La verdad tras la foto de Guti con la camiseta del Barcelona
Viajamos hasta el vecindario donde creció el ídolo del Real Madrid para conocer la intrahistoria en boca de quienes la vivieron y le vieron crecer.
Guti vistiendo la camiseta del FC Barcelona. Lo que para unos sería impensable, para otros una fantasía y para los más escépticos, un caganer, ocurrió de verdad. Pero eso no es ningún secreto. La fotografía, de finales de los años 80, lleva años pululando por internet. Lo que guardaba bajo llave la Peña Barcelonista de Torrejón era la intrahistoria de ese genio del fútbol, adolescente por aquel entonces… y aún culé.
Miguel Ángel Moya, cofundador de la peña, recibe a Relevo en su sede, un templo azulgrana con las paredes pintadas de recuerdos. Uno de ellos, de los más antiguos, el de la estampa que nos atañe. Miguel, acompañado del presidente, Hilario Giménez, y otros dos miembros de la asociación, Carlos Queiruga y Juan Sánchez, hace de guía en una pequeña travesía a través del barrio de la infancia de Guti, Ciudad Jardín del Rosario.
Una caminata por la infancia de Guti
La vida de José María Gutiérrez Hernández no se entiende sin Torrejón de Ardoz, sin la calle Química, en la que vivía con su familia, ni la calle Metano, perpendicular a aquella y en la que daba "sus primeros balonazos contra las paredes", hace memoria Miguel. "Aquí no había otro terreno para divertirte", aclara. Al portavoz de la peña, amante del fútbol, de vez en cuando se le escapa algún chascarrillo que así lo confirma. "Rompería alguna que otra luna o algún que otro portal, pero como se le veían maneras, se lo perdonaban", bromea.
"Me contaban la paliza que, no recuerdo si su padre o su madre, se metía todos los días yendo a entrenar con él"
Cofundador de la Peña Barcelonista de TorrejónEl autor del taconazo perfecto en Riazor comenzó a desarrollar su visión de juego entre los bloques de ladrillo de "un barrio obrero", en palabras de Miguel, con un espacio ínfimo entre uno y otro y con el tiempo escaso para reaccionar en caso de que un coche apareciese para entorpecer una jugada de gol. "Hay que reconocer que el chaval es de una familia humilde", aclara con el fin de poner aun más en valor el esfuerzo de sus progenitores. "A mí me contaban la paliza, no sé si la madre o el padre, ahora lo dudo, que se metía todos los días yendo en tren a entrenar con él. Si te sale uno como Guti, que triunfa, bueno… Si no, es una paliza. ¿Cuántos padres habrá que hagan eso y luego para nada?". Un lamento del que sabe lo que es desarrollarse en una barriada modesta.
Miguel e Hilario se conocen al dedillo las calles que han ido levantándose a su alrededor desde que eran niños. Y damos fe. El trayecto con ellos, desde la casa de Guti hasta la primera sede de la peña barcelonista, en la calle Henares, pasando por La Gaviota, su colegio, es de apenas cinco minutos y se convierten en un cuarto de hora. Un no parar de saludar a vecinos que se cruzan en el camino. "Era del Barça, pero cuando cogió conocimiento se fue para el Madrid", responde uno de ellos, cuando intrigado por el micro de Miguel, este le sincera el propósito de nuestro recorrido.
Una primera pista, pensamos, de lo que nos íbamos a encontrar. Miguel se percata de nuestra sorpresa y nos saca definitivamente de dudas al llegar a nuestro destino, el local de la primera sede de la peña, el antiguo bar Las Cinco Jotas, donde ahora hay un restaurante asiático: "Fíjate lo a huevo que le pillaba a Guti para venir a ver los partidos del Barça".
"Hacía así con el puño cuando marcábamos... Al final, salía el primero, era muy modosito"
Cofundador de la Peña Barcelonista de TorrejónLa peña arrastra 41 años a sus espaldas -inaugurada el 1 de noviembre de 1982- y sus primeros diez sucedieron en Las Cinco Jotas. Las rejas eran las claras protagonistas de su fachada. En el interior, "la barra estaba a la derecha", comienza su descripción Miguel. "Teníamos toda esta parte de la sala", señala, "con unas mamparas, un poquito separada de todos los 'cerriles' que estaban viendo el fútbol". Enseguida, precisa sus palabras: "Era muy complicado ser una peña barcelonista en Madrid. Hacía falta muy poco para que se calentase el ambiente y empezasen los insultos".
En su adolescencia, era común ver a Guti por la peña viendo los partidos del Barça y en un sitio específico. "Se ponía aquí, en la puertecita, atrás, en un rinconcito donde igual ni alcanzaba a ver la tele. Venía algunas veces con un pantaloncito con el escudo del Barça, para no dar mucho el cante. Hacía así -Miguel levanta el puño- cuando marcábamos… Al final, salía el primero, era muy modosito… ¡Y mira lo que ha cambiado la película!", exclama.
"Hasta los 13, 14, 15 años, tengo datos concretos de él viniendo a la peña a ver partidos del Barça y a jugar con nosotros. ¿Que se ponía un trapo? No, se ponía la camiseta del FC Barcelona"
Cofundador de la Peña Barcelonista de TorrejónTodo este contexto resulta fundamental para comprender la foto que encabeza este reportaje, en la que se ve a Guti de blaugrana posando con el resto de sus compañeros. Se trata del equipo de la propia Peña Barcelonista de Torrejón.
"Hicimos un equipo para jugar maratones de fútbol sala, con Guti, Pepe de la Sagra y sus amigos y conocidos. Teníamos la publicidad de Ebagas, que era la empresa del presidente de la peña por aquel entonces -finales de los 80-, Edmundo Bazo Alonso, y jugaba con su camiseta del Barça", concreta Miguel, refiriéndose específicamente a Guti. "Luego oí que le preguntaron por esa historia y dijo: 'no, me daban un trapo y me lo ponía y tal'. Hasta los 13, 14, 15 años, tengo datos concretos de él viniendo a la peña a ver partidos del Barça con nosotros y también a jugar con nosotros. ¿Que se ponía un trapo? No, se ponía la camiseta del FC Barcelona. Tampoco es un delito…", añade, molesto pero haciendo un esfuerzo por asimilar al mismo tiempo su mutación. "Nunca hemos podido entender ese rencor. A un tío que de pequeño le ha tirado el Barcelona, ¿cómo puede renegar?", concluye Miguel.
Cabe destacar que el mensaje de Guti al respecto, cuando la imagen se viralizó, fue el siguiente, dividido en tres tuits: "Cuando uno no tiene pasta para comprar camisetas y desea jugar con sus amigos, cualquier camiseta vale. Los únicos recuerdos que tengo de esa foto es lo bien que me lo pasaba con mis amigos; los recuerdos de verdad los viví con mi Madrid. Basura de un periodismo barato y que solo le gusta meter mierda. Ya lo dije en una rueda de prensa y lo digo ahora: amapolas para todos ellos".
El ya canterano blanco en esos años se la jugaba yendo a competir fuera de la órbita del Real Madrid, algo que aún despierta sorpresa entre los miembros de la peña: "Eran por la tarde y por la noche y él venía con nosotros. Y también jugaba con su equipo -el Real Madrid- los fines de semana. Sorprendía. Imagínate que se lesionase jugando al fútbol sala. A ver qué contabas… ¿que te caíste por las escaleras? Claro, no podías decir: 'He estado jugando con la peña barcelonista un torneo'".
Pepe de la Sagra, el otro crack de la foto
Si hay alguien que puede entender el despertar merengue de Guti, fruto de su paso por la categorías inferiores del Madrid, ese es Pepe de la Sagra. La gran joya de la cantera del Atlético de Madrid de principios de los 90 se crió en el seno de una familia madridista. Curiosamente, vivía apenas a cuatro manzanas de Guti, en Torrejón de Ardoz, y jugó junto a él durante toda su infancia en el Rayito, un humilde club torrejonero.
Era la otra gran figura del equipo de los maratones de la Peña Barcelonista de Torrejón que aparece en la instantánea, también consciente del riesgo que suponía para ambos participar en ellos. "Era peligroso porque a nivel de cabeza no se debería hacer. Pero era muy bonito porque hacías lo que te gustaba con amigos de toda la vida", explica De la Sagra durante una charla con Relevo.
Preguntado por los colores de Guti por aquel entonces, no hace más que confirmar lo que en el barrio era un secreto a voces desde siempre, pero le quita hierro al asunto: "Es verdad que cuando era pequeño, pues era del Barcelona. Luego fue al Madrid... y sería del Madrid. Pues como toca. Son cosas que hemos vivido y que hemos hecho y que no hay que esconderlas", desvela, incluyéndose en la ecuación.
Aquellos maratones los disputaban saltándose dos categorías. "Jugábamos ya en senior con 14 años, teníamos el nivel para ello", comenta envuelto en el orgullo y la nostalgia. Verles, según confiesan varios vecinos y los miembros de la Peña Barcelonista de Torrejón, era una auténtica "maravilla".
Más allá del sentimiento pasado y presente, lo que nadie discute es que Guti es "un torrejonero ilustre", bautizado así por el propio Miguel. Sin duda, la frase perfecta para finalizar este viaje.