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María Conde apela a un vals proletario para luchar por las medallas: "Si nos van a pegar, pues tenemos que pegar".

La madrileña ha llegado a los Juegos tras dos partidos de ausencia y no tiene ganas de hacer las maletas a la primera de cambio.

María Conde celebra una canasta ante Serbia. /FEB | A. Nevado
María Conde celebra una canasta ante Serbia. FEB | A. Nevado
Guillermo García

Guillermo García

Las horas previas a un duelo de cuartos de final no son fáciles. Y menos en unos Juegos. Nervios, tensión, pero sobre todo ganas por saltar a la cancha. El trabajo previo ya está hecho y sólo queda reflejarlo en cancha. Eres tú, o en este caso, tu equipo contra un rival que está en tus mismas circunstancias. Por mucho que sea Bélgica, por mucho que tengas a Messeman y por mucho que vengas de ser campeona de Europa. Todo eso ya es parte del pasado.

"Son los cuartos de final de unos Juegos. Creo que ningún partido iba a ser fácil. Si ces el resto de cruces, de las posibilidades que teníamos, no había ningún rival fácil". María Conde, que se perdió los dos primeros partidos, confiesa en conversación con Relevo cómo vivieron en el seno de la Selección otro sorteo olímpico que no ha sido favorable.. "Estábamos diciendo, "este no queremos, este tampoco queremos, este tampoco…" Ha tocado Bélgica y creo que lo bueno es que es un rival que conocemos muy bien, por lo tanto podemos prepararnos contando con ello y pelear hasta el final".

Ese espíritu guerrero y combativo es el que lleva acompañando a la Selección desde 2007. Fue entonces cuando un "ejército de Pancho Villa" liderado por Amaya Valdemoro y Elisa Aguilar empezaba a poner el nombre de España en los puestos punteros del baloncesto continental. Luego ellas cedieron el testigo a Laia Palau. Y ahora les toca a María Conde y a una nueva generación que no sólo ha heredado el espíritu de sus antecesoras. También la forma de apelar a esa lucha.

Lo hacen con una canción que lleva tiempo acompañando a este equipo, como apunta la jugadora del Praha: "Seguimos teniendo la que lleva siendo la canción de la Selección muchísimo tiempo, el Vals del Obrero. Sigue siendo nuestra canción prepartido y espero que lo siga siendo mucho tiempo, porque creo que habla de esta Selección y de las peleas que hemos tenido que hacer todas, y las que seguiremos teniendo que hacer en el futuro, para estar donde estamos. Nos define muy bien. Nos lo inculcaron las veteranas y esperamos que siga siendo el mensaje que mandemos a las próximas generaciones".

Conde, una de las mejores jugadoras del Viejo Continente, ha tenido que pelear mucho a la contra este año. Las lesiones han marcado su temporada y la preparación para estos Juegos. De hecho, tuvo que ver los dos primeros partidos desde el banquillo por culpa de unas molestias en la mano. Ante Serbia ya pudo jugar y terminó como máxima anotadora del equipo de Miguel Méndez. "Ha sido difícil estar en el banquillo y no poder ayudar. Diría que incluso más el partido de Puerto Rico que el de China, porque el de China era lo que nosotras pensábamos, el rival más fuerte del grupo y en el primer partido, que siempre se juega con nervios y bueno, pero el de Puerto Rico fue complicado por eso, porque fue una segunda parte complicada".

María Conde. FIBA
María Conde. FIBA

España llega al choque decisivo tras no haber perdido ninguno de los tres duelos en la fase de grupos y con buenos momentos de baloncesto. Sin embargo, también ha tenido desconexiones que han desembocado en un sufrimiento mayor al previsto. "En el partido, evidentemente no quieres que eso pase, pero creo que vamos aprendiendo, al final el partido de Puerto Rico y el de Serbia son distintos, los parciales son distintos, los momentos en los que se hacen, o sea, el de Serbia, lo que pasa que es verdad que es un equipo muy duro y utiliza bien sus ventajas, pero fue un momento del tiempo, digamos, lo que pasa que ellas remontan y se ponen, pero al final nos agarramos y realmente los minutos en los que ellas están remontando no son tantos aunque parezca de esa sensación, ¿no? Creo que vamos aprendiendo lo que va pasando en el campeonato, entonces el de Puerto Rico fue más tiempo, el de Serbia menos y ojalá que aparte de aquí sea menos y menos y menos hasta que aprendamos a estar en los parciales en los que el otro equipo apriete, pues estar cada vez más sólidas".

En los momentos en los que ha faltado solidez España ha encontrado puntos en Megan Gustafson y calma en ciertos momentos cuando el partido se endurecía físicamente ante la permisividad arbitral. "Siempre hemos sido una Selección bastante limpia. No en el sentido de no querer pegarnos, sino pegarnos con los contactos limpios en el deporte. No somos una Selección que se meta en problemas, que tengamos peleas. Es un juego que a nosotras nos cuesta más porque no es nuestro juego, pero al final también creo que nos vamos adaptando poco a poco. Es el nivel que están dejando los árbitros, que al final son los que dictan lo que pasa. También nosotras vamos aprendiendo y aunque no sea nuestro estilo, nos vamos adaptando a lo que están permitiendo y si nos van a pegar, pues tenemos que pegar".

Todo vale con tal de volver a luchar por una medalla como sucedió en Río 2016. "Todas soñamos, ¿no? Creo que es lo más normal, que todos en algún momento nos imaginamos cogiendo esa medalla. Ahora que vas pasando partidos y te ves un poquito más cerca el sueño se hace un poco más tangible. Pero somos muy conscientes de que el partido fundamental de cualquier campeonato, pero especialmente en los Juegos Olímpicos, es el de cuartos de final porque es el que dicta que si te quedas fuera o pasas a estar muy cerca de tener una medalla, entonces esas son las que estamos ahora mismo, en el partido de cuartos, en prepararnos bien y luego una vez pases ese partido, ojalá con victoria, podremos decir que estamos con la medalla ya prácticamente en los dedos porque ahí ya sí. Es un 75% de probabilidad".

Ese metal pondría el broche a un final de temporada que no ha sido fácil para esta canterana del Estu, que ha tenido que lidiar con las lesiones para rematarlo con una dolencia en la mano que la hizo dudar de su presencia en el torneo olímpico.

"Ha sido un camino un poco turbulento. Al final la concentración tenía unas sensaciones y de repente me hice daño y no sabíamos muy bien qué iba a pasar. Entonces, ha cambiado un poco la forma en la que yo también afronto el estar aquí. Lo que a lo mejor daba más por hecho que iba a ser se me iba de las manos y no sabíamos muy bien qué iba a pasar. Ya solamente estar aquí para mí cada día es una alegría. Miguel ha confiado en que yo estuviera aquí. Estoy muy feliz y muy agradecida, intentando disfrutar cada día".