el combate. EFE
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

"Cada X tiempo hay un caso que luego se va difuminando, va perdiendo fuelle y que va desapareciendo, obviamente dejando la estela de dolor y sufrimiento para la deportista afectada". Jonathan Ospina, profesor de la Universidad de Valladolid, experto en intersexualidad, transexualidad en el deporte de élite, explica que lo que le está ocurriendo a Imane Khelif estos días en París no es una novedad. Recurrentemente van apareciendo casos similares levantando una tremenda polvareda, discusiones muy acaloradas en las que la evidencia científica es secundaria y la ideología tiene un componente importante. Discusiones muy políticas que rara vez se plantean las causas del tema ni las consecuencias que puede llegar a tener en la vida de los protagonistas. Esto es, por encima de todo, una cuestión compleja.

Por comenzar por algún lado, tratemos de explicar qué ha pasado concretamente con Khelif. "Por lo que sabemos, es un caso similar al de Caster Semenya. Por lo que se ve, pasó un test de género y aparecieron cromosomas XY, por lo que tendríamos lo que se conoce como diferencias en la determinación sexual (conocido como DSD, por sus siglas en inglés) por las cuales externamente es una mujer, ha sido una mujer toda su vida, pero los niveles de testosterona son muy superiores al promedio normal que tienen las mujeres", explica Silvia Camporesi, especialista en bioética y miembro del consejo asesor de la Agencia Mundial Antidopaje.

Hay, además, un problema añadido. Del caso de Khelif se tienen pocos detalles, difusos y de fuentes poco fiables. "No tenemos información contrastada, oficial o fiable. Con la información que tenemos, estamos hablando de una mujer, nacida mujer, posteriormente criada como mujer, con fenotipo de mujer, pero que, parece, yo desde luego no lo puedo asegurar, tiene cromosomas XY que cariotípicamente corresponden a una persona masculina. Entonces, claramente estamos hablando de un caso de intersexualidad. La intersexualidad es un término paraguas que recoge muchísimas ambigüedades. Porque, claro, asignar un sexo a una persona no encaja siempre perfectamente en dos casillas masculino-femenino, no es algo estanco ni perfecto, es un continuo. Las personas tenemos 24 pares cromosomas, en el par 23 tenemos el cromosoma de ángulo sexual que da una combinación perfecta de 46XX o 46 XY que según lo establecido son mujeres y hombres. Pero luego existen personas que pueden tener composiciones 46X o 46XXY o 46XY o 46YYX. Es decir, mosaicismos".

Y si solo fuese eso. "Tampoco es fácil asignar a una persona un sexo determinado al nacer, porque no está solamente eso. Puede haber ambigüedades genitales, que afortunadamente hoy los médicos no reasignan al momento, la gran mayoría siguen los estándares de la OMS, antiguamente cortábamos y asignábamos a la persona como niña porque era lo más fácil, pero ya no se hace porque tampoco sabemos cómo se va desarrollar esa persona o cómo se va a identificar"

Parece complejo, porque es complejo, pero por resumir muchísimo lo que explica Ospina, las categorías de hombre y mujer existen en el deporte, socialmente son muy reconocidas, pero no son suficientes para entender la complejidad de los seres humanos. Imane Khelif ha vivido como mujer toda su existencia, así la han considerado su familia, su país, así se ha considerado ella misma, pero una prueba (se supone, hay muchas dudas sobre la organización que llegó a esas conclusiones, hablaremos más de esto adelante) ha puesto en duda eso mismo.

"Ella nació así, no es una tramposa, se la puede ganar. Ese es el punto", explica la experta italiana. Una nota sobre esto: en este artículo no se trata en ningún caso las cuestiones sobre la transexualidad en el deporte, otro tema de profunda discusión entre especialistas pero que por sus características concretas solo sirve en este caso para complicar todavía más la historia. Todos aquellos que han hablado de una transición sexual o un cambio de sexo, que los ha habido, simplemente mentían.

Además de esta cuestión en el caso de Khelif se habla de unas cantidades altas de testosterona, una hormona asociada tradicionalmente al género masculino. Pero esto también genera ciertos problemas. "Es algo que se denomina como hiperandrogenismo, una mayor producción de andrógenos o de testosterona, que está por encima de los niveles que se han establecido para el género femenino y el masculino, pero tampoco hay un número perfecto, porque hay mujeres que pueden tener 0,3, hay mujeres que pueden tener 1,5, hay mujeres que pueden tener 2,5 y hay hombres que pueden tener desde el 1 hasta el 30. Pero claro, hay algo que no sabemos. No sabemos por qué es producido, si puede tener altos niveles de testosterona pero pueda tener algo que se denomina un SIA, que es un síndrome de insensibilidad completa a los andrógenos que aunque tenga 50 nanomoles por litro de sangre, puede no servirle de nada porque no funciona su receptor", explica Ospina.

Un detalle sobre esto último. Ese SIA quiere decir que esos niveles altos de testosterona, una hormona relacionada también con el rendimiento, no tendrían una influencia en el físico de la deportista en concreto, pues su cuerpo no es capaz de utilizarlos como tal. Es el caso de María José Martínez Patiño, el más célebre de la historia del atletismo español, o el de Dutee Chand, una velocista india que terminó en los tribunales al intentar la federación internacional que se sometiese a un tratamiento para reducir la testosterona de su cuerpo si quería participar. Las normas de elegibilidad del atletismo han dado también muchas vueltas.

"La testosterona es una hormona que efectivamente ayuda al crecimiento de la masa muscular, que tiene muchísimas cosas, muchísimas ventajas asociadas, pero nadie es capaz de explicar si es el marcador definitivo", añade Ospina. De hecho, pone precisamente sobre la mesa el caso de Chand, que ha sido deportista profesional con unos niveles disparados de testosterona, pero sus resultados no han sido sobresalientes.

Lo que quiere decir el experto es que no es el marcador definitivo que distingue a un campeón, que es lo que, en teoría, buscan recortar las normativas: "Todos los que consiguen medalla en unos Juegos son extraordinarios en algo ¿testosterona? puede ser ¿mayor apoyo económico? puede ser ¿condiciones sociales? ¿infraestructuras? ¿alimentación? ¿mejor apoyo social?"

El problema de la federación de boxeo

Hasta aquí la definición científica del problema, pero no es ni mucho menos el final de esa conversación. En el caso de Khelif es importante tener en cuenta la afectación social del caso. Y la política, tanto la deportiva como la general.

Vayamos primero con la política deportiva. Después de todo el barullo, el Comité Olímpico Internacional publicó una nota muy dura tratando de aclarar algunas cuestiones.

La primera de todas era decir que Khelif cumple todas las normas de elegibilidad. Lo que pasa es que esto es un poco más complicado.

"El COI tiene una regulación del año 2021 que deja a las federaciones internacionales los criterios de elegibilidad para los deportistas en categorías femeninas, pero en esa regulación también establecían que esas normativas tenía que haber una sólida y robusta evidencia científica y un contexto específico de los niveles que representan realmente una ventaja que se pueda considerar desproporcionada", explica Camporesi.

El problema es que el COI y la Internacional de Boxeo (IBO) están más que a la gresca, la segunda estaba controlada por un oligarca ruso y desde la organización de Thomas Bach se ha terminado quitando los poderes organizativos a la internacional entre acusaciones de falta de transparencia. Es en la IBO desde la que, en teoría, salen esos test de género que podrían haber descalificado a la boxeadora argelina y a otra taiwanesa. En el comunicado, el COI explica que la decisión de la Internacional fue arbitraria y no estuvo sujeta a ningún proceso legal.

"Esa falta de confianza que existe entre el COI y la Federación Internacional ha llevado a una comunicación muy fuerte. El comunicado es duro, acusador, no es habitual en los procedimientos del COI hacer este tipo de comunicaciones, suelen ser organizaciones muy políticamente correctas, que buscan la no controversia, un entorno protegido", razona Ospina sobre el escrito.

Tan es así, que el COI le quitó los poderes organizativos a la IBO y creó un organismo paralelo para llevar a cabo el torneo. Este, conocido como la Paris2024 Boxing Unity, se ha basado en las normas de elegibilidad que existían en Tokio 2020. Y Khelif evidentemente las cumplía, pues ella ya compitió en ese evento y fue eliminada por una irlandesa. De hecho, esa boxeadora irlandesa ha señalado que por lo menos nueve competidoras han batido a la argelina en distintas competiciones, así que entiende que, sea como sea, su condición no le otorga una ventaja competitiva.

Y luego está la influencia de la política en este campo. Camporesi es italiana y, consecuentemente, ha visto lo que ha sucedido estos días en su país. "El caso se ha convertido en algo muy político, porque la primera ministra ha entrado en él. El día antes del combate hubo algunas fake news diciendo que iba a competir contra un transexual, cosa que no es, incluso desde el ministro Salvini. Meloni dijo que no se era justo con Carini porque competía contra un hombre biológico. Lo que hemos visto es que la boxeadora italiana ha sido una víctima de esta narrativa, no ha podido estar a la altura, ha sido un caso enorme y es una víctima porque realmente podría haber competido. Quizá hubiese perdido, pero hubiese competido. Otras competidoras han dicho que no es una tramposa, que ella es así y que se puede competir con ella sin problema, que se la puede ganar. Creo que Carini se rompió mentalmente", explica la italiana.

Carini ha terminado pidiendo perdón a Khelif porque en un primer momento puso en duda su victoria. "Si el COI considera que puede pelear, lo respeto", comentó en unas declaraciones en La Gazzetta en las que también dijo que estaba "enfadada porque sus Juegos se habían esfumado" y que "abrazaría" a Khelif si se la encuentra.

Porque hay un punto más que los expertos en la materia creen necesario apuntar. Todo este tumulto puede suponer un problema personal importante para la luchadora argelina, que vive en un país en el que todas estas cuestiones no son de fácil digestión.

¿Hay una solución al problema? No, al menos no una unitaria y definitiva, pero Camporesi tiene una propuesta. "Creo que necesitamos escuchar las voces de las deportistas. Escuchamos a los políticos, a las federaciones, pero al final los más vulnerables, las que son heridos en maneras distintas, son las deportistas, tenemos que escuchar a las atletas".