El "peligroso" Andreu Camps y otros miedos que quedan en la (todavía) Federación de Rubiales

Lo que hay, por ahora, es miedo. Hubo miedo en la reunión de los presidentes de las Territoriales, los 'barones'. Tardaron más de seis horas en atreverse a sacar un comunicado conjunto condenando la actitud de Luis Rubiales que, a pesar de estar suspendido por FIFA, estaba muy "presente".
Porque no se va a ir de la Federación mientras sigan allí los "cerebros" de toda su estrategia. Rubiales es listo, bastante más de que lo parece, a veces, pero los que de verdad marcan el paso en los temas estratégicos y burocráticos son tanto el secretario general, Andreu Camps, como el asesor legal Tomás González Cueto. Hay más, claro, pero ellos son los que más peso tienen.
También hubo miedo, entre los 'barones', a decir sus nombres. Comunicaron una "profunda e inminente reestructuración orgánica en cargos estratégicos" y, justo después, pidieron anular la comunicación de la RFEF con FIFA y UEFA que hablaba de injerencias del Gobierno español. Estaban firmadas por Andreu Camps pero, no en el comunicado ni después, cuando salieron, se atrevieron a nombrarle. Miedo.
"Es peligroso", justificaba en privado uno de ellos nada más salir de la reunión, pasada la medianoche. Parecen estar de acuerdo en que se tienen que deshacer de ambos, pero están buscando la mejor forma de conseguirlo en un pulso en el que tienen todas las de perder, contra auténticos pesos pesados del ecosistema federativo. Pedro Rocha puede cesarlos, eso es así: es presidente a todos los efectos durante los próximos 90 días. Pero les saldrá caro y hace falta no tener miedo.
Como miedo tuvo el TAD. Y es más o menos comprensible. Juristas que se reúnen semanalmente a cambio de una remuneración muy modesta. Gente que normalmente decidía sobre tarjetas amarillas o disputas electorales sin más, pero que ahora tenían sobre la mesa una situación clave para suspender al presidente más poderoso de todas las federaciones deportivas de España. Si se tienen que exponer a una posible querella por prevaricación, o algo, necesitan como mínimo toda la documentación posible para cubrirse las espaldas. Es decir: ir con pies de plomo para que ni Cueto ni Camps encuentren un resquicio por el que impugnar, ni ir contra ellos penalmente.
Menos miedo tiene, ahora que cuenta con el respaldo de todo el Gobierno y de la opinión pública, el Consejo Superior de Deportes. Pero lo tuvo. Y mucho. Sobre todo José Manuel Franco que, a instancias de sus superiores, almacenó denuncias y quejas de Rubiales sin elevarlas al TAD porque dependían de otros factores: Mundial de 2030, contrapeso a Tebas... Lo han sostenido, por interés, hasta que ha sido insostenible. Y ahora (al menos parece) que no tienen miedo mientras se afanan en darle al máximo tribunal del deporte español las herramientas necesarias como para que ellos tampoco lo tengan.
Miedo queda también entre los propios trabajadores de la Federación. Algunos querían sacar un comunicado conjunto mostrando su rechazo a la actitud de Rubiales... que no se llegó a producir. Y es normal: para muchos su puesto de trabajo está en juego.
Por no hablar de Integridad de la RFEF, con Miguel García Caba al frente, donde uno ya no sabe si es miedo, si es síndrome de Estocolmo o qué es... Pero resulta complicado entender cómo se va a elaborar el siguiente informe partiendo de expresiones como "el pico era consentido", o cómo después de que FIFA hubiera suspendido a Rubiales, prohibiéndole dirigirse a Jenni Hermoso, se emitiese un comunicado desde la RFEF en el que se nombraba directamente a la campeona del mundo y se tildaba de "presidente", al ya oficialmente suspendido Rubiales. Fue retirado, claro. Si ahora intentas ir a ese enlace te lleva a una página de error que reza: "Nos ha pillado en fuera de juego". Nada más cierto.
Y, por último, fuera de España. No hay miedo en FIFA, que ha actuado de manera rápida y expeditiva. Tiene lógica porque ellos deben atenerse a menos burocracia que los organismos españoles. UEFA sí parece "regatear" su posicionamiento: por un lado hacen caso omiso a los comunicados de Camps, pero por otro evitan pronunciarse sobre el que venía siendo su vicepresidente. Al menos por ahora.
Miedo de seleccionadores y aplaudidores, que esperaron hasta que estuvo fuera Rubiales para recular. Y un poco "a medias", la verdad. Porque "poner mi cargo a disposición" no es lo mismo que dimitir. Miedo de De la Fuente por los quince días en el foco máximo de la opinión pública que le esperan y miedo de Vilda, que parece que será el primero de los despedidos por Rocha y los 'Barones', en cuanto tengan acceso a los contratos y a la mejor forma de llevarlo a cabo. Miedos todos ellos legítimos, claro, porque también vivían ante una situación de presión de un superior.
Y el último miedo es el del propio Rubiales. El miedo a asumir que no es el feminista que él se cree que es. Y el de la gente que le rodea a decírselo.