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La sombra de Luis Rubiales apaga el escaparate de lujo de la Supercopa en Arabia cinco años después

La nueva junta directiva de la RFEF acepta con agrado el montante económico que supone la celebración de la competición en Arabia, pero trata de alejarse de los discursos sobre Arabia que rezuman 'Rubialismo'.

Una mujer saudí sostiene el trofeo de la Supercopa de España en Yeda. /EFE/Julio Muñoz
Una mujer saudí sostiene el trofeo de la Supercopa de España en Yeda. EFE/Julio Muñoz
Natalia Torrente

Natalia Torrente

Son ya cinco las ediciones de la Supercopa de España que se han celebrado en Arabia Saudí. Las cuatro últimas de forma consecutiva tras el "parón" de 2021 por la pandemia del Covid-19 que llevó a la competición al estadio de La Cartuja de Sevilla, otro de los feudos preferidos por una Real Federación Española de Fútbol (RFEF) en la que luego hemos conocido, tal y como señalan los informes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que tanto Luis Rubiales como su círculo más cercano tenían, aparentemente, intereses extradeportivos en ambos lugares.

Atrás quedó la "Supercopa de la Igualdad", como la denominaba el entonces presidente de la RFEF en un profundo ejercicio de lo que se conoce como 'sportswashing'. Las evidencias del blanqueamiento al que asistimos para mostrar la ayuda e impulso que el fútbol español le daba a un país en plena progresión se han quedado en aguas de borrajas apenas cinco temporadas después, más cuando hemos conocido que el año pasado, en tan sólo nueve meses —según datos de Amnistía Internacional—, Arabia Saudí había ejecutado a 198 personas, el mayor número registrado en el país desde 1990. Las conclusiones policiales que investiga el Juzgado de Majadahonda también ayudan a entender mejor la verdadera razón por la que se vendió una de las competiciones nacionales a un país que no respeta los derechos humanos y la insistencia de la institución por justificar el gran avance que suponía.

Luis Rubiales y el presidente de la Autoridad Deportiva General Saudí, el príncipe Abdulaziz bin Turki Al-Faisal, posan con la Supercopa de España en 2019 .  EFE/EPA/STRINGER
Luis Rubiales y el presidente de la Autoridad Deportiva General Saudí, el príncipe Abdulaziz bin Turki Al-Faisal, posan con la Supercopa de España en 2019 . EFE/EPA/STRINGER

Otra de las grandes ventajas que el discurso de la RFEF defendía entonces para acreditar la disputa de la Supercopa en Arabia era la gran aportación económica que suponía para la institución y los grandes beneficios que tendría, fundamentalmente, para el fútbol modesto. Ahora, en cambio, aunque la nueva junta directiva de la RFEF acepta con agrado el montante económico que supone la celebración de la competición en Arabia, trata de alejarse de cualquier discurso sobre Arabia que rezume Rubialismo.

El argumento que sí ha hecho propio el nuevo presidente de la RFEF, Rafael Louzán, y que ya Rubiales lo utilizaba para argumentar el acuerdo con Arabia Saudí son las grandes ventajas que suponen para los clubes de categorías no profesionales los 40 millones de euros que ingresa cada año la Federación. Tanto es así que una de las primeras actividades que Louzán realizó en Yeda fue la reunión con los casi 50 presidentes de equipos modestos a los que la RFEF había invitado para escuchar sus necesidades y trasladarles las bonanzas que supone la venta de la Supercopa.

A nivel mediático la cosa también ha cambiado en tan sólo un lustro. Allá por 2020, ante la novedad de que la competición se disputara en el país saudí, la mayoría de los medios de comunicación españoles se animaron a que algunas de sus periodistas femeninas cubrieran el torneo para contar, de primera mano, cómo era la situación de las mujeres allí. La RFEF hizo todo lo posible para que las compañeras pudieran explicar, en aquellos paseos y entornos armonizados, organizados y controlados por la propia RFEF, que el escenario no eran tan dantesco como quizás nos habíamos imaginado y que sus condiciones de trabajo eran incluso mejores que en algunos estadios españoles. Ahora eso también ha cambiado, porque según ha podido confirmar Relevo, la presencia de las compañeras en Arabia alcanza apenas el 10% del total de acreditaciones, que superan el centenar.

Aunque ahora la RFEF ya no se esfuerza con tanto ahínco en maquillar la situación del país y se afronta con cierta naturalidad la disputa de una competición nacional a 6.809 km de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, lo cierto es que las mujeres siguen recibiendo un trato desigual en el país saudí. Son muchos los testimonios que indican que no sólo no pueden realizar actividades como acudir a un bar, ir al gimnasio o nadar en una piscina acompañadas de un hombre, sino que las condiciones de los espacios reservados en estos lugares para ellas suelen ser deficientes. "El gimnasio del hotel donde nos alojamos es prácticamente de lujo para los hombres y una sala pequeña para ellas", señalaba Ricardo Sierra el pasado lunes en Onda Cero.

La situación que muchos aficionados, y en concreto aficionadas, vivieron ayer al salir del estadio tras la semifinal que disputaron RCD Mallorca y Real Madrid es sólo un ejemplo más de superioridad que los saudíes sienten sobre las mujeres. Eso no ha cambiado. A ellos los increparon y a ellas les tocaron el culo. Así lo confirmaron a Relevo las familias de algunos de los jugadores presentes en el estadio King Abdullah. Bien es cierto que son muchas las ocasiones en las que el fútbol se ve envuelto, independientemente del país donde se disputa el encuentro, en situaciones de mediocridad, violencia y comportamientos que deberían castigarse con más severidad y desaparecer por fin de cualquier evento deportivo, las formas elegidas por los aficionados saudíes para increpar a las mujeres reflejan que el país no es el que nos contaban con la "Supercopa de la Igualdad".