JJOO | ATLETISMO

Sydney McLaughlin compitió contra la historia y no contra Femke Bol y se lleva el récord del mundo

La estadounidense mejoró su marca y firmó un delirante 50.37. La neerlandesa se conformó con la medalla de bronce.

McLaughlin vuela en la final del 400 vallas./EFE
McLaughlin vuela en la final del 400 vallas. EFE
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Cuando los ojos de todo el planeta esperaban un duelo épico con Femke Bol por la medalla de oro, Sydney McLaughlin solo miraba al horizonte con la mente puesto en superarse a sí misma y formar parte de la historia. Lo ha conseguido con grandeza, pulverizando su propio récord del mundo y con un detalle cautivador. No se dejó ir, pese a toda su ventaja. Corrió con su alma, esprintó hasta el último centímetro y conectó una marca para la posteridad: 50.37.

De este modo, la estadounidense superó en 28 centésimas su plusmarca mundial cosechada en junio de 2024 en Eugene y el récord olímpico que ella misma había batido en Tokio con 51.46. Un esfuerzo que refleja la grandeza como deportista. Ningún escenario como los Juegos Olímpicos para reventar la marca. Dio todo de sí para lograrlo. Renunció al dinero que le puede dar cualquier meeting o la Diamond League por superar un registro y se lo regaló al Stade de France.

La carrera pudo tener historia, pero lo cierto es que no la tuvo. Femke Bol, la popular atleta neerlandesa, contó con miles de fieles en las gradas, más naranjas que de costumbre. La narrativa aguardaba un mano a mano, pero la estadounidense dominó de principio a fin. La curva hizo pensar que Bol estaba en la pelea, si bien la imagen era engañosa. McLaughlin era insuperable porque ni siquiera competía contra los demás, competía contra la propia historia.

Pero Femke Bol no iba fina. De hecho, fue superada por Anna Cockrell y hasta le plantó cara Jasmine Jones, a escasas 14 centésimas de su registro. La neerlandesa supo que no estuvo a su nivel en cuanto cruzó la línea de meta y se fue con sus padres, que la consolaron. Se lleva un bronce, también muy meritorio y aún le faltan pruebas para seguir sumando metales.

McLaughlin se llevó todos los focos de forma merecida. Dos oros olímpicos consecutivos bien lo merecen. De hecho, es idolatrada por miles de personas a nivel mundial, entre ellas... Salma Paralluelo. La jugadora de la Selección dejó el atletismo, pero pudo cumplir su sueño de estar en los Juegos Olímpicos de París con el equipo de fútbol.

Aun así, Salma Paralluelo no olvida sus orígenes y precisamente deseaba ver esta prueba para disfrutar de su referente Sydney McLaughlin-Levrone. "Me encantaría ir a ver alguna competición, si tenemos algún día que nos dejen ir. Y de referentes tengo una de 400 vallas, que es la estadounidense Sydney McLaughlin-Levrone. Si la puedo ver en la pista compitiendo sería una gozada", dijo antes de comenzar la competición.

Finalmente, la Selección no pisará la Villa Olímpica por las circunstancias de los partidos, por lo que raro será que Salma se vea las caras con una referente. Su deseo, desde luego, era absoluto: "Me gustaría un selfie con ella. La he seguido mucho y la admiro, su mentalidad y todo lo que transmite, me haría especial ilusión conocerla".