DANA

La futbolista que "movió cielo y tierra" para viajar a la zona cero de la DANA y todavía tiene pesadillas: "La sensación es que ni con tres vidas puedes ayudar lo suficiente"

Paula Úbeda, futbolista de Jijantas de la Queens League y ex del Rayo Vallecano, está opositando a bombera.

Una de las calles de Paiporta encharcadas por las lluvias. /EFE
Una de las calles de Paiporta encharcadas por las lluvias. EFE
Sandra Riquelme

Sandra Riquelme

"Estoy aquí, cargando camiones y no doy abasto", confiesa Paula Úbeda (26 de junio de 1998, Tomelloso), interrumpiendo sus labores de ayuda a los afectados por la DANA (el fenómeno meteorológico que azota fuertemente a Valencia) atender a Relevo. La futbolista de Jijantas (de la Queens League) y exjugadora del Rayo Vallecano, entre otros, no dudó ni media milésima de segundo en ponerse al servicio del pueblo valenciano.

El testimonio, y la valentía, de Paula Úbeda son de los que te reconcilian con la humanidad. "Yo ya te digo, no debería de haber estado en Valencia, pero allí me planté porque soy una pesada", revela. Paula Úbeda está opositando para ser bombera y gracias a un compañero de Protección Civil con el que participó en un curso de bomberos encontró la rendija por la que 'colarse': "Moví cielo y tierra, me aferré ahí como una garrapata".

El pasado sábado por la tarde, Paula Úbeda ya había viajado a la zona cero del desastre. "Volvemos a salir mañana por la mañana", contaba. Ayer (lunes), a las once de la noche, acababa de volver de su segundo viaje -"He llegado al pueblo hace 20 minutos, todo bien"-. A esas horas, y con el uniforme de Protección Civil todavía puesto, volvía a hablar con Relevo, en el especial de 'Quiero ser como' por la DANA. 

«No eres consciente de lo que significa nada hasta que vas allí»

Todo comenzó en Tomelloso. "Llamamos a las masas y en la sede de Cáritas, que es una nave enorme, se recogió absolutamente de todo: ropa, agua, bebidas, palas, cubos, EPIs, lo que hiciese falta. Y en cada camión meten las cosas. En total, 16 camiones y un 4x4, que es el que llevó todos nuestros equipos de protección", explica Paula. Lo consiguieron en un día y medio.

Su relato encoge el alma. "Desde el viernes que fui, lo digo: aunque lo que veas en las películas de apocalipsis y cosas así, te puedes hacer una idea, hasta que no te plantas allí, no eres consciente de lo que ha pasado. Puedes ver vídeos, puedes ver fotos, testimonios, pero es que el entrar, estando allí, en Valencia y ver el ambiente de caos, de terror, sirenas, alarmas, cuerpos de seguridad por todos los lados, destrozos... Es que es una situación, de verdad, que te corta el cuerpo. Y es que he visto cosas muy duras".

Paula prefiere guardarse para ella algunas de sus vivencias. "Yo tampoco quiero ser muy gore, pero creo que ha sido de las cosas más hardcore que voy a vivir en mi vida y mira que quiero ser bombera...", cuenta. "Ves desde niños con ocho años sacando agua y barro, ves desde gente que no tiene nada mirándote a los ojos dándote las gracias por nada, porque, al final, si estás ahí es porque quieres, ves mucho sufrimiento, ves mucho, te lo juro, ves mucha desesperanza en las miradas de la gente y, al final, da mucha pena. Porque es que no tienen nada, o sea, no eres consciente de lo que significa nada hasta que vas allí y de verdad es que no hay nada. O sea, no tienen nada", recalca.

Tras su primera visita al infierno valenciano, Paula tuvo pesadillas: "Yo el viernes lo pasé fatal. Porque eran cosas que te puedes hacer a la idea de lo que es en redes, los testimonios que escuchas. Pero es que ves cosas que no me imaginaba ver en la vida". Casas sin puertas ni ventanas, partidas a la mitad y calles camufladas por el barro acompañan su relato.

"Te quedas con la sensación de que ni con tres vidas puedes hacer lo suficiente como para que esas personas vuelvan a retomar la confianza de que van a salir adelante. Por mucho que ayudes es que no es suficiente", se lamenta.

Y advierte. "Yo sí que es verdad que estoy muy orgullosa porque hay una solidaridad también impresionante, pero no es suficiente. O sea, el dolor que se respira en Valencia ahora mismo... silencio, solo sonidos de ambulancias, coches de policía, ejército, la UME, o sea, es desesperanzador. Y por las noches, lo peor es que no hay luz y eso es la ciudad sin ley ahora mismo. O sea, no hay ni carriles, no hay ni señales de tráfico, o sea, va todo el mundo a su bola. Y, por la noche, se quedan absolutamente desamparados porque, con decirte, que hay hasta casas sin puertas y sin ventanas y hay gente, encima mala persona, que no voy a hablar mal, que se hace pasar por bomberos, por policías, que entran a las casas diciendo que son cuerpos de seguridad y no lo son. Es deleznable", culmina.