La siesta que iluminó a Escribá y explica la importancia de Iago Aspas en el Celta: "Todos me decían que no lo pusiera... menos la almohada"
El extécnico de Elche, Getafe o Celta, entre otros, rememora su paso por los banquillos. A Iago Aspas lo califica de "diferencial".
"Sigo diciendo que el descenso administrativo del Elche fue injusto. Con la de barbaridades que se comenten en el fútbol español y a nadie se le castigó así". Es una de las contundentes afirmaciones de Fran Escribá (Valencia, 1965). Tras las etapas del técnico valenciano como futbolista, coordinador de la escuela del Valencia C.F., segundo entrenador de Quique Sánchez Flores y su reciente etapa al frente del Zaragoza que recogimos en la primera parte de esta entrevista, abordamos ahora su paso por los banquillos del conjunto ilicitano, Getafe, Villarreal y Celta. "De las veces que me han destituido la de Getafe es la única que entiendo perfectamente", asegura Escribá mientras aguarda una nueva oportunidad nacional o internacional al frente de un proyecto y recuerda algunas de las anécdotas y vivencias de su carrera, como en su tercer partido en Vigo, un 3-2 al Villarreal con Iago Aspas recuperado de una lesión. Bueno, o en proceso de, pero marcó dos goles y eso que: "Todo el mundo me decía que no lo pusiera menos la siesta, que la almohada me dijo: 'Ponlo, que si tenemos opciones de ganar el partido va a ser con él'. Y ganamos".
Hablábamos de tu faceta como segundo entrenador con Quique Sánchez Flores pero en ésas has comentado que cuando saliste del Villarreal te fuiste a Manchester un tiempo. ¿Cómo fue ese 'impasse'?
Cuando sales de un club y sabes que no vas a entrenar, aunque pueda venir algo de fuera, como ese año tuve varias opciones, decidí irme allí un poco para ver fútbol. Luego te das cuenta de que no ves tanto, no aprendes tanto, porque la parte que uno quiere aprender es a la que no tiene acceso: una charla de un entrenador con un jugador o una charla en un descanso o antes del entrenamiento. Por la gente que conocía, entre otros, el Kun, tenía acceso a las instalaciones para ver los entrenamientos de Guardiola, que obviamente es un referente y dices: 'Voy a verlo'. Y te das cuenta que lo que diferencia a Pep de muchos de nosotros, o lo que diferencia a cualquier entrenador de otros, no es lo que ves en ese momento en un entrenamiento. El entrenamiento es muy parecido al que puede hacer cualquier equipo profesional e incluso de inferiores categorías, pero la parte del dominio del vestuario, el explicar las cosas… Lo que no ves es lo que te gustaría ver.
Yo fui con esa idea de ver fútbol allí, en Inglaterra, porque hay mucho más fútbol que aquí, hay tantas competiciones, hay muchos equipos en las ciudades, puedes ir a ver entrenamientos. Como experiencia fue buena, te viene bien por el inglés también, pero realmente tampoco aprendes tanto. Yo se lo he dicho incluso a los que han venido a verme a mí. Cuando viene un compañero que quiere ver entrenamientos yo le digo: 'Encantado de que lo veas, pero la parte que estoy seguro que te gustaría ver mía no la vas a poder ver porque es la privada del vestuario, la de la reunión con el jugador, ese tipo de cosas'.
¿Qué pusiste en marcha, en el vestuario y en el campo, en Elche para que funcionara tan bien tu primera experiencia como entrenador? Lograsteis el ascenso siendo líderes de la primera a la última jornada. La mejor primera vuelta en la historia de Segunda. Un Elche de récords.
La verdad es que uno no sabe qué hizo especialmente bien. Teníamos un buen equipo, pero es verdad que no teníamos el mejor equipo, pero a nivel de funcionamiento lo conseguimos. El Madrid B, el filial, era brutal. Aquel equipo tenía a Nacho, Morata, Jesé, Cheryshev, tenía una cantidad de futbolistas… Lucas era suplente en aquel Real Madrid y yo digo: 'Madre mía, y ahora tiene Champions, la Selección…'. No teníamos las mejores individualidades pero sí que teníamos el mejor equipo, funcionamos muy bien, y luego, algo muy importante en todas las categorías pero en Segunda división más: no encajábamos nada. Siempre se recuerda a aquel equipo como el Elche de los récords, porque se batieron muchos récords, pero si hay uno que es importante, y que no fue récord, fue que encajamos menos de 30 goles, y en una categoría como la Segunda, con 42 partidos, encajar menos de 30 goles es prácticamente asegurarte que vas a estar seguro arriba, y seguramente ascendiendo. Eso creo que fue una clave.
Y luego, Elche era una ciudad dormida pero también un poco lo que decía de Zaragoza, llevaba 24 años fuera de Primera división y a los primeros partidos iban 6.000 o 7.000 personas, a un estadio como ése que caben treinta y tantas mil, y a mitad de temporada ya lo empezamos a llenar. Y el que ha estado en Elche sabe que la ciudad vive mucho también a su equipo. Luego puede haber quien es del Valencia o del Barcelona o tal, pero la mayoría de la gente de Elche es del Elche, y eso también se nota en el día a día. Fueron años muy bonitos, tanto en la primera época como en la segunda cuando volví.
La primera se acabó con un descenso administrativo. Los números y méritos deportivos decían otra cosa.
Sí. Yo creo sinceramente que fue injusto, sigo diciéndolo, que con la de cosas que vemos en el fútbol español, de barbaridades que se cometen, y a nadie se le castigó así. Yo sigo diciendo que a otro club no se lo hubiera castigado de esa forma, estoy convencido. Yo lo hablé. Tengo muy buena relación personal, porque fue director financiero del Valencia en mi época, con Javier Gómez, no sé si ahora pero entonces era el segundo de Tebas. Y yo tenía esa conversación con él y él me decía ya en febrero o marzo: 'No, no, Fran, que como no cambien las cosas os descendemos'. Y yo le decía: 'Pero que estamos hablando de una miseria de dinero'. Cuando oyes las deudas de otros equipos y las barbaridades económicas de otros equipos…
"Sigo diciendo que el descenso administrativo del Elche fue injusto. Con la de barbaridades que se cometen en el fútbol español y a nadie se le castigó así"
Pero no sé si fue la cabeza de turco, no sé si se hizo para poner a todos los equipos con las orejas tiesas y decir: 'Cuidado, que somos capaces de', pero yo sinceramente creo que si no hubiera sido el Elche, a otro equipo… A otro a lo mejor sí, pero a ciertos equipos ese mismo problema no se hubiera resuelto con ese descenso porque además era injusto absolutamente que por una mala gestión de una miseria, porque era una miseria… No quiero ni decir cantidades pero estamos hablando de apenas unos poquitos millones de euros. Y unos poquitos millones de euros, sólo con la televisión del año siguiente en Primera división estaba resuelto el problema, pero no nos dejaron.
Un adiós anticipado que te volvió a llevar a Getafe, esta vez como técnico, aunque la cosa también acabó de forma prematura.
Empezó muy bien todo. De hecho, en el inicio de la segunda vuelta íbamos octavos y se hablaba más de UEFA que de otra cosa, cuando se sabía que no. Yo creo que ahí lo que hubo fue confianza en que la temporada estaba hecha y vendimos a los dos mejores jugadores que teníamos en ese momento en el mercado de invierno, porque había dos ofertas muy buenas para el club y para ellos económicamente, porque eran de Arabia…
¿Qué jugadores eran, Fran?
Fueron Lafita y Alexis, que en ese momento estaban siendo capitales para nosotros. Se fueron, luego hubo un par de lesiones que nos descuadraron y entramos en un bucle de partido que mereces empatar pero lo acabas perdiendo en el último momento, partido que mereces ganar pero te lo acaban empatando en el último momento, y de ir muy bien empezamos a no sumar. Yo reconozco que de las veces que me han destituido es la única que lo entiendo perfectamente, porque en las últimas semanas el equipo estaba en caída, y prueba de que estaba en caída por mis propios errores, más los problemas que habíamos tenido, es que cuando me fui siguió en caída y por desgracia el equipo acabó descendiendo.
"De las veces que me han destituido la de Getafe es la única que entiendo perfectamente"
Y en medio de otra caída o sacudida enorme, más bien, llegaste al Villarreal, con la salida inesperada de Marcelino a seis días de una previa de Champions. ¿Cómo recuerdas aquellas horas, aquellos días? Vivido desde este lado fue convulso.
Una locura. Para mí fue una locura. Yo estaba tal día no muy lejos de lo que estamos ahora, yo creo que era 10 de agosto más o menos, y habíamos quedado aquí con amigos para tomar un helado, y en eso me llamó mi segundo (Josep Alcácer) y me dijo que me estaban buscando, que Fernando Roig quería hablar conmigo, y yo, claro, mi primera pregunta, desconectado absolutamente, dije: '¿Para qué quiere hablar conmigo Fernando Roig?'. Y me dijo: '¿No te has enterado de lo de Marcelino?'. Y… pues no. Y entonces me lo contaron y dije: 'Anda'. Y al cabo de un momento me llamó mi agente, que Fernando Roig quería hablar conmigo. Y tiene casa muy cerca de donde yo estoy aquí en la playa, y entonces, de estar en bañador me puse un vaquero y me fui a su casa. En media hora ya estábamos reunidos. Tuvimos una reunión muy larga, muy larga, en la que le dije que necesitaba que me explicara a qué situación se había llegado, porque cuando destituyen a un entrenador en noviembre o en febrero no necesitas preguntar por qué, sabes que ha habido unos resultados detrás, pero cuando destituyen a un entrenador en pretemporada, a seis días de una previa de Champions y sin haber competido, evidentemente no es un tema futbolístico, hay algo más.
Entonces, tuvimos una reunión larga y yo me fui a casa diciéndoles que les contestaría al día siguiente, porque aunque era por un lado un club muy atractivo, por otro lado era una situación que yo veía que podía explotar, que iba a ser muy difícil, encontrar la plantilla como me la encontraba, había muchos lesionados, jugábamos en seis días contra el Mónaco y pasé una noche muy mala, de darle mil vueltas, pero al final acepté y fue un año estupendo. Porque es verdad que el Mónaco nos eliminó, pero la gente, lo mismo en aquel momento: 'No, el Mónaco no…'. El Mónaco llegó a la final de Champions y de ahí salieron los Bernardo Silva, Mbappé, estaba Falcao… Un montón de jugadores brutales, pero en ese momento como que tenía menos nombre.
Pero aún así hicimos un año muy bueno, acabamos entrando en Europa otra vez con muchos puntos, creo que en la historia del Villarreal es la segunda temporada con más puntos detrás de una de las de Pellegrini, y jugando muy bien a fútbol. Y luego el año siguiente la exigencia siguió siendo alta y fue una destitución un poco extraña, porque de los últimos cinco resultados me parece que habían sido tres victorias, un empate y una derrota. O sea, que no veníamos de malos resultados, pero el ambiente no era el mismo y Fernando tomó la decisión y la aceptas. Siempre he dicho lo mismo, es la única que no he entendido pero al mismo tiempo la aceptas porque para eso el club es de él.
¿Te preocupaba cómo te encontraras el vestuario? Se ha sabido y contado que aquel enfrentamiento Musacchio-Marcelino fue determinante para que Fernando tomara esa decisión.
No, yo tenía relación buena con determinados jugadores, porque con alguno había coincidido en algún equipo y porque los que conocía sabía que eran buena gente. Lo mismo que cuando te encuentras con un compañero, con Ernesto Valverde, y le preguntaba: 'Oye, ¿qué tal en Villarreal?'. 'Muy bien, se trabaja muy bien en el día a día, tal y cual, un club que se está muy a gusto'. Todo lo que me había llegado en esos años que había preguntado, sin pensar en entrenar ni siquiera al Villarreal, simplemente porque preguntas, me llegaba bueno, y la verdad es que el vestuario era muy buen vestuario, muy buen, buen vestuario. Es verdad que había un problema en ese momento del vestuario con el entrenador, con el cuerpo técnico en general, no sólo con el entrenador. Había un problema muy gordo y es lo que hizo saltar eso. Se ha focalizado mucho, porque es lo que más salió públicamente, lo de Musacchio y Marcelino, pero realmente era el vestuario con el cuerpo técnico. Aunque suene feo, pero en ese momento el vestuario vio que se había extirpado el problema, entonces igual que llegué yo hubiera llegado otro compañero y lo hubieran recibido muy bien porque hubieran dicho: 'Bueno, nosotros con el que estábamos mal era con el anterior míster, y eso que futbolísticamente habían hecho bien las cosas, pero creo que me recibieron muy bien y rindieron muy bien desde el primer día'.
Fueron dos temporadas otra vez muy buenas, muy agradables, con muy buenos jugadores. Disfruté mucho, y por el camino no descubrí, porque no son cosa mía, pero tipo Rodri, crecieron en esas temporadas conmigo. Lo pasé muy bien y encima cerca de casa. Creo que era un club que lo tenía todo bueno para mí.
¿Cómo recuerdas a ese Rodri? ¿Cómo era?
Lo que se ve. Era un chico, es un chico, con una tranquilidad… Aparte, muy preparado, sus estudios eran muy importantes para él y se preocupaba mucho de los exámenes y todo eso. Sí que era un chico que lo veías que tenía algo, y sobre todo lo que tenía era que le daba igual estar en el campo de entrenamiento que luego lo metieras en San Mamés con una presión a tope, juega igual de tranquilo. Lo que se ve ahora es lo que ya era entonces, en eso no ha cambiado. Ha mejorado físicamente, uno lo ve todavía más fino, más hecho, más fuerte, pero a nivel futbolístico era la pausa esa que tiene, saber que si el balón le llegaba a él se lo iba a dar a uno de su equipo, y que si había que recuperarla, recuperaba. Era un tío espectacular. Tenía delante a Bruno Soriano entonces. Es verdad que Bruno entre que ya estaba un poco hacia el final y que ya empezaba a tener problemas físicos dejó espacio para que jugara, pero incluso cuando no jugaba lo aceptaba muy bien. Pero aportaba mucho, y la segunda temporada ya sí que dio el paso definitivo -ya con Bruno que por desgracia venía lesionado de la temporada anterior-, y ahí sí que ya empezó a ser muy importante, no sólo conmigo, sino luego con Javi Calleja cuando Javi me sustituyó.
¿Se merece el Balón de Oro?
Yo creo que sí (dice y asiente). A mí no me gustan nada los trofeos individuales, no creo en ello. Creo que detrás de eso hay mucho marketing, mucha prensa. Muchos de los años que se lo han dado a Messi y muchos de los que no se lo han dado se los merecía Messi porque hemos tenido la suerte de disfrutar al mejor jugador que ha habido, pero luego hay otros años que se ha dado a jugadores que personalmente creo que no lo merecen. Si se vieran esos méritos, creo que Rodrigo en su momento lo merecía, no ya este año, el City ganó la Champions sin ir más lejos con un gol suyo, pero no sé, o no vende tantas camisetas o su imagen no es tan famosa en todo el mundo. Dudo que lo metan algún día allá arriba.
Creo que hay determinados futbolistas que aunque hagan menos, como está ocurriendo en los últimos años, siempre acaban dándole el premio a esos aunque lo merezcan otros. El otro día leí que le preguntaban a Carvajal, pues un poco lo mismo. Un tío que lo ha ganado todo, que lo ha hecho todo bien, si alguien merece un título antes que otro es un jugador que lo ha ganado todo, lo que pasa es lo que hablamos, como siempre dicen que es un título Individual, pues bueno, se mira más la brillantez del futbolista, pero Rodrigo creo que sí que lo ha merecido.
¿Quién no lo habría merecido de los jugadores que se los ha llevado, como dices?
Uno tira la vista atrás y cuando le dan a Cannavaro en el 2006 o por ahí… Sí, Italia había ganado el Mundial, pero Cannavaro no fue el mejor futbolista del mundo ese año. Incluso el propio Messi creo que dijo que un año lo mereció Lewandowski antes que él. Al propio Messi le dieron mejor jugador de un Mundial un año que no mereció ser mejor jugador del Mundial, pero como no habían ganado el Mundial dijeron: 'Vamos a darle…'. Y de los años de Cristiano y Messi pues podríamos decir que en alguno de los de Cristiano no sé si era un tema de marketing el que estuvieran tan igualados, pero yo creo que durante muchos años Messi ha sido con diferencia el mejor futbolista del mundo.
Y luego, sobre todo, esos años de la selección española con Iniesta o con Xavi, que estuvieron tan cerca posiblemente alguna vez, alguno de ellos también lo mereció. Pero he dejado de mirar. Incluso una vez, no era para el Balón de Oro, no sé qué votamos aquí en España y me acuerdo que los entrenadores votábamos. No me acuerdo si era mejor entrenador de LaLiga, mejor jugador de LaLiga, cosas de ésas que te enviaban y tú rellenabas y lo devolvías. Y cuando salieron los votos de los entrenadores y qué había votado cada club, y yo había votado por mi club, lo que ponía ahí no coincidía en nada con lo que yo había puesto (se ríe), con lo cual ya dejé de creer en ese tipo de cosas porque dije: 'Me parece que mi papel no lo recibió nadie o dijeron 'uy, éste lo que ha puesto no nos sirve'. O sea que lo he vivido digamos en un nivel menor, pero he vivido que mis votos no se han contado.
¿Qué pusiste y qué salió? ¿Se puede saber?
Es que no me acuerdo, si no, te lo diría, pero ya te digo que hubo unos años que se hacía la gala del fútbol, que se entregaban al mejor entrenador de Primera, de Segunda, mejor jugador, defensas, porteros… y árbitros. Y me acuerdo que te lo mandaban, no me suena que votáramos árbitros, pero sí votabas jugadores y cosas de ese tipo. No me acuerdo en qué año pero dije: 'Si ya creía poco en esto, ahora ya no creo nada'.
¿Y cómo sigue siendo tu creencia en la profesión? Revisando tu carrera, a tus últimos proyectos, Villarreal, Celta, Elche y Zaragoza, has llegado ya con las temporadas empezadas. ¿Es doblemente difícil encarar un proyecto así? ¿Tienes ganas de arrancar desde el inicio?
Sí, pero ¿sabes lo que pasa? Que me he dado cuenta que en las últimas temporadas, cuando he llegado, mi objetivo próximo es muy claro, porque he llegado y he conseguido algo que siempre es difícil, que cuando llegues el equipo mejore. He tenido la suerte de conseguirlo. Villarreal, mejoró el equipo; en el Celta, igual; en el Elche conseguimos aquella salvación tan agónica, en el Zaragoza cuando llegué, igual, y entonces eso me dio la continuidad, porque en todos esos equipos había firmado para esa temporada, no había firmado para más porque confiaba en mi trabajo y siempre, además, pensaba lo mismo, que si luego las cosas no están bien, pues más fácil, te das la mano y cada uno hace su camino, pero quedaron contentos con mi trabajo y renovamos, y sin embargo luego no fui capaz de acabar la siguiente temporada, la que había empezado. Entonces, mi objetivo es claro, ahora no tengo equipo, lo normal es que coja uno a mitad de temporada, mi objetivo será hacerlo bien ahora, será el presente, pero tengo ahí metido el hecho de que luego no he sido capaz de dar continuidad a ese trabajo, o si he sido capaz, como hablábamos de Zaragoza, no he sido capaz de transmitir esa paciencia, esa tranquilidad para decir: 'Bueno, ahora a lo mejor estamos aquí, pero vamos a tener paciencia que en mayo estaremos donde queremos estar'. Y no he podido acabar esas segundas temporadas, y eso siempre me ha dado un poco de rabia. Así que mi objetivo será coger un equipo, mejorarlo, y si luego se da la continuidad, ahí sí dar ese salto que ha faltado en las últimas temporadas.
Me vendría maravillosa esta respuesta como cierre de la entrevista pero no quiero dejar de preguntarte qué recuerdo guardas de Vigo, y que me cuentes algo de Iago Aspas.
Vigo, también teníamos un equipo en caída, que tenía mala pinta y es un poco lo que te decía de Benfica. Allí es verdad que mis hijas ya eran mayores y ya no se vinieron, sólo mi mujer y yo, y también tenemos un recuerdo muy bonito de Vigo a nivel de ciudad. Y luego se hizo -y lo diré mal porque era en gallego-, pero era 'A nosa resistencia' o una cosa así, porque fue un momento muy difícil y había una historia de la ciudad de Vigo que hablaba de la resistencia y demás, y se asumió un poco como un himno, como un mantra a repetir. Y eso conseguimos.
De hecho, cuando me encuentro gente de Vigo que son del Celta siempre se acuerdan de 'A nosa resistencia': '¿Te acuerdas que lo vivimos contigo?' Pasaron cosas chulísimas que no había visto, porque siempre la afición del norte en algunos sitios tipo Coruña, Vigo y demás parecen más fríos, no como los sevillanos, y nosotros llegábamos al campo y un kilómetro antes ya había miles de personas esperándonos para llegar en los partidos de la segunda vuelta. Tengo vídeos, los típicos que graban los jugadores en el autobús, de la pasión con la que se vivió esa temporada. Y la verdad es que terminamos en una situación muy buena y la lástima fue que el segundo año no arrancó bien. Pero a nivel de estar es un club en el que se está muy a gusto.
¿Y Iago?
Y Iago, pues era diferencial. Yo con Iago ahí sí tengo una anécdota con él, y es que cuando yo llego Iago está lesionado y los dos primeros partidos no los puede jugar porque seguía lesionado. Y el tercer partido, que ya estaba en condiciones de venir convocado, el médico vino y me dijo: 'Iago está para 30 minutos'. El preparador físico vino y me dijo: 'Ufff, si llevas idea de usar a Iago por favor sólo 30 minutos, no nos lo carguemos'. Todo el mundo me dijo 30 minutos, parecía el mantra de todos, pasaba por algún sitio y todo el mundo me hablaba de lo mismo. Mi segundo entrenador, que es preparador, dice: 'Tenemos que ir con cuidado con él, hay que cuidarlo mucho y demás'. Y yo me acuerdo que jugábamos contra el Villarreal precisamente, y me fui a la habitación del hotel pensando en que Iago estaría en el banquillo y que saliera en la segunda parte en función de cómo fuese el partido. Y sin embargo, cuando llegó la hora de la merienda, que era ya poco antes del partido, llamé a mi preparador físico y al segundo y le dije: 'Iago va de inicio'.
Y me dijo: 'Estás loco, no podemos hacer…'. Y dije: 'Me da igual. Prefiero tenerlo 30 minutos, los primeros 30, que no los últimos 30'. Sólo el hecho de verlo calentar con el equipo la gente se va a animar, los propios jugadores se van a dar cuenta de que es el jugador diferencial y que ya está con ellos, y así nos fue, ganamos 3-2 al Villarreal con dos goles de Iago. Jugó los 90 minutos, no se lesionó (se ríe), y a partir de ahí el equipo fue fenomenal, así que la conclusión es que de vez en cuando no hay que hacer caso a la gente que te rodea. (Se ríe).
¿Él te dijo que estaba para los noventa minutos o no te dijo nada?
No, pero cuando le dije que iba a jugar me dijo que sí, y eso para mí fue determinante. Porque es verdad que si yo le hubiera dicho: 'Oye, Iago, he pensado esto en contra de la opinión de todos'. Si me hubiera dicho: 'Míster, es que no estoy'. Pues entonces lógicamente no, pero cuando le cogí aparte y le dije: 'Iago, yo ya sé que me dicen esto pero escucha -le dije lo que te he dicho-, prefiero que estés los primeros 30, quiero que la gente te vea calentar, quiero que el rival cuando vea la alineación diga 'está Aspas', que se den cuenta de que estás y aunque corras menos que otros días no te preocupes, pero estás ahí'. Y salió bien. Igual si hubiera salido mal hubieran dicho que era muy burro por no haberlo puesto, pero como salió bien pues dijeron que hicimos fenomenal, pero lo que la gente no sabe es que todo el mundo me decía que no lo pusiera menos la siesta, que la almohada me dijo: 'Ponlo, que si tenemos opciones de ganar el partido va a ser con él'. Y ganamos.