Una mañana en la 'revolución Gabi': línea directa con el presidente, método estricto y la sensación de que "será el siguiente"
La leyenda del Atleti tiene líder al Getafe B y enamorado a Ángel Torres. Sus días empiezan a las 07:30 en la Ciudad Deportiva y terminan de madrugada: "Ve al Móstoles como si fuese el Bayern".
Gabi Fernández (41 años) siempre tuvo claro que quería ser entrenador. Empezó a confesarlo en el tramo final de su carrera, antes de colgar las botas en el Al-Sadd, y se puso manos a la obra en cuanto vació la taquilla en Catar y volvió a Madrid: no dejó "partido sin ver", convirtió su casa en un autocine para analizar en vídeo Primera, Segunda, la cantera y ligas extranjeras y empezó de inmediato su formación con los cursos UEFA. Hoy, cuatro temporadas después de colgar las botas, empieza a recoger los frutos de su obsesión. Su Getafe B es líder en solitario del Grupo 5 de Segunda Federación con un balance brillante (ocho victorias, un empate y dos derrotas) y sueña con ascender a Primera por primera vez en su historia.
Relevo vivió in situ la última exhibición del filial, que pasó por encima del Móstoles (4-0) en la mañana de este domingo, y asistió al clamor que circula por la grada de la Ciudad Deportiva: "Será el siguiente". Aunque nadie quiera ver todavía fuera a Bordalás, parece claro que Gabi se prepara para asumir algún día el mando del primer equipo y que cuenta con el favor de Ángel Torres para conseguirlo. El presidente le fichó como futbolista en la 2004-05, estuvo muy pendiente de sus prácticas como técnico en el Atleti, le fichó para el Juvenil B del Geta en 2023 y le dio luego la oportunidad de subir al filial. La excelente relación entre Torres y el histórico Manuel García Quilón, agente de Gabi, favoreció el retorno de la leyenda colchonera al Coliseum y no dificultará en demasía los acuerdos.
Más allá de eso, no hay voz que no coincida en señalar al madrileño como un "fantástico entrenador" y poner en valor su dedicación, inteligencia táctica, habilidad para leer los partidos y capacidad para delegar. Gabi confía hasta el extremo en su segundo, Mario Jiménez, y suele apartarse del inicio de las sesiones para que sean su asistente, el preparador físico o su analista quienes dirijan los primeros ejercicios. Él se mete después a saco con la parte técnico-táctica, lo que le apasiona y en la que incide en construir un equipo equilibrado y que no descuide ninguna de las fases del juego. Alterna la línea de tres centrales con defensas de cuatro, la casa por los cimientos, y carrileros largos que estiren.
Gusto por el balón y método estricto
Aunque el Gabi jugador no fuese un virtuoso ni la personificación de la creatividad, hay ejemplos de sobra que acreditan que los futbolistas que rascaban (Paco Jémez o Berizzo) son luego los que exigen con mayor vehemencia que sus equipos no regalen la pelota y salgan desde atrás. Sin rasgos de talibanismo ni correr riesgos innecesarios, el Getafe B (y antes su Juvenil B) trata de crear y dominar y saca el balón con valentía. Gabi también insiste en los entrenamientos en tener paciencia con la pelota y circular con velocidad. "A quien más pide es a los mediocentros; se ve reflejado en ellos y quiere que roben y lleguen", cuentan desde el vestuario.
El triunfo contra el Móstoles se convirtió en un paseo: Jacobo abrió la lata antes del descanso y Álex García, Keita e Isma pusieron la guinda en la segunda mitad. Unos 300 aficionados llenaron la única tribuna del campo de césped sintético de la Ciudad Deportiva y varios socios coincidían en la sensación de atisbar en Gabi un técnico "recto y severo". Nada más lejos de la realidad: aunque trata de hablar de "tú a tú" a sus pupilos y decir las verdades a la cara, en el club reconocen que "no perdona" las indisciplinas, que ya hay un puñado de casos y castigos que lo corroboran y que, aunque va abriendo la mano, prefiere marcar distancias y sufre si tiene que indultar a alguien que se sale del carril.
Esta temporada le beneficia contar con un equipo plagado de veteranos y que se aleja de lo que acostumbra a ser un filial: su delantero Jacobo Alcalde tiene 27 años, el '10' Rafa Diz va por 24 y hay hasta cinco futbolistas de 23, como el destacado portero Adrián Quintela. El objetivo no es otro que pelear por el ascenso y sumarse así a las canteras que cuentan con sus filiales a dos pasos de Primera; la débil situación económica del Geta ha obligado últimamente a echar mano de la base (Nabil, Gorka, Risco, Keita…) y se prevé que así siga siendo en las próximas temporadas. A cuanto mayor nivel compita el 'B', menor resultará su dificultad para adaptarse a la exigencia de la élite. Y Ángel Torres sueña con marcharse con un estadio nuevo y con el filial en Segunda. El presidente siguió el partido encajonado en un rincón contrario a la grada y entre banquillos y departió en el entretiempo en la cafetería con los aficionados; el director deportivo Rubén Reyes y el secretario técnico Noé Calleja también siguieron el choque antes de asistir al Getafe-Girona de esta tarde (18:30).
El sueño
Gabi trabaja, además de para dejar atrás a rivales como Guadalajara y Tenerife B y ascender, para llegar pronto al fútbol profesional. Sueña con dos cosas, según su entorno: poder entrenar algún día al 'Geta' (con el máximo respeto a Bordalás)... y a su Atlético, el club que marcó de verdad su trayectoria, que le sigue de cerca y en el que se convirtió en mito por levantar una Liga, una Copa, una Supercopa de España, una Supercopa de Europa, las Europa League de Bucarest y Lyon y haber liderado al equipo que alcanzó las finales de la Champions de Lisboa y Milán. Simeone le marcó (329 partidos a sus órdenes) y también transmite ahora el influjo de Marcelino (49), Javier Aguirre (48) o Quique Sánchez Flores (33). De todos aprendió, hasta de Xavi, que le dirigió en el Al-Sadd, y de todos se ha quedado con algún detalle.
Desde luego, lo que nadie le podrá negar, cuentan en el Getafe, es su intención: aparca el coche en la Ciudad Deportiva a eso de las 07:30, la abandona bien entrada la tarde y "analiza al Móstoles como si fuese el Bayern". Algún día se le recuerdan mensajes de madrugada como fruto de su fijación por no dejar detalle sin atar. Y, aunque a él no le vaya demasiado eso de venderse (no realiza declaraciones ni antes ni después de los encuentros y ha rechazado muchas peticiones de entrevista), el presidente ya se encarga de extender su buena fama y los resultados y el cariño de su plantilla hacen el resto.
Con Torres cuenta con línea directa, sin necesidad de recurrir en muchas ocasiones a conversaciones intermedias con el director de cantera o el director deportivo del primer equipo, y el agradecimiento y el respeto entre ambos es mutuo. Si Gabi fue una pieza fundamental para que el Getafe consiguiese la permanencia en su primera temporada en Primera allá por 2004 y ahora causa sensación en los banquillos, el presidente siempre ha mostrado su confianza en él y apuesta por su progresión. Un año en el filial (subió en noviembre de 2023 tras la destitución de Emilio Ferreras) basta a Gabi para dejar claro que tiene mucho que decir con la pizarra… y que los corrillos de la Ciudad Deportiva están en lo cierto: cuenta con muchas papeletas de imponer pronto su modelo en Primera si sigue en esta línea.