Una España desdibujada vuelve a chocar con Meesseman y dice adiós a los Juegos

Cuando el pasado domingo terminó la fase de grupos, un punto marcó la diferencia. China se disputaba con Nigeria y Bélgica estar entre las dos mejores terceras, pero se quedó a un punto de ello. Esta carambola hacía que en cuartos se reviviese la final del pasado Eurobasket. Ese en el que España rozó el oro durante 36 minutos, pero que en cuatro se le esfumó tras una actuación brillante de Emma Meesseman. Y como si de un déjà vu se tratase, esos fantasmas volvieron a aparecer... pero esta vez desde el inicio en estos cuartos de final de los Juegos Olímpicos de París (66-79).

Bélgica marcó el compás inicial y, de nuevo, Megan Gustafson fue la única que realmente tuvo lucidez, sobre todo, en la recta final del cuarto que hizo a España cerrar los primeros diez minutos con empate a 26, tras siete puntos consecutivos suyos. Y, de hecho, el parón para ella fue como si no existiera, porque nada más arrancar el segundo periodo, abrió el marcador con un triple que puso a España por delante por primera vez... aunque terminó siendo algo anecdótico. Porque la selección belga, liderada por Meesseman, pero también con una Kyara Linskens inspiradísima de cara a aro, estaba muy bien ordenada y sabiendo perfectamente a lo que debía jugar.

Gustafson estaba demasiado sola en ataque, sólo Maite Cazorla realmente había conseguido sumar junto a ella, pero no era suficiente. Y las diez pérdidas españolas con las que se fue el choque al descanso estaban pesando demasiado. Aun así, sólo eran once los puntos de diferencia (37-48). Sin embargo, el tercer cuarto fue una losa absoluta en la que Bélgica estuvo gran parte dominando por 20 puntos, que Queralt Casas logró dejar en 18 de cara al inicio de los últimos 10 minutos.

A España no le había salido prácticamente nada. Las ideas en ataque no funcionaban, en Bélgica, Delaere y Vanloo se sumaban de cara a aro y aunque los minutos de Mariona Ortiz en pista volvieron a ordenar algo a la Selección (y a sumar de cara aro), era remar a contracorriente ante una Bélgica que no cedía ni un milímetro. Y las jugadoras españolas empezaban a asumirlo.

Las caras del banquillo lo decían todo. Y por más que España seguía remando, la losa cosechada era demasiado abultada. Bélgica volvía a ser la bestia negra de una España que dice adiós a la opción de intentar pelear por una medalla olímpica. Se acabó la participación del baloncesto español en los Juegos de París.