El espíritu de Moussambani reaparece 24 años después en los 100 metros con una maratoniana de Islas Salomón
Al no clasificarse para la distancia larga y al estar cerca de su retirada, su Comité Olímpico la asignó una plaza comodín para la prueba reina de la velocidad.
Es una de las historias de los Juegos Olímpicos. Sharon Firisua tiene el récord nacional de las Islas Salomón en la milla, los 3.000 metros, los 3.000 obstáculos, los 5.000 metros, el 10.000 y la maratón. No, no se nos ha olvidado incluir un cero en el título. Y mucho menos dos. De repente, se ha transformado en velocista y, por supuesto, no se ha clasificado para las semifinales al cerrar su serie con el peor tiempo. Incluso es elogiable que fuera capaz de firmar un 14.31. Un tiempo con el que ni mucho menos hubiera sido capaz de competir con nadie bajo ningún concepto. La pregunta es cómo ha sido capaz de llegar hasta aquí.
Todo partió de la decisión de su federación por su pasado representando con honor a las Islas Salomón en los Juegos Olímpicos. En Tokio, compitió en maratón con la 72ª mejor marca. En Río se defendió en el 5.000 metros con un gran papel: concluyó 15ª. Y en un país no acostumbrado a aupar a la élite a sus atletas, esto es toda una hazaña. Un privilegio. Una deportista de bandera. Pero no es una velocista. No tenía la marca mínima pero acabó representando a su país en la prueba de la velocidad por experiencia, los 100 metros.
Todo indica que la presencia en esta prueba de Shanon Firisua, tras no clasificarse para el maratón, ha sido un regalo de despedida del Comité Olímpico de su país, por los servicios prestados y en previsión de su cercana retirada. Una plaza comodín asignada a dedo.
Pero en un premio de estos tipos, siempre hay una perjudicada, y en este caso se llama Jovit Arunia, la joven de 22 años campeona nacional de 100, con una marca de 13,15, y de 200 metros. "No sé lo que pasó, es increíble", tras verse fuera de la convocatoria para París. Su incomprensión de la situación desvela la poca claridad que este país ofrece en cuanto a los criterios de elección de sus atletas. "No competiré más, por lo que hicieron", ha amenazado incluso.
La imagen de la atleta de Islas Salomon, que corrió solo tres décimas más lenta que la penúltima, la atleta de Tuvalu, Temalini Manatoa, entrando dos segundos y medio después que la primera de su serie clasificatoria, Zahria Allers-Liburd, de Saint Kitts y Nevis, que marcó un registro de 11,73, ha llamado la atención en la realización televisiva de medio mundo.
De hecho, ha traído al recuerdo el conocido caso del nadador Éric Moussambani en los Juegos de Sidney 2000. Tras clasificarse sin necesidad de alcanzar el tiempo mínimo, se inició en la natación apenas unos meses después del inicio de los Juegos, entrenando de primeras en la playa ante la ausencia de piscina en el país. Terminó su prueba clasificatoria de los 100 metros en un minuto y 52 segundos, más del doble que los mejores registros, nadando solo por la descalificación de sus dos contrincantes de carrera y convirtiéndose en una imagen viral que le proporcionó fama y algún que otro contrato publicitario.