La lección en la retirada de Mikkel Hansen a todos los deportistas (masculinos) del mundo
La leyenda danesa se despide del balonmano con un oro olímpico y una huella imborrable fuera de la pista.
Este domingo la leyenda de la selección danesa de balonmano Mikkel Hansen ha dicho adiós a su deporte con un oro olímpico colgado del cuello. Era el final soñado para un hombre que ya había llevado a los suyos al oro de Río 2016 y la plata de Tokio 2020, amén de las últimas tres coronas mundiales consecutivas. Pero Hansen es más que trofeos y reconocimientos.
Lo demostró tras la final de la Champions League en la que su equipo, el Aalborg danés, sucumbió ante el FC Barcelona. Hansen había estrellado el último balón del partido al larguero, que hubiese forzado la prórroga, pero su epílogo de cuento de hadas se tornó en lágrimas. Él no se dio importancia. Atendió a todos los periodistas, uno por uno [en danés, francés, inglés, español; idiomas fruto de ser un trotamundos del balonmano] para dar la cara.
En una charla, con Relevo presente y con uno de sus niños en brazos, explicó en junio los motivos de su retirada. "Han sido muchos años, muchos viajes. Mi familia se merece más tiempo y también mi mujer, se lo debo, porque se ha sacrificado mucho, ahora me toca a mí", se sinceraba. Hansen era consciente de que su pareja Stephanie Gundelach, también jugadora de balonmano, había tirado mucho del carro familiar tras dar a luz a sus dos hijos. Ahora ella tiene nuevos proyectos profesionales, como una tienda online de ropa, y es el momento de que sea él "quien se ocupe de los niños", Eddie Max y Vincent.
Este domingo, con el oro olímpico colgado del cuello, Hansen volvió a charlar con Relevo al respecto. "Cuando uno es deportista profesional pasa más tiempo con sus compañeros de equipo que con su familia. Estamos dedicados completamente, al cien por cien. Y yo llevo desde los 17 años en esto", comentó. "Ahora quiero pasar mucho más tiempo con mi mujer y mis hijos; y hacer otras cosas una vez que mi carrera se ha acabado. Pero de lo que más ganas tengo es de estar con la familia", reiteró un hombre que no quería prolongar su trayectoria ni un minuto más de lo necesario.
What if… Mikkel Hansen had score? 🤯😱#handball #ehffinal4 #ehfcl #CLM #håndbold pic.twitter.com/CHuCzJCskL
— EHF Champions League (@ehfcl) June 15, 2024
El legado de Hansen en el mundo del balonmano lo demostraron las 28.000 personas que abarrotaban el Estadio Pierre Mauroy de Lille, danesas, alemanas y de otras nacionalidades. Todas puestas en pie en las dos acciones de siete metros que ejecutó, saliendo desde el banquillo para la tarea, o al saltar a la cancha a falta de 10 minutos para el término del encuentro. La explosión de júbilo llegó con el final y los abrazos eternos de sus compañeros. También el de Niklas Landin, el portero que cierra su carrera en la selección, pero no se va del balonmano. Ambos mitos fueron manteados por sus compañeros.
Para los hinchas españoles fue imposible no acordarse del adiós de Raúl Entrerríos, con el bronce de los Juegos de Tokio, en una situación análoga. El asturiano hablaba del danés en Relevo: "Capacidad de lanzamiento, juego estático, calidad, él ha propiciado cambios en nuestro deporte, como en el ataque en siete contra seis", suerte en la que el líder de Dinamarca actúa con maestría incomparable.
Se irá sin ganar la Champions, una de las grandes maldiciones de la historia del deporte, incomprensible para un jugador de su talla. Sin embargo, con la Selección danesa de balonmano ha marcado una era con su liderazgo, dentro y fuera de la cancha. El mejor homenaje a Mikkel Hansen es el de unos rivales que le respetan y le admiran a partes iguales.
Hijo del exjugador de balonmano Flemming Hansen (olímpico en Múnich 1972 y ya fallecido), Mikkel ha sido muy consciente de todos los problemas de los deportistas de élite. Como la salud mental, causa que no dudó a la hora de visibilizar. No en vano, el danés pidió una baja temporal a principios de 2023 por estrés. A partir de este lunes, volverá a ser un padre más, lo que siempre ha deseado. Un título que vale bastante más que una Champions e incluso que dos oros olímpicos.