TERCERA RFEF

Es el entrenador más joven de Europa y sus ídolos son Bielsa y Bordalás: "Mis jugadores no se creían que tuviera 24 años"

Rafa Guerrero dirige al Puertollano en un caso insólito: "Pasé de ser compañero a entrenador de mi grupo de amigos".

Rafa Guerrero, en un partido con el Puertollano./PUERTOLLANO
Rafa Guerrero, en un partido con el Puertollano. PUERTOLLANO
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Ni futbolista frustrado ni golpe de suerte. La historia de Rafa Guerrero es la de un trabajador del deporte, un apasionado de lo suyo que ha sido capaz de lograr lo que muchos consideraban imposible. Tras acabar la ESO, optó por estudiar a fondo la profesión de entrenador, el gran sueño de su vida. Tal fue su empeño que a los 23 años (ahora 24) recibió una oportunidad única y se convirtió en el entrenador más joven de todo el fútbol español... ¡y también el europeo! O, al menos, en las cinco grandes ligas.

Antes de todo ello, ya había dirigido a chavales. Pasó de jugar con ellos a entrenarles. "Pasé de ser compañero a entrenador de mi grupo de amigos", recuerda en Relevo. Después ligó su carrera a la de Esteban Becker, un veterano que dirigió, por ejemplo, a la selección de Guinea Ecuatorial, con la que llegó a semifinales de Copa África. Un mentor con el que aprendió y que le dio una oportunidad soñada.

A su marcha del Puertollano, Becker recomendó a lo que era su segundo entrenador para el cargo principal. Y el club aceptó. Así, el protagonista de estas líneas alcanzó un registro que le coloca en el primer plano... y que resulta sorprendente para todos: "Esta temporada cuando negociaba con los jugadores, después llegaron y en un ambiente más distendido, me dijeron: 'Rafa, la primera vez que me dijeron que tenías 24 años no me lo creía".

Con 24 años ya has alcanzado un banquillo principal. ¿Cómo has llegado hasta aquí?

A mí siempre me ha gustado el fútbol, soy de familia muy futbolera, pero nunca se han dedicado a esto. Siempre he jugado y me he interesado mucho. He tratado de encarar esto un poco más desde bien pequeño, no quedarme solo en el verde, sino preguntarme el porqué de las cosas. Cuando acabé el instituto, se me presentó la oportunidad de sacarme los títulos de entrenador. No tenía claro si seguir estudiando y tuve esa oportunidad de seguir ligado al fútbol y a la vez seguir formándome. Empecé con el nivel 1 y fue amor a primera vista. Desde que empecé con las prácticas, a entrenar y a meterme en este mundillo… Mira que tenía 16 años.

Empecé a entrenar y esa bola creció y creció. A los 18 años ya tenía el título más alto que se puede conseguir como entrenador.

A los periodistas deportivos nos llaman deportistas frustrados. ¿Tú lo eres o siempre te llamó la atención el banquillo?

Siempre, siempre. Durante años lo compaginé con jugar. Y en cuanto tuve 19 años, se me planteó la primera pregunta seria de coger un equipo senior y seguir jugando o un equipo senior y empezar a entrenar. Y me fui a entrenar. Dejé el fútbol como jugador y ya empecé. Sentía que como futbolista no podía controlar todas las cosas que quería. Me encanta jugar y lo sigo haciendo, pero no me llenaba tanto.

En ese momento te dirían que jugaras cinco o seis años más, que para ser entrenador ibas a tener todo el tiempo del mundo.

No tuve ninguna duda. Según se presentó la oportunidad de empezar en el Sporting de Gálvez, el primer equipo que me dio la oportunidad, no dudé. La gente me decía que era muy joven, que iba a entrenar a gente mayor que yo… Para mí fue muy sencillo. De repente me encontré con que los que eran mis compañeros en juveniles, pasaba a entrenarles. Pasé de ser compañero a entrenador de mi grupo de amigos. Fue todo rodado, nada complicado. No noté un cambio demasiado brusco. A mi lado había gente mayor que yo, pero me encantaba y por eso fue todo muy fácil.

Un momento clave en tu carrera fue cuando te separaste de Esteban Becker. ¿Fue difícil volar solo y separarte de un maestro?

En mi carrera ha habido dos puntos diferenciales: el momento en el que empiezo a trabajar con él y el momento en el que lo dejo. Son dos años y medio en los que aprendo constantemente. Empezamos como compañeros de trabajo y acabamos siendo amigos. Me hago amigo de mi referente. Ha sido entrenador de una selección como Guinea Ecuatorial, que ha participado en una Copa África, que ha entrenado en Segunda B… Y de repente me veo entrenando con él en un mundo no profesional, pero en el que se trabaja como si lo fuera. Afrontamos el reto de Puertollano, una plaza muy exigente. Por las cosas que tiene el fútbol no salió bien. La directiva se puso en contacto con él y tomaron la decisión de que lo mejor para el club era que diera un paso a un lado. Él le dijo al club que me dieran la oportunidad. No estuve en esa reunión. Vino y me dijo: 'Rafa, tienes que venir a hablar con el presidente, le he propuesto tu nombre. Además, tienes que aceptarlo, porque es una buena oportunidad y estás preparado'.

Nunca tendré una mala palabra con él porque fue el que me dio la oportunidad de entrenar en Tercera y de coger un gran banquillo por primera vez.

¿Cuál es el mejor consejo que te ha dado?

Siempre hace mucho hincapié en que con lo que dices transmitas que creas en ello. Que mueras con tu idea, que seas un entrenador que confíe mucho en su criterio y, sobre todo, que seas tú mismo. Que lo que le das a unos, se lo des a otros. A todo el mundo en la misma dirección, sin favoritismo. Decía que tú tienes que hacer el once como si todos tus futbolistas tuvieran a su padre, su madre y sus abuelos viendo el partido este fin de semana. Creeme que son consejos que con el tiempo me he ido dando cuenta de lo importantes que eran.

Cualquiera puede pensar en este cliché. Debe ser impactante para los chicos que de repente les pongan a un entrenador de 23 años. Algunos eran mayores que tú. ¿Cómo se quedaron?

No te voy a mentir, las primeras semanas son de incertidumbre, de medir cada una de tus palabras, pero sobre todo son semanas de respeto hacia el jugador, de conseguir que ellos tengan el mismo respeto hacia mí. Tienes que conseguir que vean que eres un profesional, un trabajador, que no estás ahí por casualidad y que, sobre todo, que amas lo que haces. Desde el primer momento intenté transmitir la pasión que tengo, vivo por y para el fútbol. Yo estoy aquí porque amo esto. Así es más sencillo. Un jugador sacrifica muchas cosas por esto, tienes que transmitir que tú también lo dejas todo por este grupo. Pasas más tiempo con ellos que con la familia. Lo valoro desde el respeto, el trabajo y la cercanía.

Que el jugador sienta que puede hablar contigo, que si tiene problemas o dudas… No somos entrenadores a la antigua, que no se les podía decir nada. No tienen un amigo, pero sí una persona en la que pueden confiar.

Debe ser difícil que no te vean como un colega. Al final tenéis la misma edad. O tú mismo, son de la quinta de tus amigos…

Ante todo el jugador debe notar cuando hablas con él una coherencia. Que sepas bien separar el buen rollo del cachondeo. Que ellos noten que eres una persona cercana, que se puede hablar y debatir, pero que a la hora de la verdad sea tu palabra la que debe marcar el rumbo. Si tú al jugador se lo dejas claro, que vas a muerte con tu mensaje, luego es más sencillo. Ellos son profesionales y tú también. Lo entienden. Cuando pasen el pie un poco más de la línea, ahí los has perdido. Es algo en lo que hay que ser muy cortante.

¿No has tenido ningún caso así?

Nada. Tampoco damos pie a ello. Tengo un vestuario súper respetuoso. He hecho mucho hincapié en el valor humano, es importantísimo. Le doy el 99% de importancia. Es clave tenerlo sano, de buenas personas, de buena ética. Cuando confeccioné la plantilla, pensé en que no fueran solo buenos futbolistas, sino también buenas personas. Así es mucho más fácil que no ocurran estas situaciones.

¿Quién es el Rafa Guerrero entrenador? Descríbete.

Rafa Guerrero es un entrenador ofensivo, muy trabajador, que le gusta que sus equipos sean reconocidos por la entrega, por la lucha, por el ritmo muy alto durante los 90 minutos. Que sea un equipo divertido de ver. Que el aficionado diga que ha merecido la pena pagar la entrada. En lo personal, me considero una persona seria y cercana. Soy bromista y me gusta que haya buen rollo, pero manteniendo la distancia de cuando toca buen rollo y cuando toca volver al trabajo.

¿Algún referente en los banquillos?

Bordalás, Bielsa, Mourinho… Bordalás es que he podido vivir lo que es para esa afición del Getafe. A mí me encanta. He nacido allí y ver lo que ha conseguido en un equipo como el Geta es una cosa increíble. Siento mucha admiración por estos entrenadores que son capaces de sacar mucho con muy poco. Por eso me enamoré del Oporto de Mourinho, del Inter de Mourinho… Equipos capaces de competir contra rivales de un presupuesto mucho más alto. No eran los nombres más vistosos, pero creían en la misma idea e iban en la misma dirección.

También te puedo decir Bielsa por esa locura que tiene, por el trabajo, por no dejar ningún detalle al aire. Y luego obviamente Guardiola: si no lo valorase, sería un necio. Tengo muchos referentes porque hay que beber de diferentes fuentes, pero siempre anteponiendo. Los mejores para mí Mourinho, Bielsa y Bordalás. Son los que más se acercan a lo que yo quiero ser como entrenador el día de mañana.

Dicen que la experiencia es un grado, pero se defiende poco que la juventud también. Probablemente te resulte más sencillo conectar con la gente desde tu posición, con los jóvenes del pueblo…

Entiendo que la gente diga que la experiencia lo es o lo de haber sido futbolista, pero siempre digo que al final es una función de formación. Si tú te dedicas a ello, eres profesional y tienes una ética de trabajo de no conformarte, de seguir… En muchos momentos la cercanía con el jugador me ayuda a sacar el máximo de ellos. Siempre lo voy a ver como algo positivo y que me ayuda al hambre que tengo. Cada día lo cojo con ilusión. Cada día es un reto nuevo y una nueva oportunidad de aprender. La experiencia a veces te puede llevar a la relajación. Yo siempre estoy alerta.

La afición responde en masa.

Puertollano es un pueblo muy forofo. Vas por la calle y créeme que la gente va con la camiseta, te para, escuchas por la calle cómo comentan el partido. Hay una gran comunión con ellos. Me gusta que se sientan identificados con el fútbol que hacemos: ofensivo, trabajador y que siempre lo dejamos todo. En una de las primeras charlas, les dije que la afición les iba a exigir dejarlo todo en el campo.

Será un honor para ti ser el más joven de España y Europa. ¿Tienes mirados a los equipos, estás pendiente de que nadie te supere?

Personalmente no me gusta hacer mucho hincapié en ello, pero te sientes orgulloso, no voy a mentir. Me lo dicen. Yo estoy viviendo mi sueño y vivo del fútbol. Cada vez que me dicen esto lo recibo con orgullo. De ver cómo el plan que tracé con 16 años poco a poco va surtiendo efecto. No te olvidas que esto es una carrera de fondo.

Te quedan años para aburrir, ¿cuál es tu objetivo en el fútbol?

Llegar al fútbol profesional. Sé que es difícil y me va a conllevar mucho trabajo, pero es mi reto y a lo que aspiro. Trabajo día y noche para conseguirlo. Cuando tenga 34 años seguiré siendo joven y llevaré 17 años como entrenador. No tengo prisa ninguna. Lo único que vale aquí es el trabajo.

Con 40 años se dice que los entrenadores son jóvenes. Tienes toda la vida por delante.

Estoy tranquilo y no quiero correr antes que andar. Todo tiene sus etapas.

En 2019 pusiste en Twitter: «Es la magia de arriesgarlo todo por un sueño que nadie más ve excepto tú». ¿Te decían que no ibas a conseguirlo?

No recordaba el tuit (ríe). Si te dijese que todo son luces mentiría. Son luces y sombras. Con los años voy a ir viendo y mejorando. Antes me dolían las derrotas y ahora veo que son parte del proceso. Aunque es muy difícil, esto es un trabajo. No conozco a nadie que le haya llegado la oportunidad sin trabajar. Y conozco a muchos que aun trabajando no les ha llegado. Yo quiero intentarlo y hacer todo lo que esté en mi mano. Que no sea porque no lo he dejado todo.

No sé si esto es un insulto: no parece que tengas 24 años.

Créeme que me lo dicen mucho y me lo tomo como un piropo. Es lo que intento transmitir. Confío en lo que digo. Al final esto es fútbol, lo que a mí me encanta. Esta temporada cuando negociaba con los jugadores, después llegaron y en un ambiente más distendido, me dijeron: 'Rafa, la primera vez que me dijeron que tenías 24 años no me lo creía'.