M. CITY 1 - M. UNITED 2
El City de Guardiola está KO: el United le remonta el derbi en el 88' y en el 90'
Amad Diallo fue la estrella de los últimos minutos después de provocar un penalti y marcar el gol de la victoria.
Una victoria en 11 partidos. Una, solo una, porque cuando era el minuto 89 y parecía que llegaba la segunda, con 1-0 a favor del Manchester City en el derbi de la ciudad, los de Pep Guardiola se dispararon en el pie y le gritaron al mundo que la crisis es real: un penalti provocado totalmente prescindible y otro gol recibido, segundos después, para una remontada inesperada que define la situación de los citizens, en situación de emergencia, incapaces de aguantar cualquier resultado a favor.
Amad Diallo emergió en el minuto 87 para hundir la noche de Matheus Nunes, que perdió un balón y cometió penalti sobre el futbolista del Manchester United. Y segundos después, el mismo, titular en la banda derecha ante las no convocatorias de Rashford y Garnacho por decisión técnica, tiró un desmarque con el que superó a Ederson y luego definió ante Gvardiol. Dos goles y tres puntos en un suspiro.
El Manchester City está en la lona. La racha lo dice todo, pero las sensaciones también. Los de Guardiola son 5º en la Premier League a nueve puntos del Liverpool, que tiene un partido menos. El Nottingham Forest, por ejemplo, está por delante. Y ya no ocupan ni puestos de la Champions League. Cada partido es una pesadilla.
El Manchester United aprovechó la fragilidad de su rival en un momento en el que ya casi no quedaba tiempo. Después de todo un partido en el que habían generado mucho menos peligro -aunque Bruno Fernandes falló un mano a mano muy claro ante Ederson-, encontraron oro en los minutos finales en los que el City ya ha demostrado que se cae: les pasó contra el Feyenoord (de 3-0 a 3-3 en un cuarto de hora) y les ha vuelto a pasar ante los diablos rojos (de 1-0 a 1-2 en un par de minutos).
En el Etihad volvieron a ver fantasmas. El equipo es un recuerdo de lo que fue. Los mejores futbolistas no responden. En defensa, cada ocasión es letal. Guardiola tiene a la plantilla bajo mínimos y ya no sólo es un problema físico: también es mental.