OPINIÓN

La resiliencia de Koke y Reinildo ya espera a Lautaro

Koke, durante el partido contra el Valencia. /EFE
Koke, durante el partido contra el Valencia. EFE

Un partido más, Koke continuó siendo Koke. Un jugador importante para la organización de juego del Atlético. Posiblemente, con el tiempo, más en el ordenamiento defensivo y en la fase de creación que en el ofensivo, pero todavía le quedan pases dentro de 30 metros como el que metió ante el Valencia ¡con la izquierda! en la jugada del segundo gol de su equipo. Anda el capitán rojiblanco en plena etapa de resiliencia. A pesar de la confianza infinita de Simeone es lógico que se siente acechado.

Por un lado, con 32 años, acaba contrato el 30 de junio y la diferencia económica entre lo que pide y lo que el club le ofrece, dicen, es considerable y sustancial. Por otro lado, contempla cómo los mismos que le quiere pagar la mitad de lo que cobra, porque su ficha es de las más altas de la plantilla, acaban de invertir 25 millones de euros en un chaval de 18 años llamado Vermeeren, y que ya está entrenándose a su lado. Todo ello, siendo consciente de que De Paul cada vez tiene más galones en el centro del campo y Pablo Barrios se abre paso a zancadas y aunque ahora está jugando de interior, lo suyo es que acabe de mediocentro disputándole la titularidad al belga recién llegado.

Mal panorama se asoma en el futuro cercano al capitán. Solo puede hacer lo que está haciendo: agarrarse al puesto con fiereza. Tirar de oficio, de su buena colocación, de su sentido del orden y de la facilidad que siempre tuvo para entender una posición vital en cualquier equipo. Y más en este Atleti que quiere salir más con el balón jugado y practicar, al menos en casa, un juego más combinativo. Él mismo debe entender y entiende que ya no está para jugar de interior y visitar las dos áreas como hacía en los tiempos en los que arrancaba desde una banda y que los pasos que en el club se están dando para ocupar esa demarcación no se lo van a poner fácil...

Desde hace más o menos tres lustros, sentarte a ver un partido del Atlético y no ver a Koke en el equipo era casi imposible. Sin brazalete y con brazalete, siempre estaba, y está, ahí. Unas veces soberbio, otras correcto a secas, pero siempre cumplidor. Una premisa que casi siempre se ha cumplido durante todo este tiempos es que cuando Koke ha jugado mal, su equipo ha jugado mal. Ningún otro jugador ha ejercido como él de termómetro en el fútbol del equipo... y además durante muchos años. Todavía continúa siéndolo. Y que se lo pregunten a Pipo Baraja, que de ese puesto sabe mucho y este domingo en el Metropolitano ha visto cómo Koke se ha comido a todos sus cachorros de la zona ancha.

Y ya que hablamos de comer, lo de Reinildo Mandava es devorar. En su primer partido como titular en el Atlético después de un año largo titular se engulló a todos los delanteros valencianistas que se acercaban a sus dominios. Jugó de central zurdo, el puesto hasta ahora de Hermoso a quien, mucho me temo, Simeone deberá buscar nuevo emplazamiento. Reinildo mantuvo unas prestaciones altísimas en velocidad, colocación, anticipación, juego aéreo... Cholo se puede haber reencontrado con uno de los suyos, uno de sus 'cholitos' predilectos. El de Mozambique parece preparado para poner orden y mejorar una línea, la defensiva, que ha estado muy floja durante casi la temporada. En el horizonte, esperan el Bernabéu, San Mamés con los Williams... y sobre todo el Inter con Lautaro. Para esos dos partidos de la Champions es cuando Simeone le quiere en plenitud. Su objetivo será zamparse a Lautaro. Dicho queda.