VALENCIA CF

La octava etapa de Voro al frente del Valencia, una eterna 'penúltima vez': "Espero que no haya una próxima"

En su estreno en 2008, tras la destitución de Koeman, ya cogió al equipo a dos puntos del descenso. Hoy lo hace a uno.

Voro, dirigiendo al Valencia en otra etapa, en la banda de Mestalla. /EFE
Voro, dirigiendo al Valencia en otra etapa, en la banda de Mestalla. EFE
Cristina Bea

Cristina Bea

"Espero que no haya una próxima vez", me dijo Salvador González 'Voro' en una entrevista para beIN SPORTS el 4 de enero de 2016. Fue en la ciudad deportiva de Paterna, tras la salida de Nuno Espírito Santo del Valencia y antes de la llegada de Gary Neville. El deseo del salvavidas valencianista reunía dos ideas: prefería mantenerse en un segundo plano y ayudar a la plantilla desde su puesto de delegado, y confiaba en que al equipo le fuera bien en adelante y no volvieran a necesitarle. Pero nada más lejos de la realidad.

Era la cuarta vez que el exjugador del Valencia ocupaba de manera interina el banquillo che. Antes, lo había hecho en 2008 tras la destitución de Koeman, a falta de cinco jornadas y a dos puntos del descenso, y antes de la llegada de Unai Emery. Era su primera experiencia como entrenador en Primera división tras dos pasos efímeros por los filiales del Levante U.D. y el Valencia C.F., y el resultado en su primer periplo como técnico en Mestalla no pudo ser mejor: sumó cuatro victorias y una sola derrota que salvaron al Valencia, que terminó LaLiga décimo, a nueve puntos de la zona roja.

Ese buen hacer le valió volver a ocupar el cargo en 2012, cuando medió entre Pellegrino y Ernesto Valverde en su paso más efímero por el banquillo che: un 0-1 en Lille en la fase de grupos de la Champions, con el equipo ya clasificado para los octavos de final. Fue la segunda y última vez antes de la llegada de la propiedad singapurense al Valencia.

La era Meriton iniciada en mayo de 2014 ha traído consigo la llegada y salida de hasta diez entrenadores del organigrama valencianista: Pizzi, Nuno, Gary Neville, Pako Ayestarán, Prandelli, Marcelino, Celades, Javi Gracia, Bordalás y el último en sumarse a la lastrante lista, un Genaro Gattuso que ayer, aunque de manera privada y velada, hizo "un Prandelli" al mostrar su disconformidad con la política de fichajes del Valencia y las últimas actuaciones de un Peter Lim que acabó por disgustar a Gennaro Gattuso hasta el punto de poner sobre la mesa su no continuidad.

Los dos técnicos italianos han sido los únicos que se han marchado del Valencia por voluntad propia en esta etapa. En verdad, Javi Gracia también quiso hacerlo en octubre de 2020 al sentirse engañado en el mercado estival por el anterior presidente, Anil Murthy, pero su deseo no prosperó porque debía abonar casi tres millones de euros por romper el contrato de dos temporadas que le unía al Valencia y acabó siendo destituido siete meses después, en mayo de 2021, con el equipo a seis puntos del descenso. (Prandelli sí se marchó, en diciembre de 2016, e indemnizó al Valencia con "una cantidad importante", tal y como la calificó el club che en aquel momento. La cifra que siempre se ha dado por válida son seiscientos mil euros, la misma que abonó Rafa Benítez cuando rompió su contrato con el VCF en 2004).

Tras estos tres nombres siempre ha estado el de Voro. Como tras el de Nuno (2015), el de Ayestarán (2016) y el de Celades (2020). Meriton siempre ha sabido que tenía en Voro a una persona de confianza, a un hombre de club que no iba a rebatir a la propiedad sus decisiones. 

"Un cambio muy grande, pero yo me he implicado y me he metido de lleno porque el club, en un momento dado, me dijo que yo tenía que ser el entrenador. Afronto ese reto con responsabilidad", volvió a contarme el 24 de enero de 2017 en otra entrevista para beIN SPORTS, cuando cogió el equipo después de la marcha de Prandelli, poco más de un año después de haber pronunciado la primera frase de este artículo. Fue su mayor estancia en el banquillo blanquinegro: veinticinco partidos con un balance de diez victorias, cuatro empates y once derrotas.

Voro se sintió a gusto en el cargo, confiado e incluso ilusionado por continuar defendiéndolo desde el arranque la siguiente temporada, pero los planes de Meriton fueron otros y él mantuvo su mejor tono público. "El club me ha comunicado que busca un entrenador. Me lo dijo Alesanco directamente tras el entrenamiento. He dicho muchas veces que no sería un problema. Tengo una relación definida con el club. No me siento agraviado porque se piense en otro entrenador. Conozco la casa y sé que estas decisiones se pueden tomar y ni mucho menos estoy molesto", anunció el fiel escudero el 7 de mayo de 2017, tras el regreso de una reunión en Singapur con Peter Lim de José Ramón Alexanco y Mateu Alemany, entonces, director deportivo y director general, respectivamente.

Marcelino fue el elegido y con él el Valencia logró dos clasificaciones Champions consecutivas y la Copa del Rey en la que se impuso al FC Barcelona por 1-2 en La Cartuja. Una época de ilusión y de no contener el aliento para el equipo y la afición valencianista que duró hasta la destitución del asturiano en septiembre de 2019; de nuevo, con las desavenencias en materia de fichajes como denominador común. 

Un tiempo en el que Voro ocupó el cargo de Team manager. Mateu Alemany creó para él ese cargo que le alejaba del verde después de sus cinco meses como entrenador del Valencia pero le mantenía ligado a la plantilla en funciones de gestión y representación. Es decir, todo lo relacionado con el equipo, incluidos los desplazamientos, que no fuera eminentemente deportivo. El cargo que mantiene desde entonces en el Valencia, cuando no dirige al equipo.

Pero este martes volverá a calzarse las botas. Será la sexta vez en la etapa Meriton. Voro encabezará otra vez un entrenamiento del Valencia. Un equipo eliminado el pasado jueves de la Copa del Rey por el Athletic Club (1-3) y que viene de ver cómo el Valladolid se lleva los tres puntos y sale de la zona de descenso en el último minuto del partido en Pucela gracias a sus dos fichajes de invierno, Cyle Larin y Darwin Machís.

Triple jarro de agua fría para un Valencia en naranja rojizo en la tabla, decimocuarto con 20 puntos, sólo uno sobre el descenso, y en blanco en el capítulo de altas y bajas en este mercado de invierno en el que el único movimiento ha sido el adiós de Gattuso.

Pero ahí estuvo, está y estará Voro. Si los resultados no hablan de hecatombe mayor, hasta que finalice la campaña. Un hombre tranquilo, sereno, conciliador. Formado en la cantera che, el de L'Alcúdia debutó en 1983 y jugó con el primer equipo ocho temporadas. Entre ellas, en la campaña 1985-1986 en la que el Valencia descendió a Segunda y logró regresar a Primera la campaña siguiente, con compañeros como Quique Sánchez Flores, Fernando Giner o Ricardo Arias. Al frente del equipo, Di Stéfano, que dijo de Voro que "desayunaba tornillos" para referirse a la fuerza que tenía el entonces jugador che. A la joven plantilla valencianista actual se le achaca falta de experiencia, también en el barro de la clasificación que tan bien conoce el excentral, curtido en batallas de cabezas vendadas en más de dos y tres partidos. De partirse la cara por el escudo del Valencia y, sí, también por la propiedad valencianista.

"El trabajo diario, ver cómo los jugadores compiten, te da ese empuje de dentro para tener confianza de que esto va a salir adelante. Yo la tengo. Al fin y al cabo es competir con intensidad, organización", añadió en aquella segunda entrevista en 2017. Aún no le hemos escuchado en rueda de prensa, pero será difícil que sus palabras varíen mucho de esta línea. El vestuario volverá a estar de nuevo 'a muerte' con él y la afición del Valencia le mantendrá la fe. Tampoco les queda otra. 22 victorias (un porcentaje del 47,83%, dato de nuestro compañero Fran Martínez), 7 empates y 17 victorias ha firmado hasta la fecha en sus siete etapas previas en el Valencia.

Le oiremos en su eterna penúltima vez el miércoles en la previa de la visita che al Santiago Bernabéu, en el primero de los veinte envites que tiene Voro para alejar al equipo del drama del descenso. Para demostrar si es, como su nombre indica y ha demostrado hasta la fecha, el salvador del Valencia.