Edu García, la alternativa de la radio deportiva: "La antena es sagrada y hay unos códigos que no se deben traspasar. Yo no los aguanto"
El director de Radioestadio, en Onda Cero, explica su modo de hacer un programa y la manera de competir contra gigantes.
Edu García empezó a dirigir carruseles en 1995 y desde entonces no se ha bajado de ese tren. Muchos directivos de radio han confiado en esa voz fiable, que ama el medio y busca que el ritmo marque la pauta en el sonido. Esto suena al cómo, a la forma de hacer las cosas, pero tan importante como eso es el qué. En su programa la política no se evita, los comportamientos duros se juzgan y no se trata al oyente como a un crío. Acude a Relevo para hablar de toda una vida radiando jornadas de liga.
Da la sensación de que, mucho más que en otros medios, en la radio hay un culto a la propia radio, una especie de orgullo de medio que no existe en la prensa o en la televisión. ¿Qué tiene la radio?
Nunca lo había pensado, pero es verdad que por encima de la profesión está el soporte, y es raro que el profesional sienta amor por el soporte. Yo creo que el que ejerce la radio está envenenado por todo lo que significa y es que la relación que existe con el oyente es una relación real, es una relación cálida, es una relación cercana, es una relación que retroalimenta tu información, tu enfoque. Yo creo que el periodista radiofónico siempre está pensando en el receptor y a lo mejor en otro soporte no es lo mismo. Un tío que escribe está muy pendiente de que el texto sea legible, que exprese todo lo que quiere expresar y a lo mejor no tiene esa conciencia de saber a quién va destinado o cómo se lo va a tomar directamente. El tío de radio sí. Yo creo que el profesional de radio en general valora tanto el soporte, incluso por encima de la profesión, porque esa relación que tiene tan estrecha, tan íntima y tan cálida con el receptor, hasta le obliga. A mí me pasa, hablo en primera persona. Siempre tengo la sensación de que el punto principal de todo lo que hago es el oyente. Y a lo mejor esa perspectiva obsesiva no se tiene en otro tipo de soporte. Digo yo que será eso, me parece que puede ir por ahí los tiros.
¿En tu caso qué llega antes, la radio o el deporte?
La radio, la radio. Es más, a mí hay mucha gente que me critica porque digo que no soy futbolero, y es que es verdad, yo no he jugado nunca al fútbol, nunca he sido de ningún equipo. A mí lo que me llamó la atención con 9, 10, 11, 12 años era lo que escuchaba el fin de semana. Escuchaba un programa de radio que no se parecía a lo que escuchaba con mis padres por la mañana en el coche cuando iba al cole. Escuchaba una radio de colores, escuchaba a gente loca que gritaba, que pasaban cosas, que anunciaban cosas. A mí me llama mucho la atención la radio y luego, una vez que escucho el formato de radio deportiva de fines de semana, los multiconexión, es cuando digo, 'Ah, que están hablando de deporte'. Lo explico de forma muy convincente porque es que es así, yo no he sido un niño futbolero de pequeño, yo he sido un niño que escuchaba la radio el fin de semana sin tener ningún tipo de obsesión por el juego.
El formato que tú haces en Radioestadio, el carrusel de fin de semana, tiene algo de sacerdocio, son muchas horas de radio, es algo muy demandante, no puedes hacer nada más ni perder la atención. ¿Cómo se vive eso sin ser futbolero? Porque no deja de ser el centro de todo.
Yo intuyo que es por ese magnetismo que tiene el medio. Yo afronto un programa maratoniano sin tener el apetito de ver un partido de fútbol, porque no estoy esperando a que llegue el Villarreal, a que llegue el Betis, el Madrid o el Barcelona sino a que pasen cosas chulas y que sea divertido. Es juntar a mucha gente alrededor de un micro, es verdad que con un motivo deportivo, pero sobre todo con un motivo de comunicar y de pasar un buen rato. Es verdad que mi objetivo es informar siempre, soy incluso muy ortodoxo con la información, pero nunca desdeño el entretenimiento. Cuando voy a casa porque ha pasado algo en un programa que nos obliga a estar mucho más serios, pues no llego igual, porque a mí me parece que los programas globales de radio, de fines de semana, son aquellos que están maridando todo el rato la información con el entretenimiento y con la diversión. No entiendo un programa sin risas, sin buen rollo, sin chascarrillos y sin chistes. Es más, con el ejercer me he dado cuenta de que soy más payasete de lo que pensaba, que soy más cómico de lo que pensaba, que tengo mucha obsesión por el guión, por el cómo más que por el qué. Y bueno, es así y lo asumo. Se me pasan rápido los programas, hay compañeros que han entrado más tarde, o que no llevan tanto tiempo como yo, y les ves que el partido de las nueve ya les va costando. Ese bucle de gente, de cosas, de partidos, de situaciones, hace que los programas se me hagan súper rápidos.
Onda Cero, Cope, Radio Marca, ahora de nuevo Onda Cero. Llevas muchos años dirigiendo un formato que es para unos pocos elegidos, muchísimos querrían hacerlo, pero pocos lo consiguen y pocos permanecen.
Sí, en el último acto que hicimos de forma conjunta con la AERC, con Paco González, le preguntaba y me decía Paco, '¿Cuántos años tienes?'. Le dije que yo en verano cumplo 50. Él tiene 56 y lleva desde el 92, yo empecé en el 94 a dirigir ese tipo de programas, y le digo, 'Pues me voy a tirar dos años más tarde cuando tú te retires, solo para quitarte el récord de permanencia en un programa de este tipo'. Mira, tanto Paco como yo, que somos los más longevos en este rol, empezamos haciendo un formato donde no se veían todos los partidos. Yo recuerdo del año 94-95 de ponerme a hacer el Radioestadio en Onda Cero con el debut de Raúl, que no se vio por televisión. Entonces era más, no voy a decir exigente, sino que era mucho más difícil darle atractivo a una coordinación desde la radio cuando tú no veías el fútbol. Tú tenías que tener al narrador, al redactor de apoyo y al comentarista viendo el partido que tú no estabas viendo.
Llegamos pocos, porque es verdad que es un programa que exige mucho, que las cadenas no quieren arriesgar y prefieren gente que maneja ya el formato y que se va incluso adecuando y transformando conforme se va transformando la liga. Antes era un cogollo de partidos en el que tenía sentido tu papel de guardia urbano y ahora es una sucesión de horarios escalonados. Imagino que las casas apuestan por gente que tenemos ya mucha experiencia en esto.
Eso puede ir en contra de la innovación. El fútbol ha cambiado, y algunas cosas que has dicho han afectado a cómo son esos programas actualmente, pero el sonido sigue siendo parecido a lo que se hace desde siempre.
Es cierto. Yo creo que la innovación es muy difícil de aplicar cuando tienes una fidelidad que no te permite mucha maniobra. Cuando al señor Tebas se le pone en la punta de la nariz que la radio somos enemigas del fútbol y quiere echarnos de los estadios a no ser que paguemos un canon prohibitivo... Y digo canon prohibitivo porque el señor Tebas se equivocó en la puesta en escena. Si él llega a decirle a COPE, a Onda Cero, a Radio Marca, a la Cadena SER 'Ganáis dinero con el fútbol, tenéis que hacer una relación distinta de la que tenéis hasta ahora', lo hubiese entendido y creo que hubiésemos sentido la necesidad de negociar con él. Pero es que también se lo piden a Radio Nacional y Radio Nacional no tiene publicidad, Radio Nacional no gana con el fútbol. Ahí en el enfoque se equivocó.
Luego se equivocó porque a través de las normativas europeas se dio cuenta de que la radio como medio está más pegado a lo que es prensa que a lo que es televisión, porque la televisión acapara el espectáculo para emitirlo en exclusiva y las radios no, cuando el oyente de radio consume radio deportiva no quiere ver el partido, quiere que el locutor, sus locutores, sus analistas, les vaya traduciendo lo que está pasando en un estadio. Paco González en esa crisis lo escenificó de una forma muy gráfica, con una frase: "El espectador no paga para que le cuenten la película, paga por ver la película". Nosotros no televisamos la película, la contamos para que el oyente a través de nuestros sentidos, de nuestra percepción, la tenga de esa manera. Cuando eso pasó, las radios no perdieron audiencia, las radios tuvieron una mayor fidelización, no estábamos en los campos, nos teníamos que subir a las grúas, teníamos que escondernos en los sitios para poder ver los partidos.
Cuando pasó el escalonamiento de los horarios, que no tenía tanto atractivo, porque nadie se tragaba a lo mejor los seis partidos seguidos, los cinco partidos seguidos, los cuatro partidos seguidos, tampoco bajó el baremo. Hay en torno a seis o siete millones de personas que escuchan radio los fines de semana sine die. Es más, a día de hoy en los programas multiconexión de fin de semana son el segundo motor económico de todas las radios. Está la mañana, que es el cogollo y la fuente de ingresos principal. La segunda, la media de plata, siguen siendo los programas de fin de semana. Así es muy difícil innovar porque las cosas funcionan.
"No hemos innovado, pero la agilidad que hemos tenido para adaptarnos a las circunstancias creo que es digna de contar también"
Dicho lo cual, creo que nosotros sí hemos ido evolucionando Los primeros que metieron una publicidad radiada, en vivo, en directo, trufada de branded content, antes de que existiera el branded content, fueron Pepe Domingo Castaño y todos los que hacíamos programas de fin de semana. La participación proactiva a través de correos electrónicos, mensajes de texto, notas de voz... los primeros, los programas del fin de semana. Y luego yo creo que esa adecuación, ese tuneo que nos hemos ido dando conforme iban cambiando los horarios, la forma, el proceder, nosotros nos hemos adaptado con mucha facilidad. Por mor de las circunstancias, por el empuje de la gente más joven... No hemos innovado, pero la agilidad que hemos tenido para adaptarnos a las circunstancias creo que es digna de contar también.
Has utilizado la palabra fidelidad para hablar de la relación con los oyentes, pero en tu caso también está muy marcada la fidelidad con tus colaboradores. Gente como Andújar Oliver, Antonio Sanz o Miguel Serrano se han ido moviendo contigo, lo cual no siempre es fácil. ¿Qué buscas en tu equipo? ¿Cómo lo conformas?
No te voy a mentir, yo quiero pensar que tengo un buen olfato y que elijo a gente competente para comunicar a la que luego incorporo a mis relaciones personales. Quiero pensar que lo hago así y no al revés, quiero pensar que Antonio Sanz es un gran analista, que Juan Andújar Oliver es el mejor árbitro mediáticamente hablando, que Miguel Serrano es un tipo brillante... Que no solamente les quiero como personas y como amigos que forman parte de mi trayectoria vital, sino que es profesional.
Quiero pensar que lo hago así y en el fondo, si pienso en la génesis, es así. Es decir, cuando Juan Andújar Oliver se retira en el año 95 yo no soy el que le ficha, le ficha José Manuel Muñoz, que es el jefe de deportes de Onda Cero en esa época y luego lo que yo hago es aprovechar la circunstancia de que efectivamente era un tipo que nada más retirarse hacía radio en Onda Cero, hacía televisión con Matías Prats cuando Matías Prats presentaba Estudio Estadio y que por la forma de ser se comía la pantalla y se comía las ondas. Yo lo que he ido haciendo luego es trufar esa relación profesional con aditivos personales para que Juan sintiera apego personal por mí, no solamente apego profesional.
Y creo que me ha pasado con el resto de compañeros que han ido trabajando conmigo. También ha habido gente que no ha podido ser. Te voy a contar secretos. Cuando yo abandono Onda Cero después de estar haciendo Radiostadio con David Jiménez, yo quiero que David Jiménez, que luego fue dircom del Real Madrid, se venga conmigo a COPE y no quiere. Cuando yo dejo COPE en el año 2006 Isaac Fouto, que era mi segunda voz, se queda y no se quiere venir conmigo a Radio Marca. Sigo teniendo relación con todos ellos.
Hay veces que sí, que tienes esa fidelidad porque tú la buscas y porque ellos tienen esa complicidad, ese quid pro cuo, y hay veces que no, pero en general esas relaciones se trufan de algo más que lo profesional porque son muchas horas y porque esa química personal yo la necesito. Yo reconozco que necesito tener algo más que compañerismo para hacer buena radio y para que la radio me suene más auténtica. Si yo me meto con un compañero, le hago un chiste a un compañero o al revés, es porque tiene que haber una aquiescencia de los dos de que tenemos algo más que una mera relación radiofónica, si no, no sería capaz de hacerlo.
Hay tertulianos profesionales que se repiten de unos a otros medios y suenan casi a un recurso fácil para muchos programas, pero en 'Radioestadio' eso pasa poco, buscas perfiles menos habituales, gente como Miguel Ángel Rodríguez, que fue comentarista contigo y a la mayoría de directores de programa ni se le hubiese pasado por la cabeza hacerle una oferta. ¿Es importante transgredir?
Yo tengo la obsesión de que la comunicación la tiene que protagonizar quien tiene el don de la comunicación. Hace muchos años era impensable, lo digo porque ya llevo 33 haciendo esto, era impensable que tú metieras un analista futbolístico que no fuera futbolista. Es decir, si te pones a mirar los programas de los años 90 y de principios de los 2000, era muy difícil.
Yo tuve a Carlos Goñi haciendo el Valencia en la Champions del principio de los 2000, en COPE, en el Tiempo de Juego. Tuve a Alberto Comesaña, el cantante de Amistades Peligrosas, haciendo el Celta. Porque yo pensaba que entre un futbolista rancio, con nombre, pero con poca locuacidad y un tipo que ama el fútbol, que domina el juego y que tiene capacidad para comunicar... Me arriesgué e hice lo segundo, tuve la aquiescencia de mis jefes, que me lo permitieron
Ahí pasamos a lo segundo y es que cada vez hay menos futbolistas que se quieran mojar, porque quieren ser entrenadores y no quieren crearse una vitola de polémicos, porque no se ven o porque son tímidos. Luego hay muchos analistas, muchos periodistas que tienen esa capacidad para hacerlo y que lo pueden hacer. A mí se me han ocurrido muchos perfiles, he tenido a varios de ellos.
Es el caso de Miguel Ángel Rodríguez, actualmente jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, antes portavoz del Gobierno con Aznar.
Miguel Ángel Rodríguez era un tipo que tiene el don de la comunicación, que era un gran madridista y me atreví con él. Hemos discutido mucho, pero futbolísticamente me daba ese perfil. A mí no, a los oyentes, ese perfil de madridista confeso con espíritu crítico que me sirvió muchas veces para poder ponerle palabras gruesas a cosas que estaban pasando en el Real Madrid.
Muchos colaboradores tuyos, como Andújar, Miguel Ángel Rodríguez o, por ejemplo, Mister Chip, son muy distintos a lo habitual, suenan diferentes. ¿Es importante para un programa tener personajes que se salgan del promedio, que sean un poco chillones, por así decirlo?
Yo quiero pensar que la autenticidad es premiada. Estuve ayer en Badajoz hablando con estudiantes en la universidad y un estudiante de forma tremendamente atinada me preguntó: '¿Por qué tengo que escucharte a ti? ¿Qué tienes de diferente?'. Y yo le contaba que ya no tengo la capacidad para saber qué están haciendo en la competencia, pero que nuestros ingredientes pasan por eso, por tener un sentido del ritmo, del vértigo, que se pega mucho al juego. Las televisiones en los últimos años se han esmerado muchísimo en radiofonizarse, quieren tener el soniquete de las radios porque ven que hay mucha gente que baja el volumen de la tele para ponerse la radio. A la radio le sale per se y a nosotros nos sale especialmente.
Yo quiero estar siempre a la altura del juego y de los deportistas, de contar lo vertiginoso que tiene porque en la radio esa sensación de que pasan cosas y que pasan muy rápido funciona muy bien para el enganche.
Luego creo que también funciona el perfil auténtico y reconocible. Los directivos de radio quieren enseguida que cuando tienen un programa sea reconocible el sonido, que sea identificable, y eso te lo dan los perfiles, no sé si chillones, pero sí que son de una marcada personalidad y que son muy auténticos.
Cuando alguien tiene esa capacidad de ser muy especial por el uso de la palabra, por el uso del adjetivo, por el uso de la emoción, pues al oyente también le queda para rechazar y para no, para quedarte. Hay perfiles más blancos, más tibios, que pasan desapercibidos y hay otros que producen una adhesión inquebrantable o un rechazo absolutamente perentorio y a Mister Chip le pasa, a Juan Andújar le pasa.
Es verdad que yo aspiro a que ese tipo de personajes generen más adhesión que rechazo, porque además en la radio tenemos un problema añadido, que lo tienen que saber todos, y es que los oyentes de la radio se miden por proactividad. El oyente de radio tiene que confesar que oye la radio. A mí no me vale, como en la tele, que me vean con rechazo. Yo veo los documentales de La 2 y luego salía en el rating y decía, no, aquí en los documentales de La 2 no los ve nadie. Aquí ven un programa de corazón. Y en el programa de corazón tú puedes tener adhesión o no tener adhesión, pero quedas registrado. En la radio, no.
En la radio nos medimos por encuestas y necesitamos que la gente que te escucha confiese de forma voluntaria que te escucha, y eso funciona si hay adhesión y si hay identificación con los personajes, porque si hay rechazo no te lo dicen.
Miguel Gutiérrez [La libreta de Van Gaal], que es una especie de ombudsman de la profesión en Radio Marca, saca con cierta frecuencia cortes de Onda Cero. No es raro que haya enganchones, y yo siempre que escucho alguno pienso en el moderador, en este caso tú. ¿Cómo se para algo así?
Yo siempre he aplicado la naturalidad delante del medio. Tengo compañeros a los que les sienta muy mal cometer un error, un lapsus, equivocarse en una palabra y yo hace mucho tiempo que la naturalidad la practico y la abandero. Y también en eso, también a la hora de ser natural cuando los compañeros se enzarzan de forma vehemente y que yo considero que no es un momento para hacerlo, ni un nivel que sea tolerable por el medio de la radio. Para mí la antena es sagrada y los comportamientos chuscos se me da muy mal tolerarlos. Lo hago con naturalidad, intento que se aplaquen y si no lo consigo pues tengo que bajar ese sonido para que de forma interna se le diga 'oye por aquí no'.
Miguel Gutiérrez, que le tengo mucho cariño porque a Radio Marca lo llevo yo (me fui al barrio del Pilar, porque allí fue donde me citó para poder llegar a un acuerdo), me regaña. Tanto él como Sánchez [David, presentador de 'Despierta San Francisco' en Radio Marca], me dicen que yo tengo que dejar que aquello fluya para que ellos tengan carne.
Yo creo que hay momentos en los que la tensión en la radio funciona. Es más, ayer también se lo explicaba a los oyentes. En radio y en televisión, en los medios audiovisuales, el ruido te llama la atención. Tú no pasas por una emisora de radio, no pasas por una emisora de televisión, y ves ruido y lo pasas inmediatamente, te quedas un rato. Pero hay momentos en los que sí y hay momentos en los que no.
A mí el ruido, si es con faltas de respeto, si hay algo que me chirría, no lo tolero, no lo aguanto. Y eso que somos programas ruidosos, pasan muchas cosas en los programas del fin de semana. Pero yo creo que la antena es sagrada y hay unos códigos que no se deben de traspasar. Yo no los aguanto.
Enfatizas que para ti es importante el rigor informativo, que es algo que tiene que ver mucho con el periodismo. Hace unas semanas, en un partido del Atlético fuera de casa, marca el Atlético y tres o cuatro aficionados, en un fondo, sacaron el brazo haciendo el saludo fascista. Llevo escuchando toda la vida carruseles y creo que en la mayoría no se hubiese parado en la celebración del gol para hablar de ello, no era algo muy visible. Sin embargo tú lo hiciste, comentaste lo que pasaba y aunque algún comentarista te dijo lo típico, que eran pocos y demás, tú no quisiste dejarlo pasar.
Sí. Para mí el deporte sin valores y el deporte sin principios no es deporte. Lo defiendo, lo he defendido y lo defenderé. Y creo que el nivel de tolerancia con las personas que no se saben comportar en los recintos deportivos ya no tiene vuelta atrás. Yo creo que tenemos que aspirar al cero más absoluto y creo que además la violencia verbal, gestual y física que se ha producido en algunos estadios por parte de individuos de ideología ultra, independientemente de que sea ultraderecha o ultraizquierda, que también los hay, me parece que tienen que ser perseguibles.
Hemos sido muy laxos, hemos sido muy de mirar para otro lado, y creo que eso no nos lo podemos permitir. Tenemos que aspirar realmente a que el deporte evolucione. Y hay comportamientos en algunos fondos que son intolerables, y hay clubes que se niegan a pelearse con los que animan, ellos prefieren un estadio animoso, aunque pase eso, que haya seguidores que con 20 años celebran un gol con el brazo en alto fascista y bueno, y no pasa nada... No, sí pasa, sí pasa porque hay que explicar el significado de las cosas y que eso tú lo haces en Berlín y duermes en un calabozo esa misma noche.
Yo me he peleado mucho con lo de la política, me he peleado porque creo que política es todo, a mí me gusta que los deportistas se mojen, que lo hagan. A mí me gusta que el futbolista se signifique. A mí cuando escucho a un futbolista que se pone de perfil en todo, con todo el predicamento social que tiene, me da pena. Yo creo que la persona que tiene ascendencia social tiene que ejercerla, tiene que formarse para ejercerla.
"A mí me gusta que el deportista se moje, que el futbolista se signifique, cuando escucho que se ponen de perfil, con todo el predicamento que tienen, me da pena"
Y si no la puede ejercer porque no tiene formación, decirlo. Siempre pongo el mismo ejemplo. Yo no me imagino a un republicano no yendo al cine a ver una película de George Clooney, aunque George Clooney sea un demócrata convencido. O al revés con Clint Eastwood.
Creo que tenemos que respetar lo que pensamos cada uno y llegar a puntos de convivencia sabiendo que la ideología forma parte de cada uno de nosotros. Yo lo dije hace muchísimo tiempo, soy lo que soy, lo que pienso. Es verdad que no me significo, porque no me consumen para eso, no soy nadie, pero cuando en el deporte hay ese tipo de ramalazos me da mucha rabia que se pasen por alto.
De cualquier signo ¿eh? Igual que critiqué a los seguidores que hicieron ese gesto también critiqué semanas anteriores al Athletic de Bilbao por permitir que a un alpinista que no se había retractado de lo que había hecho en el Everest con una bandera, una ikurriña en homenaje a los presos de ETA, le hiciesen un homenaje. Creo que el deporte tiene la potestad y la obligación de liderar ciertos valores y no se tiene que esconder.
No creo que sea tu caso, pero es bastante habitual en la sociedad que se pida que se callen a deportistas con los que no compartimos ideas, sean de derechas o de izquierdas. Sólo valen los que dicen lo mismo que piensa uno. ¿Se puede dar esa conversación responsable de la que tú hablas en ese campo de cultivo?
Yo creo que con pedagogía y con mucha insistencia. Hace poco, no me acuerdo con qué asunto, yo creo que era con el asunto de la DANA en Valencia, por el debate que se suscitó ese fin de semana de si se debía o no se debía jugar pedí, clamé, que tenemos que elevar el nivel de respeto y de tolerancia, que lo tenemos muy bajo. Hemos vuelto otra vez a enconarnos, a atrincherarnos y a defender cada uno lo nuestro sin concederle nada al que tenemos enfrente. A mí eso me parece peligrosísimo.
Yo tengo 50 años y certezas y axiomas en mi vida, pues tengo unas pocas. Lo demás dudo. Dudo de cuál es la política perfecta de vivienda. Yo dudo. Dudo de si hay que abolir completamente la prostitución y perseguir al proxeneta y no ser más comprensivo con la situación. Hay muchos asuntos en los que tengo muchas dudas. Te hablo del deporte, te hablo de la vida. Y ver a gente delante que defiende postulados recalcitrantes y yo tengo la razón y todo lo que tengo enfrente no vale... ¿Cómo haces eso? Me parece súper peligroso. Y en esto pasa lo mismo. A mí me gusta muchísimo escuchar a la gente que no piensa como yo. Me encanta, me encanta saber cuáles son sus racionamientos y por qué. Y, por ejemplo, yo que soy una persona de izquierdas, cuando me encuentro a personas de izquierdas sectarias, que tienen una supremacía moral, ¿y eso cómo lo haces? Tú que eres un tío de izquierdas, ateo, iconoclasta, ¿por qué le quieres decir a un conservador, a un liberal o a un democristiano que tu ideología es mejor? Es su ideología, su forma de pensar de enfocar la vida. Y nos pasa mucho, tenemos esa puñetera manía de que pensamos de una manera y si el de enfrente no coincide con nosotros lo minusvaloramos o hacemos como tú me dices, pedimos el silencio. ¿Pedimos el silencio, en serio? ¿Pedimos que alguien que no piensa como nosotros se calle? Ahora, a estas alturas, siglo XXI, flipo.
Esto para la radio es importante, da la sensación de que en eso cada vez somos un poco peores escuchando.
Absolutamente. Yo creo que la involución, voy a hablar de la sociedad española, la involución que hemos tenido en ese sentido es total. Nos aplicamos una sordera voluntaria que es patológica y con la que hay que combatir permanentemente. Creo de verdad que nos atenaza, que nos empequeñece y que además nos hace ver la verdad de forma muy limitada, una verdad muy sesgada. Ya no hay puntos de vista, hay perspectivas y la perspectiva la busco yo, me orillo yo, me escoro yo y además lo hago de una forma chusca. En el fondo, cuando uno no tiene capacidad tiene que mirar y evaluar y reflexionar y pensar por qué publican esto, por qué es así, voy a investigar, voy a esperar. No me tengo que mojar. Yo muchas veces a mis compañeros se lo digo, digo, no te pagan por ser taxativo, no te pagan por ser maximalista, no te pagan por mandar 16 titulares seguidos de una forma machacona, como si estuvieras encima de un púlpito. No pasa nada por reflejar una duda, no pasa nada por ser ambiguo, no pasa nada por ser equilibrado y equidistante con los asuntos, porque no tienes una opinión basada en certezas. Aspiro a que volvamos a reescribir un poco nuestra forma de ser como sociedad y como periodismo.
Dice tu sucesor en Radio Marca, Felipe del Campo, que el periodismo deportivo vive su mejor momento ¿Estás de acuerdo?
Bueno, hemos vivido épocas mejores, lo digo de corazón y no me duelen prendas. Creo que estamos ante una generación súper preparada, creo que hay una generación de periodistas que están en el candelero, que tienen una preparación, una dotación, una formación muy buena y creo que las circunstancias también son muy buenas. Lo que pasa es que el vértigo, la necesidad de la publicitación, el clickbait o el consumo inmediato, nos han hecho que vayamos a un ritmo que no nos permite digerir bien las cosas.
Amén de esto, es verdad, que lo quiero para ya. Oye, que esto necesita un estado de cocción, por todo, porque no me ha llamado la fuente, porque quiero cotejar datos, por mil historias... Además nos hemos encontrado con una bunkerización general que además es ciega. Los clubes cada vez te ponen más trabas, los clubes de fútbol. Incluso a veces también otros que son de deportes que no tienen esa exposición que tiene el fútbol y te encuentras con que ese silenzio stampa les mata.
Pensando esa bunkerización voluntaria de los clubes, ¿voy a dejar de hacer un programa porque tú no me des protagonistas? ¿Voy a dejar de emitir mi informativo televisivo porque tú te niegues a dar información o a dar partes médicos? No, hombre, no. Si tú con el cierre de grifo total pensabas que los medios iban a dejar de hacer deporte, te equivocabas. Con el cierre de grifo total lo que consigues es mayor nivel de especulación, mayor nivel de fantasía, mayor nivel de imaginación, a veces retorcida, y eso es lo que nos pasa a día de hoy.
El miedo que a mí me produce es que teniendo una muy buena generación el periodismo tenga menos calidad, porque el oyente, el lector y que el telespectador lo nota. Cuando yo le decía a un oyente hace 25 años, este es el 11 del Real Madrid, este es el fichaje para el año que viene, lo comentaban 'Han contado en esta radio...'. Ahora ya no, ahora ya el oyente sabe perfectamente que lo que contamos hoy a lo mejor por la tarde lo hemos matizado y que al día siguiente cambia. Y lo tiene naturalizado. Tienen naturalizado que la prensa deportiva a día de hoy afirma cosas que no siempre se cumplen, y en vez de decir, lo quito, ya no lo escucho más, ya no lo leo más porque no me ofrece credibilidad, lo sigo tolerando porque estamos todos más o menos en ese circo, en el circo de que las verdades totales ya no existen, existen las medias verdades, o el a día de hoy, el a día de hoy está esta situación, pero si me la cambian radicalmente lo quito.
"Cuando yo le decía a un oyente hace 25 años que este es el fichaje para el año que viene, lo comentaban: 'Han contado en esta radio...'. Ahora no, el oyente sabe que lo contamos hoy a lo mejor por la tarde lo hemos matizado y que al día siguiente cambia"
Es más, yo me pongo muy nervioso cuando un compañero mío, que se hace de forma habitual, dice 'ya es oficial'. Yo te prometo que hace 20 años esa palabra no se utilizaba. Cuando un periodista publicaba, radiaba, televisaba una noticia, un once, un fichaje, jamás tenía que utilizar la coletilla "ya es oficial", porque era su palabra. Su palabra era la oficialidad a lo que estaba dando. A día de hoy no, a día de hoy tienes que decir, este es el once oficial porque ya al oyente le tienes que recalcar que te lo ha dado el club, o te lo ha dado la entidad, o te lo ha dado la competición. Yo creo que eso nos hace mermar un poquito en lo que somos nosotros, que es en nuestra palabra y en la contundencia de nuestras publicaciones y de nuestras informaciones.
Estás dejando claro que a ti el periodismo te importa, y siempre he pensado que el programa nocturno tiene más de eso, de contar noticias, que el del fin de semana. Además, deja más espacio al periodista para hacer algo propio, es un formato más libre. ¿Te hubiese gustado hacer un programa en la franja de la noche?
A ver, todavía me siento joven, no sé si me tocará, lo que sé es que no me he cansado de hacer el que hago. Yo no me veía con 50 tacos, arrancando trenes, pegando gritos, cantando goles, pero a día de hoy es una cosa que me acapara mucho. ¿Que un día me podré poner al frente de un programa para ser reflexivo y para pintar un lienzo con un folio en blanco? Pues no lo sé, no te puedo decir que sí ni que no. Sé que lo que hago me gusta mucho, me apasiona mucho y es muy difícil que lo deje. Eso sí que te lo puedo decir.
Creo también que en los programas de la noche es verdad que estamos en una desaceleración muy peligrosa. Hace unos años, que sepan los lectores de Relevo, la hora de radio más consumida en España durante muchísimos EGM era la hora de 12 a 1. Era el prime time de la radio. Ahora no, ahora es el de 8 a 9 en las mañanas y en todos los magazines, pero hubo un momento que el consumo radiofónico nocturno era bestial. Hoy no, a día de hoy hay una desaceleración, una desafección, yo creo que es por lo que te contaba, porque los clubes ya no tienen esa necesidad de comunicarse con programas de autor de mucho peso, con los De la Morena, los García, y el oyente radiofónico nocturno se va. O por el fenómeno del Chiringuito o por hastío, ya no se ocupa esa franja con el nivel de contundencia que lo hacía hace unos años.
A cambio ahora existen los podcast, es posible que no se hayan ido tanto los oyentes como que haya cambiado el consumo.
Sí, sí, claro. Hay mucha gente que seguramente el programa nocturno lo escucha de 8 a 9 o de 7 a 9 de la mañana cuando va en el coche, trabajando, no tengo ninguna duda.
¿Hasta qué punto se toma en serio la radio toda la revolución del podcast? En principio la gente de la radio tendría que ser la más capaz para hacer buenos productos, pero tengo la sensación de que muchas veces se usa solo como un contenedor de los contenidos que ya salen en las ondas.
A mí me encanta la radio y creo que la radio tiene dos engagements, que son el directo y la inmediatez, que la van a hacer perdurable a lo largo de los, no voy a decir los siglos, pero sí de las décadas. La radio de directo, la radio de despliegue, la radio de estar donde están las cosas, eso al ciudadano medio le sigue pareciendo una condición sine qua non para la propia supervivencia.
Dicho esto, las radios en España llevan haciendo lo mismo 40 años. Las parrillas no se han movido nada. Nada. Hay un anquilosamiento, porque las cosas funcionan, que a mí me llama mucho la atención. Yo soy un fan de los podcast. Yo ahora escucho más podcast que radio. Creo que la radio artesanal, que es un podcast, manufacturada, hecha con investigación, información, con mimo, con recursos sonoros, es deliciosa.
¿Qué pasa? Que para hacer un podcast bien hecho hacen falta recursos, hace falta tiempo y hace falta personal. Díselo a cualquier director de radio que le vas a quitar a una redacción para hacer una hora o media hora de un producto donde requieres de mucha inversión. Mucha inversión de recursos, de tiempo y hasta económicos.
Yo creo que las radios tarde o temprano tendrán que ponerse las pilas. Creo que Podium Podcast en el Grupo Prisa o nosotros en Onda Cero ahora con todo el trasvase de Sonora, lo estamos haciendo. Tenemos productos que son buenísimos. En Onda Cero gozamos de tener al mejor radiofonista actual en el plantel, que se llama Carlos Alsina, y que tiene un gusto por la radio elaborada exquisito. Tú escuchas el último premiado, que es el del asesinato de JFK, o cómo se proclama la Segunda República en nuestro país con una ficción sonora maravillosa, y dices, 'Dios mío, el poder de la radio es increíble'. Y a mí me gusta mucho, pero creo que, insisto, requiere de muchos medios.
Tarde o temprano nos van a obligar, porque además hay una moda en esto, y cuando se pone algo de moda lo quieren. Hay muchas marcas, muchos clientes, que les dicen, ¿te hacemos una entrevista en radio? 'No, no, yo quiero un podcast'.
Ahora los podcasts están de moda, y como están de moda los podcasts, pues quieren hacer podcast. Pero hay que hacer buenos podcast. A mí una conversación grabada y luego emitida, pues me parece una conversación grabada y emitida. No me parece un podcast. Yo creo que los podcast tienen una serie de ingredientes que te tienen que dejar un poso muy especial. Tienen que tener un trasfondo, una riqueza, una elaboración. Es un trabajo de orfebrería. A mí los podcast chuscos no me gustan.
Hablemos de la competencia. En tu caso es complicado, porque tienes enfrente a la SER, que es una cadena mucho más grande y poderosa que las demás, casi un seguro, y a Tiempo de Juego, la marca más asentada en el deporte y también muy exitosa. ¿Cómo se lleva eso?
Pues con mucha naturalidad, la verdad, y con mucha admiración. He coincidido un par de veces con Dani Garrido, que me parece un profesional fantástico, y con un sonido que es el reconocible del de Carrusel. Creo que hacen un programa, no lo escucho, pero tiene pinta, bien armado. Tengo más relación con Paco, que me parece el mejor en lo suyo, nunca lo he dudado. Paco González es el mejor presentando un programa multicancha y han conseguido que su familia, que es una familia de mucho tiempo y de muchos años, con muchos recursos, tenga esa capacidad sísmica de mover a los oyentes en función de dónde se van.
Y nosotros somos la tercera vía, muy contentos y muy a gusto. Es decir, lo que yo le dije a mi director general cuando me fichó en el 2021 es que yo lo que aspiro es que el oyente de Onda Cero no pique deporte en otros sitios. Aspiro a hacer un muy buen producto que nos guste a nosotros y que guste en la casa, porque si gusta al equipo de deportes de Onda Cero y gusta a Onda Cero como radio, seguramente va a tener el reflejo de la audiencia.
"Lo que yo le dije a mi director general cuando me fichó en 2021 es que yo aspiro a que el oyente de Onda Cero no pique deporte en otros sitios"
No tenemos audiencias tan millonarias como el Carrusel o como el Tiempo de Juego, pero tenemos audiencia muy fiel, con un programa que es muy rentable y competimos con mucha naturalidad, sabiendo perfectamente que son, como tú bien decías dos sonidos y dos productos que están perfectamente engrasados, pero yo creo que sigue habiendo espacio para todo el mundo, y luego hay días que te sale mejor y días que te sale peor.
Luego yo creo también que hay en el sistema de medición un trampeo muy especial. Yo creo que oyentes puros de Tiempo de Juego, de Radioestadio, de Tablero o de Carrusel no hay. Yo creo que el oyente de radio, lo sé por muchas experiencias, dice 'Voy a escuchar un rato al Flaqué en la SER, pero luego para el Madrid me gusta Varela en Radio Marca, y el del Atleti me gusta mucho Hugo Condés en el Radioestadio', y va picando. Y según el partido, que son programas tremendamente largos, pues escuchan un cacho de unos u otros. Lo que pasa es que luego tú, cuando el encuestador del EGM te pilla el lunes, el martes, el miércoles, el jueves, pues tienes que decir por el que más empatía tienes, por el que más simpatía tienes, y cuando tienes productos tan consolidados, en este caso como el Tiempo de Juego, o una marca tan consolidada como la SER, pues tienen ese tipo de ventaja, que yo la asumo.
¿Qué ofrece 'Radioestadio' que no tengan el resto?
Yo creo que nosotros somos los que mayor cintura tenemos, el programa más global, creo que somos menos heterodoxos con el juego, podemos enganchar al oyente que sin ser futbolero sí escucha un programa de radio divertido, entretenido, rítmico, que te hace pasar una buena sobremesa de sábado o de domingo. Creo que somos quizá menos puristas, somos más globales, pasan más cosas.
Luego, yo creo que a nivel de ritmo, por mi forma de comunicar y cómo contagio al resto, sí que somos un programa mucho más vivo, que suena jovial, vertiginoso, que eso en la radio funciona muy muy bien.
Y luego las marcas personales de cada uno. Creo que tenemos al mejor árbitro, a un elenco de grandes narradores y comentaristas, con un público joven. Somos quizá el programa más emergente, con más capacidad para tener cintura, para evolucionar, para sonar igual pero diferente cada fin de semana, donde hay un componente de cierta locura, de cierta improvisación, cuando hay también mucho guión.
A nivel publicitario nos pasa exactamente lo mismo. Nosotros venimos de hacer una publicidad trufada con la información. Yo cuando me pongo al frente del Tiempo de Juego, le digo a los comerciales que yo no soy Pepe Domingo ni quiero serlo, pero sí le quiero decir al cliente que yo no voy a disgregar la información de la publicidad, quiero que el prescriptor que llega aquí vea que el mismo que canta el gol o que entrevista a David Beckham va a hacer su anuncio y además se va a involucrar, porque la publicidad que sale en el Radioestadio es una publicidad que escribo yo, que escribimos nosotros, que locutamos nosotros, que tiene la vigencia de un solo programa, no son folios repetidos. Tú la lees, tú la escribes previamente cada día de programa, la interpretas, la doblas, la tiras al contenedor y al día siguiente haces otra distinta que además la tienes encofrada, insertada, guionizada y que tiene que ver mucho con lo que está pasando. También en eso somos o intentamos buscar la diferencia.
En el ritmo del que hablas son claves los trenes, quizá lo más evidente en la identidad del programa.
Me encanta decirlo porque me encanta reconocer los méritos que no son míos. El tren de Radioestadio nace en el año 96 con José Joaquín Brotons. Cuando José Joaquín Brotons vuelve a reactivar el fútbol de cadena, yo hacía el programa el sábado, él hacía el programa del domingo, se le ocurre esa figura. Estábamos luchando contra el Tiempo de Juego de García y el Carrusel de Paco González, en uno estaba la ronda informativa y en otro estaba la rueda informativa. Y la figura radiofónica que a él se le ocurre para concatenar vagones de partidos que se van enganchando cada 15 o cada 30 minutos es suya.
Es verdad que él hace un año solo ese Radioestadio y ese tren luego ya me lo apropio, pero el tren es una idea que pone en marcha, pone en las vías José Joaquín Brotóns, y es verdad que desde el año 95-96 lo llevo haciendo yo y lo paseado por Onda Cero, por Radio Marca, por COPE y ahora otra vez en casa pero la idea del tren es del Broti.
¿Te preocupan las audiencias? En televisión esto se vive mucho, en el equipo de Cope ha sido claramente algo muy importante. Un producto periodístico que no se consume no vale de mucho.
Absolutamente. Me preocupan. ¿Cómo no me van a preocupar las audiencias? El periodista de cualquier índole y el radiofónico sin duda quiere tener el mayor alcance y que cuando llegas al mayor alcance lo hagas de la mejor manera posible. Te preocupan, efectivamente. ¿Te condicionan? No lo sé.
Los oyentes tienen una capacidad y una influencia que todos tenemos que asumir, pero creo que en general la radio vive en un formato donde el prescriptor, el profesional, marca mucho las pautas y luego el oyente es el que tiene que adecuarse. No hay esa relación tan de influir, tan de modificar. Es la sensación que yo tengo.
Pero claro que me preocupan, me preocupan sobremanera. Y me preocupa la audiencia y me preocupa saber qué es lo que piensa la audiencia y cómo lo vive la audiencia. Y cómo tunear tu programa y moldear tu programa y hacer radio para los oyentes.
Lo he dicho muchas veces, y lo he dicho en algún foro también académico, yo no hago radio para mí. Tengo obsesión por no hacer radio para mí, tengo obsesión por no hacer radio para mí, por no tener la música que a mí me gusta, por no hacer cosas que a mí me gustan, no, no, no.
Es más, hay muchos periodistas radiofónicos que han muerto por hacer radio para ellos. Me da la sensación de que los dos últimos ejemplos de la noche se obsesionaron con hacer una radio que les gustaba a ellos y no les gustaba a sus oyentes. Y yo esa obsesión la tengo, yo tengo la obsesión y se lo digo al equipo todo el rato, hay que hacer radio para los oyentes todo el rato, hay que pensar en ellos todo el rato, no hagas radio a tu gusto, porque si haces el radio a tu gusto, para ti, creo que tienes un problema. Y esa preocupación me lleva a saber todo el rato qué es lo que piensa la gente. Cómo les gusta afrontar el fútbol, si les gusta que cuando juegue el Villarreal, que no tiene tanto tirón, se meta un imitador o no se meta un imitador, o si la suma de pequeñas audiencias te da luego la recompensa, porque tú a lo mejor en el Villarreal-Leganés tienes solo un nicho de audiencia para esos dos, pero yo los intento respetar mucho, dándoles el empaque y el organigrama que tiene el resto de grandes partidos. Ese tipo de cosas me lleva a debatirlo con el equipo, con mis jefes, para saber qué programa y cómo afinarlo, no es un programa que tú digas 'Este soy yo, este es mi formato, este es mi estilo, y el que se quiera subir que se suba y el que no que se baje'.
Comentabas sobre el programa de la noche de Onda Cero, que ha tenido bastante indefinición en estos años, ha cambiado mucho de voces sin encontrar la solución.
Sí, es algo que también desde la no presión te lo puedes permitir. Si tuvieras un dato de audiencia machacón y que te llenara los ojos pues no tienes que moverte, mientras no tengas ese dato que a ti te satisfaga y tú pienses que puedes moverte un poco más para tener unos mayores números, pues es normal que el grupo mire. A mí me llama mucho la atención porque te pones a mirar y no en los últimos cinco años, es en los últimos 20. Por la noche de Onda Cero han pasado Brotons, Iñaki Cano, Ángel Rodríguez, Héctor, Manu Carreño, Jota, ahora Edu y Rocío, antes Aitor, De la Morena... es que ha habido muchos entrenadores, yo creo que es una formulación en la que nos estrangulan en esas dos emisoras. En un caso, el de la SER marcado por la cadena, hay unos datos de las que no baja, yo sigo pensando que en la SER la figura está muchísimo menos de relevancia que la propia marca, y en COPE encontraron la formulación, se encontraron los primeros años con Alcalá, luego pasaron a Joseba y no los terminó de convencer, y ahora con Juanma hasta el liderazgo.
Nosotros seguimos en ese proceso, yo espero que tarde o temprano tengamos una formulación porque, también te digo, no tenemos ese nivel de exigencia de decir, 'o tenemos un programa de noche que nos pite o la cadena se cae'. La cadena tiene grandes comunicadores, grandes equipos, grandes audiencias y un sistema muy estable de tomarte las cosas con reflexión y con calma.
Llevas desde el 95 haciendo esto. ¿Hay algún momento que veas y digas que no lo hiciste bien? ¿Qué cambiarías?
Yo he cometido muchísimos errores, por mi precipitación y a veces por mi manera impulsiva de hacer ciertas cosas. Pues mira, en COPE, por ejemplo, me equivoqué al dejar demasiada influencia en el jefe de deportes en su momento, con aspectos hasta personales que no tenía que haber hecho, porque creo que teníamos un programa muy de afinar. En Radio Marca cometí menos errores como director de Marcador, pero sí como director. Creo que es un cargo al que no me adecué, al que no vestí y que pensaba hacer una cosa y no me fue posible, quizá por mi inoperancia o porque me encontraba en una empresa de papel donde era muy difícil defender una política audiovisual y acabé muy frustrado. De Radio Marca me fui muy frustrado. Y aquí, pues, por ahora no he cometido errores, llevo solo tres temporadas y creo que en esta última etapa estoy más maduro, pero los cometeré, estoy convencido de que los cometeré.
"Creo que en Radio Marca ha habido mucho parcheo, porque es una radio chiquitita, que no deja de ser el apéndice de un mastodonte, y que creo que además cuenta con la penuria de no tener ejecutivos que saben de radio"
La parrilla de Radio Marca ha sido estos últimos años muy heterogénea, con programas como el de Quintana, conviviendo con otros muy distintos como el de Vicente Ortega o Pedro Pablo Parrado.
Bueno, no todos los productos que he citado son míos, quiero decir, a Quintana lo fichamos nosotros, pero no para hacer la tarde. Miguel Quintana viene con su amigo Abel y como prescriptores de Ecos del Balón, y nos piden una oportunidad, una redifusión de sus programas que nosotros les damos en la madrugada y luego a Miguel lo incorporamos a la redacción para comentar partidos, pero no le damos un programa. Miguel hace La Pizarra cuando nosotros salimos, cuando yo salgo de Radio Marca igual que a Parrado, que tampoco lo ficho yo. Creo que nosotros tenemos una parrilla un poco más homogénea, menos heterogénea, pero a mí la heterogeneidad no me da miedo, quiero decir que a mí con perfiles diferentes me parece que tocas todos los palos.
Creo que en Radio Marca ha habido mucho parcheo, pero por lo que te digo, porque es una radio chiquitita, que no deja de ser el apéndice de un mastodonte como el diario, como Marca, y que creo que además cuenta con la penuria de no tener ejecutivos que saben de radio en el establishment, y eso se nota mucho.
Entonces, el parcheo es eso 'Vamos a ver qué pasa, ponemos aquí, ponemos acá'. A mí eso me mataba. Me mataba porque, aunque yo soy un tío muy espontáneo, creo que hay que tener un mínimo de criterio para hacer las cosas. Y en mi etapa de director, cuando fui a confeccionar una parrilla, no quería hacer una parrilla a mi gusto, quería hacer una parrilla al gusto de los oyentes basándome en criterios. En criterios cualitativos, de estudios y opinión, de saber qué perfiles tienen mejor valoración, a quién hay que potenciar, qué público objetivo tenemos delante....
A mí me encanta escuchar a la gente joven y creo que la gente joven es el futuro del medio, pero no quiero diseñar que la media del oyente de radio en España, hoy, de todas las cadenas convencionales, es de 55 años para arriba. Es que no lo digo yo, es que lo dice el EGM. es que la media del oyente de radio es de 55 años. ¿Los echamos?
Hay siempre un abrazo a lo nuevo, creo que nos pasa a todos, y quizá eso puede pasar con Quintana. ¿Qué valoración haces de su programa?
Como sociedad, la novedad nos encanta. A mí me gusta mucho observar lo que tengo a mi alrededor, te pones a mirar productos televisivos, por ejemplo, que han funcionado en el arranque y luego no han funcionado, y todos son así: la primera edición de Gran Hermano, la primera edición de Operación Triunfo... la novedad nos encanta. Como sociedad nos encanta la novedad. Somos, como digo yo, fanáticos de desenvolver, nos gusta más la magia de desenvolver el regalo que a lo mejor luego el regalo en sí
Nos encantan los productos que suenan a nuevo, pero lo que yo siempre defiendo es que luego tenemos que descubrir que no es cartón-piedra. Si el programa radiofónico, si el programa televisivo, lo veo porque es novedoso y luego no me ofrece una continuidad porque no tiene empaque, enseguida lo abandono.
Igual que te digo una cosa, te digo otra. Creo que el público en España es muy exigente con todo lo que le damos y radiofónicamente con el potencial que tiene la radio pasa lo mismo. Hay gente que era portentosa, gaseosa y que empezó efervescente pero sin continuidad, lo paga. Me estoy acordando de Toni Garrido, por ejemplo. Toni Garrido, que es un tío talentoso, pues le dieron un tramo en la SER y empezó, 'Uy, cómo suena de novedoso, qué contracultural', pero luego aquello no fraguó, la gente se dio cuenta de que el programa era muy inconsistente, que no tenía ritmo y duró muy poco.
La pizarra de Quintana me parece que es un muy buen producto que va a un nicho muy concreto, que tiene un problema con el nicho de Radio Marca porque no es tan fanático de ese tipo de análisis puramente futbolístico panenkista. Los datos de audiencia son muy limitados, no tiene más audiencia La Pizarra de Quintana que cuando estaban Vicente Ortega o Paco García Caridad en Intermedio. Ahí están los datos porque yo los conozco, no tiene más audiencia. Tiene una audiencia fiel, que es de un público más joven que tarde o temprano mola incorporarlo insisto, a un medio que tiene 55 años de media. Creo realmente que ese tipo de producto funciona porque no engañan yo hablo de fútbol, del juego de la esencia del juego y es lo que defiendo, y lo defiendo con mucha personalidad como hace todo el equipo de La Pizarra Miguel, Nahuel y Adrián Blanco, así que yo les deseo mucha suerte que se la merecen.