El primer sucesor de Iribar que formó a Unai Simón y 'captó' a Kepa en una playa: "¡Cómo para este, cómo para este!"
Peio Agirreoa (Ondarroa, 1954) desvela para Relevo la fórmula del éxito de la portería de Lezama y pone en relieve la figura del presidente de Honor en la entidad de Ibaigane.
Peio Agirreoa Longarte (Ondarroa, 1954) fue el primer ser humano que se puso bajo los palos del viejo San Mames después de José Ángel Iribar, algo que nadie puede decir. El primero que sustituyó al Chopo en la portería del Athletic de Bilbao después de 19 temporadas y 614 partidos. Había debutado una semana antes en el Vicente Calderón. "El Atlético de Madrid nos metió cuatro", recuerda. Y ahí estaba Peio el 20 de mayo de 1979 contra el Espanyol. "Ganamos 1-0. La primera vez, salí vivo de San Mames". Después, jugó en el Elche, muy poco, y en 1982 fichó por el Tenerife, donde militó seis temporadas, jugó más de 200 partidos y terminó siendo capitán. "Es mi segunda casa", dice un tipo que tuvo una larga carrera como entrenador, primero en su pueblo, en el Aurrera Ondarroa, luego en el Club Bermeo (1998-99), Barakaldo CF (1999-03), CD Logroñés (2003-04), CF Palencia (2005-06) y CD Basconia (2006-12).
Posteriormente trabajó en las categorías inferiores del Athletic Club como entrenador de porteros y como responsable después del área de formación de porteros hasta que hace solo unos meses se jubiló. Por sus manos pasaron Unai Simón y Kepa Arrizabalaga, al que conoce desde niño, porque son del mismo pueblo. Mito absoluto, además, su familia tiene la mayor y más prestigiosa conservera de anchoas y bonito de Euskadi, Agirreoa, que fundó su abuelo en 1988, aldeano de Amoroto y que bajó al puerto de Ondarroa en1888.
¿Por qué fue portero?
Fui portero porque en la cuadrilla aquí en el barrio, en el barrio del Astillero, el que más se tiraba al suelo, el más valiente y el que menos miedo tenía de hacerme daño era yo. Y ahí empezó todo. Y luego pasamos a la playa, como todos los niños del pueblo.
Pedro Lavín, usted, Iñaki Bergara, Larrazabal, José Mari Bengoetxea, Rubén Bilbao, Gorka Badiola, Solabarrieta, Kepa Arrizabalaga, Iosu Ortuondo, Onaitz Aulestia, Zubikarai, Luis María Orue, el eterno ayudante de Mané, Angel Garitano 'Ondarru', Iban Urkiza... Todos son de Ondarroa. De hecho el Aurrera, el club, recibirá 300.000 euros por el fichaje de Iñigo Martínez por el Barcelona. ¿Qué tiene Ondarroa?
El salitre. Y te has dejado a Juanito Urkizu, que es el entrenador que más títulos tiene en la historia de la Athletic. También era del pueblo. De hecho, cuando el Athletic ganaba un título, venían a celebrarlo aquí. Somos distintos a los del pueblo de al lado y ya no te digo a los de Bilbao, que siempre nos dicen que los de Ondarroa somos diferentes. Sí, somos 'berezi', especiales. Tenemos algo en este pueblo, algo con el deporte, algo con el fútbol, algo con el remo. Estamos grabando en el club de remo. También tenemos Banderas de La Concha del siglo XIX. Y yo siempre digo que es el salitre. Es difícil explicarlo. Porque en el pueblo también hablamos un euskera muy particular nuestro. Que nos entendemos solo nosotros. Si queremos hablamos y no nos entiende nadie. Pero lo hablamos y lo llevamos para adelante. Somos un pueblo que siempre ha mirado al mar. Siempre hemos sido bravos con la lluvia del norte, con el mal tiempo. Y eso nos ha fortalecido, nos ha hecho fuertes.
Puede que sea una leyenda, pero ¿los porteros también son diferentes?
Sí, somos diferentes. Pero no solo los de Ondarroa. A mí me traes un portero de Australia y a los 10 minutos hablaremos el mismo lenguaje. Nos entenderemos. Hemos ido todos a la misma universidad, con el mismo profesor. Nos han metido los mismos goles tontos y hemos hecho las mismas paradas. Hemos sentido que hemos perdido el partido. Que lo hemos ganado. Muchas veces pierdes y dices: 'El equipo ha perdido por mí'. Cosa que no es así. Pero lo siento por dentro. Y eso les pasa a todos los porteros. Yo con todos los que he hablado de todo el mundo piensan así, tienen ese mismo sentimiento. Todos tenemos ese lenguaje común, esa idea común. Entonces eso nos une, y nos hace diferentes.
¿Es frustrante ser portero?
No, frustrante no. Yo he sido portero. Y es lo más bonito que puede haber en un equipo de fútbol. Sin nosotros, sin un portero, no se puede jugar a fútbol. Somos diferentes, vestimos diferente. Muchas veces estamos solos, o lo parece porque eso no es cierto. Pero frustrante no. Es duro. Eres muy señalado muchas veces. ¿Desagradecido? Desagradecido, sí. Es más desagradecido que frustrante, eso sí. Pero el día que te sientes bueno, el día que te sientes que no te va a meter un gol nadie, que sientes que llegas a todos los sitios, que lo vas a parar todo, te sientes el dueño del mundo.
¿Y eso le ha pasado muchas veces?
Alguna vez sí me ha pasado. Es algo indescriptible. También pasa en algunos entrenamientos, pero cuando sales en un partido y estás rodeado de mucha gente y sientes que no te van a meter gol nadie, es una sensación indescriptible.
¿Recuerda su gran parada?
Sí. Fue contra el Barça, un día que ganamos 2-1 en San Mamés. Pero también recuerdo la mayor cantada, en el Bernabéu, el día que me metieron siete.
¿Encontró la salida de emergencia que buscaba Zubi en el Mundial del 98 contra Nigeria?
No, mira que la necesité aquel día en el Bernabéu, pero no la encontré.
¿El 20 de mayo de 1979 se sintió más orgulloso o es el día que más miedo pasó en su vida?
Ese día debuté en San Mamés sustituyendo a Iribar. Miedo no. Estaba orgulloso. Porque el sentido de la pertenencia de este pueblo, ser de Ondarroa y sustituir a Iribar, eso es mucho. Ya te he dicho que a este pueblo, cuando Juanito Urkizu ganaba los títulos, el equipo venía con la Copa o el título de la Liga y se paseaba por estas calles. O sea, el sentimiento de pertenencia de este pueblo, de ser del Athletic era lo más grande que podías tener. Yo desde crío, con nueve o diez años, quería jugar en el Athletic. Y era malo como el comer. Y luego poco a poco fui dando pasos. Aparecí por Lezama un día, pasé por todas las categorías inferiores del Athletic y llegó el día de jugar en el primer equipo. El día de debut en San Mamés le miraba a Iribar en el banquillo y decía: 'Qué hago yo aquí'. Y ese fue el día, deportivamente hablando, más feliz de mi vida.
Mi amigo Agustín Benito me ha contado que fue Iribar el que le dijo que iba a debutar en el Calderón. ¿Es así?
Sí. Me dijo: 'Mira, yo hasta aquí he llegado, ya no voy a jugar más. En los últimos partidos de Liga jugarás tú'. Creo que quedaban cuatro o cinco. 'Te va a tocar a ti', me dijo durante la semana. Pero evidentemente el que me dio la alternativa fue Koldo Aguirre, que era el entrenador, con lo cual estoy eternamente agradecido. Koldo siempre me decía: `'Yo soy el que más sabe de fútbol'. Yo le respondía: 'Koldo, no tenías ni idea. ¡Que me hiciste debutar a mí, que no tenías ni idea!'. Pero el que me avisó fue el Chopo. Y me tocó a mí porque estaba yo en aquel momento en el banquillo con él. Si no, hubiera habido otro. La verdad es que el Athletic de Koldo jugaba muy bien al fútbol, al toque. El toque es algo que no se ha inventado ahora. El Athletic en aquella época tenía cinco internacionales dentro del equipo. Yo tuve la fortuna de ser suplente de Iribar y estaba orgulloso de ser suplente de Iribar. ¿Cómo podía estar orgulloso de ser suplente de alguien? Yo lo estaba.
¿Presumía de ello?
Sí, claro. En Ondarroa me conocían pero yo iba por Bilbao y decía: 'Yo soy portero del Athletic'. Y te decían: 'Anda, tú no eres portero del Athletic. El portero es el Chopo'. Y luego matizabas: 'Soy el suplente del Chopo'. Pero eso ya era mucho, eh. Y estaba en el Athletic y vivía al lado del Chopo. Para mí era lo más grande.
¿Qué representa Iribar para el Athletic?
Ser nosotros. Cabeza, corazón, pertenencia, saber estar, el saber transmitir. Para mí es el jugador más importante en la historia del Athletic, el que más partidos ha jugado. Todo lo que hemos conseguido en el tema de los porteros, todo viene desde él. Es un ídolo, es lo más grande que ha pasado por el Athletic y lo más grande que va a tener el Athletic por los siglos. Será recordado siempre.
La temporada pasada llegaron a coincidir en una convocatoria de España seis porteros de Lezama: Iker Pagazartundua, en la Sub-16, Aimar Peñalver y Alex Padilla, en la Sub-19, Julen Agirrezabala, en la Sub-21 y Unai Simón y Kepa, en la Absoluta. Además, Unai Remiro está en la Real, Aitor Fernández en Osasuna, Raúl Fernández en el Granada y Ander Astralaga en el Barca. Todos han pasado por sus manos. ¿Tiene una varita mágica?
No, yo no, el mérito es suyo. Yo solo he tenido la suerte de ser el responsable y coordinador del área de porteros de Lezama durante unos años y he tenido la suerte de rodearlos de gente muy importante y de máximo nivel. Desde el día que el Chopo dijo que se retiraba, empezó a entrenar a los porteros a la temporada siguiente. Eso es lo mejor que le puede pasar al aprendizaje, que te esté enseñando el mejor portero de la historia del club. Todo eso lo inició él. Sin él yo pienso que no existiría todo esto. Y luego ha habido grandísimos entrenadores de porteros que han pasado por Lezama que han dejado su impronta. Todos han dejado algo y hemos intentado sacar lo mejor de cada uno de los chavales. A mí me ha tocado liderar el trabajo de mucha gente durante los últimos once años y también hay que decir que la captación ha sido muy buena. Pienso que es algo determinante. Evidentemente la metodología tiene que ser acorde, pero el perfil de portero que queremos desarrollar y buscar, también; y se han juntado muchas cosas y nos ha salido bien, porque hay siete porteros que están jugando en Primera división.
¿Algo tendrá el gen vasco para que salgan tantos porteros de manera histórica?
Sí. Yo siempre digo lo mismo: menos en Gipuzkoa, evidentemente, o en Álava, todos los que son del Athletic quieren ser el Chopo, quieren ser porteros del Athletic. Todo viene de él. ¿Por qué? Porque saben quién es el Chopo. Es el espejo en el que nos miramos todos los días. El perfil de portero ideal para mí es el del Chopo hace 40 años.
Pero hay niños que no le han visto jugar.
Pero el Chopo es eterno. Igual tú le hablas de Piru Gainza, que ha sido otro mito del Athletic, y muchos no saben quién es, pero todo el mundo sabe quién es el Chopo.
Por sus manos pasó Unai Simón. ¿Qué tiene para ser tan bueno?
Tiene que es un currante de la leche, que nunca se viene abajo, que es un cabezota, que lo ha pasado mal en muchos momentos y no hablo de ahora, sino de su formación. El proceso de formación de Unai fue duro. A veces le costó adaptarse a Lezama, al ritmo de entrenamientos. Pero es un currante. A Unai le dices que vamos a entrenar mañana, tarde y noche y lo hace encantado. El día a día le ha llevado donde le ha llevado.
¿Y Kepa? ¿Cómo conoció usted a Kepa?
En el pueblo, desde la playa, cuando era un crío antes de ir al Athletic. Le veías jugar y decías: '¡Cómo para este, cómo para este!' .
¿Ya se veía que iba a llegar?
Nunca sabes pero en el pueblo se veía que jugando en la playa ese niño paraba mucho más que el resto. La captación del club llegó, le vieron y le llevaron a Lezama. Y al segundo año, Juanjo Lasuen e Iñaki Bergara, que también es de Ondarroa, decían que iba a jugar en el primer equipo y solo tenía 11 años. Algunos nos llamaban locos, pero tenía algo diferente a todos los demás
¿Qué calidad destacaría de Kepa?
Técnicamente es muy limpio. Kepa, desde crío, ha sido técnicamente muy bueno y eso le ha servido para dar todos los pasos en Lezama y conseguir lo que ha conseguido. Y es otro currante. Todos los porteros somos currantes. En los entrenamientos se meten unas palizas del copón y nunca es mucho para ellos.
¿Es verdad que se iba muchas veces cabreado a casa?
Porque no le llamaba la atención el entrenador.
¿Por qué no le criticabais?
Hay una anécdota con Juanjo Lasuen cuando Kepa estaba en edad alevín. Él corregía a todos los porteros menos a él. Kepa se fue a casa un día llorando y su aita le preguntó qué le pasaba: 'Es que el entrenador no me dice nada. A todos los demás les dice algo y a mí no me dice nunca nada', se lamentaba. Kepa estaba preocupado. Al cabo de dos semanas, en el primer partido que jugó en Lezama, su padre fue donde el coordinador y le comentó lo que había: 'Ha llegado el crío llorando a casa diciendo que a él no le hacen caso y a él no le corrige nada' . Y le dice: 'El problema es que lo hace casi todo bien y no lo tengo que corregir nada'.
Supongo que en algún momento algo le deberían corregir. ¿Qué es lo que le corregisteis a Kepa?
Para mí es determinante en el principio quién está, qué entrenador tienen en cada fase. Kepa pasó por muchos y muy grandes entrenadores de porteros y de todos ha aprendido algo. Pero además es que tiene una cabeza privilegiada. Con 17 años, con Caparrós, trabajó con Luis Llopis y empezó a entrenar en el primer equipo y tan joven no es fácil de gestionar. Luego, Marcelo Bielsa le metió en el primer equipo. y le llevó a la final de Bucarest para estar así en el en el entorno del primer equipo. Y ha sido internacional en todas las categorías.
¿Él es muy exigente consigo mismo?
Mucho. Y muchas veces es demasiado exigente consigo mismo. La vida de un portero cambia en un remate que da en el palo y a veces va adentro, a veces se va afuera. Cuando Kepa renovó por el Athletic, Unai Remiro pensó que no pintaba nada, quería progresar y apareció la Real. En el transcurso de esto, vino el Chelsea, pago 80 kilos y se fue. Nos quedamos huérfanos, con Unai Simón camino de Elche. El paso lo tuvo que dar él. San Mamés es una de las porterías más duras. La comparación con el Chopo está ahí y su sombra es muy alargada. En cien años no estaremos ninguno, pero el Chopo seguirá jugando.
¿El hijo de Iribar fue Zubi?
Tuvo muchos, pero Zubi fue uno muy claro. No solo por lo mucho que paraba, sino por la hechura y por el saber estar. La hechura es lo que trasladas, cómo estás en el campo. En el Sadar, por ejemplo, Unai no se comportó como un portero del Athletic y lo dijo después. 'No me he portado bien', dijo. El portero del Athletic no es solo parar. Siempre tienes que estar a la altura del Chopo. Es importante transmitir valores, no salirte del tiesto. En la portería es importante también el don de mando, tener una cabeza muy privilegiada. Es duro ser portero del Athletic. Técnicamente cada uno es diferente. Y hay que parar, con la mano y con los pies. porque jugar con los pies, cuando tu equipo tiene la pelota, también es parar,
Y sacar muy bien con la mano, ¿es un rasgo de los porteros del Athletic?
Es parte del aprendizaje. ¿Quién sacaba bien? El Chopo. El contrataque más rápido y más preciso empieza con la mano. El portero del Athletic debe saber sacar con la mano. Unai lo hace muy bien.
Yo añoro el despeje de puños, ¿no le parece?
Yo, blocar. Cada día se bloca menos. Cuando estaba en el Athletic y subía a entrenar, el Chopo nunca se tiraba. Yo pensaba que a mí me la tiraban a la esquina y a él a la mano. Pero qué va, él no necesitaba tirarse, se colocaba y blocaba.
¿Me daría el nombre del futuro portero del Athletic?
Se llama Unai y se apellida Simón. Por muchos años, tiene un sentido de la pertenencia muy grande, siempre ha dicho que no se quiere ir a no ser que el Athletic no lo necesite. Los que están por detrás son buenos, pero es muy difícil si tienes un portero tan bueno.
¿Qué futuro le augura a Kepa en el Madrid?
Esa pregunta tiene miga. Yo creo que lo va a hacer muy bien, tiene nivel, pero dependerá mucho de cómo se recupere Courtois. Volvemos a la pelota que da en el larguero. Dependerá de si va adentro o fuera. Para mí Courtois ha sido el mejor portero del mundo los últimos años. Le ha dado las dos últimas Champions al Madrid. Está bien que metan goles, pero si no hay uno que la para, no ganas nada. Pero Kepa es muy bueno y cabezota. Ahí está todo lo que ha superado y todo lo que ha ganado.
Las tres camisetas de Peio
La verde: «Con esta camiseta debuté yo en el Calderón. Esta camiseta es la auténtica del Chopo porque en aquel entonces había tres o cuatro camisetas para todos los porteros del club. Evidentemente él tenía una casi exclusiva para él. Y nos las repartíamos; una para el que jugaba y otra para el banquillo. Y con esta debuté yo y el domingo anterior jugó el Chopo. Tiene la historia porque es una de las auténticas de él. Y era verde, con las vueltas en el cuello y las muñecas negras. Para mí es la camiseta más emotiva que puedo tener. Siendo del Chopo y debutar yo con ella. Es lo máximo, al menos para mí».
La de Kepa: «El niño mío, claro, que es de Ondarroa y le veía siendo un niño jugando en la playa de Arigorri, la playa del pueblo, desde los nueve o diez. Me hace ilusión que sea del pueblo, que desde crío diera los pasos que tiene que dar. Llegó a Lezama y ya dijeron que iba a jugar en el primer equipo, que no es fácil decirlo, con once años. Acertaron. Y la historia de él está ahí. Todas las vueltas que ha dado, todos los peligros que ha tenido, todos los problemas que ha tenido. Y todo lo que ha conseguido. Ha conseguido Champions, ha conseguido Ligas, ha conseguido jugar en la Selección... Ha conseguido estar en el Real Madrid. Y para mí, pues vuelvo a lo que decía, es el niño mío. El niño de mis ojos».
La de Simón: «Me la regaló el día de mi despedida hace tres meses. También es emotivo, porque yo a Unai le conocí de crío, cuando llegó a Lezama con 14 años, cuando vino a aprender. Y ves luego la carrera y el recorrido que ha hecho y lo que ha conseguido en el Athletic. Con la Selección también, evidentemente porque lo ha pasado mal y ha sido campeón, pero yo me quedo con lo del Athletic. Es un hombre que es muy tozudo. Y eso lo ha llevado a estar donde está. Nunca se rinde y nunca baja la cabeza. Y siempre tira para adelante».