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Las tinieblas del KO en los Juegos encierran varios focos de luz para la Selección

La competitividad, la irrupción de Aldama y la gestión de grupo de Scariolo dan optimismo al combinado nacional de cara al futuro.

La Selección española hace piña tras la derrota ante Canadá./Efe
La Selección española hace piña tras la derrota ante Canadá. Efe
Guillermo García

Guillermo García

Sacar lecturas positivas de una derrota es complicado, pero siempre es más sencillo de hacer cuando el tropiezo se produce dando la cara hasta el final ante un equipo superior. Y eso es lo que le ha sucedido a una España que, como dijo la presidenta de la Federación Española de Baloncesto, "tiene futuro". Sobre todo si el equipo es capaz de mantener la línea mostrada en estos Juegos.

Es cierto que España cierra la mejor etapa de su historia y el dato así lo refleja: por primera vez en 26 años el equipo nacional suma dos veranos consecutivos sin colgarse una medalla del cuello. Sin embargo, en los dos últimos campeonatos -en ambas ocasiones con Canadá como némesis- la sensación que queda en el paladar es la de un equipo que no se rinde hasta el final. Un conjunto al que le falta el talento de antaño, pero al que los Gasol, Navarro, Garbajosa, Chacho, Claver y ahora Rudy han sabido transmitir el gen competitivo, tan necesario como la calidad.

"España compite, no se rinde. España busca la fórmula de volver a los partidos, España encuentra jugadores que igual han tenido menos protagonismo en un momento dado, pero que no salen de la competición por su compromiso con el equipo, les da igual jueguen menos o más. Siempre está ahí, siempre vuelve. Es un equipo con un orgullo, generosidad, riqueza táctica e inteligencia en la toma de decisiones realmente impresionante", apuntaba Sergio Scariolo tras la derrota ante la selección norteamericana.

"España compite, no se rinde. España encuentra jugadores que igual han tenido menos protagonismo pero que no salen de la competición por su compromiso, les da igual jueguen menos o más"

Sergio Scariolo

El italiano señala uno de los halos luminosos que deja el partido ante Canadá: la segunda unidad. Más allá del brillo de Brizuela en la segunda parte ante los de Jordi Fernández, la apuesta decidida por un Jaime Pradilla que no es protagonista en Valencia, Alberto Díaz o Álex Abrines demuestra que España tiene un plan B que funciona y que, sobre todo, no tiene miedo a enfrentarse a nadie. A base de defensa y trabajo, el equipo nacional es capaz de agarrarse a los partidos con estos jugadores.

Son jugadores alejados de aquellos que durante 24 años metieron a España entre los ocho mejores de los Juegos -llevábamos desde Sídney 2000 sin caer en la fase de grupos- por lo que había que cambiar el libreto. Y ahí aparece el segundo haz de luz en plena oscuridad: Sergio Scariolo. El italiano, que pudo errar en ese tiempo muerto antes de que Shai lanzase los tiros libres, pero se la jugó por si el canadiense tiraba a fallar, es un seguro de vida para la Selección y para la FEB.

El técnico es la pieza clave sobre la que la Selección quiere construir su futuro. Desde la Federación saben de la importancia de Scariolo y su capacidad de adaptación para sacar lo mejor de sus jugadores en cualquier circunstancia. Ha conseguido implantar el chip con la palabra equipo en todos sus jugadores, que siempre buscan un pase más, una ayuda más y un esfuerzo más para llegar donde antes lo hacía el talento. No ha sido suficiente en los dos últimos campeonatos, pero ha sentado una base sobre la que trabajar.

Juancho Hernangómez consuela a Aldama. Efe
Juancho Hernangómez consuela a Aldama. Efe

Esa base en la que ya no estará Rudy, en la que habrá que ver si sigue Llull, en la que estará Lorenzo tras sellar su compromiso y en la que ya hay un nuevo líder. Aldama se ha convertido en la nueva referencia de la Selección a pesar de no tener su mejor partido ante Canadá. El pívot canario, con problemas en una mano, ha dado una zancada hacia delante como puntal del equipo. Especialmente en el aspecto ofensivo y es capaz de asumir el protagonismo cuando la bola parece quemar en otras manos como hizo ante Grecia y Australia.

El jugador de los Grizzlies será fundamental a partir de ahora para transmitir a los jóvenes lo que él ha aprendido en estos dos últimos veranos. Los valores de un equipo que ahora recaerán en sus hombros, los de Juan Núñez (habrá que ver que pasa con Ricky Rubio y su posible regreso al baloncesto) y las generaciones venideras. Un grupo de jóvenes talentos que hace apenas un año ilusionaban a todos y que este verano parece haber dado un paso atrás en las inferiores. Sin embargo, los Mara, Miller, Almansa, Saint-Supéry o Hugo González ya saben lo que es trabajar con los mayores gracias al programa 'Golden Boys' con el que la Federación quiere asegurar el futuro de una España en la que hoy ya hay menos tinieblas.

"Me voy totalmente orgulloso del esfuerzo del equipo, siempre un entrenador y un jugador quiere ganar todos los partidos, pero tiene que saber entender cuál es realistamente el objetivo, saber dónde poner el listón. Luego cada partido se juega para ganarlo, lo hemos demostrado hoy ante un equipo que en teoría había mucha diferencia. Las previsiones eran mucho más abultadas y, sin embargo, hemos llegado con opciones. España compite, no se rinde". Y sobre esta base que apunta Scariolo, España quiere volver a construir. Un futuro distinto al pasado brillante del que venimos, pero con la misma ilusión.