ATHLETIC CLUB

La decisión de Carlos Gurpegui: falta de pasión y unos valores "fuera de lo normal"

El navarro se alejará del fútbol y pese a la insistencia del club, consideró que lo mejor era dejar su lugar a otro entrenador.

Carlos Gurpegui, manteado por sus jugadores tras conseguir el ascenso./Athletic Club
Carlos Gurpegui, manteado por sus jugadores tras conseguir el ascenso. Athletic Club
Patxo De la Rica

Patxo De la Rica

Carlos Gurpegui ha firmado una temporada excelente al frente del Bilbao Athletic. Su trabajo en el filial, devolviéndole a Primera RFEF con una plantilla muy joven, ha sido un gran éxito para Lezama, pero no lo suficiente para que el entrenador sienta la necesidad de continuar. No solo en el filial rojiblanco, sino con su carrera como entrenador, aunque parezca mentira. Su decisión, sin embargo, no cogió a nadie por sorpresa en la estructura rojiblanca y aunque se le intentó convencer durante semanas, se entiende con cierta resignación que el histórico jugador rojiblanco no sienta la pasión necesaria para un vida tan dedicada como la de entrenador.

Gurpegui es así. Un hombre con las ideas muy claras y con unos valores a los que nunca va a renunciar. "Es algo fuera de lo normal", explican. Por ello, aunque tenía una gran oportunidad de debutar en Primera RFEF como primer entrenador, con una camada muy ilusionante de jugadores y con el apoyo total de la dirección deportiva del club, ha preferido dar un paso al costado para tener tiempo para él y su familia. Considera que no tiene sentido seguir al frente del filial rojiblanco, con la importancia que tiene para la entidad, ya que a día de hoy no se ve con una carrera como entrenador. Así, es mejor dejar su puesto a otro entrenador. 

Si este curso ha estado con el Bilbao Athletic únicamente se debe a que Sergio Navarro y Mikel González, así como los directivos más cercanos a la parcela deportiva, le insistieron mucho el curso pasado. Creyeron que su perfil era el necesario para reconducir la situación de un Bilbao Athletic, que había naufragado el curso anterior, y trabajaron intensamente para que se convirtiera en el segundo entrenador más importante de la estructura masculina. Un trabajo que pasó, principalmente, por convencer al propio Gurpegui, que se apoyó en su entorno más cercano, futbolístico y personal, para tomar la decisión.

Dudó. Incluso llegó a declinar la oferta en un primer momento ya que no tenía claro que le apasionase el mundo de los banquillos. Ya había entrenado temporada y media al Basconia, segundo filial del Athletic, y no sentía la pasión que sí tuvo como jugador. Finalmente aceptó el reto por la insistencia y al entender también que un perfil como el suyo era lo que necesitaba el club en un momento complicado. Una decisión por compromiso, que al mismo tiempo le permitía asumir un proyecto con una base de jugadores jóvenes, varios de ellos a los que había entrenado en el Basconia.

Precisamente por ello únicamente firmó una temporada, avisando de antemano de lo que podría suceder unos meses después. Entre medias, se apoyó mucho en Ander Murillo, su ayudante y una figura clave a la hora de preparar los entrenamientos y llevar el peso más táctico durante la semana. Él no conseguía encontrar la pasión en el día a día, pese a que ha establecido una gran relación con los jóvenes jugadores, que le han despedido con mucho cariño en redes sociales.

Gurpegui es un tipo de profesional del fútbol particular, al que no le gusta la exposición mediática y que se aleja de los focos siempre que puede. Prefiere la vida familiar y la paz de disfrutar en un segundo plano. Salir con la bicicleta o a correr, con su círculo íntimo y sin competir en la profesionalidad. Eso es lo que hará ahora, con tranquilidad y sin descartar que en un futuro se vuelva a encender la mecha del fútbol y de Lezama.

Paralelismo con su adiós como jugador

Carlos Gurpegui se retiró del fútbol en 2016, a los 35 años, tras levantar la Supercopa de España y habiendo jugado ese curso casi 2.000 minutos a las órdenes de Ernesto Valverde. Era el capitán y el líder de un grupo que le respetaba. "Lo difícil es elegir el momento y para mí era importante dejarlo siendo útil, sintiéndome futbolista", dijo en su rueda de prensa de despedida en la que explicó que era una decisión que ya tenía en la mente desde el anterior verano y que terminó de digerir en navidades.

Algo similar a lo que ha sucedido este año. Pese a que el club le trasladó la oferta de renovación en enero, el navarro tenía claro que no podía seguir ocupando un puesto tan importante sin la pasión necesaria y lo mejor era dejarlo en alto, tras haber ascendido de forma casi perfecta, con 82 puntos y solo dos derrotas en todo el curso.

El histórico jugador rojiblanco ha pasado por todas las áreas de Lezama desde que colgase las botas. Ayudante de Ernesto Valverde en su anterior etapa en Bilbao, representante institucional, entrenador específico de centrales y mediocentros y después ayudante de Imanol de la Sota en el Bilbao Athletic cuando Rafa Alkorta se ocupaba de la dirección deportiva. Después aceptaría los retos de asumir los banquillos del Basconia y después del Bilbao Athletic. Ahora es tiempo de disfrutar de la tranquilidad, de pensar y encontrar un nuevo camino profesional.