Un collar en una guantera que refleja el espíritu de superación tras una lesión cruel: "Hasta que no corras en París, nada"
Irene Sánchez-Escribano acabó 11ª en una espectacular final del 3.000 obstáculos y desveló el enorme valor simbólico de una joya que le colocó su amiga Marta Pérez.

Una preciosa historia de superación y crueldad en el deporte fue desvelada en la voz de una radiante Irene Sánchez Escribano, la sonrisa del país tras firmar una carrera histórica en el 3.000 obstáculos femeninos. La española acabó en undécima posición con un tiempo de 9:10.43, pulverizando su mejor marca personal y quedándose a un solo segundo del récord de España de Marta Domínguez, con la sombra del dopaje sobre sus hombros. Además, nuestra atleta aguantó el tirón en una prueba muy exigente, en la que se batió con holgura el récord olímpico. Un motivo más que suficiente para estar orgullosa, aunque, en realidad, no hay más orgullo que el de estar aquí. Un collar revela ahora la cara oscura del deporte que tanto le ha dado, pero que también le hizo sufrir.
Para entender por qué Irene Sánchez-Escribano portó con orgullo este martes su collar hay que remontarse a 2021. La atleta española tenía el billete para los Juegos Olímpicos de Tokio, pero se rompió a escasas semanas de la ceremonia inaugural, rompiéndose en pedazos el sueño por el que tanto había luchado. Ella es amiga íntima de Marta Pérez, atleta que compite en el 1.500, y también sus parejas. Ellos cuatro viven de diferente manera los esfuerzos y sacrificios que requiere el deporte de élite. Los chicos, para celebrar su hazaña, decidieron entonces comprarles un collar que conmemorara su gran éxito de clasificar para Tokio.
Su plan escondía una gran belleza: la idea de ambos era sorprender a sus parejas entregándoles el collar de la otra y que, juntas, en Tokio, se intercambiasen el regalo, se lo pusieran y llevaran consigo el esfuerzo de su amiga antes de competir. La fatídica lesión de Irene Sánchez-Escribano le impidió competir, un palo, las dudas de si lo podría conseguir tres años después en París. Por ello, tras acabar su prueba era la persona más feliz sobre la faz de la tierra, eufórica y sonriente en la entrevista, emocionada por lo que acababa de lograr.
⏱ Enorme marca de @irenesef
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) August 6, 2024
🇪🇸 La española termina 𝐮𝐧𝐝𝐞́𝐜𝐢𝐦𝐚 en la final del 3.000 obstáculos y rebaja en seis segundos su mejor tiempo@Paris2024 | #Paris2024 | #Athletics pic.twitter.com/zC1bbM9s3A
Irene, en su día, se enteró de la intención de su pareja y la de Marta Pérez y ya le pidió que le entregara el collar aunque no hubiese competido. Pero este tenía tan claro que cumpliría sus objetivos que le instó: "Hasta que no corras en París, nada". Fue una promesa al aire. Escondió el collar en la guantera de su coche y esperó a que se le olvidara. Pero ese collar seguía ahí, pendiente de que el sueño se hiciera realidad.
En la previa de la gran final de este martes, su pareja pudo visitarla en la Villa Olímpica para que el plan se cerrase de la mejor forma posible. Y lo hizo como habían tramado desde el primer momento. Se lo entregó a Marta Pérez y esta sorprendió a Irene Sánchez-Escribano colocándole un collar con un valor simbólico enorme, el reflejo de aquella atleta que no se rindió después de que una lesión arruinase el sueño de su vida.
«Por fin, ya soy olímpica»
Irene Sánchez-Escribano portó con orgullo el collar y el dorsal y se dispuso a hacer historia. La medalla era imposible, pero no hay nada mejor que superarse a uno mismo. Cerca estuvo también de mejorar la plusmarca española de Marta Domínguez, aunque se quedó a un segundo. Aun así, nadie podía apagar la llama de una atleta pletórica, cuya sonrisa traspasaba la pantalla: "Estoy felicísima, mira la cara que tengo. Tengo ganas de salir de aquí y abrazar a los míos, que estarán saltando de la silla".
De entre todos ellos, seguro se refería también a su pareja, a la de Marta y a la propia Marta, que esperaron tres años para ejecutar el plan del collar. "Ayer vino a visitarme a la Villa, se lo dio a Marta y le dijo que me lo diera, que era como estaba previsto. Fue ella la que me lo puso. Lo tengo por fin, ya soy olímpica", desvela en Teledeporte.
"Al final, jolín, por qué poquito. Increíble, espectacular, lo he disfrutado muchísimo. Iba feliz por la Villa. Muchas gracias a todos los que nos seguís y dais ánimos en las buenas y en las malas. Estoy en una nubecita", cierra. Es la otra cara de los Juegos Olímpicos, la de aquellas que no ganan medallas, que son personas normales, con sus rutinas y sus esfuerzos titánicos para llegar a la élite. La de aquellos y aquellas que solo necesitan un collar para gritar al mundo que han conseguido, que han formado parte del mayor evento deportivo del mundo del planeta.