El fondo dueño del Chelsea se cansa del caos y quiere sacar a Todd Boehly del accionariado
Clearlake Capitals, que es el dueño de la parte mayoritaria del club, busca comprarle su parte al empresario estadounidense, que también estaría dispuesto a quedarse con todo el capital.
Clearlake Capitals es uno de los 15 fondos de capital riesgo más importantes del mundo, con una capitalización de 72.000 millones de dólares, pero fuera del mundo de las finanzas es más conocido como uno de los propietarios del Chelsea. Lo cual, viendo todo lo que ha pasado en estos últimos tres años con el equipo de Stamford Bridge, está bastante lejos de ser un marchamo de calidad.Ese club es la casa de los líos y, en parte por eso, los principales gestores del fondo quieren que las cosas cambien. Y quieren que cambien haciendo saltar del barco a su socio, Todd Boehly.
Boehly ha sido, desde la compra express del club a Abramovic con la guerra de Ucrania como escenario, la cara visible del club blue. Nunca fue el máximo accionista, eso corresponde al fondo de inversión, pero sí fue desde el principio el principal ejecutivo del club. Primero incluyendo el lado deportivo, de una manera tan cómica como catastrófica, pues sabía más bien poco del funcionamiento del fútbol europeo, después desprovisto de esa parte de la empresa.
Según cuenta el Daily Telegraph el fondo de inversión está ahora intentando comprar su parte a Boehly y rearmar la operativa del club, que ha sido bastante caótica en estos últimos meses. El club de Londres fue adquirido poco después de haber logrado ganar la Champions, pero desde ese momento hasta ahora, tres años después, todo se ha colapsado.
Han ido entrando y saliendo técnicos, con sus respectivos fichajes e indemnizaciones, solo quedan tres jugadores del equipo victorioso —el tercer portero, Reese James y Chilwell, aunque este está apartado— y el club se ha convertido en una suerte de mercadillo en el que se hacen fichajes y ventas en un volumen y ritmo nunca visto antes.
El rotativo londinense asegura que también Boehly quiere comprarle a Clearlake su parte, e incluso que tendría el dinero suficiente para hacerlo, pero el fondo, que tiene más de un 60% de las acciones, dice no querer desinvertir ni un euro del club, que fue adquirido por 4.7000 millones de dólares. The Times explica que la única opción es que Boehly venda el 13% del club que posee —controla un 38,5% con dos socios más—, pues desde hace meses las desavenencias entre los distintos propietarios se han disparado y ya no hay vuelta atrás en esta relación.
Además de una política deportiva que tiene a todo el mundo del fútbol asombrado, y no necesariamente para bien, en los últimos tiempos se han hecho distintos movimientos empresariales con la idea de hacer cuadrar las cuentas en el campo del fair play financiero.
Una empresa de la matriz, por ejemplo, ha adquirido el hotel de Stamford Bridge, que hasta el momento era propiedad del club, para así dar una inyección de capital que justificase ciertos desequilibrios contables. Intentaron hacer algo similar con Cobham, la ciudad deportiva, pero al ver que la Premier no iba a aceptar esa operación para los límites económicos, desistieron.
Se relatan también distintas desavenencias sobre el futuro del club, visiones distintas entre el fondo, que tiene una idea a diez años para el club, más conservadora, y Boehly, que tiene planes a más largo plazo con un nuevo estadio incluido. Dicen ambos periódicos que la relación está rota, aunque no tanto de un modo personal, pero sí profesional. Ni siquiera son las primeras noticias en esa línea, ya hace unos meses se supo que Boehly reduciría su capacidad de representación en el club.