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Dillon Brooks, el villano a sueldo de Jordi Fernández salvado por la tecnología

Tras salir de Memphis, Brooks se encontró con Jordi Fernández y Noah en la preparación del Mundial de 2023. Y todo cambió.

Dillon Brooks, en un partido de Canadá durante los Juegos./AFP
Dillon Brooks, en un partido de Canadá durante los Juegos. AFP
Alejandro Gaitán

Alejandro Gaitán

Dillon Brooks es, bajo ninguna duda, uno de los jugadores más odiados de la NBA. Su estilo de juego, sus toma de decisiones en la pista y su defensa, por momentos superando la línea que delimita la legalidad, le han convertido en una polémica constante. Un catalizador de comentarios, la mayoría negativos, por sus luchas constantes y su facilidad para conseguir la técnica o salir expulsado. Memphis lo sabía, y por eso lo dejaron salir gratis el verano de 2023 en la agencia libre. Un par de semanas más tarde aparecía en la vida del jugador de Mississauga Jordi Fernández, un entrenador que le iba a cambiar la carrera, al menos dos veranos consecutivos. Porque nadie ha entendido al villano Brooks mejor que el badalonés, que le ha sabido optimizar con la selección canadiense hasta hacerlo indispensable.

Porque cuando Jordi cogió las riendas del equipo nacional, avisó que su identidad sería la defensa. Y pocos jugadores en el planeta pueden brillar más que Brooks en ese aspecto, que aceptó el reto como algo personal, como una manera de reencontrarse y mostrar que era mucho más que la imagen pública que se tenía de él. Y como la defensa era algo que dominaba hasta la saciedad, buscó reencontrarse en el otro lado de la pista, en ataque. Donde nunca había brillado, ni con los Grizzlies, pese a los 18.4 puntos que promedió en 2022, ni en Oregon. Y su centro de entrenamiento y mejora, su cueva de trabajo, fue el OVO Athletic Centre, las instalaciones de los Raptors donde Canadá hace su training camp. Porque en Toronto Brooks conoció a Noah. 

¿Quién es Noah? La pregunta es, más bien, qué es Noah. Se trata de un sistema de cámaras y vigilancia que sigue los lanzamientos de los jugadores, desde la mano hasta el aro, y con un ordenador computa el arco, la posición y las mejores zonas de lanzamiento para el jugador. Los Raptors lo instalaron en 2018, justo antes del anillo con Marc Gasol. Mediante reconocimiento facial, Noah asignaba los tiros a cada jugador y hacía un seguimiento de sus actuaciones, con comentarios y posibles mejoras. El sistema de datos aprende automáticamente y tiene el objetivo de hacer mejorar a todos sus jugadores. Y Canadá, como los Raptors, usaron a Noah el verano de 2023. Lo que le sirvió a Brooks para mejorar su arco del tiro. Y funciona. 

Cada vez que un jugador realiza un lanzamiento, el videomarcador de 120 pies recita en voz alta el grado de entrada del balón al aro. Tras millones de tiros, el algoritmo ha decidido que el mejor número posible para ello es 45º, y ese número es el que Brooks tiene en la cabeza cada vez que suelta el balón. Sirvió hasta el punto que en los últimos cuatro partidos del pasado mundial promedió 22.8 puntos fallando solo seis de los 24 triples que intentó. Le metió siete a Estados Unidos, con su máxima anotación histórica, 39 puntos en el partido por el bronce. En el torneo, en el Mundial de 2023, anotó un 58.8% de sus triples, cifra imposible de mantener en una temporada NBA, pero que lo ha intentado en estos Juegos Olímpicos: lleva un 60%. 

Solo Kevin Durant, Isaac Bonga y Josh Hawkinson, el pivot japonés, han metido más y con mejor porcentaje. Y en él confía Jordi Fernández porque lo necesita. En lo que va de torneo, en las tres victorias de Canadá, solo Lu Dort (+41) ha tenido un mejor +/- en pista que Brooks, y la pareja defensiva que forman es tenebrosa para los rivales, pero al mismo tiempo hace de tercer anotador. "Estoy muy orgulloso de Dillon" decía el seleccionador. "Así es como se ve cuando dejan jugar a Dillon Brooks. Y no se trata solo del lado defensivo. Es el mejor defensor de perímetro, pero además es eficiente en ataque" cerraba Jordi sus declaraciones. Darle confianza ha sido clave para que los americanos se lleven el primer puesto y sean favoritos a las medallas, otra vez, tras el bronce de 2023. 

Primero tendrán que ganarle al anfitrión, muy probablemente (salvo que Sudán del Sur le gane a Serbia) antes de soñar con la segunda medalla olímpica de la historia del equipo de baloncesto. Y Brooks será una pieza indispensable, sobre todo en defensa. "Me gusta jugar para mi país, me genera una gran pasión" explicaba al ponerse la camiseta roja con el 24 a la espalda. Y Jordi Fernández sonríe, feliz, de haber recuperado al villano para la causa.