OPINIÓN

Jesús Navas le dio a Morata un bocadillo de Jabugo

Jesús Navas saluda a la afición de La Cartuja tras la victoria ante Escocia. /AFP
Jesús Navas saluda a la afición de La Cartuja tras la victoria ante Escocia. AFP

A estas alturas de la competición, con una Eurocopa en juego y con un partido totalmente controlado y dominado desde que el balón echó a rodar, casi, lo de menos era cómo terminabas ganando porque lo importante era la victoria. Después de muchos minutos de masticar el juego, de pases y más pases por dentro, de intentarlo por fuera menos de lo recomendado, de lucir poca velocidad a la hora de circular el balón y de tener escasas ocasiones claras de gol, el partido se decidió en un centro lateral y en un remate de cabeza. Como parecía más difícil porque a estos escoceses, como a sus predecesores y a las generaciones que vengan, les crecieron los dientes defendiendo este tipo de jugadas.

También es verdad, que no es lo mismo un centro de Jesús Navas que de cualquier otro jugador, pongámosle el nombre que queramos. Aunque lleve tantos años de lateral derecho, desde 2017 que Guardiola le retrasó la posición en el City, y se le podría haber olvidado que en un tiempo mejor fue extremo o centrocampista de banda, los centros del sevillista continúan siendo los centros del especialista, del buen extremo. Balón bien golpeado para que el rematador, normalmente, en posición forzada, con impactar con el balón pueda cambiar su trayectoria. Balón a media altura, preferentemente, al palo más cercano al golpeo... Lo demás lo puso un Morata que anduvo todo el partido con el gatillo preparado, buscándose la vida entre tres centrales y dando la sensación de que tarde o temprano iba a cazar algún balón de gol. Posiblemente, De la Fuente tuvo esa misma sensación y no le sustituyó hasta que no vio que su ariete y capitán había convertido en gol su espartano trabajo durante todo el partido.

Nadie dijo que Escocia iba a ser Georgia o Chipre, pero también es verdad que a España le costó demasiado encontrar espacios ante la acumulación de hombres por detrás del balón del enemigo. Partidos como éste, de parabrisas puro, piden a gritos amplitud. ¡Qué fácil es decirlo y qué complicado es conseguirlo! Además, después te surgen la duda. ¿Busco abrir el campo con los extremos, Ferrán y Oyarzabal o con los laterales, Carvajal y Balde? Incluso alternando, una vez con uno y otra con otro, o con un lateral por la derecha y un extremo por la izquierda. O viceversa. Sea como fuerte esta fue la principal laguna del juego del equipo español durante todo el partido. Y allí tuvo que salir Navas para añadir profundidad a la amplitud y darle a Morata el bocadillo de Jabugo que estaba pidiendo desde el minuto uno.

El partido también pedía a gritos, un alborotador. Un tipo de encare y regate. De manos a manos. Por eso salió Bryan y en su primera acción sobre el campo pudo reventar el estadio, pero sin que nos fuéramos dando cuenta el equipo se fue olvidando de él y no le sobraron balones para buscar lo que mejor sabe hacer. Lo mejor es que ya está dentro del grupo. Y que si continúa con su desparpajo y su puntería, tendrá posibilidades de jugar la Eurocopa. Tiene cualidades que no abundan y que en una lista de 24 ó 25 jugadores siempre debería tener un hueco. Él sí que es un especialista. Tanto como Navas del centro lateral.

Enrique Ortego
Enrique Ortego

Colaborador

Enrique Ortego Rey nació en Madrid en 1956. Licenciado en periodismo por la Complutense, comenzó su carrera como corresponsal de la Gaceta del Norte en Madrid, para posteriormente pasar por