Shinova, la banda de rock que dejó atrás los campos de barro: "Tenemos la idea cholista de partido a partido y la esencia del Athletic"
El grupo se ha posicionado como uno de los principales de nuestro país. Su filosofía 'cholista', escenario a escenario, le ha llevado a la 'Primera división' de la música a pesar de los peligros de la industria.
El nombre de Shinova es una combinación de las palabras 'chi' (energía) y 'nova (nueva), es decir, nueva energía. Un concepto que les define cada vez mejor, ya que desde que nació la banda en 2008 no ha dejado de crecer, evolucionar desde un sonido más metal y heavy hasta un rock 'indie' e íntimo con algunas de sus canciones que les mantiene en la primera línea musical española. Su presencia ya es casi fija en los principales festivales de nuestro país. De hecho, atienden a Relevo después de llenar tres noches seguidas la mítica sala madrileña de La Riviera y acaban de anunciar su último concierto de esta gira en el Wizink. Para eso habrá que esperar hasta el 27 de diciembre de 2025.
Mientras, siguen llenando de energía distintos escenarios, sin perder la esencia con la que arrancaron en Berriz, allí donde vuelven siempre como cable a tierra. Gabriel, la voz de Shinova, compone desde Vizcaya, el lugar que le adoptó cuando llegó de Tenerife siendo un crío. Seguidor confeso del club chicharrero, recuerda con nostalgia los días en los que iba al Heliodoro de la mano de su abuelo. Erlantz, guitarrista de la banda, no se pierde un partido del Athletic y sueña con tocar en San Mamés. "Eso sería jugar la Champions", reconoce. Pero no se pierden en grandes ambiciones, prefieren ir 'partido a partido', sin perder la cabeza en un mundo en el que es fácil perderla. Como en el fútbol, donde también se pasa demasiado rápido del éxtasis, los focos y el ruido a la soledad y silencio. Shinova suena, mucho y muy bien, ahora con su cuarto disco de estudio, El Presente, y lo quieren disfrutar, sin olvidar 'Los días que vendrán', el tema que abre sus directos. A ellos les espera el mejor de los porvenires.
El título tiene doble sentido, ¿no?
Gabriel: Eso es, el presente es un juego de palabras, el presente como regalo y temporal. Va muy en la línea con la temática del disco.
¿Sois capaces de disfrutar este presente? ¿Cómo se hace para no perder el norte?
Erlantz: Con el día a día, con esa parte más cotidiana viviendo en pueblos como Durango. Siempre volvemos a casa, y a nuestra gente les da igual a lo que te dediques y ese es nuestro cable a tierra. Esos momentos cada vez son más escasos y cuando los puedes saborear, son maravillosos.
Os ha costado años llegar hasta aquí. ¿Cómo ha sido el camino?
E: Hemos jugado muchos años en campos de barro, hemos aprendido muchísimo de aquellos primeros conciertos que venía poca gente, con una estructura muy pobre y una furgoneta que se caía a cachos, sin aire acondicionado. Nos llevamos muchas lecciones de aquello y nos ayuda mucho en esta etapa.
¿Sentís que ya estáis jugando en Primera división?
G: Yo diría que sí, estamos en muy buen momento, con expectativas de crecer más, ni lo hubiéramos imagina al empezar esto. Hemos notado el ascenso de categoría, aunque hay sido pasito a pasito, partido a partido, y ahora nos damos cuenta de que nuestra pasión ya es nuestra profesión, con un sueldo digno, que no es fácil. Ahora trabaja mucha gente con nosotros, tenemos oficina, compañía… Tenemos una estructura más grande, pero nunca se ha perdido la esencia: somos cinco personas que hacemos canciones con más facilidades que antes y, si no fuera así, seguiríamos haciéndolas.
E: Como todo es tan progresivo, nunca hemos tenido un boom, sino que se ha dado subiendo pequeños escalones. Si miramos atrás sí vemos que ha habido una subida, cuando vimos aquella primera Riviera en 2019. No sabíamos ni si estábamos preparados; ahora hemos llenado las tres noches y hemos visto la gente en modo hooligan.
¿Hubo un partido que marcara un antes y después en vuestra carrera?
G: Hay varios puntos de inflexión, aunque es una carrera progresiva, pero hablamos del Sonorama, la primera Plaza del Trigo, todo lo que ha sucedido a partir de ese momento. También la primera Riviera, la primera Joy Eslava, porque cuando se propuso, nos dio un poco de vértigo, veníamos de meter 60 personas en un sótano, y a los tres meses estaba el aforo lleno, que serían unas 1.000. Ahí nos dimos cuenta de que algo estaba sucediendo.
¿Y el mejor gol en forma de canción?
Es difícil elegir una, aunque la más popular sea La sonrisa intacta. Al principio tampoco generó mucho ruido, pero a la larga ha crecido de una forma increíble, es muy potente y es uno de los momentos clave en los directos. Pero me quedo con la canción Los días que vendrán, porque lo que me ha movido a nivel emocional, hay pocas o ninguna que me muevan de esa manera. Es por la letra. Está partida en dos. En la primera parte nos dice que nos fijemos en lo que estamos viviendo, en llegar a casa y encontrarte con tu familia, y eso hay un día que no va a estar, aunque parezca eterno. Y en la segunda, nos cuenta que queda mucho por delante y todo nace a partir de esa primera.
La competencia entre los equipos de fútbol, ¿también existe entre las bandas de música?
E: Sí que existe, pero se lleva de otra manera, en el fútbol lo normal es que no tengas un segundo equipo. En la música te pueden gustar muchos grupos. Puedes ser del Athletic y decir que la Real juega bien, pero no. En la música puedes seguir muchas bandas.
G: Es un momento muy bueno porque están surgiendo muchas bandas maravillosas, no sé si hablar de un momento generacional, pero hay bandas que van a marcar una época. Estupidez hay en todas las profesiones y ambición desmedida también, pero creo que son las menos, entre las bandas hay un trato muy cordial y con ganas de aportarnos entre nosotros. Eso es lo que vale, lo demás es humo y tontería que, a la larga, ya sabes lo de la ley de la gravedad.
Ha habido un cambio en vuestra música, antes había más metal. ¿Os han forzado o presionado?
E: No sentimos presión para componer ni por parte de la música ni de los fans. Sí puede haber gente que le guste más algo de antes, pero el público también ha evolucionado, es amplio y variopinto.
Como voz cantante y más expuesto sobre un escenario, ¿qué crees que debe sentir un futbolista en un partido crucial?
Un futbolista que por ejemplo mete un gol en una final de la Champions, no sé si es una emoción parecida. Nosotros sentimos una emoción muy grande, en un momento eres consciente de que hay mucha gente cantando nuestras canciones y que eso podría no haber sucedido, hay momentos casi tribales, de éxtasis, de comunión que solo se consigue a través de la música, y me imagino que metiendo un cabezazo en una final de la Champions sería parecido.
A los futbolistas a veces les puede la presión, ¿y al artista?
E: Puede haber cierta presión añadida a que estás mucho tiempo fuera de casa, ese cambio entre la adrenalina encima de un escenario y luego estar solo creo que la hemos aprendido a llevar, pero puedo entender que haya gente que no lo ve también y que recurra a otras cosas, no es nuestro caso, que somos bastante sanos. Es una situación que la gente no entiende del todo bien el cambio que puede haber, algo tan radical de estar expuesto a tanto ruido, luces… Y llegas a un hotel y duerme porque en siete horas tienes que salirte. Pero salimos a ganar, un futbolista si pierde está jodido.
G: Nosotros por lo general jugamos bien, tenemos un equipo que nos hace estar bien cubiertos, si estamos más flojitos o hay algún fallo técnico, ellos están ahí.
Y tú, Gabriel, como líder de la banda y el más expuesto sobre un escenario, ¿cómo manejas esas sensaciones y vaivenes?
G: Es una montaña rusa y con el tiempo no es que vayas enfriando la cabeza, pero intentas mantenerte en la línea del medio. Es decir, que en los éxitos o los momentos álgidos, no irte tan arriba y pensar que eres el amo de la barraca porque no lo eres, y cuando las cosas van mal, no hundirte en la miseria. Eso es muy del 'artisteo', en esta profesión en la que nos expresamos a través del arte, somos más dados a sentir las emociones de una manera más intensa, y eso afecta el coco. En mi caso ya no es así, pero ha habido épocas muy malas, de ir con el coco muy justito y al límite. Todos hemos pasado por ese momento de estar tocaos, ahora no, son muchos kilómetros, convivencia…
¿Nos falta empatía con el que tiene éxito en su profesión?
G: El éxito tiene su lado oscuro, de soledad, y de que te enganche y necesites esos halagos constantemente, luego está la presión, y eso va de la mano de cada persona. Lo que a alguien le puede parecer inocuo o irrelevante, a otra le puede sepultar. Por eso es tan importante la salud mental, contar con profesionales porque necesitamos ayuda, si tienes una lesión muscular, sabes dónde tienes que ir. Y la cabeza nos puede fallar, y con los tiempos que corren, donde todo es muy rápido y necesitamos esos resultados instantáneos y que parezca que cada pasito es un éxito y eso la cabeza te aguanta hasta que te deja de aguantar.
Si os vienen con un contrato como los de Arabia a algunos futbolistas, pero que vosotros hagáis reggeaton, ¿aceptaríais?
E: En esta pregunta molaría decir que somos 'One club man', pero ponme el cheque en blanco y hablamos jaja. Ahora en serio, se tiene poca empatía con los futbolistas que toman estas decisiones, como Gabri Veiga, Laporte… Es que ya ganan la pasta, pero es que hay mucha diferencia y garantiza el futuro de varias generaciones, no estoy a favor pero lo entiendo que vayan tres o cuatro años a un equipo y vuelvan.
G: Depende del destino, hay algo ético detrás. Como aquel mediocentro el Athletic, Mikel San José, que dijo que no iría ni se veía allí por un asunto moral. En nuestro caso en alguna ocasión nos han ofrecido alguna cosa que nos hubiera dado mucha exposición, pero no lo vimos, está muy bien para ese rato y te aplauda mucha gente, pero no es la carrera que queremos, así que hemos dicho que no, y otros dicen que sí y también lo entiendo.
En una analogía entre un partido y un concierto, ¿qué similitudes hay?
G: En nuestro caso, una preparación física, porque no hacemos maratones, pero nos cuidamos mucho más que antes porque queremos que esto dure, es nuestro pan, y está muy guay toda la leyenda negra del RR pero pretendemos que esto dure y para ello debemos cuidar el cuerpo, aunque nuestro batería se ha hecho las tres Riviera con el ligamento del tobillo roto. El coco también bien enfocado hacia ese momento. La pasión por supuesto, para levantarte y empezar a correr, tienes que tener 'algo'. Pasa en la música. Lo que hacemos no era la salida más fácil laboral en un principio, nos decían que estudiáramos ADE. Pero si no estuviéramos viviendo de ello, ¿seguiríamos tocando? Donde fuera. Seguiríamos con nuestros trabajos y nuestro ocio sería el de tocar.
E: Más que una analogía, algo común entre la música y el fútbol es la constancia incluso sabiendo que puede salir fatal, porque te requiere una exigencia y profesionalismo incluso desde críos que no todo el mundo está dispuesto.
No vale con el talento.
G: ¿Cuántos chavales están desde pequeñitos, llegan al filial de un club de Primera, van subiendo peldaños y cuando parece que sí, sucede algo que lo impide? Yo jugué a fútbol muchos años, había gente muy buena, con talento, pero quizás no era quien más trabajaba, yo era bastante vago, mediapunta, extremo izquierdo, pero hacía mis cositas, disfrutaba, pero no sentía la misma pasión por la música. Jugaba en la Cultural de Durango, en División de Honor, pero llegaron a Primera gente como Ustaritz, y varios profesionales; eran los que estaban más preparados para competir y trabajaban mas que nadie.
Dicen que dentro del mundo del fútbol, el futbolista es el elemento más noble todos. ¿Sucede eso con el artista en la música?
G: Diría que la gran mayoría de los músicos tenemos un puntito inocente, más que de pureza es de inocencia y creo que es necesaria, porque la música también es voraz.
¿Qué sería para vosotros jugar la Champions?
G: Lo que estamos haciendo, que es algo tan simple como ir partido a partido, ser conscientes de que esta es nuestra profesión, podría no haber sucedido. Es una idea cholista, y eso que al Cholo lo tengo cruzado con el pisotón a Julen Guerrero, pero su filosofía me parece perfecta porque la vida es así. Es lo que nos permite saborear y tomar conciencia de lo que está sucediendo, no nos podemos relajar, porque si hay un día en el que creemos que ya lo tenemos hecho, que esto suena, estamos muertos.
Imaginad cómo sería el 'partido' perfecto sobre un escenario.
E: El 27 de diciembre hay un concierto en el Wizink, eso va a ser un partido como de Champions para nosotros. De teloneros no sé a quiénes llevaríamos, puedes poner por encima a gente que ahora mete menos aforo y luego nos barren en cuestión artística jaja. En realidad es una falsa modestia. De teloneros, ¡a Los Beatles! Pero elegiría a Ultraligera, una banda que están creciendo mucho. Gisme, su cantante, es de esos que salen uno entre un millón.
¿Cuál es el perfil de Shinova? Como si fuera un jugador...
E: Podemos hablar de equipo, del viene de comer bastante barro en categorías inferiores, y de repente hay un campo de césped debajo de los tacos y el balón corre mejor.
G: En Wikipedia pone que somos una banda de rock alternativo y aun no sé qué es eso, más allá de lo grupos de los 90 que no sabían dónde etiquetarlos. Hacemos rock y eso es lo que se ve en los conciertos, cuando improvisamos suena a rock, en los discos el cuidado es diferente y es más abierto.
Vuestra filosofía de mantener la esencia es la más parecida a la del Athletic, ¿no?
Sí, la de mantenernos fieles a unas raíces, alejados de un ruido mediático que ahoga en ciudades como Madrid o Barcelona, y en nuestra tierra estamos más alejados de todo eso.
G: Soy del Tenerife, y desde aquí quiero lanzar un mensaje ¿Qué está pasando en la isla? Tenemos jugadores muy buenos, mira Ayoze, es algo que me arde. Es un fútbol un poco como latinoamericano, muy técnico. En Las Palmas han cuidado mucho mejor a los suyos.
Para terminar, ¿a qué suena Shinova?
Intentamos cuidar mucho el mensaje, no o que se dice sino cómo se dice, que hemos ido cambiando como lo hemos hecho como personas, intentamos conectar con nuestras propias canciones, y lo que salga sea potente a nivel emocional, con energía y fuerza. Y cuando vamos al lado opuesto, al lado más intimo y lento, nos golpee en el pecho.