Xisco Jiménez no olvida su gran frustración: "Pensaba '¿cómo es posible que me quiera el Madrid, el Barça o el Villarreal y el Mallorca no?'; fue un shock"
Repasamos la carrera del ex del Dépor, Newcastle o Peñarol, entre otros, donde coincidió en 2019 con el recientemente fallecido Juan Izquierdo: "Se te queda el cuerpo del revés. Sólo pienso en la familia, la mujer, las hijas. Es duro".
"Hasta el momento en mi carrera" y "a día de hoy" son dos de las expresiones que se le escapan a Xisco Jiménez (Mallorca, 1986) mientras charlamos de su trayectoria futbolística. Colgó las botas el pasado mes de enero en el Atlético Baleares para no perderse más tiempo de la vida de sus tres hijos, pero "a veces la cabeza te juega malas pasadas. Como me veo en forma, parece que sigo siendo jugador", dice y ríe el ex del Deportivo de La Coruña, Newcastle, Peñarol u Osasuna, entre otros clubes. En su Mallorca natal jugó unos meses cedido. Confiesa que esperó al club balear antes de marcharse a Tailandia. No fue la única vez. "Me quería media España y el Mallorca era de los pocos equipos que no me quería cuando yo tenía 16 años. Para mí fue un shock. Yo digo: '¿Cómo es posible que me quieran equipos como el Barça, el Villarreal, el Espanyol, el Madrid, el Dépor, el Celta, el Sevilla, yo qué sé, todos los filiales de España prácticamente?'".
El Dépor fue quien pujó por él y acabó siendo "la mejor decisión de mi vida", reconoce el autor del gol del ascenso a Primera del conjunto gallego en 2012. "Conseguir el ansiado ascenso con el Dépor, en el que además pude ser protagonista, fue espectacular. Lo primero que se te viene a la cabeza es sacarte la espinita del descenso y devolver esa alegría y felicidad a tanta gente". Xisco también recuerda a Juan Izquierdo. En 2019 fue compañero en Peñarol del futbolista recientemente fallecido. "Era muy jovencito, un chaval súper alegre. Se te queda el cuerpo del revés. Sólo pienso en la familia, las mujer, las hijas. Es duro".
Coincidiste con Juan Izquierdo en Peñarol, en 2019, Xisco. ¿Cómo estás? ¿Cómo has recibido la noticia de su fallecimiento? «Devastado», te leí en una publicación en Instagram.
Sí, la verdad es que cuando leí la noticia me impactó. Además, varios compañeros de allí me escribieron informándome. Se te queda el cuerpo del revés. 27 años, toda la vida por delante, con dos hijas, una de ellas prácticamente recién nacida… Es duro, es duro que se vaya la vida, pero sobre todo cuando es una persona que tiene toda la vida por delante.
Hace unos días tuvo una parada cardíaca jugando un partido de Copa Libertadores en São Paulo, contra el São Paulo. La verdad es que las imágenes son escalofriantes y, por desgracia, el servicio médico del hospital donde estaba ingresado no era muy alentador a la hora de dar información a la familia sobre su estado de salud. Hubiera sido un milagro que hubiera salido adelante. Yo, en estos momentos, sólo pienso en la familia, la mujer, las hijas, y les mando toda la fuerza del mundo y mucho ánimo, aunque en momentos como estos las palabras no llegan, no son tan importantes como el dolor que deben estar pasando.
¿Cómo han sido estos días para ti? Porque su desvanecimiento ocurrió el pasado día 22 en ese partido de la Libertadores. ¿Cómo te enteraste? ¿Tenéis algún grupo o mantienes contacto con algunos compañeros comunes?
Me enteré a raíz del partido. Al final, fue noticia en muchos sitios, sobre todo en Uruguay. Tengo un vínculo importante con Uruguay porque tengo muchos amigos allí, muchos excompañeros con los que sí mantengo contacto. Justamente ayer hablaba con un amigo uruguayo aquí en Mallorca. El representante de Juan es amigo de mi amigo, y ya a través de él me llegaba la información un poquito más directa. Ya sabía que la cosa estaba muy complicada.
¿Qué se le pasa a uno por la cabeza, ya no sólo por el fatal desenlace, sino cuando uno ve esas imágenes en el campo? Tú que has sido futbolista, que lo tienes tan, tan reciente, ¿qué piensas? ¿Te mete el susto en el cuerpo?
Sí, porque al final es como todas las cosas, cuando te toca de cerca es cuando normalmente haces un poco más de conciencia y te das cuenta de cómo son las cosas. Muchas veces pasa y, obviamente, sientes pena por las desgracias que pasan en el mundo, pero cuando es algo tan cercano a ti, con un compañero con el que he compartido vestuario, lo primero es que se te pone la piel de gallina. Y no te libra nadie de estas cosas… No es que él tuviese algo malo o estuviera haciendo cosas mal para que le pasase. Esto te toca y te toca. Es lo que hay. Te tienes que resignar, no puedes hacer nada. Lo único que puedes hacer es intentar disfrutar el día a día de la mejor manera. Te das cuenta de que los problemas que tienes son muy pequeños y que el día de mañana no se sabe qué puede pasar, así que vamos a intentar aprovechar y hacer todo lo posible, todo lo que queremos. No nos dejemos nada en el tintero porque luego viene una desgracia y se queda ahí.
Pensaba que a ti este hecho te ha pillado ya retirado, pero el mismo día, el miércoles, se cumplieron 17 años del fallecimiento de Antonio Puerta. Ahí estabas en activo. Cuando hay una situación así, ¿uno tiene un miedo especial, un recelo a nivel físico? Porque lo que tuvo Juan inicialmente fue una arritmia. Como tú decías, no venía de un problema anterior.
Sí, son todos los casos iguales. Pasó a Cheick Tioté de Newcastle no hace mucho, a Patrick Ekeng, que fue compañero mío en Córdoba, también. Le pasó a Puerta. Ha habido muchos casos. Hay mucha gente que me pregunta si tenía algo que ver con jugar al fútbol o no. No es que tenga que ver con jugar al fútbol, lo que pasa es que en un campo de fútbol tiene mucha visibilidad y hace que mucha gente asocie este tipo de desvanecimientos al fútbol, y no es así. Pasa en muchos otros deportes, y en la vida en general, lo que pasa que no tiene ese impacto mediático que produce el fútbol.
Hombre, desde luego que sí, sobre todo los días posteriores, pero bueno, como son cosas que no se pueden controlar, entonces tampoco puedes tener esa intranquilidad en tu día a día. Son cosas que pasan. A raíz de varios episodios que han pasado a lo largo de estos años en el mundo del fútbol o del deporte en general, se han ido añadiendo exámenes médicos para intentar, de alguna manera, si hay algún jugador que pueda tener alguna anomalía, alguna pequeña enfermedad patológica o arritmia patológica, detectarlo. Gracias a esto hemos visto a lo largo de los últimos años que han apartado a jugadores porque al hacerles un electrocardiograma o lo que sea han encontrado algo raro. Así te curas en salud, un mes de reposo, dos meses de reposo, lo que haga falta hasta que vuelva todo a estar en condiciones.
¿Cómo era Juan? ¿Con qué imagen de él te quedas?
Cuando coincidí con él era 2019, hace seis años. Era muy jovencito, uno de los jóvenes del equipo. Era un chaval muy alegre, súper alegre, pero también muy introvertido. Creo que parte de eso es por ser uno de esos jugadores jóvenes que suben al primer equipo y empiezan a formar parte de la plantilla profesional, y más en Uruguay, en un equipo como Peñarol, que sería un Barça o un Real Madrid aquí en España. Pero era un chaval muy alegre y todos le recuerdan de la misma manera. Ésa es la parte bonita que podemos sacar de todo esto.
Vamos a ir viendo ya lo bonito también nosotros. Sólo te empiezo preguntando antes lo peor y ya vamos a lo mejor, palabra. ¿Cuál ha sido el peor momento de tu carrera?
El peor momento de mi carrera fue el descenso con el Deportivo de La Coruña. Ése fue el peor momento, sin duda alguna, porque yo me siento del Dépor. Fue el equipo que me dio la oportunidad de poder cumplir mi sueño y ese momento fue un palo duro porque el Dépor era un equipo que llevaba los últimos veinte años luchando por ganar Ligas, peleando en Champions League durante ocho años seguidos. Se dieron todos los condicionantes para que descendiésemos. Creo que era la primera vez en la historia, en aquel entonces, que un equipo descendía con 43 puntos, con no sé qué triple empate, no sé qué historias pero, sin duda, fue un momento muy triste y diría que el peor hasta el momento en mi carrera.
"Conseguir el ansiado ascenso con el Dépor, en el que además pude ser protagonista con los goles, fue espectacular"
Exjugador del Dépor, Newcastle o PeñarolNo es difícil suponer que el mejor también fue en el Dépor.
(Se ríe). Sí, al año siguiente pudimos revertir toda esa mala situación y conseguir ese ansiado ascenso, en el que además pude ser protagonista con los goles del ascenso, así que fue espectacular.
En A Coruña serás un dios.
(Se ríe). Bueno, me siento querido, la verdad. Me siento muy querido allí. Es donde más años he estado a lo largo de mi carrera. Empecé jugando en el juvenil, en el filial, en el primer equipo. He vivido de todo allí y todo, exceptuando esa temporada, ese último partido en el que descendemos contra el Valencia, todo lo demás ha sido maravilloso.
Esto fue en tu segunda etapa en el Dépor, porque tuviste que salir. Llegas al primer equipo, empiezas a marcar goles y Lendoiro te ficha a Mista y a Omar Bravo, ¿no?
Al final, el Deportivo de La Coruña en aquellos años estaba hecho para intentar pelear otra vez por volver a Europa. Son cosas normales y naturales en el mundo del fútbol. Siempre hay competencia. Cuanta más competencia, bueno para uno mismo pero, sobre todo, para el equipo, que es lo que importa. Siempre he tenido que lidiar con compañeros que quieren jugar igual que yo, siempre me lo he tomado de una manera muy sana, he tenido muy buena relación con todos mis compañeros. Lo importante es que unos nos hagamos mejores a los otros y viceversa.
Esa competencia te llevó al Newcastle. Supiste con esa salida lo que era vivir un cierre de mercado trepidante, ¿no? Porque se hizo el último día. ¿Cómo viviste esas horas hasta que se cerró?
Imagínate. En ese momento que yo tenía 22 años, que era un chaval, era un niño, y que en los últimos días de mercado hubiese la posibilidad de que un club como el Newcastle, un histórico de Inglaterra, viniese a comprarme, lo primero de todo fue un shock. Yo de verdad que no lo esperaba. Hubo varios días previos al cierre de mercado en los que había rumores de otros equipos de aquí. Yo me había hecho un poquito más de eco de los rumores que había de los posibles interesados en España, que no los de fuera, porque no contemplaba irme fuera en ese momento, hasta que hubo partido de Liga en casa contra el Real Madrid. Yo estaba concentrado en el hotel con el equipo para jugar por la tarde-noche en Riazor contra el Madrid, en el que se aceleró todo y desde el hotel de concentración me llamaron. Me dijeron que tenía que ir a hablar con Lotina, que no podía jugar, que ya estaba todo hecho, que con Lendoiro estaba todo hablado y que me iba para Newcastle.
Fue un momento increíble, totalmente inesperado, porque no pensaba que iba a tener que cruzar el charco o irme a otro país. Al final no deja de ser una de las ilusiones que uno, cuando es niño, tiene de jugar en las grandes ligas, en grandes equipos. A mí se me presentó mucho antes de tiempo, mucho antes de lo que yo me pensaba. Sí que es verdad que estaba llevando una buena progresión a nivel deportivo, uno siempre intenta estar centrado en lo suyo, y de golpe y porrazo, en dos días, estaba en Inglaterra. Así que fue un momento bonito, pero también tenso y con muchos sentimientos encontrados, porque yo estaba muy feliz en Coruña, pero al final era una operación que tanto al Deportivo de La Coruña como a mí nos valía y se llegó a un acuerdo.
Creo que Coloccini estuvo detrás de ti, animándote a que te fueras. También estaba allí José Enrique.
Sí, además Colo fue compañero mío en el Dépor los últimos tres años también, yo tenía una gran relación con él. Él fue una de las personas que habló de mí, que les dio a la gente de Newcastle un poco a conocer cómo era yo como persona, como jugador, lo que podía dar. Y bueno, él en el fondo también estaba deseando que llegase yo allí. (Se ríe). Primero, por la relación que teníamos y, luego, porque al final Colo no hablaba inglés y se te hace más complicado cuando no conoces un idioma. Te vas a un equipo nuevo, a un país nuevo… Porque sí que estaba José Enrique, estaba otro argentino, Jonás Gutiérrez el Galgo, estaba Geremi, que jugó en el Real Madrid también, que hablaba español, pero no es lo mismo tener a gente así que alguien con la que realmente has compartido vestuario y con la que además teníamos una relación espectacular. Así que tuve buenos padrinos cuando llegué.
¿Porque tú ya hablabas inglés? O sea que hiciste de traductor de Coloccini. Al menos se apoyó en ti con el idioma.
Sí, yo controlaba inglés más o menos. Yo soy de Mallorca, aquí hemos lidiado toda la vida con los ingleses y yo siempre he sido muy curioso y muy inquieto con el tema de los idiomas, siempre me ha gustado. Entonces sí, yo tenía una base mínima, básica, para sobrevivir, pero sí que es verdad que cuando llegué allí me di cuenta de que sabía mucho menos de lo que pensaba. Y encima el acento, hablan un dialecto, el geordie, era todavía más complicado. Yo decía: 'Yo no entiendo nada de lo que dicen'. Y me estaban diciendo cosas básicas, pero lo decían de una manera que era muy difícil. Al igual que aquí la diferencia que hay entre Andalucía y los del norte. En Andalucía se habla más cerrado, con más gracia, cambiando un montón de palabras y expresiones. Es un símil de lo que puede pasar en Inglaterra con la zona norte, con Newcastle, Liverpool, Manchester, Leeds y todo aquello.
En Santander te entenderías perfectamente. ¿Cómo fue ese salto, esa cesión que arrancaste con una lesión a los ocho minutos en el Calderón?
Sí, en el tobillo. Además, fue en una jugada con Ujfalusi, si no recuerdo mal, en la que yo salté a disputar un balón y en la caída apoyé mi pie sobre el suyo y me doblé el tobillo entero. Me hice un esguince de grado 3, se me puso un pie de elefante que no veas. Son gajes del oficio, ante esas cosas no te puede salvar nada. Son acciones en las que tienes mala fortuna o yo siempre pienso que las cosas se dan de según qué manera porque tienen que ser así, siempre y cuando tú intentes hacer las cosas bien. Hay muchas cosas que no se pueden controlar; ésas las dejamos a lo que tenga que pasar. Lo demás intentamos tenerlo todo bien controladito.
Sobre la lesión de Marc Bernal: "Yo he sido de esos jóvenes que han llegado al primer equipo y tienes toda la ilusión del mundo. Es una faena"
Exjugador del Dépor, Newcastle o PeñarolComo la rotura del cruzado de Marc Bernal cuando daba sus primeros pasos en el Barça.
Es una faena, es una faena, la verdad. Yo he sido de estos jóvenes que han llegado al primer equipo y tienes toda la ilusión del mundo y parece que ese momento no va a llegar nunca, pero llega un momento que lo tienes ahí. Y bueno, que estás jugando y estabas jugando muy bien. Tenía la oportunidad de su vida por circunstancias en el equipo, por falta de dinero en el club a la hora de hacer fichajes, por lesiones, etc. Te llega tu momento y en el que parece que puede ser tu año… Tiene que estar el chaval hundido porque una lesión así, además, no es una lesión de un mes o dos meses, algo en lo que vuelves, te recuperas y más o menos estás bien. Las rodillas son complicadas.
Volverá, como lo hiciste tú al Dépor en enero de 2011. ¿Qué supuso para ti tu regreso a A Coruña? ¿Dijiste: 'Ahora sí, es mi momento'?
Sí. Además, cuando yo vuelvo a Coruña venimos de descender. Yo estoy en ese equipo. Yo juego ese último partido. Entonces, yo tenía una sensación por dentro de tristeza, de dolor y de 'tengo que hacer todo lo posible para intentar sumar y poner mi granito de arena para darle la vuelta a la situación'. Y volví a pedir al Newcastle que me cedieran al Dépor porque yo sentía que debía estar allí para intentar enmendar ese dolor que no solo causó a la afición, sino a la ciudad, a todo el mundo en general. En el equipo de mi corazón. Por suerte pude volver y fue una temporada dura para mí porque jugué al principio pero luego me lesioné y estuve prácticamente todo el año lesionado. Lo pasé muy mal. Pero sí que es verdad que la recta final de la temporada me recuperé, me puse a tono, dejé de lado las lesiones y pude, de alguna manera, quitarme esa espinita que tenía clavada y devolver otra vez el equipo a la Primera división, que era donde se merecía.
«De alguna manera« no, de la mejor manera. Marcaste el gol de la victoria en el 94' ante el Nàstic que os dejaba a tres puntos de Primera, dijiste que era el gol más importante de tu carrera, pero eso caducó a la semana porque marcaste el del ascenso ante el Huesca. Casi nada.
A la semana siguiente dije: 'Bueno, la semana pasada marqué el más importante de mi carrera, pero ha quedado relegado a una segunda posición' (Dice entre risas). Aquel gol del Nàstic nos daba tranquilidad. Era un partido en el que el Nàstic, si no recuerdo mal, ya estaba descendido, pero esos partidos finales de Liga es que da igual contra quién juegues, porque si un equipo está en esa categoría es porque lo ha merecido y porque puede ganar a cualquiera. Y nosotros igual teníamos esa obsesión con tener que ganar o esa exigencia, y de que era un equipo descendido, y hay veces que esa ansiedad te juega en contra.
Era minuto 93, estábamos empatando, venían apretando el Celta y el Valladolid, que también estaban haciendo una temporada increíble que, ya te digo, faltaban dos jornadas y llevábamos ochenta y pico puntos, y no habíamos ascendido todavía. Era una barbaridad. Y, bueno, en el minuto 93 se apareció allí la luz y conseguimos ganar ese partido. Que sí que es verdad que nos quedaban, creo, dos partidos más después y nos hacía falta un punto o ganar un partido y ya, no estoy muy seguro, pero sí que nos facilitaba mucho las cosas. Sobre todo, nos dio tranquilidad y poso para afrontar el partido siguiente en casa, que ya sabíamos que era en Riazor. Con un Riazor que iba a estar lleno hasta la bandera, íbamos a tener a toda la ciudad y a toda la gente de nuestro lado, como así fue, y pudimos culminar la faena en casa con los nuestros.
Y uno que se siente del Deportivo, que vivió el descenso, ¿qué siente al anotar ese gol del ascenso? ¿Uno vuelve al Xisco que de niño soñaba con ser futbolista o a qué vuelve?
Vuelve a ese momento del partido contra el Valencia. Lo primero, vuelve a eso, sin duda. A ese día en el que todos los deportivistas sufrieron tanto por culpa nuestra, por los jugadores. Yo me meto en el saco, obviamente, yo era parte de ese equipo. Entonces, es lo primero que se te viene: el sacarte esa espinita y devolver esa alegría y esa felicidad a tantísima gente. La afición del Deportivo fue ejemplo en todo momento. Acabó el partido contra el Valencia, se quedó todo el estadio entre lágrimas, animando, aplaudiendo, dando fuerzas al equipo. Eso la verdad que es de valorar y de agradecer, porque el Dépor tenía muy mal acostumbrada a la afición, por lo que hemos hablado antes: Ligas, Copas del Rey, Supercopas de España, Champions League, victorias épicas contra equipos como Milán, Manchester United, Paris Saint Germain, etc., entonces, después de ese partido, la imagen que dio la afición del Dépor fue increíble, fue ejemplar.
"Lo primero que se te viene a la cabeza con el gol del ascenso es sacarte la espinita del descenso y devolver esa alegría y felicidad a tanta gente"
Exjugador del Dépor, Newcastle o PeñarolLuego, durante todo el año, íbamos a jugar a cualquier estadio, a cualquier lado y las gradas eran blanquiazules. Y esto que nuestros primeros partidos en Segunda división fueron complicados. El Alcoyano nos ganó, vamos a jugar a Alcorcón, nos gana el Alcorcón. No sé qué partidos eran. Tuvimos que hacer un examen de conciencia todos los jugadores, porque era una plantilla de Primera división en Segunda división. Tuvimos que reunirnos y pensar en la realidad que era, que ahora mismo estábamos jugando en Segunda división, que no podíamos seguir pensando que estábamos jugando en Primera división o que éramos jugadores de Primera división por más que toda la carrera lo hubiésemos hecho en Primera. La realidad, la cruda realidad, era que éramos un equipo de Segunda división y que nos enfrentábamos a equipos de Segunda división, y que sólo con el escudo y con el nombre no íbamos a ganar a nadie.
Las primeras semanas de Liga fueron duras y hubo un montón de dudas sobre si íbamos a ser capaces de devolver el equipo a Primera división en esa primera temporada. Porque eso había muy pocos equipos que lo habían conseguido entonces. Siempre los equipos necesitaban dos, tres años para volver otra vez a Primera división. Nuestro objetivo era claro y nosotros sabíamos que si nos mentalizábamos y nos poníamos el mono de trabajo, que era lo que había que hacer, la calidad estaba. Y el equipo le dio la vuelta a la situación. Batimos no sé cuántos récords de victorias seguidas, de imbatibilidad al final de Liga, de puntos también. Pero no fue fácil porque no es fácil lidiar a nivel mental con todo eso cuando no lo has hecho antes. Pero bueno, al final por suerte fue bien y la afición nos acompañó de principio a fin. Vimos todo ese sufrimiento, vimos esa ilusión. Entonces, lo primero que se te pasa a la cabeza es eso.
Y luego, familia, amigos, toda la gente que hay detrás trabajando, toda esa gente que hay detrás, que te ha apoyado, que te ha animado. En mi caso, por la mala temporada que tuve con el tema de las lesiones, que no pude ayudar prácticamente hasta final de temporada, obviamente te viene todo esto, todo ese sufrimiento que has pasado, todo ese trabajo a la sombra, todos esos momentos oscuros que nadie ve y que tú, además, no se los quieres hacer ver a nadie para no preocupar. Florece todo eso en ese momento.
¿Quién llevó la voz cantante en esa reunión?
Los capitanes. Los capitanes eran Valerón, Manuel Pablo, Aranzubia. Los pesos pesados del vestuario. Valerón y Manuel Pablo son dos eminencias del deportivismo y del Dépor y estaban en ese vestuario. Eran dos compañeros que habían vivido, además, toda la grandeza de ese Súper Dépor. Entonces, ¿quién mejor que ellos para explicártelo con una tranquilidad y con una serenidad pasmosa? Pero sí, dando este toque de atención de que si no cambiábamos el chip, no íbamos a conseguir el objetivo.
Cuéntame alguna anécdota de tu paso posterior por Córdoba. ¿Qué te dejó aquella etapa?
Primero porque mi padre era cordobés, entonces era un vínculo más especial que tenía para jugar allí. Pero es que, además, viví los mejores años, yo creo, en la historia reciente del Córdoba. Conseguimos un ascenso a Primera división después de casi 50 años, jugamos otro playoff de ascenso, en el que nos quedamos fuera por haber quedado debajo en la tabla clasificatoria. Creo que hicimos un buen playoff, pero luego, por circunstancias, en el partido de vuelta de Girona en 20 minutos se nos escapó. Y he vivido casi tres años allí en Córdoba muy bonitos porque, a nivel deportivo, la cosa fue muy bien.
Y a nivel personal todos los años hubo vestuarios increíbles en los que hicimos una piña, hicimos un grupo de amigos en el que si ibas ya feliz a entrenar normalmente, porque somos unos privilegiados, cuando el vestuario lo sientes como familia y no sólo con cinco, seis, siete, cuando lo sientes familia con los veinte, veinticinco integrantes, eso es la leche. Siempre lo digo, nosotros ascendimos ese año a Primera con el Córdoba en gran parte por la familia que había en el vestuario, por el grupo que había. Eso hace muchísimo, hace muchísimo.
¿Y qué te encontraste en Tailandia? Suena fascinante como experiencia, pero aún más volver a Osasuna, a la élite, desde una liga tan menor, ¿no?
Yo termino contrato con Córdoba. Previo, en medio de mi contrato en Córdoba, me vengo cedido seis meses aquí a Mallorca, que era una ilusión que también tenía desde muy pequeño. No había jugado nunca en Mallorca y en cuanto se me planteó la oportunidad, peleé al máximo para que se cumpliese. Yo, además, tenía entonces a mi mujer y a mis dos hijos viviendo aquí en Mallorca, entonces era como un regalo doble: poder jugar en el equipo de mi tierra y, a la vez, poder disfrutar de ese tiempo con mi mujer y con mis hijos, y en casa. Es una ilusión que tenía de pequeño, no se dio por circunstancias antes pude disfrutar de esos seis meses increíbles aquí en casa.
Volví a Córdoba y, cuando acabé contrato me surgió la posibilidad de vivir una experiencia totalmente exótica. Tengo que decir que estuve esperando por el Mallorca antes de irme a Tailandia, porque mi ilusión en ese momento era volver a jugar en el Mallorca, pero bueno, al final, entre que hablas, intentas llegar a acuerdos, te dan largas, se retrasan las cosas. Llegó un momento en que yo ya no pude esperar más al Mallorca porque se me estaban escapando las opciones que tenía y ya dejé escapar bastantes opciones por esperar. Yo siempre había hablado con mi hermano de que en un futuro me gustaría vivir una experiencia así un poco random, un poco exótica, especial, que fuese más allá de una experiencia deportiva, una experiencia de vida personal, entonces decidí abrirme a las posibilidades de salir al extranjero.
El Atlético de Madrid tenía un club allí, era el Muangthong United, con el que no sé si eran dueños, colaboraban; tenían alguna especie de conexión, y se me ofreció la posibilidad de ir para allí. Me informé un poco con los compañeros españoles que había jugando por en Tailandia, todos me hablaron maravillas del país, me hablaron muy bien de todo en general. Me informaron de que era una liga menor, que la competitividad la iba a tener con cinco, seis, siete equipos y el resto, en la Champions League asiática. Decidí hacer las maletas y aventurarme en esa andadura.
¿Y qué tal?
Muy bien. Hicimos campeones de Liga, campeones de Copa, campeones de la Supercopa, clasificación histórica en la Champions League asiática. Yo fui protagonista. Muy bien, la verdad, fue una experiencia muy buena, pero sí que es verdad que yo tenía 30 años y me faltaba un poquito de chicha, de competitividad. Sentía que estaba muy a gusto allí, que estaba disfrutando, pero que mi carrera era muy corta y con lo que me había costado llegar hasta donde había llegado no quería desaprovecharla. Entonces, decidí terminar mi contrato allí y volver otra vez a escuchar posibilidades de nuevos equipos. Había habido un acercamiento para ir a jugar a Japón, de España también tenía cosas, pero estaba un poco ahí dubitativo, no sabía qué hacer, hasta que me llamó Osasuna. En el momento que me llamó Osasuna ya no quise escuchar a nadie más, no me lo pensé ni un poquito. Llegamos a un acuerdo en dos días, creo, súper rápido.
"En el momento que me llamó Osasuna ya no quise escuchar a nadie más, no me lo pensé ni un poquito"
Exjugador del Dépor, Newcastle o PeñarolFue un acuerdo, diría, el más rápido al que he llegado en toda mi carrera, quitando el primero del Deportivo La Coruña. Me conocían, sabían el tipo de jugador que era, lo que podía aportar y en ese momento era una de las piezas que Osasuna necesitaba, un delantero perfil tipo yo. La dirección deportiva ya llevaba años detrás de mí, habiendo estado en otros equipos, y me fui para allí. Al principio seguramente la gente tendría un poquito de esa inseguridad, de esas dudas a nivel futbolístico. Pero bueno, por suerte no fue así, mi nivel no bajó, incluso en mis años en Osasuna me sentí mejor futbolista, crecí mucho a nivel personal, a nivel deportivo. Siempre lo he dicho, es mi otra familia. Fueron dos temporadas emocionalmente súper intensas. A nivel de vestuario diría que es de los mejores vestuarios, si no el mejor vestuario donde he estado en mi carrera deportiva. Me hicieron sentir como en casa desde el día uno.
El jugador navarro, la gente navarra, me acogió enseguida. Yo me sentía súper identificado con los valores de Osasuna y con lo que trataba de mostrar e inculcar a la gente joven y fue un casamiento muy rápido, muy bueno y muy bonito. Además, el primer año el objetivo era subir, no se consiguió, pero al año siguiente tuvimos una temporada muy bonita, muy cómoda, a partir, sobre todo, de la segunda vuelta, en la que ganábamos los partidos por inercia, porque hacíamos las cosas bien, porque el equipo estaba súper trabajado, con una confianza increíble en el trabajo que se estaba haciendo en el día a día. Había muy buenos jugadores y culminamos con el ascenso a Primera División, que fue increíble. Fueron momentos inolvidables, muy bonitos, a todos los niveles.
Hablas de equipo trabajado. ¿Quién es el mejor entrenador que has tenido?
A día de hoy… ¡Bueno, a día de hoy no, ya no tengo más! (Se ríe). Es que yo hay veces que me sigo pensando que soy futbolista, ¿sabes? Y ya no lo soy. (Se ríe) Jagoba, Jagoba Arrastate. Lo tuve en Osasuna, ahora está aquí en Mallorca precisamente. He tenido buenos entrenadores. Otro entrenador que me marcó mucho y que me hizo mejorar mucho a nivel personal fue Miguel Ángel Lotina cuando coincidí con el Deportivo La Coruña. Hay mucha gente que tiene una imagen de Lotina no tan buena a lo mejor por esos descensos en Villarreal, en el Dépor anteriormente. Eso al final lastra mucho, pero estoy convencido que si hablases con cualquier jugador del Deportivo La Coruña que lo haya tenido, haya jugado más o haya jugado menos, te va a decir que Miguel Ángel Lotina es un grandísimo entrenador.
Me ayudó muchísimo a progresar como jugador cuando era un chavalín. Otro que al que ayudó muchísimo y que no me canso de escuchar también hablar de él es Filipe Luis. Cuando coincidimos en el Deportivo también hizo un trabajo intenso y personalizado con él y le ayudó mucho a mejorar lo que creían que podía mejorar Filipe Luis, y luego mira el pedazo de lateral en que se ha convertido. Son dos entrenadores que me han marcado mucho: Lotina y Arrasate. Me parece un entrenador muy completo, que también llega mucho al jugador y tiene las ideas muy claras y entiende mucho sobre la gestión de vestuario y la gestión de momentos y emociones a nivel personal de cada jugador, que también es súper importante.
¿Qué esperas del binomio Jagoba-Mallorca?
Pues espero que vaya lo mejor posible. Primero, por el Mallorca. Y segundo y no segundo, por Jagoba y por su cuerpo técnico, con quienes tengo una grandísima relación. Quiero a partes iguales que les vaya muy bien. Si le va bien a Jagoba es síntoma de que le está yendo bien al Mallorca y si le está yendo bien al Mallorca es síntoma de que le está yendo bien a Jagoba. Ojalá que sea una relación larga y fructífera para todos, porque también será muy bueno para la isla.
¿Ha sido una espinita para ti en tu carrera no fichar por el Mallorca? Jugar más allá de esos meses en que estuviste cedido.
En su momento, sí. Tengo que decir que cuando era joven el Mallorca no me quiso. Me quería media España y el Mallorca era de los pocos equipos que no me quería cuando yo tenía 16 años. Para mí fue un shock. Yo digo: '¿Cómo es posible que me quieran equipos como el Barça, el Villarreal, el Espanyol, el Madrid, el Dépor, el Celta, el Sevilla, yo qué sé, todos los filiales de España prácticamente?' Yo despunté jovencito, siempre hice muchos goles de pequeño, pero tuve la temporada de Juvenil División de Honor que te marca un poquito, cuando ves que a lo mejor puedes engancharte y tener suerte de poder pelear por esa oportunidad, y yo tuve un año muy bueno, hice muchos goles y desperté el interés de muchos equipos. Para mí fue un poco frustrante en ese momento. Yo no lo entendía. Yo no entendía cómo era posible que me quisiesen todos los equipos de la península y en el de mi tierra había un encargado de formativas que por 'x' o por 'b' pues yo no le gustaba. Decía que sí, que hacía muchos goles pero que yo no iba a llegar a nada.
"Al encargado de formativas del Mallorca yo no le gustaba. Decía que hacía muchos goles pero que yo no iba a llegar a nada. Le quiero dar las gracias porque me pude ir a Coruña, que ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida"
Exjugador del Dépor, Newcastle o PeñarolEntonces, le quiero dar las gracias. No sé quién era el responsable en ese momento, porque estamos hablando de hace de 22 años, el responsable de cantera o de ojeadores, de scouting, de lo que sea, pero le quiero dar las gracias. En ese momento no lo entendía. Fue duro. Mis primeros meses en Coruña fueron duros porque yo me alejé de mi familia, de mis amigos, de mi entorno. Seguía siendo España pero era probablemente casi lo más lejos que había de Mallorca, quitando las Canarias, con un clima totalmente diferente. Yo cuando me fui a Coruña, aquello parecía Mordor -desde todo el cariño que le tengo-, todos los días, para mí fue complicado. Luego, siempre lo he dicho, vivía en Coruña y el tiempo no es tan malo como la gente se piensa. Años atrás sí, pero con todo esto del cambio climático, parece una tontería, pero no lo es, está cambiando todo.
Como no me querían en casa tuve que valorar todas las opciones que tuve fuera. El Dépor fue el que más apostó por mí, el que más me preocupó, el que más me hizo sentir que me querían y que me iban, entre comillas, a dar esa prioridad a mí, siempre y cuando yo mantuviese esa proyección y esa progresión en el día a día. Me fui para Coruña en contra de mis deseos, porque mi ilusión era poder tener esa oportunidad; me hubiese gustado que hubiese llegado en Mallorca, porque era un niño y quería seguir estando en casa, en mi entorno, pero como te he dicho, menos mal que no fue así y gracias a que en su momento la gente que estaba encargada de la cantera de Mallorca no quiso me pude ir a Coruña, porque ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida.
Sin duda alguna, más allá de nacimientos de mis hijos, de momentos personales, lo mejor que me ha pasado en mi carrera deportiva es que el Dépor viniese a buscarme de la manera que lo hizo y yo, irme a Coruña y poder optar a conseguir mi sueño allí, porque no sé qué es lo que hubiese pasado si hubiese sido de otra manera. ¿Hubiese sido mejor? ¿Hubiese sido peor? No lo sé. Así es como ha sido y ha sido perfecto.
¿Y cómo fue estar cerca de Forlán? Fue tu entrenador en Peñarol.
Yo he jugado en contra de Diego. Jugué en contra estando aquí en España, en el Atlético de Madrid, también cuando estaba en Villarreal, y luego fue mi entrenador en Peñarol. Habíamos cambiado camisetas, lo recordamos en nuestra estadía juntos en Peñarol. Fue increíble, de tenernos como rivales pasas a tenerlo como entrenador. Para los delanteros, Forlán era un referente. Era siempre alguien al que te encantaba mirar por el pedazo de delantero que era, por la capacidad que tenía para hacer goles con una pierna, con la otra, derecha, izquierda, falta… Fue bonito poder compartir esa experiencia allí en Peñarol junto a él en su primera etapa como entrenador.
De ahí ya llegó el final de tu carrera: Alcorcón y Atlético Baleares. Acabas en casa; no en el Mallorca, pero en casa. En enero de este año decides colgar las botas, aunque ya veo que no lo tienes aún interiorizado.
(Nos reímos). Lo que pasa es que a veces la cabeza te juega malas pasadas. Hace un par de meses que me he retirado y como me veo en forma y me sigo viendo bien, pues digo: '¡Ostras! Es que parece que sigo siendo jugador'. Y no es así. Aparte, muchos de mis grandes amigos son futbolistas -no quiero decirlos, porque no me quiero dejar a nadie, pero tengo muchos-, y siguen en activo, entonces sigo manteniendo ese vínculo con el mundo del fútbol que, cuando nos juntamos, parece que seguimos siendo parte de ese vestuario. Esos son los grandes tesoros que te deja el mundo del fútbol, o por lo menos, los que me he llevado yo. A todos esos grandes amigos que he hecho a lo largo de todos estos años, que en el momento que he descolgado el teléfono, que nos hemos visto, es como si no hubiese pasado nada. Y esa sonrisa en la cara, esas anécdotas, eso no está pagado. Eso no está pagado, la verdad.
¿Me cuentas alguna de esas anécdotas? La mayor anécdota que tú has vivido en tu carrera en el mundo del fútbol.
Hay muchas. El día que apareció el Rifle Pandiani con el camión allí en Coruña. Ésa fue increíble. Es que eso fue algo súper random. De repente un día resulta que apareció con un camión allí en el entrenamiento, sin que nadie supiésemos nada. Imagino que habría avisado a los cuatro amigos suyos del vestuario. Bueno, cuatro amigos suyos, me refiero, a los uruguayos, los argentinos, que al final hacían un poquito más de piña. Y nosotros salimos para fuera de los vestuarios, al parking de la ciudad deportiva de Abegondo, y bocinazos en el túnel de entrada a la ciudad deportiva. Un camión rojo gigante, sólo la cabina, y, pues… que era el Rifle. Fue increíble. Fue gracioso.
Y luego, es que anécdotas, mi memoria es mala. Si me empiezan a recordar y me empiezan a tirar un poquito de la lengua me empiezan a venir cosas, pero he tenido muchas que se puedan contar y otras tantas que no se pueden contar, que seguramente son las mejores. Han sido muchos años, muchos vestuarios, muchos compañeros y el balance general que hago es súper positivo a todos los niveles.
¿Y ahora qué? ¿Cómo te quieres orientar? ¿Cómo ves tu futuro?
Yo principalmente me retiro, digo 'hasta aquí', volviendo a la pregunta, porque estaba en casa pero me seguía perdiendo un montón de momentos con mis hijos. Había un montón de condicionantes de por medio, yo ya no tenía esas fuerzas y esa motivación. Sí que tenía la capacidad, porque sentía que podía seguir jugando al fútbol, pero yo toda mi carrera la he hecho fuera de casa. Mis hijos, por desgracia, se han criado con papá lejos de casa. He intentado estar todo lo cerca que he podido en todos los momentos, pero también me he perdido muchísimos momentos con ellos. Entonces, era algo que ya no estaba dispuesto a seguir haciendo. Podía haber seguido jugando fuera de Mallorca otra vez, pero no quería. No me quería seguir perdiendo más momentos con mis hijos cuando se iban haciendo grandes. Aún estando jugando aquí en casa, llegaban los fines de semana y me preguntaban: '¿Papi, vas a poder venir a verme hoy a jugar?', "¿Otra vez tienes que viajar?' Mis hijos ya van a hacer 14 años, 13 y 9. Ya no son bebés, se enteran de todo y tienen esa necesidad de tener a papá cerca y de tenerlo presente en todos los momentos que les espera ahora por delante en su vida. Porque luego vuelan los niños y ya no los ves. Como yo me he perdido tantos momentos, era momento de no hacerlo más y de aprovechar estos últimos años junto a ellos.
Con lo cual, ahora, ¿tranquilidad un tiempo en Mallorca?
Sí, de momento, tranquilidad. Recuperar parte de ese tiempo, aprovecharlo, invertir ese tiempo con mis hijos, que mis hijos noten que papá está en casa. Por suerte a día de hoy me lo puedo permitir, pero siempre con un objetivo a futuro. Tengo intención de seguir ligado al mundo del fútbol. No sé de qué manera, porque no conozco otro mundo que no sea desde el lado nuestro, que es desde el jugador. Tengo que experimentar, tengo que sacarme los títulos de entrenador. Ya hice dirección deportiva cuando estaba en Alcorcón, y el tiempo dirá, poco a poco, todo irá volviendo a su sitio. Soy de los que piensa que cuando una puerta se cierra o un camino se termina, se van a abrir unos cuantos más. Y lo importante es, si llega ese momento, intentar estar lo mejor preparado posible y capacitado para lo que pueda venir.