SEGUNDA FEDERACIÓN

Jack Harper ya se siente preparado para hablar del infierno que vivió por una enfermedad: "De repente me vi sin cura; ahora estoy fuerte y con más ganas que nunca"

El delantero, canterano del Real Madrid, vio frenada su progresión por un extraño trastorno autoinmune. Ahora golea en la Balona.

Jack Harper posa para Relevo en el Municipal de La Línea de la Concepción, su nueva casa./
Jack Harper posa para Relevo en el Municipal de La Línea de la Concepción, su nueva casa.
Manuel Amor

Manuel Amor

Zinedine Zidane, Balón de Oro y campeón del mundo, todavía se acuerda de Jack Harper, delantero de 28 años que hoy marca diferencias en la Balompédica Linense de Segunda Federación. Y no es una exageración.

Hace exactamente una década, Zizou apareció en uno de los palcos del Di Stéfano para seguir un Real Madrid - Basilea de Youth League y lo que vio le dejó impresionado: gol y asistencia de Jack para derrotar a los suizos (2-0), aliarse con su amigo Borja Mayoral en el tanteo y merecer el MVP de aquella cita en la Champions juvenil. Si Borja siguió un camino más o menos estable hacia la élite y compañeros de generación como Reguilón se labraron un hueco, la travesía de Harper se vio lastrada cuando apuntaba tan alto como ellos: en 2020, justo antes de la pandemia y recién fichado por el Getafe, se le detectó una enfermedad autoinmune para la que tardaron tres años en encontrar cura. Y aquello le frenó: "Me vi de estar pegando en la puerta de Primera a buscar minutos en Primera Federación".

Hasta ahora, sin embargo, nunca se había animado a hablar de ello con tanta naturalidad como en su cita con Relevo en el Municipal de La Línea de la Concepción. Una simple búsqueda en Google basta para darse cuenta de que en su momento nadie supo la verdad: '¿Qué le pasa a Jack Harper?'; 'Expediente X'; 'Un caso sin resolver'. Eso también lo explica: "No hubiese ayudado a mi imagen salir y hablar de estas cosas". Ahora, ya completamente recuperado de ese reuma crónico que le tuvo "tres meses con los pies en alto", el viento por fin empieza a soplar de cara pese al mal arranque del equipo: ya lleva tres goles y vuelve a demostrar el olfato, velocidad y precisión que le llevaron a convertirse en uno de los proyectos más estimulantes de La Fábrica.

Jack, hermano del exfutbolista Ryan, ahora agente de Fede Valverde, salió de Valdebebas por la desaparición del Madrid C, siguió su carrera en el Brighton de Ben White o Robert Sánchez, destacó en Segunda con el Málaga y terminó en el Getafe después de que Ángel Torres se decidiese a desembolsar un millón y medio de euros por él. En su primera temporada bajo el paraguas del club azulón, cedido en el Alcorcón, empezaron los problemas que después le impidieron triunfar y enlazar continuidad en Cartagena, Villarreal B, Racing de Santander, Hércules y Marbella. Nadie cuenta su historia mejor que él.

Para la gente que te recuerde del Málaga o la cantera del Real Madrid y lleve un tiempo sin saber de ti… ¿cómo está Jack Harper?

Mi historia es larga. Cuando me paro a pensar… Son muchas cosas, muchos sitios, muchos momentos buenos y muchos malos. En el Madrid me formé como jugador y, sobre todo, como persona. Eso te marca para toda la vida y te inculca unos valores increíbles. De esa etapa guardo enormes recuerdos y un agradecimiento eterno al club por lo que hizo para mejorar mi vida.

Te ficharon directamente de Los Boliches, equipo de barrio de Fuengirola.

Allí empecé, sí. A la gente le sonará por Juanito (dio sus primeras patadas en Los Boliches). De allí han salido muchísimos jugadores que han debutado en Primera: Jesús Gámez, Manu Sánchez… Es una tierra de talento. Jugué el torneo de Brunete con 13 años con el Almería y los equipos grandes se fijaron en mí. En aquel momento, el Almería no tenía equipo de esas edades y reclutaba jugadores de la zona. Eliminé al Madrid y ahí empezó a sonar un poco mi nombre. En ese momento ya empiezas a sentirte casi como un profesional: ves los escudos de Real Madrid y Barcelona, los balones Adidas… Al año siguiente estaba haciendo unas pruebas en Valdebebas y se quedaron conmigo.

Naciste en Málaga, pero tienes nacionalidad escocesa y, de hecho, jugaste con las categorías inferiores de ese país. ¿Cuándo y por qué se vinieron tus padres a España?

Vinieron con mis hermanos mayores y, al llegar, supieron que mi madre estaba embarazada de mí. Simplemente buscaban una vida mejor para sus hijos. Escocia es un sitio precioso, pero en España se vive de otra manera: hay más tiempo en la calle, el clima acompaña… Mi padre era bombero y mi madre, enfermera. Disfrutaron de una jubilación temprana y decidieron criar a su familia en Málaga. Los cuatro hermanos estamos españolizados, por así decirlo.

¿Te acuerdas del momento exacto en que te llamó el Madrid?

¡Cómo no me voy a acordar! Yo, encima, soy aficionado del Real Madrid. Cuando me enteré… Normalmente con 13 años sólo piensas en divertirte, pero yo ya sentía la presión y que aquello no era un juego. Tenía que entrenarme todos los días bien y demostrar mi talento. Hice una prueba de dos o tres semanas, jugué varios torneos y me dieron el OK para firmar un contrato de un año. Empecé en la vieja residencia universitaria de Villafranca del Castillo. De ahí salieron Carvajal, Joselu, Mata o Negredo. Para un chaval es un lujazo poder ir ahí. Mis padres y mi hermano, que estaba metido en el fútbol, lo gestionaron todo y trataron de que yo me alejase. Viéndolo como un padre, me doy cuenta de que a esa edad no es importante dónde firmar o si tener un representante. Sólo hay que disfrutar. Tuve que elegir entre el Sevilla, con el que me entrenaba a menudo, el Villarreal y el Madrid. En cuanto me salió el Madrid y viendo que estudiaban en el SEK, el mejor colegio de España, me di cuenta de que era una oportunidad única para jugar al fútbol y estudiar.

Jack Harper, en un Real Madrid-Liverpool de Youth League en el Alfredo di Stéfano.  X
Jack Harper, en un Real Madrid-Liverpool de Youth League en el Alfredo di Stéfano. X

Ponme un ejemplo práctico de por qué el Madrid, como decías antes, mejoró tu vida.

Allí te enseñan a competir, pero a competir como un señor y poniendo por delante el sacrificio, el compañerismo y el trabajo duro. Como en el primer equipo ves que están los mejores jugadores del mundo, tú sólo piensas en esforzarte como un miura para poder llegar ahí. Antepones una carrera futbolística y un sueño a cumpleaños, fiestas y momentos únicos que yo, desde pequeño, me he perdido. Me he pasado muchos cumples entrenándome y sin ver a la familia. Esas cosas te hacen darte cuenta de que el trabajo merece la pena. No sólo por jugar algún día en el Madrid, sino por llegar a ser futbolista. Ellos quieren tener jugadores en Primera y estarán orgullosos de los que estamos repartidos por el mundo.

En lo personal… ¿te costó alejarte tan pronto de tu familia y amigos?

A la residencia van muchos chavales que luego no aguantan. Es el Madrid, te invitan al Bernabéu, parece todo bonito… Pero luego también llegan los días malos y duros, las lesiones, la soledad. En el colegio, muchas veces, te sientes solo. Eso te hace madurar desde una edad muy temprana. Los que resisten el tirón, después lo agradecen toda la vida.

¿Con quién hiciste más migas o qué trabajador te protegió más?

Paco Carreño (no duda). Se ha jubilado, pero es el padre de todo jugador que ha ido ahí. Ha tratado con mil futbolistas y los mil le tienen cariño. Te apoyaba, te ayudaba… Lo recuerdo mucho. Siempre estuvo a mi lado.

"En una cantera como la del Madrid todo parece bonito, pero luego también llegan los días malos y duros, las lesiones, la soledad... En el colegio, muchas veces, te sientes solo"

Jack Harper Jugador de la Balompédica Linense

Y tú no dejaste de escalar por la cantera y crecer. En la Youth League 2014-15, por ejemplo, hiciste tres goles y tres asistencias en seis partidos.

Si Brunete te da una primera pincelada de lo que es sentirte futbolista, la Youth League ya es como si fueses de Primera. Viajábamos con el primer equipo, jugábamos con balones de la Champions, escuchábamos el himno… Recuerdo que fuimos a jugar contra el Liverpool por la mañana y por la noche, a Anfield. Espectacular. Ese Juvenil A tenía un equipo repleto de jugadores que han tocado Primera y Segunda. La temporada siguiente yo hubiese pasado al Real Madrid C, pero Florentino decidió quitarlo. Aunque tenía contrato, no opusieron resistencia a rescindirnos a todos y pagarnos.

O sea, que si el C se hubiese mantenido en pie, tú hubieses seguido en Valdebebas, ¿no?

Sí, sí. Era mi paso natural. El salto del Juvenil A al Castilla resulta demasiado grande. Sólo le da para ello a uno o dos jugadores. Aquella desaparición cambió la historia de muchos futbolistas. No sé qué hubiera pasado conmigo… Quizá, después de un año de madurez y crecimiento, hubiera pasado al Castilla. No lo sé. Pero me salió la oportunidad de irme al Brighton, firmé allí y el tema salió regular por las lesiones. Tuve una de rodilla y estuve ocho o nueve meses parado. Fue complicado. Aunque yo sea medio británico, aquello supuso un cambio de vida brutal. Ahora, lo agradezco. Me hizo madurar y mejorar como futbolista. Volví a España más preparado, más físico y tras trabajar en unas instalaciones brutales.

Jack Harper y cómo le afectó la desaparición del segundo filial del Real Madrid: "No sé qué hubiera pasado conmigo...". RELEVO / MANU AMOR

Antes de pasar a Brighton: ¿recuerdas alguna anécdota en Youth League o de esos viajes con el primer equipo? Zidane fue una vez a veros y se quedó impresionado con tu rendimiento.

Me acuerdo mucho de Sergio Ramos. Por ser andaluz y capitán, estaba un poco más atento de mí. Ver a Benzema, James, Cristiano… Era un poco surrealista. Tuve la suerte de entrenarme alguna vez con ellos y jugar algún partidillo entre el primer equipo y el Juvenil A. En el Juvenil A ya tocas un poco el profesionalismo e intentas demostrar para dar el salto, aunque sea para ayudar en los entrenos. Fue algo único.

Y empezaste a ir con Escocia. ¿España te llamó alguna vez?

No, no. Fui a la selección escocesa sub-19 y, como metí goles en Youth League, sonó, pero yo lo desmentí rápidamente. Pasase lo que pasase, quería defender al país de mi familia y de mi sangre.

¿Crees que acertaste al ir al Brighton?

Nunca se sabe. Al volver a España me noté más maduro y con mejor físico. Esa experiencia me hizo apreciar todavía más el fútbol español y pegar un salto grande.

Allí coincidiste con un jovencísimo Ben White, que ahora vale ni más ni menos que 55 millones y se ha convertido en uno de los mejores defensas del mundo en el Arsenal…

Era más joven que yo… y no destacaba tanto. Pocas veces ves a un futbolista con 15, 16 o 17 años y dices: 'Este va a reventarla'. El que trabaja en silencio suele ser el que sorprende. En ese equipo también estaba Robert Sánchez. Somos muy amigos. De él tampoco se esperaba que explotase, pero ahí está el hombre jugando de titular en el Chelsea. Me alegro mucho por él. Reguilón no brillaba y ha tenido una carrera espectacular. Es un currante, como Mayoral.

Del Brighton volviste a España para jugar en el filial del Málaga, en Tercera. ¿Fue un golpe?

Sí, está claro. Te ves en la mejor cantera del mundo… y el golpe de salir se lo lleva el 90% de la gente. Después del Madrid sólo cabe dar un paso atrás. Hay que saber rehacerse y que el fútbol no acaba ahí. Volví a Málaga, a mi casa. Llevaba sin vivir con mi familia desde los 13 años. Me vino bien para la cabeza y para estar tranquilo y se demostró en el campo. En el filial me recuperé completamente de las lesiones, marqué 30 goles en año y medio y pude dar el salto al primer equipo.

Jack Harper celebra un gol con La Rosaleda.  X
Jack Harper celebra un gol con La Rosaleda. X

En Segunda te convertiste en sensación con el Málaga y los equipos de Primera volvieron a por ti.

Sí. Pasé de Tercera a Segunda… y no a cualquier Segunda, sino a uno que tenía que subir sí o sí a Primera. Le estoy muy agradecido a Juan Muñiz. Fue la persona que me dio la oportunidad y me cambió la vida. Me lo merecía, pero muchas veces a los entrenadores les cuesta confiar en la cantera. Es normal; se juegan el pan. Disputé los primeros nueve partidos de titular, íbamos primeros… Fue uno de los mejores momentos de mi vida. No lo olvidaré nunca. El año no acabó como queríamos y nos quedamos sin el ascenso. Ese club y esa afición merecen estar en Primera. Sólo hace falta ver ahora La Rosaleda. Ojalá vuelvan pronto.

El Getafe pagó un millón y medio de euros por ti al acabar aquella temporada. ¿Por qué fichaste allí?

Los problemas en el Málaga se veían venir. Económicamente no estaban preparados para renovarme. Querían mantenerme como jugador del filial, pero yo estaba destacando en Segunda con 22 años y con varios equipos grandes llamando a mi puerta. El Getafe, en su política de buscar futbolistas jóvenes, me llamó. Ángel Torres siempre está atento a Segunda. Apostó por mí y pagó un dinero que ayudó mucho al Málaga. Cumplí el sueño de ir a un equipo de Primera y al Málaga le vino bien que saliese.

Hiciste la pretemporada y te marchaste cedido al Alcorcón. ¿Era la idea?

Cuando firmé por el Getafe estaban en mitad de tabla y luego se metieron en la Europa League. Eso no entraba en los planes. Los delanteros que había, que eran de un nivelazo, no querían salir: Mata, Ángel, Jorge Molina… Y firmaron a Enric Gallego. Yo, siendo el más joven y el de menos experiencia, veía bien salir cedido al Alcorcón, un club con mucha amistad con el Getafe y cerquita de Madrid. La opción era positiva para seguir cogiendo ritmo en Segunda, pero tuve la mala suerte de que me detectasen un problema autoinmune. Estuve 13 meses parado. Se le puede llamar lesión o enfermedad, pero me llegó en el peor momento: la pandemia. No recibí el tratamiento correcto y eso me dejó año y medio sin jugar.

¿Cómo te diste cuenta de que sufrías esa enfermedad?

Un día me desperté con el tobillo dolorido e hinchado y con fiebre: era un brote de reuma crónico. No he hablado muchas veces de esto. Lo he llevado en privado, pero afectó a mi carrera, me afectó personalmente y me afectó a nivel mental. Estaba tocando Primera y, por una cosa no común, y menos en el deporte de alto nivel, me vi sin solución, sin cura y alejado durante 15 meses de los terrenos de juego. Fue complicado. Muchos equipos no confiaron en mí por eso. A día de hoy ya lo tengo bastante controlado; han dado con la tecla y me encuentro sano, fuerte y bien y con más ganas que nunca.

Jack Harper y el diagnóstico tardío de su enfermedad: "De repente me vi sin solución y sin una cura". RELEVO / MANU AMOR

¿Qué te decían los médicos de Getafe y Alcorcón? ¿Por qué tardó tanto en encontrarse una cura?

En ese momento estaba en el Alcorcón, con muy buenos médicos, y me llevaron a clínicas privadas y sitios de prestigio. Cuando peor estaba, llegó el COVID y tuvimos que detener todo tipo de visitas al hospital y los análisis. Eso fue lo que lo empeoró todo. Para la salud mental no viene nada bien. Fue un palazo fuerte en mi carrera y, sobre todo, en mi vida. Nadie sabía muy bien qué era. Hay muchos tipos de enfermedades autoinmunes, cada vez más y en personas más jóvenes. No es que yo tuviera un mal estilo de vida, para nada, pero eso me abrió los ojos para cambiar muchas cosas. A día de hoy soy una persona cien por cien comprometida con la longevidad, con estar sano y mentalmente en paz. Pero sí, fue muy complicado, porque dio un golpe fuerte a mi carrera y rompió el ritmo que llevaba. Me vi de estar pegando en la puerta de Primera a buscar minutos en Primera Federación. Ahora ya está superado y más que atrás.

Luego nunca volviste a encontrar continuidad…

Es que no dimos con la tecla correcta hasta terminar el año del Racing de Santander (2021-22; la enfermedad se le detectó en 2020). De hecho, en Santander no llegué a estar bien en ningún momento. En pretemporada me dio otro brote y desaparecí tres meses. Ahí, finalmente, es cuando dieron con la tecla. La medicina que tomaba empezó a ser la correcta y pude estar bien en el terreno de juego y en mi vida cotidiana. En Cartagena (20-21) y Villarreal B (2021) seguía recuperándome. Fueron tres años jodidos en ese aspecto. He estado yendo a los mejores traumatólogos de España y ya llevo un año y medio o dos bien.

Habías contado pocas cosas acerca de tu enfermedad. Cuando uno busca en prensa se encuentra mil noticias, por ejemplo de tu paso por el Racing, con titulares como '¿Qué le pasa a Jack Harper?' o que hablan de un 'Expediente X' con tu caso. ¿Por qué mantuvisteis todo en silencio?

Tenía contrato con un equipo de Primera y quisimos mantenerlo todo en privado. No hubiese ayudado a mi imagen salir y hablar de estas cosas. Queremos ser vistos como personas fuertes, deportistas que no pueden sufrir ningún problema ni enfermedad, y mantuvimos todo callado. El club decía que era una lesión. Parecía que yo era alguien que no se recuperaba de una lesión y ya está. No es fácil, sobre todo por la salud mental y para mi familia. Resulta complicado no venirse abajo. Si eso lo acompañas con ir bajando divisiones, ir bajando tu salario… Pero a día de hoy estoy muy fuerte, muy alegre.

Jack Harper: "Tenía contrato con un equipo de Primera y quisimos mantenerlo todo en privado". MANU AMOR / RELEVO

Has sido padre, ¿no?

Sí. Tengo un niño de un año y poquito. Por eso estoy tan bien físicamente: porque el niño me hace correr el doble (risas). Me encuentro en un momento muy bueno, la verdad. Juego por mí, pero también por lo que tengo en casa. Con el nombre no nos complicamos: Jack Junior.

¿Qué importancia ha tenido tu familia en esos momentos malos?

Son oro. Tenerles te hace entrenarte más fuerte y resistir. Me he apoyado en ellos. Están en las buenas y en las malas.

En las últimas temporadas has pasado, con suerte dispar, por Hércules y Marbella hasta firmar este verano por la Balona.

El año pasado en Marbella fue bueno. Tuve continuidad, jugué en casa, ascendimos a Primera Federación y marqué goles. En verano salió la posibilidad de venir a la Balona, un club mítico, con muchísimo hambre y ganas de tirar para arriba y que, por su afición, la ciudad y el estadio, se merece estar en categorías mayores. Estas temporadas han sufrido, pero la gente de aquí se merece alegrías. Aunque el comienzo no haya sido el mejor, queda muchísimo. Con el Marbella empezamos muy mal y luego ascendimos. Se puede. Me encantaría tener otro ascenso. Ya serían unos cuantos. Con el Racing también subí a Segunda con Pablo Torre, un chaval magnífico y que triunfará seguro, y me llevé amigos como Manu Justo, mi competencia en el ataque y muy buena gente.

Muñiz fue el entrenador que te cambió la vida, pero, aparte de él… ¿quién ha sido el mejor que has tenido?

Pues… (piensa durante unos segundos). Me impactó mucho tener a Fernando Morientes en la cantera del Real Madrid. Era un killer. Sólo al verle participar en los entrenos flipabas con su nivel y el hambre que hay que tener delante de la portería. Me gustaba Fran Fernández, del Alcorcón, y a Víctor Sánchez del Amo, con el que jugué menos, también lo considero un entrenador espectacular. Tuvo mala suerte con el Cartagena, pero trabaja con unos métodos fabulosos. Miguel Álvarez (Villarreal B) es brutal. Me acogió en un momento complicado y me dio muchísima energía e ideas. Fue un padre para mí en el vestuario. Gracias a él, el Villarreal ha sacado a muchísimos futbolistas de la cantera… y ahí sigue.

¿Y el mejor compañero que hayas tenido a nivel de talento?

He tenido a muchos que son un 9, pero voy a buscar a un 10… (reflexiona). Venga: voy a decir Borja Mayoral. Disfruté muchísimo jugando con él. Tiene características parecidas a las mías. No es un jugador espectacular, pero sí un currante con gol. Viene de recuperarse de una lesión muy grave de rodilla y ya ha marcado.

Tu hermano Ryan, que llegó a jugar en Segunda e hizo carrera en Estepona, Betis Deportivo o Fuenlabrada, es ahora el agente de Fede Valverde y uno de los representantes más reconocidos de España. ¿Cómo es tu relación con él?

Su carrera futbolística llegó a su fin a una edad temprana. Mis primeros recuerdos son ir a verle. Era mi ídolo, mi referente: delantero, mi hermano… Me alegraba más de verle meter goles que de marcarlos yo. Tuvo que dejarlo por dos lesiones seguidas de rodilla y dio un paso al lado. Empezó joven en la representación. Eso fue lo mejor: convirtió una situación negativa en algo bueno. Gracias a eso ahora está reventándola en ese mundillo. Es un currante, una persona 10 y un referente. Creo que puede ser el mejor agente del mundo.

"Mi hermano, cuando jugaba, era mi ídolo; ahora creo que puede ser el mejor agente del mundo"

Jack Harper Jugador de la Balompédica Linense

¿Te gustaría acompañarle cuando te retires?

A día de hoy sólo pienso en disfrutar del fútbol, pero me encantaría estar ligado al deporte el día de mañana. Si es en el mundo de la representación, bien; si es como entrenador o director deportivo, también.

Llevas tres goles y has vuelto a liderar a tu equipo. ¿Con qué sueña Jack Harper en este momento de su vida?

Con disfrutar. Y sé que siempre puedes tirar hacia arriba. Hay jugadores que llegan con 30 y pico años a Primera, y cada vez más, con la importancia del gimnasio y la alimentación. Cristiano ha metido más goles a partir de los 30 que antes. He compartido vestuario con Jorge Molina o Rubén Castro, que llegaron con 30 y tantos; con Mata, que jugó con la Selección con 30… Con un poco de suerte, goles y continuidad, puedo volver.

Ojalá sea así. Muchas gracias por todo, Jack, y suerte para el partido de este domingo contra el Xerez CD.

A vosotros por la visita.