La odisea de Rafa Louzán y el dato que sonroja al palco del Clásico femenino sin Florentino
El mandamás del Real Madrid le dio plantón a las suyas en Butarque. No ha habido foto de presidentes en dieciséis partidos.

Real Madrid, Barça y el primer Clásico en una final de fútbol femenino. Concretamente, en la pelea por el título de la Supercopa de España, con el estadio de Butarque como sede. Un día histórico en el que, una vez más, quedó un palco de autoridades a medio gas. Porque estuvo Joan Laporta, pero no Florentino Pérez. Y Rafa Louzán, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), fue duda hasta última hora por el temporal en Galicia.
La odisea para intentar llegar, aunque fuese con el partido empezado, le hizo buscar vuelos en Vigo y A Coruña sin suerte. Ante esta situación, Louzán decidió coger el coche y hacer el trayecto desde la ciudad coruñesa hasta Butarque por carretera. Salió a las 9 de la mañana, con la intención de poder llegar al final del encuentro para la entrega del trofeo. "En caso de que no fuera posible que llegase a tiempo a la entrega, la copa la entregaría el vicepresidente de la RFEF, Sergio Merchán", comunicaron desde el ente federativo.
También quedó la incógnita hasta el pitido inicial de si finalmente acudiría Florentino al encuentro, que se disputó en la Comunidad de Madrid. El mandamás blanco asistió a la primera final de su equipo femenino -en Copa de la Reina ante el Atlético de Madrid-. Fue en este mismo templo en 2023 -entonces, el ausente fue Cerezo-. Año y medio después, el mandamás blanco dejó plantadas a las suyas en Leganés.
Como contraste, el mandamás del equipo rival, Joan Laporta, viajó de Barcelona a Madrid, estuvo cerca de sus futbolistas e incluso dio una charla motivacional en la previa del partido, tal y como presumió el club azulgrana. La realidad dejó una sonrojante diferencia para el Real Madrid, con un apretón de manos que no se ha dado en un partido femenino desde que el conjunto blanco nació en 2020. O, lo que es lo mismo, Florentino y Laporta no se han sentado en un palco en el fútbol femenino en cinco años y dieciséis Clásicos.
Ambos presidentes son una de las ausencias más comunes para este. Una (mala) costumbre que solo ha dejado imágenes, de manera individual y puntual, de alguno de los dos en estos partidos. El caso de Florentino es el más llamativo. Pues apenas ha ido a cuatro partidos de su equipo femenino en los últimos años. Mientras, Laporta es más habitual. Ha estado en casi todas sus finales más recientes y su imagen en el palco del Clásico en Barcelona ha sido más habitual. Aunque tampoco se ha sentado nunca para este duelo en el Alfredo Di Stéfano.
Así, tras dos Clásicos sin Laporta o Florentino, el presidente culé supo entender la importancia de un duelo en el que las suyas, favoritas, pueden ganar un título por primera vez ante el Real Madrid. En la lista de autoridades, además, también estaban Xavi Puig, responsable de la sección de fútbol femenino en el Barça. Y, del Real Madrid, acudieron Begoña Sanz, Solari y Ana Rossel. Junto a ellos estaban la seleccionadora española, Montse Tomé, y Beatriz Álvarez, presidenta de Liga F, entre otras personalidades destacadas como Catalina Miñarro, de la Junta Directiva del Real Madrid y Alejandro Blanco, presidente del COE.
Del 'bajón' en las semifinales a un Butarque teñido de azulgrana
La polémica idea de llevar la Supercopa femenina a Arabia Saudí, el problema con el VAR y la mala planificación del torneo, cuya sede fue anunciada con un mes de antelación, empañaron una 'final four' que dejó gradas vacías en las dos finales. Una imagen que se vio paliada por el buen ambiente de la final.
Aunque el estadio de Butarque está situado en la Comunidad de Madrid, con un Real Madrid que actuaría de 'local' por su cercanía geográfica con Leganés, el resultado fue muy diferente. La mayoría de los asistentes llevaban elástica azulgrana, con una minoría de blanco. De este modo, los cánticos culés ambientaron el partido desde el inicio, con una final que no dejó el lleno, pero tiñó de color las gradas de templo pepinero.